Se quedó parada y escondida en las sombras en cuanto oyó el primer sollozo. La habitación estaba oscura y tan lúgubre como la recordaba, hacía frío y entre los tabones desprendidos de la pared entraban pequeñas ráfagas de viento. Pero a él no parecía importarle.

Recordaba con una exactitud dolorosa la primera vez que le habló. Le estaba acariciando el lomo con las manos callosas y algo bruscas de alguien que no ha sido tierno en demasiado tiempo. Había bajado la mirada hacia la de ella y había murmurado con voz queda que aquello era un paraíso comparado con la celda de Azkaban.

Apretó los labios y sintió como se le encogía el corazón al oírlo sollozar de nuevo. Quiso gritar y llorar también, quiso poder revelarse. Quería avanzar hasta él y rodearlo con sus brazos, para después cubrirlo de besos y consolar su corazón maltratado ¿Había alguien allí arriba que decidía el grado de dolor que podía soportar una persona mortal? Sirius ya había tenido suficiente dolor como para completar cuatro vidas, pero parecía que el que planeaba aquello no se había dado cuenta de ello.

Otro sollozo interrumpió en sus pensamientos.

—Sirius… —susurró lo más bajo que pudo.

Lo oyó hipar y decidió que ya había tenido suficiente. Lo había dejado desahogarse a solas un poco y aquello tenía que haberle bastado, porque ella no podía soportar más estar solamente observando y compartir su dolor en secreto.

Sirius Black era como una triste melodía una tarde de invierno. Todo en él decía que había vivido demasiado y sus ojos grises podrían tener mil años y haber visto de todo.

Valerie cerró los ojos y se concentró, y segundos después, era de nuevo Crookshanks. Avanzó despacio y con pasos controlados hasta él y cuando llegó a su lado, Sirius levantó el rostro demacrado y fijó sus ojos claros en ella. Las comisuras de su boca se alzaron casi imperceptiblemente y Valerie sintió ganas de llorar de alegría. Su voz ronca y de barítono pronunció su nombre suavemente y su mano acarició su lomo con suavidad. Ronroneó y se recostó en su pierna, disponiéndose a disfrutar de aquello mientras durase.

Quizá Sirius Black jamás llegara a ser suyo, ella sabía que era imposible, pero mientras tanto, disfrutaría de su compañía y lo ayudaría en todo lo que pudiese.

Merlín sabía que lo haría.

¡Hola! Espero que os haya gustado ^^.

Desde luego, no es lo mejor que he escrito pero en fin, la verdad es que tenía muchas ganas de hacer algo así. Hace tiempo me encontré con una historia que planteaba esto (a Crookshanks como una animaga) y la idea me gustó bastante. Por desgracia, el fic no se continuó y yo me quedé con la espinilla. Además, Sirius es mi personaje favorito. Quizá algún día haga un mini fic de esto o yo que sé.

¡Un abrazo!