Boring no exist

Bueno, mi nombre es Yoh Asakura. Soy moreno, pelo corto, ojos negro azabache, delgado y normal de estatura.

Antes vivía en Japón, pero me tuve que mudar a América, debido a…a que mis padres no les gustaba Japón y querían venirse aquí a vivir.

Así, sin razón aparente, me separan de mi vida, de mis amigos, llevándome a territorio desconocido.

Y, aquí estoy, preparándome para mi primer día escolar en EEUU.

-Yoh, hijo, que te vaya bien-me dijo mi madre.

Pues no será por culpa vuestra. Salí mosqueado sin despedirme de mis padres. Como conocía el camino, fui yo solo. Recordé el camino que seguí cuando me lo enseñaron. Era un instituto normal y aburrido, sin nada interesante.

Cuando llegué, fácilmente encontré secretaria, y allí me dieron mi horario. Actualmente estoy en 1º de Bachillerato, y según este horario, estoy en el grupo C. Al parecer estaba en lo alto del edificio, que tampoco era demasiado alto, unas tres plantas y un ático.

Cuando al fin llegué, toqué y pasé. Todos me miraban con ojos como platos, y era temible.

-¡Tú eres el nuevo! ¿Verdad?-me preguntó el profesor.

-Sí-le asentí.

-Bien, clase, atended, este es un nuevo alumno venido de Japón. Por favor, haz el favor de presentarte a la clase.-me pidió el profesor.

Yo me puse delante de la clase, viendo como esos ojos me observaban, parecían búhos.

-Me llamo Yoh Asakura. Sólo quiero deciros una cosa, lo que haya pasado en mi vida, no le interesa a ninguno de vosotros, así que no preguntéis.-les advertí. No tenía ganas de responder preguntas cotillas.

En realidad no soy así. Estoy cabreado. En mi casa era feliz, aunque no tuviese amigos. Todos, incluido el profesor, se me quedaron mirando extrañados.

-Eh…siéntate-me dijo el profesor. –Ponte al lado de Hao.-me indicó sentarme al lado de un chico parecido a mí. Pero él tenía el pelo largo y los ojos negros azabache, igual que yo.

Toda la clase se me quedó mirando. Podía ser porque me estuvieran analizando, pero no creía que ese fuese el caso.

-Amidamaru…-susurré, y mi espíritu acompañante apareció.

Por eso les dije que no quería que preguntasen nada, porque soy un chamán, y por eso en Japón no tenía amigos.

-Quiero que veas porque la gente está farfullando-le susurré, y después fue a informarse.

Las clases eran igual de aburridas que en Japón, eso seguro. Finalmente tocó el timbre de la clase, y Amidamaru vino a verme.

-Amo Yoh, al parecer, sólo es porque el chico con el que te has sentado es como decirlo…el popular. Al que le salen bien las cosas, pero actualmente no deja a nadie que se siente con él sino es por orden del profesor, y puesto que no hay sitio, digamos que le ha tocado con el antipático de la clase-me informó.

-¡Qué suerte!-suspiré con ironía.

Las otras dos clases se me pasaron deprisa, pero no atendí, os lo puedo prometer. Finalmente llegó el recreo. Al no tener ni un solo amigo, me senté en un banco yo sólo. Pero, estando tan tranquilo, unas chicas delante de mí aparecieron, y parecían cabreadas.

-¿Qué queréis?-les pregunté.

-Venimos a advertirte, nuevo. Ni se te ocurra acercarte a Hao.-e dijeron las chicas.

-¿Quién es Hao?-pregunté.

-No te hagas el tonto. Como no te mantengas al margen te arrepentirás.-me amenazaron y se fueron.

Al irse ellas, unos cuatro chicos y una chica se pusieron en frente mía.

-¿Estás bien?-me preguntó uno con el pelo azul.

-Sí, no me han hecho nada.-les dije.

-Perdónalas, todas las pijas son iguales-me indicó el Peliazul.

-¡No las soporto!-gritó uno de pelo morado.

-¿Por qué me han dicho que me apartase de ese tal Hao?-pregunté.

-Es el súper popular, aunque no se lleva bien con nadie. Todas las chicas, y chicos quieren ligárselo, menos nosotros, somos el grupo rebelde. Hao es bueno en los deportes, listo, guapo…prácticamente el sueño de cualquiera, y se parece a ti, un poco.-me dijo la chica.

-No tengo intención de hacerme amigos bordes-les dijo.

-Y, además, nosotros somos los bichos raros de la escuela. Sabemos que tú, puedes ver fantasmas, al igual que nosotros-me dijo el chico bajo.

-¿Vosotros también?-pregunté sorprendido.

-Bienvenido al club-me dijo un jamaicano.

El jamaicano de llamaba Chocolove, y su espíritu era un tigre llamado Mic.

La chica se llamaba Anna, y tenía dos shikigamis, Zenki y Koki, y era una Itako.

El chico de pelo morado se llamaba Ren, y su espíritu era un guerrero chino de 500 años, llamado Bason.

El chico bajito era Manta, y su espíritu era Mosuke, el mejor amigo de Amidamaru.

El chico Peliazul se llamaba Horo-Horo, y su espíritu era Kororo.

Y yo, Yoh Asakura, y mi espíritu Amidamaru, un samurái de 600 años.

Me lo pasé bien hablando con chicos de mi edad y que me entendiesen, me estaba empezando a gustar el cambio. Pero, lastimadamente, volvió a tocar el timbre para entrar en clase. Por suerte, mis amigos nuevos y yo estábamos en la misma clase. Ahora nos tocaba E.F. La profesora era una vieja amargada.

-Bien, chicos, los trabajos de práctica y demás, se realizarán por parejas, que yo misma seleccionaré para ayudar a la convivencia. Me sé los nombres y me he aprendido las parejas contando con el nuevo, así que no intentéis engañarme-nos advirtió. –Bien, Anna Kyokama con Juan Kei. Ren Tao con Horokeu Usui. Manta Oyamada con Chocolove MCDonalds. Hao Asakura con…-dijo la profesora.

-¡Qué no me toque a mí!-pensé.

-Con Yoh Asakura-dijo la profesora.

-¿Por qué a mí?-pensé.

-Te acompaño en el sentimiento-me dijo Horo.

-Sólo págame mi funeral-le dije.

No fue tan mal, ni yo le hablé a él, ni él a mí. Si permanecíamos así, no merecía la pena preocuparse.

Lo peor que me quedaba en mi vida eran las notas…y mis padres. Los odiaba. Siempre se iban de viaje por placer dejándome solo. Al menos me dejaban dinero.

Cuando volví a casa, como sospeché no estaban. Habían dejado una nota sobre la mesa.

"Hijo, sé que es difícil, pero tu padre y yo tenemos que viajar mucho. Pero, ahora deben acompañarnos unos compañeros nuestros al trabajo. Estaremos fuera tres meses, te hemos dejado dinero de sobra, así que no te preocupes por eso.

Para que no estés solo, los compañeros nuestros tienen un hijo de tu edad, así que se irá a vivir contigo, puesto que en realidad, los padres no paran de viajar, y no tienen sitio estable, así que se irá contigo, así podrás tener un amigo.

Como la habitación de matrimonio está ocupada por los objetos de la mudanza, hemos puesto otra cama en tu cuarto.

Por último, espero que os llevéis bien, cuando leas esta nota, estará a punto de llegar. Recuerda que te queremos mucho hijo.

Besos

Mamá y Papá"

Nada más leer la nota, la tiré a la basura. A esto no se le podía llamar amor. Trayéndome a un niño desconocido a mi casa, y teniendo que compartir cuarto con él, cuando mi cuarto es sagrado.

De pronto tocaron el timbre.

-¡Voy!-grité.

Pero, cuando abrí la puerta, me encontré con la persona que menos deseaba encontrar. Hao Asakura.

-¿Qué haces aquí?-pregunté.

-Mis padres me mandaron aquí-me dijo. Era la primera vez que escuchaba su voz, era muy masculina.

-Bienvenido a mi desgracia de familia, pasa.-le invité a pasar.

-Tú tampoco te llevas bien con tus padres, ¿eh?-me comentó.

-Los odio-dije.

-Yo también odio a los míos. Me han sacado de mi casa injustamente-me dijo.

En el fondo creo que nos entendíamos.

Capítulo 2: ¿Por qué a mí?

Por suerte, el día siguiente era sábado. Yo en estos días hacía el vago. Además, así me acostumbraba a la situación de que Hao, el popular de la escuela y la persona a la que no debía acercarme vivía ahora en mi casa por orden de mis estúpidos padres.

¿Por qué a mi?

Me levanté muy tarde, y cuando bajé, me encontré a Hao viendo la tele.

-Buenos días-le dije.

-Buenas-me respondió.

No nos decíamos demasiado, lo suficiente para sobrevivir, decidimos turnarnos para las tareas y demás. El plan no era malo. Me cogí una naranja, y me senté en el sofá.

-¿Te gustan las naranjas?-me preguntó con cara de asco.

-Sí, están muy ricas-le dije.

-Uff, que gustos tienes.-me comentó.-Hablando de cosas repulsivas, ¿Qué pasa con las pijas? Me pareció ver que te amenazaban en tu primer día.

-Y así fue. Me dijeron que no me acercara a ti, o que lo pagaría, pero ya ves-le dije con una sonrisa.-Ironías.-le dije.

-Dejalas, son todas igual de estúpidas.-me dijo.

-Aunque te persiguen muchas chicas, no tienes novia….que envidia-le comenté.

-¿No te has fijado?-me preguntó.

-¿Fijarme en qué?-pregunté.

-Déjalo.