Estaba cansado de ser engañado por cuanta persona conociera. Siempre era él el afectado, pero esto fue la gota que rebalsó el vaso. Ver a su chica con otro ya era mucho. Pero como cobarde que era, salió corriendo sin pedir explicaciones, guardándose toda la pena, como siempre lo hacía. Estaba harto de que le trataran como un tonto, y si para que eso dejara de ser así debía de cambiar su actitud, lamentablemente tendría que hacerlo. Camino por todo el centro de la ciudad, tienda tras tienda, sintiendo que al estar rodeado de gente le podría ayudar un poco, siguió mirando pero sin observar del todo hasta que su mirada se fijó en una alfombra de una tienda bastante llamativa... se acercó a ella, la tocó, la sintió y en cosa de segundos se encendió, las llamas iban en aumento y poco a poco fue agarrando la alfombra de al lado y así en unos minutos media tienda estaba envuelta en llamas. Luego los gritos, que nadie podía vivir en paz? era un incendio, sí. Pero no había nadie en la tienda... y lo peor, lo miraban a él. Sí, porque un montón de gente se empezó a convocar en el lugar observando las llamas y a él con cara de asombro, sorpresa y hasta de burla. Y qué diablos tenía que ver él? La policía llegó y la señora que atendía empezó a apuntarle desesperadamente a él mientras que los bomberos le empujaban a un lado para apagar el incendio. Los policías lo tomaron por los brazos y lo revisaron, luego le juntaron las manos por atrás y escuchó lo que eran unas esposas.
- Nombre.
- eh?
- su nombre, no se haga el gracioso.
- Yo... Yoochun.
- Yoochun, tienes derecho a permanecer en silencio, cualquier cosa que digas será en tu contra.
Genial, ahora lo habían arrestado por estar viendo una alfombra de colores.

****

Estaba oscuro y había solo una mesa que estaba débilmente iluminada, tras ella había un hombre de aspecto cansado y que miraba fijamente al joven que tenía al frente.
- Ya sabes que todo esto es bastante complicado aunque por aspecto nadie sospechará, eres joven, muchacho -el hombre lo seguía mirando- nos eres muy útil en estos casos... ya sabes, tu eres especial, igual que al que estamos buscando, no nos defraudes, Changmin.
- Como diga señor -el chico se estaba por ir hasta que el mayor le inquirió
- Espera. Sabes a dónde te tienes que dirigir?

- Claro, me tengo que hacer pasar por estudiante, vivo a cuadras del colegio y nadie más vive conmigo. Voy en tercero de secundaria y debo concentrarme en tener la amistad de el objetivo, no?
- Muy bien. -ya le iba a dejar ir cuando infirió- Muchacho... algún día... nos perdonarás?
- No. -y el chico salió azotando la puerta.

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Se estaba mirando en el espejo, ahí estaba él. Todo estaba bien. Su pelo estaba bien. Sus ojos estaban bien. Su boca, su nariz, sus manos... todo estaba bien. Por qué todo cambiaba súbitamente? Siempre estaba cambiando... por qué? Y ahí va de nuevo. Sus ojos empezaron a agrandarse adquiriendo un color verde azulino y su pelo pronto empezó a decolorarse para pasar a un rubio platinado. Su cuerpo se empezó a curvar y luego de unos segundos el espejo reflejaba una linda chica. Estas cosas le sacaban de quicio... ya no quería ser alguien más. Por qué no podía ser sólo el mismo?. El despertador empezó a sonar escandalosamente mientras el chico lo apagaba perezosamente. Esos sueños ya eran tan recurrentes que muchas veces prefería no dormir. No soportaba la idea de ser otro. Se levantó y se miró al espejo como todas las mañanas lo hacía, para comprobar si era el o la persona que se había convertido en el sueño. Ah porque claro, noche a noche era alguien diferente. no vaya a ser que se encuentre con su 'doble' en la calle, ahí si que le da un ataque de esos fuertes. Se bañó, se vistió y se peinó. Su cabellera era una de las cosas que le llenaba de orgullo y se la peinaba cada vez que podía haciéndole cuanto arreglo pudiera. Y en eso se le fue la hora cuando se dio cuenta que en menos de diez minutos su clase empezaría y echó la carrera al colegio esquivando cuanta cosa se le aparecía en el camino hasta que su destreza se derribó cuando lo que realmente derribó fue a un hombre que iba por el camino.
- Lo siento mucho! le lastimé? -lo levantaba tratando de disculparse- realmente estaba muy atrasado y--
El tipo no tenía más de sus 24 años y le sonreía abiertamente. Si no fuera porque él realmente sabía ocultar bastante sus emociones, ya estaría fantaseando, pero se controló y le devolvió la sonrisa.
- Realmente lo siento! - el muchacho consultó su reloj y pegó un salto- ay no! ya se me hizo bastante tarde!!
- No pasa nada... -interrogó su nombre indirectamente
- Jaejoong! -dijo al aire mientras se iba corriendo.

****

El mayor le observó mientras el chico se iba y se percató que el cuello de su camisa estaba totalmente arriba. Ese chico realmente tenía prisa. Se concentró y lentamente aquel cuello fue bajando hasta quedar en su lugar. Misteriosamente el también iba en esa dirección pero con menos prisa. 'Será que...' siguió caminando y se encontró que al lugar que iba estaba ya todo cerrado, pero se podía dar el lujo de llegar atrasado ya que era nuevo y tenía para una hora y media más. Ese era su primer día como profesor y realmente estaba ansioso. Entró y se dirigió a la dirección donde le esperaba la comitiva de secretaría.
- Así que usted es el nuevo profesor de educación física. Señor...
- Jung Yunho, un gusto.

- Igualmente.-le respondió un hombre de avanzada edad mientras le inspeccionaba sobre los anteojos- bueno, sus clases comienzan dentro de una hora y media, si gusta puede recorrer el colegio mientras tanto, debe de empezar a sentirse en su ambiente y conocer.

- Con su permiso -inclinó su cabeza despidiéndose de los señores y se fue a recorrer el colegio, pero antes de salir de dirección echó un vistazo a una serie de horarios que estaban apilados en el escritorio vacío de la secretaria. Le tocaba con el Tercero del salón 201-A.
- Tercero A... 201... -murmuró y salió de la dirección.

****

A través del el cristal podría observar como una pandilla de mal agestados se defendían como podían de la policía jurando inocencia cuando su aspecto decía lo contrario, más allá unas mujeres lloraban con niños en su brazos. Era toda una escena. Al principio estar rodeado de delincuentes y asesinos se le hacía escalofriante pero fue cosa de costumbre ya que su trabajo requería relacionarse con ellos y gracias a muchos de ellos tenía su vida asegurada. Bastaba con que alguien le amenazara para llamar a sus clientes y ex-clientes, delincuentes y asesinos todos, para cortar con la amenaza. Por que sí, esto era bastante parecido a la mafia. Te metes con uno, te metes con todos. Así que si te metes con el abogado, te mueres.
- Listo para un nuevo caso? -dijo entrando un policía dejando caer a un chico esposado frente al escritorio del abogado. Se giró y observó al muchacho. Le examinó su aspecto, ropa y todo lo que puede dejar ver si el chico era un ladrón, drogadicto o mafioso. Pero no, no mostraba nada de eso.
- Qué se supone que hiciste?
- Yo no hice nada!!
- eso es lo que todos dicen -el abogado rodó los ojos y se dejó caer en su asiento frente al chico- dime, que se supone que paso entonces?
- Se 'supone' que incendié una tienda
- ahhh... encontraron pruebas? -dijo mirando al policía que lo había traído
- ehhh... pues... no.
- Cómo? -dijo parándose bruscamente de su silla- entonces qué hace acá?
- es que era el único que estaba presente cuando se quemó la tienda...
- Ah sí claro... y cómo demonios provocó el fuego, ah? con los ojos?
Se produjo un profundo silencio. Yoochun se preguntaba lo mismo. Cómo diablos había incendiado esa tienda?