Night ~
Capitulo 1:
Parpadee retirando los ojos. Era inútil, mi mente vagaba sin control, negándose con rotundidad a concentrase en el libro que se hallaba delante de mi. Lo cerré de golpe, observando sin interés mí alrededor.
Y ahí estaba ella, demasiado cerca y demasiado lejos al mismo tiempo. Rechine los dientes molesto ¿es qué no existía un sitio en aquel maldito castillo en el que ella no estuviese? Fue inevitable el esbozar una sonrisa ante mi pregunta, el error había sido mío. Sólo a mi se me podía ocurrir el pasar la tarde en su lugar preferido.
Cerré los ojos intentando mantener la mente en blanco. Inhale con calma embriagándome con el aroma a fresias que llegaba desde la mesa contigua. ¡Suficiente! Me levante deprisa, emitiendo más ruido del necesario, observe por el rabillo del ojo como su ceño se fruncía ante mi interrupción.
Camine intentando no pensar por los corredores del castillo, demasiado atiborrados de gente para mi gusto. Esboce una sonrisa al percatarme donde me había conducido mi inconciente, al menos contaba con un par de horas antes de que ella volviese.
El chasquido insistente de una lengua freno mi paso una fracción de segundo, voltee sin ganas, torciendo el gesto.
Enfoque con pereza las grandes esferas azules que se contraían molestas –bajo un par de finas cejas rubias que casi se rozaban-. Era cosa de segundos para que estallaran los reproches y berrinches, un par de octavas por sobre lo que mis tímpanos serian capaces de resistir.
-Pansy-susurre con la monotonía y el aburrimiento danzando en mi voz. Evalúe mis opciones, tardaría un par de segundos en desaparecer tras la puerta que se hallaba tres pasos más atrás. Retrocedí con indiferencia sin perderla de vista.
Hizo un mohín ante mi alejamiento, orientando su cuerpo más cerca del mió.
-Draqui- frunció los labios- creí que tenías entrenamiento hasta tarde-me acuso.
Me encogí de hombros, sopesando con mayor interés la idea de huir de ella antes de que comenzasen los gritos, que a juzgar por el agudo tono de su voz no debían tardar.
-supongo que me equivoque…-
-¿y qué haces aquí?-murmuro con fastidio.
Enarque una ceja de forma automática. Soltando sin reparo toda la ironía que me afloro:
-por si aún no lo sabes, la gente suele ir a su sala común a descansar o a terminar deberes-
Lo sopeso un segundo, relajando el ceño.
-mmm, suena aburrido-
Conocía bien ese tono. Retrocedí otro paso, y ahí estaba ella pegada a mi, enroscando sus blancos brazos tras mi cuello, antes de que fuese capaz siquiera de pestañar.
-podríamos hacer algo más entretenido… se me ocurren algunas ideas…
Leí la resolución en sus ojos en menos de un segundo. Me erguí tanto como pude, pero aun así sentí sus labios rozar el ángulo de mi mandíbula.
-creí que estabas molesta- enarque una ceja.
-es difícil estar enojada contigo-susurro ruborizándose-me gusta más esto…-se inclino en la punta de sus pies, besando mi mentón.
-pero a mi no-la separe sosteniéndola por los hombros- ¿por qué no buscas a Blaise? Estoy seguro de que el disfrutaría con tus "ideas"-
-pero yo las disfruto mucho más contigo…-
Fruncí el ceño molesto. ¿es qué el mundo se había puesto de acuerdo para fastidiarme? Cerré los ojos buscando controlarme y no descargar por completo mi malestar con Pansy, que a pesar de todo no era la principal causante de mi estado de ánimo.
Sus dedos finos recorrieron la línea de mi ceño, hasta suavizarlo.
-no te enfades-susurro cerca de mi oído, besando el hueco bajo el un segundo más tarde.
Deje actuar mis instintos. Apegué su cuerpo a la pared más próxima sin detenerme a ser delicado, hundí los dedos en su fina cintura para acercarla a mí. Busque sus labios a tientas por su cuello, besándola luego sin consideraciones. Si me excedí, ella no se quejo ni una sola vez. Acoplo su cuerpo al mío tanto como pudo, respondiendo deseosa mis apreciaciones.
-¿por qué no entramos?-susurro mientas bajaba mis labios por su cuello- esto sería más simple- jadeo soltando los botones de mi camisa.
Suspire soltando su cuerpo y alejándome de ella para coger mi bolso.
-tu si que sabes arruinar el momento- escupí arreglándome la camisa y devolviendo la corbata a su sitio.
-no se porque no me dejas entrar…-
-por milésima vez Pansy, es sólo para los premios anual…-
-Granger no esta. La vi ir a la biblioteca hace un rato, no va a volver pronto- susurro acercándose una vez más.
-como sea, si tuve algún interés, ten por seguro de que ya lo perdí. Hasta mañana Pansy- murmure desapareciendo tras la puerta que conducía a mi nueva sala común.
Arroje el bolso a mis pies, desplomándome sobre el amplio y mullido sofá de la sala. Escondí el rostro contra uno de los cojines, sintiendo una vez más aquel maldito aroma que comenzaba a desquiciarme. Maldecí sin reparos al encaminarme junto a la ventana.
El castaño gato de Granger observo cada uno de mis pasos sin pestañar ni una sola vez, acurrucado sobre la mecedora en la que su dueña solía quedarse por las noches con un grueso tomo entre las manos.
Me inste a ignorarlo, mientras recorría la estancia con la vista. Un tomo encuadernado en negro clamo mi atención, me encamine hasta la chimenea para cogerlo. El marca páginas pasaba la mitad, seguramente era el libro con el que Granger se había desvelado la noche anterior.
""Orgullo y prejuicio"" rezaba en letras plateadas. Comencé a leer por inercia –sonriendo ante el romance empalagoso que cargaba las páginas y que tanto parecían gustar a Granger- devolví el libro a su sitio, conciente de que su gato no me perdía de vista.
Me encamine a la mesa, volteando gran parte del bolso sobre ella. Me obligue a terminar los deberes y a concéntrame de pleno en ellos, sin perder por completo de vista al castaño gato que ronroneaba frente a mi.
Me llevo más tiempo del supuesto el céntrame en lo que hacía, por lo que no me sorprendió que la tarde se hubiese vuelto noche la siguiente vez que observe los ventanales.
Granger regreso cerca de las nueve, luego de la cena –hecho que yo había evitado sólo por no tener que ver a Pansy una vez más aquel día- cogió el libro de sobre la chimenea y se sentó como cada noche en la mecedora con el gato hecho un ovillo en su regazo, mientras se mecía y leía en silencio.
-buenas noches- murmuro sin mirarme directamente, volteando con agilidad.
-buenas noches- respondí viéndola desaparecer escaleras arriba.
Resultaba increíble, si bien pasábamos la mayor parte de la tarde y la noche en la misma estancia, las únicas frases que nos dirigíamos eran; "Buenos días" y "buenas noches". Era consiente de que por su parte sólo correspondían a meras cordialidades –ya que intuía de sobra de que le significaba un gran esfuerzo el recordar mi existencia al menos dos veces al día-. Por mi parte solo era monotonía, estaba tan habituado a su presencia, que me molestaba más el ser consiente de que detestaba más a su gato que al hecho de compartir mi vida en la escuela con una Gryffindor sangre sucia.
Suspire volviendo a mis deberes –un ensayo más- me dije insuflándome ánimos.
-termine- exclame desperezándome hora y media más tarde.
Contraje el papel en un prolijo rollo, tape el tintero mirando de reojo al castaño gato de Granger.
Era completamente consiente de lo absurdo de la situación, pero había algo en aquel gato que no inspiraba mi confianza. La forma en que me miraba, como si fuese a saltarme encima en cualquier momento.
Reí entre dientes ante mi paranoia, girando el rostro para mirarlo de frente. Ronroneo suavemente contrayendo las patas listo para saltar. Acto reflejo, retrocedí un paso con agilidad sin perderlo de vista, pero ya no me observaba, mantenía sus pequeños ojos fijos en el desorden de la mesa. Seguí la dirección de su mirada, pero el segundo en que tarde en comprender sus intenciones fue demasiado largo.
Salto sobre la mesa, huyendo una fracción de segundo más tarde con mi pluma favorita entre los dientes, rumbo a las escaleras que daban al dormitorio de Granger.
Lo seguí sin darme tiempo a pensar con claridad lo que hacía. Deteniéndome titubeante ante la puerta entreabierta por la que había desaparecido su cola de cepillo segundo antes. Espire profundo, empujando con la palma la puerta que se abrió con un sonido sordo.
¡Maldita sea! ¿dónde se había metido?
Maldije por lo bajo, caminando con calma por la habitación.
Su cuarto era idéntico al mió- aunque más organizado sin duda- tenía libros apilados con prolijidad en varios estantes y uno bastante grande sobre la mesita de noche. En una de las esquinas sobre una pequeña mesita se alzaban un par de caja entreabiertas de plumas y rollos de papel. Sobre el baúl-a los pies de la cama- se hallaba una especie rara de radio- o ello deduje por los grandes cascos que colgaban a su lado…
"Quiero de chocolate, mamá…"
Me petrifique, mirando por primera vez el cuerpo que se aovillaba sobre la cama entre las mantas. Curvó los labios en una sonrisa, rodando de lado sobre la almohada.
Granger hablaba en sueños.
Observe su rostro, avanzando sin pensarlo. ¿En verdad había creído que tenía una belleza promedio? Menuda idiotez, no era de extrañar que medio Hogwarts estuviese tras de ella.
Ahora- con su largo cabello color caramelo cayendo rizado por su rostro, usaba una blusa de finos tirantes gris perlado y pantalones cortos a juego. Su expresión volvía a ser serena, estaba relajada, con sus hermosos labios cerrados- el cuadro armonioso de su rostro me robo el aliento.
No volvió a hablar, su sueño debía haber terminado.
Le mire fijamente, perdiéndome en la hermosura que destilaba al dormir –me recordé respirar- embriagándome con el aroma a rosas y fresas que abrazaban cada centímetro de su cuarto.
Por un segundo mi mente se desconecto de la razón. Comencé a divagar en las posibilidades de acercarme a ella, de sentir la textura de su piel entre mis dedos, poder probar de la miel sublime de sus labios, sentirla mía y de que por una vez ella sentía lo mismo. Me vi a mi mismo de frente a mis rivales, peleando por ella- aquello era la peor locura- Yo era un monstruo a sus ojos, su eterno enemigo por naturaleza. ¿Podía ella verme de forma diferente?
Recordé nuestro primer encuentro y convivencia diaria, conocía su reacción. Huiría sin dudarlo.
Era la mayor estupidez el pensar que ella podría anhelar mi compañía, como yo no deseaba moverme en aquel momento de su lado. Ella merecía felicidad y amor y sin duda yo no era su mejor opción.
No, nunca me vería como alguien digno de ella. No fui consiente del porque, pero aquello provoco una sensación de vacío que nunca antes había sentido.
"Draco" – compuso con armonía su melodiosa voz, rompiendo el silencio de la noche.
Me congelé, fije instantáneamente los ojos en sus parpados cerrados.
¿La había despertado?, ¿me miraba? ¿cómo demonios explicaría mi presencia en su habitación a medianoche? –contuve el aliento a la espera de su reacción-. Al parecer aún dormía, pero estaba seguro de haberla oído con tanta claridad.
Esbozo una sonrisa, suspirando apaciblemente al rodar suavemente hacía un lado.-aún dormía y soñaba-
"Draco"- volvió a susurrar.
Granger soñaba conmigo.
"no te marches… por favor… quédate"
El corazón me dio un vuelco, palpitando con fuerzas contra mis costillas. Granger soñaba, soñaba conmigo y no era una pesadilla. Quería que permaneciera junto a ella en su sueño. Me sentí hiperventilar sin ser capaz de perderla de vista, a la espera de que clamase por mi una vez más.
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Fin!
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Holap!
Bueno aquí estoy una vez más, con otra loca idea. Que no está de más aclarar que tuvo como fuente de inspiración un libro que amo: Crepúsculo, al menos en el hecho de que el entrase en su habitación y la escuchase hablar en sueños, ya que lo demás no lleva relación con el libro.
Espero les guste, ya que va de mi pareja favorita y con mucho amor. Por lo que la dedico a mi novio bello y a todos quienes entren, se animen a leer y lleguen hasta aquí ^^.
Y que obvio, no olviden de enviarme sus impresiones, dudas, ideas, criticas y lo que cruce su mente en un bello review.
Hasta el próximo capi.
Se cuidan!
Besotes!
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AdioZ
