TIEMPOS MODERNOS
By Mavalu
Capítulo 1
Emma ensanchó involuntariamente sus fosas nasales al resoplar. Se sentía tan cansada que la sola presencia de Garfio en Storybrook había colmado su, ya de por si, escasa paciencia.
- ¿Vais a dejar que me levante o debo esperar a que aplaquéis vuestra ira?
Una oleada de rabia provocó que Emma removiera con fuerza la rodilla que tenía apoyada sobre el pecho de Garfio. Si lo dejaba sin respiración al menos conseguiría que se callara unos instantes. Necesitaba pensar.
- Demostradme que sois una mujer de bien, Swan – dijo con dificultad – dejad que me levante.
Ella le lanzó una mirada furibunda y en contra de lo que deseaba hacer en esos instantes, le liberó el pecho y se incorporó, permitiendo que él primero se sentara y finalmente se pusiera de pie. Emma tuvo que levantar la barbilla para mirarle directamente a los ojos ¿Realmente era tan alto?, pensó ¡Diablos! Por unos instantes se sintió intimidada por su mirada de color azul intenso pero se recuperó con rapidez.
- No me miréis así, ya se que no confiáis en mi. No necesito que ratifiquéis vuestros pensamientos con miradas tan elocuentes. - manifestó con convicción.
- No me toques las narices, Garfio – masculló ella entre dientes - ¿Qué haces aquí?
Él la miró a los ojos unos instantes y esbozó media sonrisa.
- ¿Me creeríais si os dijera que deseaba encontrarme con vos?
- Ni en un millón de años – le espetó ella con desprecio.
- Tanto rencor incide directamente en mi maltrecho corazón, princesa – respondió colocándose la mano en el pecho, como si le doliera.
- No me fastidies, Garfio. Tú no tienes corazón – exclamó Emma con desdén – no se puede dañar lo que no se posee. Y no soy una princesa – añadió.
- Bueno, eso depende del punto de vista de quien os mire, ¿no creéis?
Su mente tardó unos instante en darse cuenta de que lo que acababa de oír era un cumplido y se quedó tan sorprendida que su rostro no pudo más que reflejar lo que sentía.
- ¿Acaso soy el primer hombre que es sincero respecto a vos? - insistió
Emma consiguió deshacerse de su estado transitorio de estupidez y reaccionó por fin dando un paso atrás para alejarse físicamente de él.
- Ya basta. No me interesa el motivo por el cual has venido. Quiero que te largues.
Garfio dio un paso adelante.
- No es tan sencillo
- Si es tan sencillo – replicó Emma, levantando la barbilla con altivez – das media vuelta y te largas por donde has venido.
Él se rascó la barbilla con la mano derecha como si considerara su proposición y tras unos instantes, agachó ligeramente la cabeza, acercó su rostro temerariamente a la mejilla de Emma y habló en un tono de voz casi imperceptible.
- No, no lo es.
Tras oír sus palabras, ella experimentó una oleada de calor que recorría de modo ascendente su columna vertebral, se puso colorada y su respiración se tornó herrática. Sin embargo, a pesar de la presencia perturbadora de Garfio, su mente necesitaba pensar y analizar la situación. Dio otro paso atrás, respiró hondo y metió las manos en los bolsillos del pantalón para controlar las ganas que tenía de soltarle un puñetazo en la mandíbula.
- Os necesito Emma Swan. Necesito de vuestra sabiduría, experiencia e inteligencia para aprender a moverme en este mundo al que vos llamáis "moderno" y evitar que el cocodrilo me mate. Aquí me siento vulnerable.
- ¡Venga ya, Garfio! - exclamo Emma – tú solo quieres vengarte de Gold
- No he dicho lo contrario – convino él – pero, y que conste que me molesta admitirlo, os necesito.
Ella le observó el rostro detenidamente en busca de ironía o sarcasmo pero no halló nada de ello. Parecía extrañamente sincero. Sin embargo no iba a dejarse engañar fácilmente, un pirata siempre era un pirata.
- No voy a ayudarte, Garfio. No formare parte de tu maquiavélico plan para destruir a Rumple. Hay demasiadas vidas en juego.
Él levantó la barbilla claramente contrariado y la observó con altivez. Tras unos instantes de reflexión, habló.
- De acuerdo – concedió – tan solo ayúdame a integrarme en Storybrook y ya me encargaré yo mismo de mi gesta.
Emma arqueó una ceja mientras consideraba su proposición y finalmente asintió.
- Esta bien, pero necesitarás un sitio donde alojarte. Lo mejor es que te quedes donde la Abuelita.
- No creo que mis doblones de oro sirvan como moneda en este lugar, Swan – comentó con tono despreocupado.
Se le pasó por la cabeza ofrecerle su casa pero no creía que a sus padres les hiciera ninguna gracia tenerle como huésped aunque solo fuera temporal. Las otras opciones no parecían viables. Arrugó el entrecejo visiblemente contrariada y se mordió el labio inferior.
- ¿Acaso estáis pensado en alojarme en vuestra morada? - preguntó divertido - ¡Vaya! ¡Eso sí que es una sorpresa!
Ella le dirigió una mirada furibunda y levantó el dedo índice, señalando amenazadoramente su rostro.
- ¡Callate, Garfio!, dudo que haya nadie en esta ciudad que desee tenerte bajo su techo pero no dejo de pensar en que no te puedes quedar en la calle, aunque lo merezcas. – dio un paso atrás y relajó el semblante - Creo que si convives entre nosotros cabe la posibilidad de que tus deseos de venganza se aplaquen o, al menos cambies de parecer respecto a ello.
- Vuestra repentina confianza en mi capacidad de adaptación y mejora me conmueve gratamente, Swan.
Ella arqueó una ceja.
- No confío en ti, tan solo espero que aprendas a ser civilizado.
Él esbozó media sonrisa
- Lo tomaré como un cumplido - y le hizo una reverencia que quedaba totalmente fuera de lugar en un entorno tan actual por lo que Emma, para evitar que llamara aun más la atención por su presencia, lo cogió del brazo y lo obligó a seguirla hasta su casa.
Continuará...
