Capitulo 1: Sabiendo de tu existencia
El frío invierno amenazaba el aire de la ciudad de Tokio, las aves empezaron a emigrar de la imponente ciudad de primer mundo , los árboles se encontraban con sus ramas desnudas totalmente visibles para la gente que, en verano se limitaba a verlos, imaginando su sombra y lo acogedor que debiera ser estar bajo de su sombra por su frondoso follaje. Las aceras húmedas, gracias a la ventisca de nieve de una noche atrás; provocaban un clima aún más helado.
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Sakura Haruno -sentada en una de las ya mallugadas bancas encontradas en uno de los poderosos parques de la ciudad- miró su reloj de muñeca por tercera vez decidió levantarse de su gélido asiento con pesadez; hace unos días había quedado con Ino, su ahora mejor amiga, a asistir a tomar un buen café que ahora ella creía necesario, decidiendo tomar rumbo al pequeño bar-café que se ubicaba a unas calles del lugar.
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Andaba con cierto tedio. Hoy no se sentía con ganas de escuchar a su amiga hablar de todos los chismes de la escuela, al parecer para a rubia amiga le era casi imposible dejar de vivir de las habladurías del Instituto. No importa qué situación se presentase, seguramente, Ino Yamanaka estaba enterada de ello. Entró al acogedor establecimiento, vislumbrando la a aquellos jóvenes que disfrutaban de tomar algo caliente en esas épocas y hacer charlas interminables.
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-¡Sakura!- exclamó una exuberante rubia quien levantaba un brazo a forma de saludo. -¡Ven aquí!
La aludida semi sonrió, vaya, a pesar de toda la ropa de invierno que llevaba la Yamanaka, Sakura envidió el porte alegre y flameante que Ino poseía.
-Ino-puerca ¿siempre tienes que ser tan escandalosa?-. La ojiverde con una sonrisa en los labios, saludó a la chica con un rápido beso en la mejilla acostumbrado.
-¿Y tú siempre tienes que llegar al último, frentona?- contestó la de los ojos azules. Sakura entornó los ojos. ¿Estaba de broma?
-En eso te equivocas, puerca.- Señaló uno de los tres asientos vacíos justo a su izquierda.- Kiba-kun no ha llegado aún.
-Lo sé.- Bufó la pelirrubia acomodándose la coleta que recogía su largo cabello. Frunció la nariz en supuesto desagrado. –Al parecer le gusta hacernos esperar.
-¿Cuál es la prisa?- Sakura ocupó una de las sillas para encogerse de hombros justo después. – Deja en paz a Kiba, no es su culpa que tenga cosas más importantes que hacer.
-Puras excusas, no sabía que formabas parte de la beneficencia Inuzuka.- Sakura rió ante el sarcasmo de la otra. Tan ocurrente. -¡Siempre llega tarde!
Sakura se limitó a asentir, en algo tenía razón, Inuzuka Kiba siempre se retrasaba, aunque sea unos pocos minutos pero lo hacía. Ino debería de haberse acostumbrado ya. Ella ya lo había hecho. Aunque eran sus mejores amigos y no los cambiaría por nada, a veces eran lo suficiente "irritantes" gracias las constantes peleas entre Kiba e Ino. Perdida en un hilo que no le seguía Ino, no se percató del castaño que se acercó a su mesa.
-Ya estoy aquí.- La varonil voz Inuzuka inundó el espacio, deslizó el asiento a un lado de la rubia y se acomodó lo mejor que pudo. –Ya puedes dejar de chillar Ino…
Lo que recibió como respuesta fue un golpe bien dado en la nuca por parte de la rubia, tan molesta como el lugar se lo permitía. Sakura rió por lo bajo.
-Llegas tarde, de nuevo.- Kiba rodó los ojos en señal de fastidio mientras se sobaba la cabeza viciosamente. -¿Por qué siempre lo haces?
-Es suficiente.- Divertida, la ojiverde intervenía.-Kiba-kun ha llegado, es lo que importa. Ahora bien, Ino, ¿Cuál era la urgencia de vernos?
Ino olvidó por completo el retardo de su compañero acomodándose en su asiento con impaciencia.
-¡Cómo si no fuera obvio Sakura!- Inuzuka había tomado el azucarero y lo juagaba en las manos. Ino le mal miró.- Ino nos citó para contarnos sobre las "nuevas" de la escuela… ¿verdad, Yamanaka?
La rubia fulminó con la mirada al Inuzuka. Detestaba que siempre interviniera cuando ella estaba por comenzar a hablar.
-De acuerdo, Ino… comienza a hablar.-El pedido había llegado, logrando que el Inuzuka le ignorara olímpicamente.
-Pues… hoy, llego a mi clase un chico nuevo que está, Dios, hecho un cuero.- cerró los ojos en un ademán por más ridículo, Sakura se irguió un poco pues un interés repentino le embargaba. Además, un chico nuevo y guapo en el Instituto siempre era una excelente noticia.
-¡Ah! ¡Por favor!- bufó Kiba mientras se llevaba las manos al cabello, tirando de unos de sus mechones castaños, Sakura sonrió. -¿Para eso me citaste? ¡Podría estar haciendo cualquier cosa ahora mismo!
-¡Calla, Kiba!- Exclamó Haruno neutral, por Kami-sama ¿ese chico no se podía poner en paz aunque sea unos momentos?
-¿Desde cuándo tu interés Haruno?- El tono burlón llegó al Inuzuka mientras una sonrisa burlona le iluminaba el rostro. Sakura bajó la cabeza un tanto resignada. -¿Desde que Ino dijo: "está hecho un cuero"?- No dejó escapar la ocasión para imitar ridículamente la anterior expresión de la rubia a la que le entraron unos deseos homicidas de pronto.
Por su lado, Sakura logró pasar por imprudentes los comentarios del joven.
-¿Cuál es su nombre, Ino?- Un deje de curiosidad se presentó en la voz de la Haruno.
-Sasuke Uchiha.- Afirmó Ino, tan firme que pareciese que la rubia le conocía de años.
-Y te aseguro que es un creído. – Intervino Kiba, mirando la mesa con un creciente aburrimiento.
-¿Y cómo es? Quiero decir, físicamente. ¿En qué clase tuya está?- Proseguía Sakura, tal vez nunca se había interesado por los chismes que les platicaba Ino… pero esta podía ser la excepción.
-¿Porqué el interés?- Tal vez Kiba tenía razón… hoy había un raro interés en la Haruno.
-Estem, yo… - "¿Realmente fue tan notorio?" La ojiverde trataba de hallar una buena escusa hasta que la encontró, se giró un poco puesto que un notorio sonrojo comenzaba a adornar su rostro. -Ya sabes, cerda, me aburro y pues… me gustaría saber un poco más, tal vez así tenga tema de conversación contigo.
-De acuerdo, de acuerdo.- al parecer Ino se lo había tragado completito. Suspiró un tanto aliviada. -Pues es alto, ojos negros, cabello azabache, tiene un cuerpo de sueños. Y su rostro, ah, parece que lo tallaron los mismos ángeles. Todo un galán. Está en mi clase de Artes.
-¿Saben qué?- Kiba arqueó una ceja ante la charla absurda en la que se veía envuelto, se levantó de su asiento con una parsimonia conocida muy dispuesto a abandonar el lugar. -Yo me largo de aquí, sus charlas son bastante… cómo sea. Nos vemos.
La pelirrosa imitó al recién desaparecido y su acompañante le dedicó una mirada acusadora acompañada de un amorfo mohín.
-Yo… tengo que irme, tengo unas cosas pendientes- Le dedicó una amable sonrisa a la chica rubia, dejando el dinero suficiente para pagar su consumo y el de Kiba. -Nos vemos luego Ino. No metas tu cerda nariz en dónde no te llaman.
-¡Serás!...- Fue lo único que la pelirrosa alcanzó a escuchar antes de salir de la cafetería.
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Sakura llegó a su apartamento, puso algo de agua en una tetera, y se dirigió a la ventana recargándose en una de las columnas cerca de ahí. Miraba por el cristal el cómo las gotas de lluvia caían con cierta rapidez como si estuvieran desesperadas por alejarse de las nubes… tomó el dije que colgaba de su cuello. Un guardapelo de corazón que su madre le había regalado antes de que ella decidiese vivir sola, el cual apretaba cuando se sentía ansiosa.
-Sasuke Uchiha…- Susurró a un oyente ausente, llevándose una mano al cabello. - ¿Por qué sigo pensando en ti?
El pitar de la cafetera le sacó del ensimismamiento, despertando del limbo en el que estaba por el momento. Pensando en alguien que aún no conocía y tenía la vaga esperanza de conocer. Sasuke Uchiha.
¿Realmente era tan encantador cómo Ino había dicho?
