Increíble; simplemente...increíble.
Allí, sentado en la cama de su amigo–rival, Naruto Uzumaki estaba a punto de sufrir un colapso nervioso.
Eso...no podía ser posible. Debía de ser un sueño, ¡una horrible pesadilla de la que pronto despertaría! Abofeteó su rostro repetidas veces, hasta que sus mejillas quedaron rojas e hinchadas.
El pánico incrementó.
¿¡Por qué demonios no despertaba!?
El cuerpo a su lado comenzó a moverse lentamente, probablemente despertaría en cualquier momento.
¡Mierda!
Si el dolor en su espalda baja no fuera insoportable, ya estaría corriendo en círculos por toda la habitación, completamente desesperado. Intenta salir de la cama; desgraciadamente sus piernas estaban entumecidas y ni hablar del punzante dolor en su jodido culo.
¡Mejor ni siquiera pensar en lo que quedaba de su orgullo masculino!
—Oye...
Silencio.
—¿A dónde crees que vas, idiota?
—Lejos de ti, maldito bastardo violador —escupe el insulto con todo el rencor que puede sentir en ese momento; el cual no es mucho, ya que la humillación lo consume.
Sasuke alza una ceja; su rostro se mantiene tan inexpresivo como de costumbre.
—¿Violador? —repite—. Yo sólo respondí a tu pregunta —con un leve ademán, señala el pequeño objeto de látex, tendido a un lado de la cama.
El rostro de Naruto se vuelve pálido en un abrir y cerrar de ojos.
Oye, Sasuke, ¿sabes qué es un condón?
—Ahora cállate y vuelve a dormir —sin pudor alguno, los fuertes brazos del moreno envuelven al impactado rubio—. Por cierto, la próxima vez probaremos uno con diferente sabor, ¿crees que exista uno con sabor a tomate? —pregunta él, tranquilamente. Naruto le escucha, con una expresión vacía en su rostro...
¿Escuchan eso? Es el orgullo masculino de Naruto Uzumaki haciéndose trizas.
