*Los personajes de esta historia son propiedad de la ingeniosa Jotaká, solo los tomo prestados para materializar mi imaginación.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

"El chico que fue flechado por una intocable"

[Capítulo Único]

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Cuando el profesorado manda a dormir y a callar, Sirius Black sabe que no hay chance de obedecer. Solo a la medianoche James tiene cosas que contar.

Luego de un buen rato en el que Remus debuta con un crucigrama, Peter casi se empalaga con las granjeas y Sirius admira la luna con una ecuanimidad extraña, James abandona el juego del Solitario y suspira antes de pronunciar las palabras.

—Lily y yo estamos listos.

Sus amigos, a pesar de escucharle, no abandonan sus actividades. Solo Peter, en un arrebato de curiosidad, logra preguntar a qué se refiere, mientras su boca está llena de golosinas.

—Ya sabes, Pete, listos para dar el siguiente paso.

Y Sirius Black, que lleva casi media hora soñando despierto al mirar el esplendor de la luna, parpadea dos veces en cuanto escucha las palabras de James.

Es como si saliera de un trance.

Sirius, inteligente como es, cree entender a la perfección lo que su amigo proclama. No obstante, como un acto defensivo para proteger su palpitante corazón, pide la aclaración de su frase.

—¿Que quieres decir? —pregunta con aparente voz anodina.

James se remueve un poco sobre la cama y se le escapa una risa nerviosa. Ni Peter ni Remus están realmente enfocados en la plática.

—Ya sabes, hombre —James no desea ser tan explícito, se supone que se entendería a la primera—. Hablamos sobre... hacer el amor... sexo, Canuto.

Ya, ya lo ha entendido. No es necesario que especifique más.

Sirius, luego del torrente de palabras nacido de James, experimenta una congelación en su organismo.

Se supone que comience a fastidiar a James. O sea, es sexo, tema entretenido para los hombres. Disímiles veces conversaban mordazmente sobre ello, en noches pasadas.

Noches en las que James no pensaba ir en serio con Lily, ni Sirius planeaba enamorarse de ella.

Por supuesto, la curiosidad de Peter se disparó a niveles celestiales y la preocupación de Remus le imposibilito continuar con el crucigrama.

Silencio en la recámara. Todos respiran, ninguno habla. James se avergüenza, Peter se impacienta, Remus se extraña y Sirius...

Sirius solo quiere desaparecer.

Enamorarte de la novia de tu mejor amigo no es bueno. Solo ofrece problemas. Verdad universal. Los sentimientos son difíciles de ignorar y a veces implican una catástrofe.

Sirius Black es un imprudente. Todos los saben. Podría dejar claro el asunto, mostrando cómo están las cosas. O puede volverse sarcástico, burlón. Puede actuar cruel y descargar la impotencia con un par de frases hirientes. Sin embargo...

—Supongo que ustedes lo merecen.

...le da por inquirir una estupidez como esa.

—Pero... tienen que pensarlo bien —agrega y cree que eso suena mejor—. No es cualquier cosa, además... se trata de Lily Evans.

—Cielos, pensé que ibas a burlarte.

Sirius baja la cabeza ante la suposición de James. Sonríe un poco, pero termina mordiéndose el labio y adoptando una expresión entristecida, preocupada al mismo tiempo.

Nadie lo nota. Nadie excepto Remus.

—No voy a burlarme... se trata de Lily.

—Me refiero a burlarte de mí.

—En realidad no deberías estarnos contando lo que vas a hacer con tu novia. Es de mal gusto, James. Incluso un idiota lo sabría. Lily Evans no se merece tal falta de respeto.

James Potter queda boquiabierto, intentando decir algo, pero sin éxito hasta un minuto más tarde.

—Canuto, yo solo... solo era un comentario. Ustedes son como mis hermanos —luego agrava la mirada hacia su amigo—. Además, no les voy a contar explícitamente lo que haré junto a ella. Sé muy bien que solo es asunto nuestro. Y perdóname si me estoy comportando idiota.

A esas alturas James ya está irritado, por lo que Remus reacciona rápido antes de que emerja una discusión innecesaria.

—Sirius no malentiendas a James, por favor. Sabes que nos ha contado en busca de consejos. No por gusto somos mejores amigos. Quizá no te des cuenta, pero el asunto le pone nervioso —Remus suspira—. Trata de entenderle.

—¿Sabes qué? —sorprendiendo a todos, Sirius se levanta del suelo y oculta sus manos en los bolsillos de su pantalón de lana—. Voy a salir un momento. Lo que pasa es que no me siento muy bien.

—Sirius, los prefectos te van a agarrar.

—A mí nadie me agarra, Colagusano —y observa con aire frívolo al chico de las golosinas—. Nos vemos luego.

—Quieres que...

—No, Remus, por favor —Sirius aprieta los párpados al hablarle, con él no tiene derecho a enfadarse—. Quiero estar solo, ¿sí?

Y se larga de la habitación haciendo poco ruido. Una vez que cierra la puerta, permanece de pie por un momento, murmurando un par de palabrotas y pegando su frente a la pared, respirando, cerrando los ojos. Lamentándose de la excelente suerte que tiene para conseguir ligues cada semana y lo desafortunado para encontrar a quien pueda ser el amor de su vida.

Luego de esa breve conversación con su conciencia, reanuda la intención de sus pasos hacia la sala común. Necesita pensar y convencerse de una vez que su posición debe ser tolerante. No puede meterse en el medio.

Al fin y al cabo Lily también muere por James.

Wow... duele de tan solo pensarlo.

Dicen los viejos brujos que ni siquiera con una piedra filosofal podrás arreglar todos los desbarajustes de la vida humana.

La vida no está a favor de un lado determinado. Es cincuenta—cincuenta, casi siempre. Las circunstancias positivas pueden ser directamente proporcionales a las negativas.

Sirius no puede hacer nada, solo quedarse quieto y continuar siendo el confidente, el amigo leal, el estudiante rebelde y el galante frente a las chicas.

Cualquier cosa menos ser un chico como cualquier otro que desea encontrar al amor en la adolescencia.

Y para reafirmar su desgracia emocional, el sofá le regala la vista más hermosa y pecaminosa que puede existir en la jodida casa de los valientes y honorables.

Lily Evans estudiando.

«¿Por qué me haces esto, Merlín?», se lamenta el muchacho, llevándose la mano al rostro y dándose un masaje en los ojos.

¿Qué se hace cuando te enteras de que tu persona favorita pronto va a intimar sexualmente con tu mejor amigo?

Dos cosas: te frustras y te sonrojas.

Así como Sirius Black en ese mismo instante. Parece un encantamiento el hecho de que se ruborice. Otra prueba de que solo es un niño de diecisiete años.

Puede escabullirse y salirse de la torre, pero es tarde cuando la bonita pecosa se voltea un poco y le descubre.

La ve dar un respingo.

—Sirius —dice y se lleva la mano al pecho—. Que susto me has dado.

Luego sonríe, casi de inmediato y Sirius, absorto con eso, entiende que la muchacha al final no tiene culpa de nada. Por eso él también sonríe, retornando su mano al bolsillo.

Y se acerca a la chica.

—Con fantasmas por todo el castillo —le dice con voz burlona—, el susto está sobrevalorado, ¿no te parece?

Ella solo se ríe y abandona el estudio por un momento. Parece que Sirius le hará compañía.

Lo que más le agrada a Lily de Sirius es que, a pesar de ser todo un Casanova, con ella simplemente se sabe comportar.

Sirius la respeta. Se nota en cualquier circunstancia.

—¿Estudiando, Evans? —le pregunta—. ¿Cómo es que ya no me sorprende?

—Supongo que siempre seré una insufrible devoralibros.

Ella ríe de su propia broma, pero Sirius no.

—No eres insufrible —le dice—. Eres perfecta.

Y sabe que la ha cagado. La sorpresa en los ojos de ella, así como su sonrojo, son las pruebas de ello.

«Vamos, imbécil, inventa un chiste o algo», se dice a sí mismo, a ver si encubre el desliz.

Pero Lily es más rápida.

—Nadie es perfecto, Sirius... pero gracias, eso ha sido muy dulce.

Él niega torpemente con un movimiento de la cabeza; después abandona el intento.

Se le ha escapado y punto.

—¿Y qué haces despierto? —le pregunta ella—. Es bien tarde, Black.

El muchacho suspira.

—Tú estudias y yo hablo con los chicos.

—Buen punto. Pero ahora estas fuera de tu habitación.

—Solo me sentía mal. Salí a buscar oxígeno. De seguro algo de la cena me cayó fatal.

—Entonces, siéntate acá.

Lily se acomoda en el sofá y golpea a un lado para que Sirius se acomode junto a ella.

—Ni quiero interrumpir tu...

—Yo creo que no necesito estudiar más. Creo que me hace falta una plática o algo. Porque lo que tengo es nerviosismo por el examen de mañana.

Sirius termina sentándose a su lado, aunque no debe estar haciendo eso. Si James se aparece de repente, será muy incómodo.

—Vamos, Sirius, háblame sobre cualquier cosa —ella sonríe—. Eres experto en pláticas entretenidas.

—¿Quien dijo eso?

—Tu amigo James.

—Claro, tenía que ser.

—Pero yo también lo sé de primera mano, tranquilo. Pero, dime, ¿de qué hablaban tú y los chicos?

Sirius se tensa un poco.

—Cosas de chicos —le responde.

Lily emite una carcajada.

—Entiendo. Ah, por cierto, Sirius, juro que mi noviazgo con James no opacara su amistad. O sea, se que piensan que me lo voy a robar y todo eso, pero no. Sé que ustedes son inseparables. No quiero arruinar eso.

—Tú nunca arruinas nada —responde un distante Sirius Black.

Lily no sabe si alagarse o solo se trata de un comentario normal. Sirius Black parece raro de repente.

—¿Te sucede algo?

—Lily, ya es inevitable —comienza el muchacho—. Eres su novia ahora. Es lógico que todo el tiempo quieran estar solos. No me molesta —incluso él mismo se sorprende de la mentira que está diciendo—. No me molesta ni un poco. Pero ya que inevitablemente uno pertenece al otro, te pregunto —el muchacho ladea la cabeza para verle a los ojos—: ¿Me dejas intentar algo?

—¿Qué cosa? —se extraña Lily, frunciendo el entrecejo.

Y Sirius, que siempre es el más imprudente, ataca los labios sedosos de la pelirroja y lo hace con tal autoridad y maestría que a la chica se le dificulta deshacerse del atrevido contacto.

Y Sirius, inmerso en el ensueño, prácticamente domina por completo la fisonomía de Lily, logrando acostarla a lo largo del sofá. Ella forcejea, pero él tiene la fuerza necesaria para frenar su escape.

Técnicamente es una violación a los labios de Lily, pero ya que ésta será de James para siempre, Sirius no tiene problema en comportarse como un hijo de puta si eso le da el privilegio de saborearla con ímpetu antes de perderla para siempre.

No hay nada más sensual que una mujer que se resista al deseo que pueda tener un hombre.

Ella, inteligente y asfixiada, le muerde el labio sin delicadeza, aprovechando el gemido de Sirius para alejarlo de encima.

—¡¿Cómo carajos te atreves?! —le exclama con furia y ofrece una bofetada poderosa en su mejilla derecha.

Lily no había visto eso venir. Por eso está asustada, muy sonrojada, jadeante e irritada, mientras que Sirius vuelve a la realidad con aquel dolor en la mejilla que bien se merece.

No puede ni mirar a la chica a los ojos.

—Eres un aprovechado, Sirius Black —la chica se levanta con torpeza del sofá—. Realmente me equivoqué contigo. Al final quisiste engatusarme como a las demás. ¡Creí que eras mi amigo!

—Lily, no es...

—Cierra la boca, por favor. No hables. Solo aléjate de mí.

Sirius, igual de enfurecido, se atreve a verla.

—No es fácil alejarme, Lily Evans. No cuando te quiero.

—¿Quererme a mí?

—Estoy enamorado de ti.

Y Lily se lleva una mano a la boca. Está demasiado impresionada y al mismo tiempo se siente sucia.

Se ha besado con el mejor amigo de su novio.

—Retira eso, Sirius Black —alcanza a decir—. Yo estoy enamorada de James, tu hermano del alma. Y maldita sea, tienes que aguantarte. No va a suceder, ¿entiendes? A mí me gusta James.

Justo en el corazón. Sirius ha sido desarmado.

—Pregunté que si lo entiendes, Black.

—Entendido.

Y sin más que decirle, se larga primero, dejando a una Lily Evans incómoda y temerosa.

Sirius sube las escaleras con lentitud, le avergüenza lo sucedido, a pesar de todo. Y siente que James no merece una traición así.

No la merece para nada.

Sin previo aviso, una mano le acaricia el hombro. Alza la cabeza de inmediato.

Es Remus justo al final de la escalera. Su expresión es comprensiva, adornada con un par de viejas cicatrices.

—Tranquilo, Sirius. Sé que duele.

—¿Te enteraste, eh? —le responde Sirius.

—Lo he sabido siempre.

Y eso desencaja al pelinegro muchacho. Su secreto no era tan secreto y se lamenta más por ello.

—Remus, te juro que no fue mi intención. Por favor no pienses mal de mí. Nunca imaginé ser capaz de desear a la chica de mi mejor amigo.

—Lo sé, lo sé —inesperadamente ya se están abrazando—. Eres humano y te entiendo. Pero... sabes que hay una persona por ahí dispuesta a quererte, ¿verdad?

Sirius deshace el abrazo y mira muy fijamente a Remus.

—Pero ahora mismo solo quiero que sea ella.

Y mientras Lily llora en su recámara, James piensa en ella con preocupación y Peter ya duerme tranquilo, Sirius continúa su camino hasta el dormitorio, dejando solo a Remus frente a la escalera, sin percatarse que las palabras de éste han cargado un significado más profundo de lo que cree.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Y eso es todo… por ahora.

¿Les ha gustado? Díganme sus opiniones en los reviews, por favor.

La idea de este shot emergió luego de leer un Pine en Pinterest donde decían las cosas divertidas que Lily y Sirius hacían (como amigos) durante su temporada post-Hogwarts.

Pero, de acuerdo, gracias por leer esto. Como siempre, ha sido un placer escribir para el fandom.

Les quiero mucho, potterheads.