Hana

By: Minamo

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Se encontraba recostado en el césped, con sus pequeños brazos y piernas extendidas. Miraba al cielo, le gustaba mucho.

Le gustaba ver esas cosas esponjosas que se desplazaban ahí arriba, tenía ganas de comérselas, se veían deliciosas. Alzó sus manitas y empezó a abrirlas y cerrarlas tratando de alcanzarlas, pero no pudo así que se resignó.

Con sus grandes ojos negros observaba todo a su alrededor, todo era grandioso. Fijó su mirada en un gran árbol que se encontraba frente de él, de repente vio una bola de pelos caminando encima del árbol, tenía una gran cola, diente grandes y pequeñas patitas, se veía muy esponjoso. Al pequeño rubio le dieron unas ganas enormes de jugar con esa cosa, y si era posible, de probarla. Sonrió.

Se sentó y gateó hasta el árbol, era muy grande. Una cargada salió de su pequeña boca. Buscó con la mirada a la "bola de pelos" pero ya no estaba, hizo un puchero

¡Él quería jugar con eso!

Se quedó sentado.

Movió su pequeña nariz, una hoja que cayó del árbol le hizo cosquillas, empezaron a caer más hojas, haciendo para él un gran juego.

De repente, escuchó que gritaban su nombre, era su madre.

- ¡Hana! – gritó la mujer de larga cabellera rubia.

El pequeño se apoyó del árbol y se puso de pie, dio unos cuantos pasos para llegar hasta su madre pero cayó sentado, el pañal amortiguó la caída. La joven madre sonrió y se sentó en el pasillo que daba vista al jardín donde estaba su hijo, lo estaba esperando, él tendría que venir caminado.

- Vamos Hana, levántate y ven aquí -

Hana extendió sus brazos, llamando a su madre para que lo cargara, pero ella no hizo caso.

- ¡No señor! Caminado, yo no te voy a ir a buscar – lo regañó.

El rubio trató de ponerse de pie, pero cayó de nuevo. Lo intentó dos veces más, pero no pudo, frunció el ceño.

-Tienes que intentarlo, tú puedes – lo alentaba

Hana se quedó ahí sentado, no tenía ganas de intentarlo de nuevo, mejor que ella lo viniera a buscar.

-¡Que flojo eres! Igual a tu padre... - le reprochó.

-¡Qué! ¡¿Yo que?! – su padre apareció en el pasillo, con una gran sonrisa en el rostro, se veía que estaba cansado, siempre entrenado.

-Que Hana es igual de holgazán que tú...-

-¿Por qué lo dices?- sonrió y se sentó a lado de su esposa

-Porque quieren que lo carguen.

El joven castaño rió de nuevo y empezó a llamar a su hijo para que se acercara, pero no hizo caso.

-Vaya, vaya... ya se como vendrás – la rubia sostuvo su barbilla con dos dedos y un sonrisa de malicia se asomó en su rostro – que tal si te doy esto...- sacó de tras de su espalda un biberón lleno de jugo de naranja, al pequeño se le iluminó el rostro y extendió sus manitas para que se lo dieran.

- No te lo voy dar si no vienes hasta aquí... -

¡Va! Mamá tramposa, era demasiado bueno como para ser real. No se movió se quedó sentado, de todos modos tarde o temprano irían por él y le darían su jugo.

-Tan pequeño y tan orgulloso, igualito a ti Annita – abrazó a su esposa, ella sólo frunció el ceño.

-Bueno Hana... - le quitó la chupeta al biberón – si no quieres venir, tu padre se tomará el jugo... - sonrió.

¡Trampa! ¡Trampa! ¡No era justo!

Hizo un puchero.

Miro a su papá quien estaba apunto de tomarse su jugo... ¡No lo podía permitir! ¡Era su jugo no de papá!

Apoyo sus manitas en el piso y lentamente se fue poniendo de pie ¡Lo había logrado!, caminó hasta sus padres, ¡Pudo hacerlo! ¡Era el mejor!

Se acercó a su padre y moviendo sus manitas pedía que le dieran lo que era suyo. El castaño accedió a la petición de su hijo, le colocó la chupeta al biberón y se lo dio.

El rubio estaba fascinado, se acostó de nuevo en el césped y empezó a beber su sagrado jugo, volteó a ver a su madre que tenía una enorme sonrisa de triunfadora.

Bueno había perdido una batalla pero no la guerra, la próxima vez él ganaría.

Continuara... o Fin... no se, depende.

Nota: Estaba viendo el comercial de 'Don't worry be Happy! Be Huggies! (8)' y me dieron ganas de hacer el Fic, además de que me muero por Hana, ¡Los bebés son lo mas lindo de este mundo! ¡Los adoro!

Cya!