DISCLAIRMER: Ni Bleach ni sus personajes me pertenecen, son propiedad de Tite-Baka-Kubo, menos el fic que fue creado por esta cabeza que pronto necesitará terapia XD.

Dedicado a: Al Shinomori, por haberme alentado, e inspirado con su dedicación.

La fórmula.

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Buscando por la vida andaba yo
La fórmula que nunca se inventó
Y ahora que dejé ya de buscar
Mirá vos donde te vengo a encontrar

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Era un día con frío, con expectativas de ir con bufanda, en la estación de tren de la ciudad de Osaka, sin nieve ni viento, aun que igualmente era invierno. Se encontraba sentado en el banco, sobre la plataforma de espera, con un sueño de los mil demonios, y el maldito tren que no llegaba para que logre, al menos, dormir algo de las siete horas y media que tenía por trayecto.

¿Por qué su prima no cumplía años mañana? ¡¿Y dónde estaba el imbécil del novio de la mencionada?! Se irguió mejor en su lugar de reposo, y lo buscó con la mirada. Rápido lo encontró, y su palma terminó golpeando su propia frente. ¿Qué era lo él hacía?

Un muchacho pelirrojo, que llevaba el cabello en una cola alta, y encrespado, según el mejor amigo de ambos que no había podido ir, parecía una piña, y con varios extraños tatuajes en serie, caminaba de un lado a otro, hablando solo y moviendo sus manos de forma extraña. Su nombre era Renji Abarai, y como él, tenía veintidós años.

¿Pero por qué hacía eso? ¡Lograría un pozo en el suelo!

— ¡Renji! —Exclamó, con su voz áspera y gruñona—. ¿Qué estás haciendo?

El mencionado, suspiró, frenando todo lo que hacía—. ¿Cuál crees que sea la mejor manera?

— ¿Mejor manera de qué?

—De proponerle matrimonio.

Ahora entendía por dónde venía el tema. Sonrió, burlón. No imaginaba que a Tatsuki le llamase la atención el que se arrodillen frente a ella. Suspiró ante la ignorancia de su amigo ¿No era él su novio? —. Sólo díselo.

El pelirrojo bufó, y comenzó a dar vueltas y vueltas nuevamente. Él fregó uno de sus ojos, bostezando seguidamente. Necesitaría un café o iría mal. Se dio la vuelta, con la plena intención de ir en busca del mismo, y chocó abruptamente con alguien. Pudo haberlo ignorado, pero ese alguien había caído al suelo, y era una mujer.

— ¡Lo siento! —Había dicho ella, y él la ayudó a levantarse, luego de decir simplemente que tenga más cuidado, la rebasó y siguió su camino a la cafetería que había en la estación. Sus ojos se cerraban. No debió acompañar a su tío la noche anterior al bar. ¿Pero cómo negarse ante semejante amenaza de futura violencia? Ese hombre era una bestia, ignoraba cómo era que tenía esposa y una hija, aun que aceptaba que esa mujer era peculiar también.

Apariencia dulce por el inusual rosado de su cabello y rojo de sus ojos, detalles que la pequeña había heredado, e interior demandante, increpador.

Llegó a la cafetería y pidió el café. Mientras, ella, lo observaba desde el lugar del pequeño incidente. Él era realmente apuesto. Aun que parecía amargado por cómo la había tratado. Ni un 'no es necesario disculparse, fui yo el desconsiderado'. Aun que, tenía que admitir que esa clase de hombres no le simpatizaban mucho (pues siempre eran unos interesados), por algo él le había llamado la atención. Además, ojos azules y cabello de igual color, no le sentaban para nada mal.

Siguió su camino también, en busca de su billetera para pagar su boleto, era por eso que se había llevado por delante al peli-azul, y ahora parecía que en verdad no estaba. Frenó sus pasos y volteó, ciertamente desesperada. Ella la estaba sosteniendo al chocar, y como en su bolso no estaba…

El color verde le llamó la atención, en el suelo, a varios pasos, se encontraba la misma. Se acercó hasta allí, tomándola entre sus manos, aliviada. Pero le sorprendió que a unos centímetros, haya otra, oscura, de cuero. Sujetó esa también, y buscó con la mirada a quien podría ser el dueño, abriendo la misma al medio, intentando encontrar identificación.

—Grimmjow Jeagerjaques… —leyó, en voz alta, y ahí mismo había una pequeña foto de aquel sujeto con el que había chocado. Lo buscó, dando una vuelta sobre sí misma. Miró la hora, y alarmada corrió a la ventanilla de boletos. Luego de eso la regresaría—. Quiero un pasaje hacía la prefectura de Tochigi, Karakura, si es tan amable —El sujeto asintió, tecleando en la computadora, mientras ella volteaba, intentando buscar al hombre.

—Señorita —le llamó, y regresó su atención al boletero—. Sólo quedan libres un par de lugares compartidos ¿Está bien?

—Estoy realmente apurada, dije que llegaría a las diez de la mañana y serán la una de la tarde —El sujeto rió de buena gana, y pronto volvió a teclear.

—De acuerdo, sus compañeros serán el cuarenta y dos, cuarenta y tres, y cuarenta y cinco.

— ¿Ha dicho compañeros? ¿Varones? —Aquella idea podía parecerle bastante mala. No solía llevarse bien con muchos hombres, derecho, terminaba en disputa con ellos, por mismas razones de antes (interesados) o porque algunos eran simplemente idiotas.

—Sí, ellos han venido hace algunas horas en busca de los lugares.

— ¿No hay otro? —Pidió. Él sonrió y asintió, comenzando a buscar de nuevo, para que justo sonara una campana y una voz anunciara 'El tren con destino a la prefectura de Tochigi arribará en pocos minutos', y el sonido, a lo lejos, pero que supo distinguir a la perfección, del tren sobre las vías, hizo que suspirara—. Creo que ese estará bien —recibió el boleto, y sólo dio un par de pasos lejos de la cabina cuando el tren llegó.

Tomó asiento en el lugar asignado, observando que aun no llegaba ninguno de los mencionados compañeros. Se sintió aliviada cuando pasaron algunos minutos y nadie aparecía a reclamar asiento, quizá se habían ido y olvidado volver. Pero entonces escuchó un par de voces discutiendo, que llegaban a sus espaldas.

— ¡Te digo que estaba en mi bolsillo!

—Pues, debiste equivocarte, ya viste que no.

— ¡La perdí, imbécil!

—Al menos llevabas el boleto en el otro bolsillo.

Llegaron esos tres muchachos donde ella, y sintió que el aire le faltaba, y que la suerte la estaba esquivando o persiguiendo, así de contradictorio. El mismo dueño de la billetera de cuero, y dos de sus amigos, tomaron asiendo frente a ella, el mencionado y el pelirrojo, mientras que a su lado un moreno de ojos verdes, a quien supo reconocer enseguida.

— ¿Cifer-san? —Los tres quedaron en silencio, y el mencionado dirigió una mirada evaluativa a la muchacha—. ¡Sí! Eres tú, el novio de Orihime-chan. Soy Neliel Tu Odelschwanck, su mejor amiga.

Las miradas azul y negra, que terminaban de discutir entre sí, miraron al moreno con sorpresa ¿Así que finalmente había comenzado una relación con la bella e inocente Inoue?

—Te recuerdo —asintió el mismo—. Anoche estuviste con nosotros hasta las cuatro de la madrugada.

— ¡Sí! No pensé que se me haría tan tarde, ya voy muy retrasada al cumpleaños de una amiga, Orihime-chan no pudo venir por su trabajo —un nuevo asentimiento, y los otros dos se sintieron ignorados—. Pero no entiendo ¿van a Karakura o hasta una de las paradas?

Grimmjow la reconoció apenas, ignorando por completo la conversación ajena. El sueño estaba matándolo ¿cómo no se acordó apenas la vio, sino? ¡Sólo pasó un minuto! Y Renji la miraba extrañado, aseguraba, alguna parte de su cabeza, que la conocía de otro lado. ¿Sería ella la amiga que su novia le había mencionado, hace un par de meses, que iría a su cumpleaños y que además era muy unida a Inoue también?

—Oye, Odelschwanck —le llamó el pelirrojo, a lo que ella le prestó atención, con una simple sonrisa amigable. Repentinamente la idea de tener compañeros varones le había dejado de parecer tan mala—. ¿Te diriges al cumpleaños de Tatsuki Arisawa?

— ¡Sí! —Asintió, en parte enérgica, y en otra parte con temor. Sabía que su amiga la acribillaría por no haber llegado en el horario acordado—. ¿Eres su novio? Ella me dijo que tenía pinta de delincuente.

Y las risas de hicieron oír, de parte del peli-azul, que llegó a entender eso a la perfección, y también de algunas personas que se encontraban en asientos contiguos—. ¡Eso no es cierto! —Exclamó indignado el Abarai.

Neliel rió divertida, contagiada de su propio chiste, y cuando prestó atención al muchacho junto a Renji, reconociéndolo, se dedicó a levantar su bolso del piso y tomar la billetera que había encontrado—. Sí, Grimmjow, eres tú sin duda alguna —alegó, y él la miró con una ceja en alto, sin entender, hasta que descubrió su pertenencia en las manos ajenas, la cual pronto estuvo en las suyas, siendo inspeccionada, en busca de que no hiciera falta ningún papel importante. Pudo haberle gritado en ese momento que era una ladrona, pero por razones desconocidas (el cansancio que sentían sus ojos) simplemente acomodó la cabeza en su lugar y ocultó la mirada azul tras los párpados.

La muchacha no le prestó atención, comenzando a comprender que él no era de las personas que solían agradecer. El silencio reinó durante el resto del viaje, ahora en comodidad, ella sabía que a partir de ese momento esos tres formarían parte de su mundo, pues ya estaban en él antes de que supiera.

Continuará…

Este fic sólo tendrá tres capítulos ;) Perdonen, pero no tengo tiempo para mucho más e-e

El próximo será el más largo de los tres. Lamento que no sea de mis mejores trabajos XD pero cuando la idea vino a mi cabeza, simplemente tuve que escribirla.

¡Gracias a los que leen! :D

¿Me dejan un Review? ¡Cuídense mucho! Bye-bye n.n