Saigo ni Shinu Mono || Ekō
- ¿Hoe? -
- ¿Sucede algo, Sakura? - inquirió Kero, tomando una vasta cucharada de la rebanada de pastel de crema que había traído su padre esa tarde.
Ella parpadeó unas veces, para cerciorarse de que no fue idea suya.
Ambos estaban sentados junto a la ventana, disfrutando de la brisa nocturna que traía algo de confort para las calurosas tardes de Agosto.
Las cigarras sonaban desde el atardecer, con un ulular melancólico, marcando el próximo fin del verano. Sin embargo, eso no impedía a Sakura tener una rebanada fría de sandía frente de ella, que le habían regalado a su hermano en el trabajo para refrescarse.
En lugar de centrarse en la pieza de fruta, o en cuanto podía meterse comida a la boca Kero sin preocuparse, estaba más entretenida con la mente en blanco, observando las estrellas y cerrando los ojos con una pequeña sonrisa cuando la brisa agradable deseaba hacerle una visita hasta esa ventana en su cuarto.
Los últimos momentos los había utilizado para hundir la cuchara en la sandía y sacarla de nuevo, sin ser consciente de la acción mientras miraba el cielo sin mucho ahínco.
Entonces, vio una estrella desaparecer.
Al principio pensó que había... ¿titilado? , pero ya no la vio más.
- Uhm...- dirigió su mirar a Kero. - Vi una estrella solo...desvanecerse. ...¿Las estrellas hacen eso? ¿Solo desaparecen?
Hubo una pequeña sonrisa socarrona que contrastaba con el ceño fruncido de su pequeño guardián.
- No es algo de lo que haya oído hablar antes.- admitió, tomando un trozo de la fresa en su rebanada, alegremente.- Sé que les gusta hacer mucho ruido cuando ya no quieren estar ahí.
Sakura ladeó la cabeza, confundida.
Entonces, ¿qué había sido aquello?
-Pero…-
-Oye, Sakura…-
-¿Mmm?-
-¿Te vas a comer eso?- Dejó de contemplar el cielo para dirigirse de nuevo a Kero. Se había acabado ya toda su rebanada de pastel y tenía algo de crema en las comisuras de la boca. Apuntaba a la sandía que Sakura había hurgado sin tomar bocado.
-¡Qué glotón eres! ¡Te va a hacer daño!-
-Pero tengo hambre.-se levantó caminando hasta el plato con la fruta.- Además, ¿no es la sandía para celebrar días como estos de verano?
-Eso no quita que estés comiendo más de la cuenta.-
Tratando de que Kero no comiera como el usual glotón que es, el asunto fue olvidado esa noche de Agosto calurosa, dónde las cigarras ululaban.
