La fan del FrUk vuelve con otro de sus fics, tiene un poco de FACE famiy, que es otra cosa que en serio amo.
Espero les guste leerlo como me gusto a mi escribirlo.
Capítulo 1
La vida en Sharon, un pueblito del estado de Connecticut era en serio tranquila o por lo menos lo fue hasta que un día mientras que los niños estaban haciendo plácidamente sus dibujos en el prescolar y la paz estaba reinando en al salón.
Bueno, la paz reino hasta que un niño rubio de ojos azules, le sacara un crayón a otro niño que estaba sentado cerca de él y que tenía el mismo color de pelo y ojos pero con el pelo bastante más largo y un poco rizado. Eso lo enojo y provoco una pelea que termino con la maestra separándolos y el director llamando a los padres.
Uno de esos padres era Arthur Kirkland, profesor de literatura de la secundaria y escritor de novelas románticas en su tiempo libre, que no era mucho. Escribía bajo el seudónimo de Susana Jones, por ser su tipo de novelas algo que no se supone un hombre pueda escribir.
Él era un inglés que se había criado en una granja en las afueras de Londres y vivió ahí hasta que se mudara a Nueva York para estudiar en una buena universidad, habiendo podido estudiar allí por una beca que había conseguido. Allí había conocido al amor de su vida y después de que quedara embarazada le dijo que era demasiado joven para tener un hijo y se fuera corriendo dejando al bebé con él. Si no fuera por Kiku Honda que le había ayudado en serio no sabía cómo hubiera podido. No solo lo ayudaba con la crianza del niño, también ayudaba limpiando la casa e incluso se había apoderado de la cocina porque a diferencia de su madre, Arthur no era para nada bueno en lo que se refería a cocinar.
Cuando llamaron él estaba en su descanso, uno de los recreos pero eso no ayudo a que se tomara la llamada con mejor humor.
— Buenos días ¿Quién habla? — dijo de forma algo escueta como dando a entender que no tenía tiempo que perder, cosa que así era.
— Señor Kirkland, soy el director Vargas, del colegio de su hijo. Lo llamo porque al parecer su hijo estuvo involucrado en una pelea y su presencia es requerida — eso a Arthur no le gustó para nada, sabía que su hijo no era un angelito pero no se podía imaginar que se peleara con alguien, no sin ser provocado o querer demostrar lo heroico que podía llegar a ser.
Después de avisar a su jefe de que se tenía que ausentar, se fue en su auto al colegio de su hijo que por suerte estaba cerca.
Durante todo el viaje no pudo evitar imaginarse a su hijo herido por haberse peleado con alguien mayor que él al haber estado defendiendo a alguien y probablemente nadie le había pedido que lo hiciera, cosa que no sería para nada rara.
Si hubiese sabido que iba a que actuar de esa forma no habría dicho que era un héroe el día que había ayudado a un niño que se había caído y golpeado la rodilla.
Estaba pensando en eso, cuando llegó al colegio, lamentablemente para él, no era el primero en llegar y lo hicieron pasar a la oficina del director donde ya estaba su hijo, un niño de su misma edad y un señor. El último llevaba el cabello rubio y largo hasta los hombros, ojos azules y ropa que se notaba que era de moda, mucho más que su molesta ropa que usaba para enseñar. Ya varias personas le habían dicho que se vestía como un viejo. Bueno él se vestía como uno pero el único que tenía edad para ser catalogado de esa forma era el director que aparentaba tener más o menos unos sesenta y algo de años con el cabello canoso y algunas arugas en la cara pero que la sonrisa lo hacía verse más joven.
Sin articular palabra alguna se fue a sentar a la silla que estaba ubicada al lado de la ocupada por el otro padre disculpándose por su tardanza.
— No se preocupe profesor Kirkland, sabemos que su trabajo no le permite venir cuando le plazca — dijo el director con una leve sonrisa y eso enojo al otro padre.
— Esa no es excusa para llegar tarde, yo también trabajo y vine en el momento en el que me llamaron — si una persona pudiera matar con la mirada, ese padre estaría ya más que muerto y para colmo había notado un dejo de acento francés.
Él había sido educado por sus padres con la creencia de que los franceses eran algo que se debía de odia, por el momento no había conocido una persona de ese país pero ese que estaba sentado al lado de él era exactamente como sus padres le habían dicho que sería una persona de ese país, en serio engreída y molesta.
El director era
— ¿Qué fue lo qué paso? — preguntó al director decidido a mostrar lo superior que era al ignorar los agravios del otro señor.
— Al parecer su hijo le saco un crayón al pequeño Matthew y como no se lo quiso devolver los dos niños empezaron a pelearse por él — al escuchar eso los dos padres miraron a sus respectivos hijos. El francés como si su hijo fuera un sobreviviente de guerra y el inglés con un dejo de decepción, en serio había esperado más de su hijo.
— ¿Mi amado hijito esta lastimado porque ese bruto lo ataco? — se notaba lo furioso que estaba cuando hablaba y no solo por el leve color rojo en su cara.
— Debo decirle, señor Bonnefoy, que fue su hijo el que empezó la pelea — el director tratando de ser imparcial y no inclinarse a ninguno de los lados dándole la razón a alguno de los padres.
— Mi hijo nunca haría como eso sin ser provocado, yo lo eduque para que sea un perfecto caballero — dijo el inglés y se enojó aún más cuando escuchara como el otro señor bufaba a lo que él había dicho, como dudando de que fuera verdad.
— No me va a hacer creer eso, ese niño tiene tanta idea de lo que es ser un caballero como usted de lo que se usa en este siglo — Arthur se obligó a calmarse, más que nada porque estaba tratando de ser un buen ejemplo para su hijo.
— Debe ser por estar tan pendiente de su ropero que su hijo se comporta como una especie de cavernícola que llega a golpear a al que se atreva a sacarle un mugroso crayón — en serio estaba furioso. Lo habían sacado del trabajo por una pelea de tan poca importancia.
— Mi hijo estaba solamente defendiendo lo que era suyo, cosa que no habría tenido que hacer si su hijo no fuera tan idiota como para no poder reconocer que lo que tiene en la mano no le pertenece.
— Mi hijo es mucho más inteligente de lo que usted cree y sabe cuándo no debe pelear pero claro no espero que un frog como usted lo entienda lo que es la inteligencia o los modales — al francés no le gusto para nada que lo llamaran de esa forma tan despectiva.
— Ve señor director, ya está recurriendo a insultarme por mi nacionalidad, está claro que es un xenofóbico — esa era una acusación grave y por eso el inglés se indignó de forma proporcional al insulto cometido, no pudiendo soportar más injurias y antes de que el director lo pudiera parar, ya estaba parado con claras intenciones de pegarle al padre de Matthew.
— Señor Kirkland, por favor siéntese — dijo el director con tono severo — no los llame para que se peleen, lo hice para que habláramos sobre la conducta de sus hijos y viendo que eso es aparentemente imposible, me temo que les debo informar que los dos niños serán igualmente suspendidos por dos días — esos escandalizo a los dos adultos pero el director no les dio tiempo a quejarse porque siguió hablando — estaba con intenciones de elegir un castigo más leve pero la conducta de ustedes señores me dio a entender que eso no sería algo bueno para sus hijos.
— No puede comparar a mi angelito con esta bestia que este ros, digo este señor tiene por hijo — Arthur noto como iba a decir un insulto que era una forma despectiva en la que los franceses llamaban a los ingleses pero no tenía prueba de ello y por eso no dijo nada, no tenía ganas de quedar como un idiota acusándolo de decir cosas que no dijo, por lo menos que no dijo enteramente.
— La decisión ya fue tomada, ahora si me disculpan tengo más asuntos que necesitan de mi atención — el francés se paró y antes de irse le dijo al director con una sonrisa.
— Lovino quiere saber cuándo vas a ir a su restaurante — eso hizo que el director se riera un poco.
— Yo pensé que el dueño del restaurante era Antonio pero si se cree el dueño por algo debe ser — así que se conocían. Eso enfureció a Arthur que sin decir nada recogió a su hijo diciendo en voz baja:
— Vámonos Al, que se nota que en este lugar hay favoritismo porque creo que son parientes — eso fue escuchado por el director que se enojó notoriamente y lo paro al decir:
— Aquí no hay ningún tipo de favoritismo, espero no lo olvide y no vuelva a acusarme de ello — lo decía con un tono aparentemente tranquilo pero Arthur se dio cuenta de que era ese tono de advertencia que simula ser tranquilo.
— Claro que no lo hare, señor — dicho eso se fue a donde estaba estacionado el auto, en todo ese tiempo Alfred no había dicho nada porque sabía que de hacerlo le iban a gritar pero como ya no estaban en lo del director se atrevió a hablarle a su padre.
— ¿Estás enojado conmigo papi? — lo dijo con un tono temeroso a lo que el inglés acerco a su hijo y le dio un beso en la mejilla.
— Claro que no Al, no me gusto que te pelearas con ese niño pero es bueno que te hayas defendido cuando te atacaban, ahora vemos a casa que seguramente Kiku debe de tener algo rico para que comas — dijo antes de dejar al niño en el suelo mientras buscaba la llave del auto.
Mientras que estaba haciendo eso Alfred vio la moto que estaba estacionada cerca de donde estaban ellos. Esa era una moto en serio interesante, una que hacía que el auto de su papá se viera como una pobre carcacha, en serio le gustaría que su papá tuviera algo como eso en lugar del feo auto que tenían.
Le molesto en serio cuando vio que el francés que había estado molestando a su papi.
— ¿Por qué no podemos tener una moto tan buena como la del frog? — preguntó enojado a lo que su padre le contesto:
— Esas cosas son realmente inseguras, mejor súbete al auto y no olvides de ponerte el cinturón — dijo lo suficientemente alto como para que el francés escuchara y la verdad es que este ya estaba más que harto de la actitud de ese inglés engreído.
— Espero que usted no se olvide de qué lado se maneja porque no está en su preciosa islita, aquí se maneja como en el resto del mundo — eso hizo que se acercara a él con claras intenciones de pegarle.
— Para que sepa yo sé manejar excelentemente y llevo viviendo aquí lo suficiente como para saber de qué lado debo manejar y el hecho de que algo se haga en muchos lados no lo hace mejor y veo por las horrendas flores que tiene una cita, asi que le recomiendo que se vaya porque no es de caballeros dejar a una dama esperando, si es que se le puede llamar dama a la persona que salga con usted — dijo todo eso con ese tono que hasta sus padres le reprochaban por ser demasiado engreído.
— No tienes idea de lo que estás hablando, voy a ver a mi esposa y claro que es una dama, mejor me voy — dicho eso le puso el casco a su amado angelito, a él y se fue dejando al inglés con enojo contenido pero se obligó a calmarse antes de ir con su hijo, no iba a desquitarse con él, eso era algo que sus hermanos habrían hecho y que no tenía las más mínimas intenciones de imitar.
Por su parte el francés, que se llama Francis, si estaba yendo a ver a su esposa pero lo que no dijo era que su esposa estaba en el cementerio, había muerto en un incendio cuando Francis estaba trabajando en un restaurante.
Por eso había decidido trabajar en algo que le permitiera estar más tiempo con su hijo, actualmente era el locutor de un programa de radio por las noches, eso no le daba tanta ganancia como cuando estaba en el restaurante pero estando solo no se podía dar el lujo de ser caprichoso con el trabajo. La verdad es que no estaba totalmente solo, tenía a su medio hermano italiano llamado Lovino.
El padre de Francis había dejado a su madre cuando este era pequeño y no supieron nada de este hasta que se enteraron que se había casado con una italiana a la que también había abandonado y cuando la madre de Francis murió esta señora lo acepto en su casa como si fuera uno más de sus hijos.
Así fue como él se crio con los mellizos Vargas que lo que tenían de parecido en el físico lo tenían de diferente en la forma de ser. Donde Feliciano era feliz y amigable, su hermano lo tenía de desconfiado y arisco pero igual estaba trabajando en el restaurante como ayudante de cocina y encargado de las salsas, cosa para la que es más que bueno y por la que se jacta mucho.
Cuando llegaron al cementerio se sacó el casco, le saco el casco a su hijo y después lo bajo con sumo cuidado.
El niño era el que llevaba las flores, como siempre que iban a visitar a Joan y la verdad es que lo hacían porque Francis se negaba a que su hijo se olvidara de cómo había sido su madre y cuanto los había amado. Había sido la canadiense más hermosa del mundo y podía verla cada vez que su angelito sonreía.
Pudo haberse ido a Francia una vez que su esposa fuera enterada pero se dio cuenta de que ya amaba ese pueblo y que tenía demasiadas personas conocidas en ese lugar y además su hijo podía estar mucho más tranquilo que en la ciudad de Paris que sería donde se iría vivir. En esa ciudad no iba a poder dejar a su hijo solo en la casa, como lo podía hacer en ese pueblo, podía pero no lo hacía, su abuelo era el que lo cuidaba de noche y lo hacía porque le gustaba. Además aprovechaba para contarle cosas sobre Feliciano y lo bien que le estaba yendo en Alemania donde se dedicaba a pintar.
Y por lo que había escuchado estaba saliendo con alguien, no le había hablado de ese alguien pero sabía que su nieto estaba más que feliz con esa persona y eso en serio le encantaba.
— ¿Mami nos puede ver? — preguntó curioso, no la recordaba pero le encantaba pensar que su mami lo estaba mirando.
— Claro que si, ella te amaba mucho y por eso no te dejaría por nada del mundo — le encantaba que si hijo pensara ese tipo de cosas, era lo que lo hacía tan tierno y abrazáble y por ende termino abrazándolo con todo su amor.
Había ido porque era el cumpleaños de su amada y en serio la extrañaba pero en ese momento iba a tener que llevarlo a su casa para después ir a trabajar, como hacía todos los días.
Fue recibido con un feliz abrazo de parte de su abuelo, que se llamaba Roma, en honor a la ciudad en la que había nacido su madre, él era de Venecia.
— Francis que bueno es verte, ¿Y cómo está mi bisnieto favorito, estás listo para una noche llena de diversión? — dijo mientras se lo llevaba en brazos dentro de la casa.
Francis entro y se preparó para ir a trabajar, poco sabía que ese día iba a ser el que cambiara su vida, haciendo que descubriera como todos en ese pueblo estaban más conectados de lo que pensaban.
Espero les guste este fic, lo planee con mi novia, ella paso parte de lo que había escrito en mi cuaderno con mi hermosa letra que es como la de los médicos, lo digo por lo fea, al Word y mientras que ella lo hacía yo le subía de nivel en el Kindom Hearts, en serio amo ese juego pero recientemente me trabe en una parte.
Es mi primer intento de universo alterno, espero dejar a los personajes lo más dentro de personaje que se pueda, habrá ocs y algunas nyo pero igual espero les guste.
