Ningún personaje de Neon Genesis Evangelion me pertenece, pero usaré algunos de sus personajes para hacer este fic sin ánimos de lucrar con ellos.
Notas: este es mi primer fanfiction y lo inauguro con una pareja que me encanta desde hace mucho, muy extraña, por cierto. No espero que me vaya de lo mejor, pero ojalá les guste. Serán varios capítulos, sin orden alguno, en donde me centraré en la relación amor-odio entre Mari y Asuka y nada más. Los capítulos pueden leerse por separado como si fueran pequeños one-shots. De antemano, gracias por las lecturas.
Paredes de sal
Miedos en el tejado
Mari trazó círculos con su dedo índice en la piel descubierta del brazo de Asuka. La respiración acompasada de la pelirroja la hizo sentir segura en el límite que estaba sobrepasando con esa pequeña acción de afecto, y no es que le tuviera miedo a la princesa despierta, tan sólo que así, con la chica dormida, podía demostrar que la quería en serio, y no pretender aquella pose idiota y fastidiosa que se enmarcaba todos los días para que Asuka le permitiera el paso. Si pensaba que nada era verdadero, los sentimientos de Mari estaban a salvo. Pero dormida ella no se daría cuenta que los años juntas habían hecho el efecto que siempre temió. ¿Cuántos años durmiendo en la misma habitación? ¿Cuántos ya desde la primera vez? ¿Cuántos años mirando por el tejado del otro edificio, viendo los mismos miedos desenredarse hasta ella? Un «Te quiero» perdido, mil abrazos atorados, el «Te amo» resguardado en aquella caja fuerte que juró no abrir.
Mari suspira poco a poco, escribiendo en una libreta imaginaria el itinerario de su vida, porque sabe que volverá a dormir en ese lugar, volverá a caer, caer, caer; y no hará absolutamente nada para remediar aquel fugaz abrazo que surge sólo en la clima del éxtasis que se rompe en Asuka y ella, en ocasiones, en noches negras, olvidadas, cansadas…
A la mañana siguiente se revolverá el cabello, se pondrá las gafas y verá la realidad, verá al otro lado y no habrá nadie, pero el insano calor que despide Asuka, su Asuka, su princesa, seguirá consumiéndola de vez en cuando, poco a poco, levemente para aprovechar su agonía. Pasarán los días, a veces las semanas, y su princesa la ignorará, otras la tratará como una idiota, pero llegará el día en que escuche la puerta abrirse, siempre llega; unos pies se deslizarán hasta ella, sentirá un cuerpo enredarse en el suyo y unas manos calientes que surcarán el inicio de su vientre y se detendrán estoicamente sin pretensiones. Sólo entonces Mari volteará y se dará cuenta que es ella, la pelirroja con el ceño fruncido, amenazante ante cualquier palabra que salga de su boca. Mari va a sonreír en dos segundos, pero antes de terminar de disfrutar el momento, un cuerpo la invadirá tajantemente. Sabe muy bien cuánto pesa, la ha sentido miles de veces sobre ella, vibrando en una sintonía casi mágica que le cala los huesos, le entumece la lengua, le rompe la cordura. La poca que le queda. Illustrious morderá el anzuelo, ¡ah, el anzuelo que ha esperado sin embargo! Volverá a trazar círculos, volverá a sonreírle al beso que Asuka le da sin compasión.
Todo ocurre tan deprisa, ella nunca es capaz de determinar el momento exacto en que la ropa huye, salta, corre y termina en el suelo, a metros de distancia. Nunca sabe tampoco en qué momento ella se incorpora y se encuentra tan felizmente saboreando los gemidos que inútilmente esconde Asuka cuando le muerden el cuello y la lengua de Mari baja, se posa, y humedece abajo… Más abajo. Mari piensa, acepta, que esos momentos son los que ama, cuando Asuka va en su búsqueda y se deja hacer y deshacer. Normalmente ella es la que acosa, la que bromea, la que grita y salta para obtener la mirada de su princesa, normalmente nunca logra nada que no sea una mala palabra, un golpe, un reclamo. Pero estos momentos… estos eran los que había buscado toda su vida. Y la mirada, esa que le brindaba Asuka en ocasiones, aquella que la confundía y que la había dejado diez años de su vida interpretando sin tener respuesta alguna.
Abre los oídos, escucha el silencio de la habitación, amortiguado por la respiración acelerada de Asuka, y sonríe para sí. No se mueve, ni un milímetro, quiere escucharla, quiere escucharla decir que la quiere de cualquier forma, es tanta su desesperación, que prefiere perder el momento —como antes ya ha pasado— a no escuchar la voz de Asuka pidiendo más de ella. La pelirroja se retuerce, resopla, Mari sabe que pierde la paciencia. La mira a los ojos y recibe una reprobación que se le mete en el alma y le duele, pero la esconde dentro y la olvida. Asuka tenía que enterarse un día que tenía sentimientos.
—Tendrás que…
—No —. Arremete Asuka y hace el esfuerzo vano de levantarse, no va a pedirle nada a Mari, nunca lo ha hecho, nunca lo hará. No piensa hacerlo.
—Asuka… —. La toma de las manos, la detiene, la inmoviliza. Sólo ahí la llama por su nombre—. No te vayas, no quieres hacerlo.
—No rompas esto entonces.
Mari sabe que hablan de ese pacto que nunca se dijeron en palabras, ese que se estructuró desde la primera vez que estuvieron juntas. Nadie debe sentir. Nadie debe siquiera rememorar esto, cuando amanece, nada pasó.
—Vale… Sólo quería…—. Intenta excusarse, pero los labios de Asuka la envuelven, le quitan el aliento.
Vuelve a su trabajo, el fantasma del tejado le recuerda sus miedos mientras se desliza sobre las sábanas hasta llegar a las piernas entreabiertas de su «compañera». Se quiebra en pedacitos, hoy no escuchará tampoco un «te quiero».
Si les gustó, pueden pedirme shots del anime que prefieran, siempre que sea temática yuri (¿?). Trataré de escribir sus propuestas, pero no prometo que sea de lo mejor :s
Hasta la próxima~
Noa
