Hace muucho tiempo, una inocente criaturita con sed de sangre y de Invasor Zim, encontró una serie que le gustó mucho llamada Liga de Super Malvados, y le encantó tanto que decidió que alguien debía hacer un crossover de ambas series... Pero cuando nadie la escuchó, decidió tomar el asunto en sus propias manos (ahora garras doradas) y decidió que sería ella la que reuniría ambas series en un fanfic.

y aqui están.

Este fanfic no tiene pairing especifico, lo que significa que si estas leyendo esto y quieres un zadr, puedes ver un zadr; si quieres ver a Frogg con Amenaza, adelante, y si de plano no quieres saber nada de parejas, este fic es asexual para ti. Lo dejo a dispocisión del que lo lea.

y como ya se imaginarán, no me pertenece NAAAADA! Invasor Zim es propiedad de Viacom (buuuuu) y de Jhonen Vasquez (YAIIIII! :D) mientras que L.O.S.E es propiedad de Nerd Corps. (aqui no hay rencores)


Cerca del centro de la Tierra, en una metrópolis sobrepoblada, sobreexplotada y sobrevalorada como tantas en el planeta, un extraterrestre en su base trabajaba en algo que si no supieras qué es, verías una pistolita de agua. Debido a que recientemente había puesto un amortiguador de sonidos en el techo, era probable que su robot estuviera haciendo una mega fiesta en la planta alta y él jamás se enteraría. Pero particularmente hoy todo estaba silencioso. Ni siquiera el alien hablaba, solo trabajaba. Su computadora, feliz de tener al menos un rato sin los escandalosos chillidos de su amo, jugaba solitario consigo misma. Por cierto, iba ganando.

De vez en cuando Zim levantaba la mirada y veía fijamente la pantalla frente a él, que mostraba a un chico de trece años, alto y delgado, que caminaba en círculos, se detenía a anotar algo, se tiraba a la cama, se caía al suelo, se mordía el labio, resoplaba y volvía a caminar en círculos, todo eso sin dejar de hablar solo. Esa cámara en el cuarto de su peor enemigo también había sido reciente, el extraterrestre aun sentía cañangas ñangas (y no las del tipo bueno) cuando recordaba la noche que se coló al cuarto del investigador paranormal a colocar la cámara, y el chico pronunció su nombre… dormido. Y no muy molesto que digamos.

Pasó una hora más, y aparentemente nada había cambiado; Zim seguía absorto en su invento, la computadora en su juego y Gir arriba haciendo quien sabe qué cosas. El alien levantó la mirada de nuevo, justo cuando acababa de calibrar su invento, demasiado absorto aún para gritar victoria, para ver a su enemigo por última vez antes de lanzarle el rayo que saldría de la pistola que acababa de calibrar, mismo aparato que, con suerte, lo mandaría a otra dimensión, pero algo no estaba dentro del plan…

Y es que al levantar la mirada no encontró al chico en cuestión. Revisó la habitación con su cámara, antes de darse cuenta de que estaba realmente vacía, momento en que llamó a su computadora, con la voz ronca de no haber hablado en más de cinco segundos.

"Computadora…" empezó y cambió de idea rápidamente "dile a Gir que venga."

La computadora "hhmmmmeó" y en menos de tres segundos (lo que para Zim seguía siendo mucho tiempo) apareció su robot cubierto de algo rojo que podía ser cátsup, sangre o lipstick.

"Gir" demandó su amo "Eso… eso es sangre?"

"No lo sé!" Replicó el robot, riéndose.

"Como sea. Gir, estuviste arriba, no es así? No viste entrar a El Di… el cabezón que huele a cachorrito?"

"No ha entrado nadie más que cerdo y cerdo huele a queso porque comió nachos antes de venir. Yo quiero nachos!" Gir gritó

"Entonces no está aquí…" murmuró el alien para sí mismo. "Computadora!" Gritó y su computadora se sobresaltó por el grito "Ubica la locación actual del saco de carne, ahora!"

Pasaron unos segundos en los que su computadora buscó y él tamborileaba los dedos furiosamente contra el tablero. "Y bueno?" preguntó Zim de malas. Computadora carraspeó, nerviosa.

"Bueno, el humano llamado Dib está… Justo detrás de usted."

Zim ahogó un gritó y ni siquiera alcanzó a mirar atrás, porque alguien lo jaló con fuerza contra el piso, de espaldas, por lo que no podía usar su Pak, sólo podía gritar groserías en Irken y español, mirando con odio a su enemigo humano, que sonreía con maldad, sentado encima de él.

"Suéltame, asqueroso humano!"

"Nunca! Por fin conseguí que los Ojos Hinchados vinieran a mi casa a examinar mi evidencia y la mejor evidencia que tendré serás tú, Zim! Te amarraré a una mesa y grabaré tu disección! O mejor dicho… Biopsia!"

"QUITATE DE ENCIMA BESTIA TERRÍCOLA! Gir, ataca!" Gritó el irken.

"Sí amo, obedezco" Gritó Gir con la voz grave y los ojos rojos, haciendo el saludo naval. Corrió y corrió… pero en la dirección equivocada. El robot chocó contra la pared opuesta a donde su amo luchaba por su vida, cayó y se desmayó.

Dib sacó sus esposas de quien sabe donde (las mismas que dormían aliens y que jamás había podido probar antes) y las acercó peligrosamente al irken, lentamente para disfrutar un poquito más los grititos ahogados de su asustado enemigo, y la forma en que se retorcía tratando de escapar de él, y de sus esposas, y de la muerte en general.

"Computadora, activa el rayo interdimensional y dispara YA!" Gritó Zim como último desesperado recurso, e intentó alejarse de un salto antes de que fuera demasiado tarde (la palabra clave aquí es "intentó"). La computadora tomó la pistolita con un brazo robótico y disparó.

Xxx

Dib sintió como si tomaran su estómago y lo jalaran hasta sus pies, y una luz cegadora le obligó a cerrar fuertemente los ojos, mientras algo lo zarandeaba de aquí para allá, en un remolino. Con un último tirón, cayó sobre algo incómodo y todo se volvió oscuro.

Cuando despertó, intentó recordar dónde estaba, sin atreverse aún a abrir los ojos. Estaba acostado en un lugar incómodo, y olía levemente a basura, pero no tanto como el basurero de su ciudad (ese charco inmundo de desechos tóxicos y elefantes). A través de sus párpados, con un color carne subido, veía una luz brillante que igual y era el sol, pero que clase de sol brillaba tan intensamente? Y quemaba su piel, incluso a través de su ropa negra, un sol sofocante pero a la vez tan abrigador… Nada que ver con el clima nublado y frio de su ciudad.

Dib abrió lentamente los ojos y ahogó un grito. No estaba en su casa, aunque ya lo sospechaba. Y ciertamente no estaba en su ciudad.

Era un basurero. Pero uno increíblemente limpio, en un mundo de colores suaves y sin bordes definidos, el cielo era azul, pero no se veía plástico o antinatural como en su ciudad, no parecía que estuviera dibujado por un artista maniaco e insomne, todo era más real.

Era el paraíso, Dib concluyó.

"Eso es!" Dijo "Ya me morí y estoy en el cielo… Un minuto, si ya morí, quién defenderá a la Tierra de Zim? Supongo que Gaz tendrá que hacerlo… Ya sé! Si estoy muerto, entonces estoy con los muertos, no tengo que tratar de resucitar a Dee como la otra vez porque ella debe estar por aquí… Huh, recuerdo que a papá no le hizo mucha gracia que intentara resucitarla… En fin." Dib suspiró, hablando solo como toda la vida, y siguió viendo el cielo un rato más, sólo un poco más…

Y se quedó dormido.

Despertó cuando le llegó el aroma más fuerte que había olido en toda su estadía en ese paradisiaco basurero. Olía a perro y a pelo quemado. A perro quemándose. Y el olor llegó acompañado de algo, seguramente un perro, que gruñía y gemía, y su fétido aliento de carne cruda y sangre le llegaba tan cerca, que el chico se tensó, y empezó a temblar. Desde el incidente de la mortadela Dib les tenía miedo a los perros.

El animal empezó a babearle, y Dib abrió un ojo, para ver los colmillos más grandes y filosos que había visto en su vida, colmillos que podrían arrancarle la cabeza como si el investigador paranormal fuera un osito de goma. Y eso sólo lo tensó más. Temblando, el chico se había quedado quieto, esperando que el perro se aburriera y se fuera, pero no lo hacía. Pasaron unos segundos (horas para Dib, el investigador paranormal que podía dar su vida entera en una pelea contra un extraterrestre de una raza mil veces más avanzada que la suya, pero que le tenía fobia a los perros) y de repente sobre los gruñidos se elevó una voz casi angelical para el chico cabezón, una voz amable que dijo:

"Apocalipsis, aquí estas! Oh, y tienes un amigo, que lindo…."

Dib abrió los ojos para ver a su salvador (y dueño de esa aberración que se hacía llamar perro) Y era un tipo grandote y pelirrojo, apenas unos años mayor que él, con aspecto bonachón, ropa verde, un antifaz, y pinta de héroe.

"Hola" dijo sonriendo "Lamento si Apocalipsis te asustó, es bruco, a veces…" y mirando al animal murmuró "Perro malo, malo…" Después una enorme mano enguantada de café que contrastaba con la pálida y casi femenina mano de Dib lo levantó sin esfuerzo.

"Esa cosa es un perro? Y se llama Apocalipsis?" preguntó Dib, intentando recordar si esa cosa amarilla aparecía en sus libros de extraterrestres.

"Sí, un perro" Replicó el otro, sonriendo.

Hasta Gir parecía más perro que eso…

"Eso no es un perro. Seguramente es un extraterrestre infiltrado. Deberías deshacerte de eso ya!"

El otro sonrió, pero sin burla, una sonrisa como las que nadie nunca le dirigía al cabezón y Dib se preguntó si en ese lugar la gente era amable.

"Al único que muerde es a Frogg. Te le pareces un poquito, pero no creo que te muerda. Y no es un extraterrestre. Ni yo. Me llamo Amenaza." Dijo el pelirrojo y estrechó la mano del forastero, preguntándose de donde venía esa cosa tan paliducha y delgada pero con unos ojos dorados y determinados que le recordaban a un amigo suyo.

"Yo soy Dib. Investigador Paranormal." Replicó Dib "Tú no te ves tan amenazante…"

"Bueno, es que no sabes quién soy. Soy de la Liga De Súper Malvados, un villano." Dijo Amenaza, muy ufano. "Pero no eres el primero que dice que no soy amenazante… Mis amigos me lo dicen todo el tiempo."

"Los únicos villanos aquí son los extraterrestres que intentan dominar la Tierra como Zim pero ahora que morí, no podré detenerlo…" Suspiró Dib de mala gana, odiando el haberse rendido ante el otro. Y de semejante manera.

"Estas muerto? Pareces un fantasma. Lo eres, Dib?"

"Esto no es el cielo?"

"Estamos en Ciudad Metro. Bienvenido" Dijo Amenaza, sonriendo.

"Aquí no está mi mamá, entonces…" Dijo Dib, ligeramente desilusionado.

"Buscas a tu mamá? Yo puedo ayudarte a encontrarla…"

"No" Replicó Dib "Busco a Zim. Lo has visto? Es un extraterrestre de la raza Irken. Es bajito, tiene ojos enormes, antenas, no tiene ni orejas ni nariz, habla gritando y es megalomaniaco."

La mirada de Amenaza (sin pupilas) se iba iluminando mientras el chico cabezón describía a su enemigo.

"Claro! Ya sé a quién buscas!" Lo interrumpió el pelirrojo, sonriendo abiertamente. "Pero prefiere que lo llamen Voltar…"


Admitanlo, muy dentro de sus pegajosos organos les gustó. Y si no... pues qué demonios, dejen de leer y todos seremos felices!

Siendo ligeramente principiante en LOSE, si cometi un error vital, corrijanme. Si mi error fue en IZ pues... alguien mateme, no merezco seguir viva, matenme! ;-; PERDON AMO! PERDONAME! *muero*

Si les gusto, comenten, si no tambien, pero esos comentarios no pueden ser ofensivos. Den el respeto que piden.

y si si les gusto... pues los adoro! :3