Aquí os traigo... esto. Aún no tengo una opinión clara sobre esta historia (no sé si la odio o la amo, soy así de bipolar), así que vengo a traérosla y ver si me tiráis tomates o huevos. O ambas cosas.
Van a ser varias partes cortitas, os adelanto. Y bueno, en realidad espero que os guste :). Comentarios siempre bienvenidos, ¡un saludo a todos!
−¿Contrassssseña?
Un nuevo suspiro a sus espaldas. Él, no obstante, no le prestó atención.
−Loki es tonto.
−Incorrecto...
La luz que había aparecido en medio de la enorme puerta dorada se disipó, dejando el pasaje de nuevo en penumbra. Por suerte, las llamas de sus antorchas lograban que, al menos, no se encontraran en completa oscuridad.
−Eres idiota, ¿lo sabías? −bufó Loki poniéndose entre él y la puerta mágica−. ¿Era necesario?
−La culpa es tuya, me has puesto nervioso. Estaba a punto de descubrir la clave.
−Ya, seguro que sí.
Loki le dio la espalda y comenzó a inspeccionar la puerta de cerca, deslizando sus dedos sobre los complejos relieves y trazados. Las piedras preciosas que la adornaban brillaban por la luz del fuego, haciéndolas parecer mucho más brillantes de lo que eran en realidad.
−¿Qué intentas hacer? −preguntó colocándose a su lado.
−Cállate, Thor.
Thor resopló y se alejó de la puerta. Llevaban más de media hora en aquel pasadizo rocoso sin ser capaces de abrir lo que parecía ser la entrada a un misterioso pasillo.
−Tendríamos que haber girado a la derecha...
−Loki, no voy a discutir otra vez eso.
−...pero no, el poderoso y arrogante Thor debía tener la última palabra. «¡A la izquierda, Loki! ¡Es el camino correcto...!».
Todo había dado comienzo después de perder al resto del grupo, cuando una manada de draugar los había sorprendido en la oscuridad. Al verse solos, sin conocer su ubicación ni la del resto, habían optado por recorrer la caverna en busca de una salida. Pero el tiempo había pasado y pasado sin que hubieran obtenido ningún resultado, y cuánto más avanzaban y torcían por distintos pasillos, más perdidos se encontraban.
La puerta había aparecido de la nada, literalmente, mientras avanzaban sin rumbo. En medio de la roca se dibujó la línea que delimitaba su contorno y, segundos después, una imponente puerta dorada se había materializado. A Thor le había inspirado confianza desde el primer momento, pues le recordaba a las puertas del palacio de Asgard. Loki, por el contrario, no poseía el optimismo de su hermano.
−No la golpees −murmuró Loki cuando Thor volvió a aproximarse, sin molestarse en levantar la mirada de los símbolos de la puerta.
−¿Has visto algo? −quiso saber, maldiciendo a Loki por haber adivinado sus intenciones.
−No −reconoció el joven hechicero, incorporándose−. Deberíamos continuar.
−De ningún modo. Hay que entrar.
−¿Y cómo piensas hacerlo, si se puede saber?
Por toda respuesta, Thor alzó su martillo.
−¡No! −exclamó Loki, atrapando el brazo de su hermano.
−Dame un segundo y la haré pedazos...
−¡Idiota! ¡Es una puerta mágica! −gritó Loki, exasperado−. ¿Quieres que nos mate a los dos?
−¡El hijo de Odín no teme a una puerta!
−Pues debería −Loki soltó su brazo y se echó el pelo hacia atrás−. Haz el favor de escucharme, por una vez en tu vida, bárbaro. No tengo ningunas ganas de quedarme en el rincón más olvidado de Nidavellir contigo. Así que vas a olvidarte de la dichosa puerta y a seguir caminando para encontrar al grupo.
Thor escuchaba a Loki con la mirada fija sobre la puerta. Sabía que su hermano no estaba realmente enfadado con él, que sus hirientes palabras se debían al nerviosismo que lo atacaba por encontrarse completamente perdidos en un mundo desconocido. Loki no solía acompañarlos en los viajes a los que Odín los mandaba, al fin y al cabo sus ocupaciones eran distintas a las de los guerreros asgardianos. Pero, puntualmente, el Padre de Todos requería la presencia de un hechicero entre sus hombres, y Loki, como su hijo adoptivo y uno de los mejores brujos del reino, se había ganado ese puesto. Thor sabía que su hermano era muy bueno con su magia y sus conocimientos, pero no había lidiado en toda su vida con situaciones como aquella. Para Thor, aquello era su vida. Salirse del plan, actuar por instinto.
−Espera −dijo Thor alzando la voz cuando Loki echó a andar por el pasadizo−, ¿no tienes curiosidad por lo que hay detrás?
−No −mintió Loki dándose la vuelta, con su antorcha en alto−. Y ahora, sigamos.
−¿En serio? −Thor sonrió−. Una puerta mágica cuyos símbolos son desconocidos para Loki, el dios del engaño... ¿Y él no siente curiosidad por ella?
Loki suspiró, fulminándolo con la mirada.
−Basta, Thor.
−¿Y cuál será esa contraseña de la que habla? −Thor se giró hacia la puerta, seguro de haber hecho que Loki reconsiderara la situación−. Si es una magia que tú no conoces, deberíamos pensar quiénes la conocen...
−Elfos −murmuró Loki, acudiendo a su lado−. Quizá enanos, incluso.
−Intentémoslo de nuevo −propuso Thor haciendo volar su dedo índice hacia la piedra de color ámbar que presidía la formación.
−Oh, Thor, otra vez no...
Mientras Loki utilizaba su mano libre para taparse el rostro de forma resignada, Thor pulsó la piedra. La puerta brilló una vez más, haciendo que todo el pasillo quedará iluminado por completo. La serpiente tallada en la madera se removió y los observó, haciendo vibrar su venenosa lengua
−¿Contrassssseña?
−Eh, bestia, te ordeno que nos dejes entrar.
La serpiente se deslizó por la madera, como si tratara de decidir si eso contaba como respuesta o no. Finalmente, repitió:
−¿Contrassssseña?
−¿Ves esto? −Thor alzó su martillo a la altura de los ojos de la serpiente−. Esta es mi contraseña, maldita criatura.
−Thor...
−Y ahora abre la puerta antes de que te haga pedazos −gruñó el guerrero, haciendo caso omiso a las advertencias de su hermano.
La mirada de la serpiente estudió atentamente el arma con la que Thor la amenazaba antes de sisear:
−El hijo de Odín no sssssabe lo que pide...
−No te estoy pidiendo nada, te lo estoy ordenando. Abre la puerta.
−Thor, sabe quiénes somos...
−Claro que lo sssssé, Laufeyssssson... Sssssé muchasssss cosssssasssss, pero sssssobre todo sssssé que no queréisssss entrar... Ahora marchaosssss...
−Vámonos, Thor −le pidió Loki, tirando de su brazo.
−¡No! −Thor bufó y señaló a la serpiente con el Mjolnir−: Escúchame, criatura del Helheim, porque no te lo diré más veces: o abres la puerta o...
Con un estruendoso sonido, la puerta comenzó a abrirse lentamente.
−Sssssaluda a Hela de mi parte, Diosssss del Trueno...
Cuando la puerta terminó de abrirse, un nuevo camino rocoso apareció al otro lado.
