Dreamed Paradise
Era la ultima noche de ese paradisiaco fin de semana. Era extraño despedirse del sol, la brisa, el agua tibia y espumosa, las largas noches inmensamente estrelladas, los buenos momento a su lado. Los buenos momentos a su lado... se decían ambos.
Se habían hecho inseparables esos días, pero a fin de cuentas uno no tenia que ver en nada con la realidad del otro. Era ficción, una ilusión, un sueño y como cuando uno despierta en la mañana sin una despedida de aquel mundo fantástico del subconsciente, mas sale de este de una forma tan abrupta, así tendría que ser esa partida, sin un hasta luego, sin una caricia, sin una mirada atrás, ambos partieron a donde pertenecen sin saber que pasaría con el otro. Así seria mejor, pensaba ella.
1
-Aome, que morena estas, si que te bronceaste. ¿Cómo te fue? Quiero detalles.
Era un lunes por la mañana y Aome se dirigía a la escuela cuando su amiga y compañera de clases se le unía en el camino.
-Hola Sango- Aome saluda sonriente.
-Solo te fuiste un fin de semana y me pareció una eternidad- Dice Sango a lo que Aome tubo que contestar con una sonrisa algo vacía. Sango lo nota –No te ves muy contenta. ¿Aun no estas recuperada?.
La pregunta cae como balde de agua fría a la chica, lo que la hace recuperar esa energía vital que la identificaba, o por lo menos así era hasta unas tres semanas, aproximadamente, atrás. Le regala otra sonrisa con mayor energía para tranquilizar a su amiga.
-O no, todo esta bien, ya estoy mucho mejor- Dice Aome y Sango parece conformarse con la respuesta- Mucho mejor –Dice esta mas para si.
Mientras caminan, Sango le cuanta a Aome los por menores que habían pasado en su ausencia, pues se había ausentado desde el jueves a la escuela. Pero Aome pronto empieza a perder el interés por la conversación y mientras su amiga seguía con el relato, ella se pierde en sus pensamientos.
De pronto siente la suave y mojada arena entre los dedos de los pies, su cara siente el rece de sus propios cabellos que al bailar con la brisa salada le golpean en el rostro, el cálido sol llenado de energía cada una de sus células…AOME…escucha en una grito…AOME…De nuevo. Voltea esperando ver los destellos blancos y ese rayo ámbar a la vez, pero en su lugar esta Sango sosteniendola del brazo con cara de susto, Aome estaba a punto de cruzarse la calle con el semáforo en verde para los autos.
-Aome, ¿Estas bien?- Pregunta Sango a su amiga viéndola entre extrañada y asustada.
-Lo siento, es que estaba pensando en...- Trata de inventarse cualquier excusa, pero su amiga le ahorra la mentira.
-Siempre te pones así cuando hablamos de el- Le dice Sango a esta al mismo tiempo que la jala de un brazo para que continuaran el camino, ya tenían el siga -Estabas soñando otra con una de esas fantasía, ¿eh?.
-¿Que?- Dice Aome sorprendida y apenada, al parecer Sango le estaba hablando de el mientras ella soñaba -No se trataba de eso, así que deja de verme así. Uf, no vuelvo a contarte nada- Dice Aome un poco sentida.
-Oh por favor, aun puedo ver ese brillo en tus ojos. Esa chiapa se posesiona de ellos cuando escuchas mencionar su nombre, aunque...- Esta se pausa y fija su mirada en los ojos cafés de la otra, lo que hace sonrojar a Aome -Aunque Ahora el brillo es mas, no se como decirlo, mas, mas... fuerte..., claro, es mas visible, te mueres de ganas por verlo otra vez, ¿No?.
-¡Sango!-Le dice Aome en forma de reproche -Shuuuuush, puedes hablar mas bajo.
-Lo siento- Se disculpa Sango.
Sango se disculpa con Aome por milésima vez, pues a pesar de que sabe que a Aome le gusta tratar el tema de Sesshomaru con discreción, no puede evitar emocionarse al hablar de los sentimientos que su amiga profesa hacia su compañero de clase. Sango creía que eran la pareja perfecta.
Y de un momento a otro Sango vuelve a retomar la conversión y poco a poco Aome fue perdiendo atención a lo que su amiga decía otra vez.
Sesshomaru ha pasado tan poco, pero a la vez tanto, desde la ultima vez, pensaba Aome. Había llegado la hora de enfrentarlo de nuevo, pero esta vez no se dejaría vencer tan pronto.
Aome Higurashi, una chica de dies y ocho años, que de momento esta cursando el ultimo año de la preparatoria y a pesar de que es muy guapa y agradable, sus amistades se reducen a un pequeño grupo de personas, Sango y bueno, tal vez Sesshomaru…
Sesshomaru sin lugar a duda era todo un ídolo en la escuela, el representante estudiantil de toda la preparatoria desde su primer año, adorado por ellas, admirado por ellos, odiado por algunos cuantos, pero al final inalcanzable. Bueno no para todos.
Aome y Sesshomaru habían sido vecinos de toda la vida o por lo menos desde que ella tenia memoria y siempre se había hablado bien. Nunca fue un chico muy extrovertido, pero una vez en la preparatoria el carácter y humor del muchacho cambiarán para darle a Sesshomaru un porte sereno y muy frió.
No hablaba mucho en clase y solo le dirigía la palabra a los demás para tratar algún asunto escolar, se la pasaba leyendo, estudiando y cuando no estaba el la biblioteca estaba en el gimnasio de la escuela practicando esgrima, su deporte favorito y el único que practicaba. Y de vez en cuando charlaba con Aome, quien era considerada como su mano derecha.
Si, ella era la única que podía penetrar un poco esa barrera que ponía Sesshomaru para con los demás. Ella le seguía como perrito obediente hasta donde el le dejara. Cuando no estaba con Sango estaba con el, tratando de hacer todo lo posible por ser perfecta, por estar a su altura, por ser aprobada por el chico. ¿Que si era desgastante? Por supuesto que lo era, pero a ella no le importaba, eso la hacia de cierta manera feliz.
Y a pesar de que el no mostraba mayor interés por ella, como ella hacia el, Aome se sentía un diosa, pues de todas las enamoradas de Sesshomaru, ella podía lucirse a su lado por la escuela platicando como si nada, cuando otras no podían ni siquiera verle a los ojos. Tenia mucha ventaja. Bueno, así era hasta que llego ella, llegando a la vida de Aome en el exacto momento en que estaba dejando de ser apacible.
Tres semanas y un par de días atrás...
En cada salón de clases había por lo menos de treinta a treinta y cinco estudiantes y puesto que algunas de las preparatorias mas cercanas estaban cerrando por alguna razón desconocida, el numero de alumnos iba en aumento y con ello el numero de problemas.
En los últimos meses Sesshomarua habia estado muy ocupado tratando de resolver todos estos conflictos estudiantiles, que por acá los del club de tal se habían disputado con el otro club de tal, que el maestro tal había reprobado a tantos tales, que los del salón tal habían dañado las instalaciones del laboratorio tal y Aome, que no dejaba pasar ninguna oportunidad para estar con el, se la pasaba a su lado tratando de ayudarle a resolver los conflictos hasta que ella misma termino por tomar la mitad de la carga de trabajo que este tenia, para darle un descanso. Esto hizo que los directores del colegio notaran su presencia al mismo tiempo que notaba que hacia falta mas lideres estudiantiles y fue así como se decidió darle oportunidad a otros estudiantes de compartir la presidencia estudiantil junto son Sessh y fue así como Aome termino siendo la candidata favorita a la segunda presidencia. Aunque ella se negaba a aceptarlo.
Y después de una disputa entre algunos compañeros de la escuela por el puesto a lado de sesshomaru, incluyendo a varias fans de este y tras un corto periodo de elecciones, el día en que se nombraria al nuevo líder estudiantil había llegado. Por mucho que Aome no quisiese tomar partido en este lió, es tomada en cuanta como candidata y sometida a votación junto a los demás postulados.
Dos semanas atrás…
-¿Aome?.
-Si, Sesshomaru.
Iban camino a casa faltaba un día para el nombramiento y eso tenia a Aome muy nerviosa, no quería aceptar el puesto pues sabia que era una gran responsabilidad, aunque, como Sessh siempre le decía, era tonto temer a algo que llevaba haciendo a lado de Sessomaru desde hacia tiempo. Pero eso era algo que ella no deseaba.
-Mañana se nombrara al nuevo representante escolar, quiero que llegues temprano a la ceremonia.
Ambos sabían que ella era la favorita.
-Yo…yo no quiero tomar el puesto- Dice esta casi susurrando. Sabia que a el le molestaba esa actitud de ella.
-¿No?, Pues por mi puedes hacer lo que mas te plazca- Le dice el chico sorprendiendola –Ya me canse de decirte lo que te conviene, después de todo tal vez no te lo mereces- Termina este fríamente.
Aunque esta estaba acostumbrada a oírle hablar de esa forma tan seca, le deja fría.
Siguen su camino sin hacer mas comentarios, hasta que el, a unos pasos de sus hogares, se detiene de súbito. Ella se adelanta unos pasos antes de notar que Sesshomaru ya no camina a su lado. Se detiene y voltea a mirarlo.
-¿Que pasa?- Dice y al momento que voltea a mirar con extrañeza lo que el esta mirando atónito delante de ella.
Era una hermosa muchacha. Quince años, tal vez menos. Pelo negro un poco mas largo que ella, cuerpo en pleno desarrollo, aun parecia el de una niña, auqnue estaba casi a la estatura de la misma Aome y unos ojos cafés llenos de un brillo muy especial.
-Sesshomaru- Grita alegre la chica.
-¿Rin?- Dice este, mientras Rin se le acerca –Pero, ¿Qué estas haciendo aquí?.
Aome queda en segundo plano, olvidada a un lado de el reencuentro. Sesshomaru, sin despedirse, se va con esta chica.
Los ve de lejos entrar a la casa de el. No sabia que habia pasado ni quien era la chica, pero sentia una punzada en el estomago y un extraño presentimiento le arremolinaba su corazón.
