Where Idiot should go

Capítulo 01 - sprinter

"Por conocerte, vi un sueño que no se hara realida.

Es la eternidad superadada por solo un segundo."

Escabullirse de su casa era la tarea más difícil iniciando el día. Tras despertarse antes que todos en la casa y despedirse de su cómoda y cálida cama se despojo de su pijama de algodón lo mas silenciosamente posible y se vistió con un pantalón de mezclilla negro, una blusa doble monocromática y unas deportivas blancas. Cepillo su cabello negro cobrizo tan largo hasta debajo de los omóplatos y se lo acomodo en una desordenada y sexy coleta con una pinza en forma de mariposa color gris.

Con un suspiro tomo su mochila a orilla de la puerta de su habitación y se la colgó al hombro. Esperaba que fuese un día tranquilo, realmente lo necesitaba.

Bajo las escaleras lo más silenciosamente posible, cosa difícil teniendo en cuenta a los perros que dormían en la sala que tan pronto la vieron se pusieron en alerta.

--Shhh...-- Haciendo el ademán con la mano.

Como la menor de la familia tenia prohibido deambular sola por cualquier lado, aunque más por ser la pequeña era por sus habilidades por la razon de su sobreprotección, siendo sus hermanos los que tenían que escoltarla a todos lados -realmente era un fastidio- así que optaba por desaparecer antes de alguien le siguiese. Cosa que no agradaba mucho a su padre. Ella entendía que ellos también tenían una vida aparte y suficiente era también lidiar con ella.

Quito los seguros de la puerta principal con la copia de las llaves de su hermana y se dispuso a salir siendo seguida por Drago y Snow; el primero era una cruza de dálmata y Rottweller, de ojos grandes y expresivos, tan musculoso como su padre y lo justo de alto como para ser una cruza perfecta, con el clásico color negro y marrón para no dudar de su procedencia. Pese a que a primera vista tenía pinta de ser un animal mono era todo menos dócil, tan pronto pisaba fuera de la casa su lomo se en crispaba como todo un perro salvaje; Snow por otra parte era todo lo contrario, una cruza un poco rara, muy menudo para ser un pastor alemán y muy amistoso para ser salvaje, a diferencia de Drago él convivía con cualquiera y encajaba en cualquier lugar, su pelaje blanco era una marca personal y mas de medio Nerea lo conocía, como marca diferencial tenía las orejas y patas con pequeñas manchas miel. Lo único que compartían ambos en común era el color de sus ojos marrón y su dueña.

El cielo era de un gris triste y debastador, las nubes presagiaban lluvia y frio en cualquier momento, el viento frio y la falta del trinar de los pajaros realmente te hacian pensar reconsiderar la idea de salir, pero ya equida y afuera, no se echaría para atras y ambos perros la siguieron no negandose a un buen paseo lejos de su casa como era costumbre.

Saco de su bolsillo trasero unos guantes cortos sin dedos y tras ponérselos saco de su mochila una sudadera de cuello de tortuga ancho color gris y mientras caminaba se la fue poniendo dispuesta a desaparecer lo mas pronto de ahí.

Por lo regular a esas horas no había nadie mas que los centinelas que patrullaban en turno así que trato de relajarse lo mas posible ya que el aroma de una were-beast hembra nerviosa era demasiado atrayente. Tan pronto Snow vio a uno de ellos se acerco a saludar moviendo animada su cola y a decir por ello se trataba de Sery, la were-beast que lo había encontrado y rescatado, la hembra tendría unos treinta y algo, tez morena tanto natural como por el sol -así que era doble- cabello rojo y de uno sesenta y pico; vestía el uniforme de patrulla que consistía en un pantalón con varias bolsas, una camisa y un chaleco reforzado, todos del mismo color, negros, y como centinelas eran los únicos que por lo regular portaban armas -aunque rara vez las usaban-. Cuando alzo la vista del can y la vio saludo un poco desatendida y ella respondió con un movimiento de mano y una sonrisa tímida; sin mas se escabulló lejos de su vista doblando una esquina, había avanzado dos calles cuando Drago que en ese momento no se había separado de ella se en crispó aun mas y se adelanto mientras gruñía. Suspiro entre divertida y cansada, Flirt era el blanco habitual y rutinario del "salvaje" -como lo apodaban-, muchos se burlaban de él ante el acoso del que era parte ya que pese a que a Drago rara vez le agradaba alguien, era al único al que mostraba su disgusto abiertamente.

Hizo un silbido fuerte y largo tratando de llamar su atención pero este se limito a dejar de gruñir.

--¡Drago, ven!-- Dio un pisotón al piso y señalo a un lado suyo lanzando una mirada de advertencia.--¡Drago...!-- Sin quererlo Snow fue el que respondió a su llamado apareciendo por una esquina y como si arrastrará las patas, Drago hizo lo mismo de mal modo. --Lo siento Flirt.--Se disculpo tomando del collar del animal.

--¿Porque tu perro me odia?-- El tono de Flirt era desconcertado. Él como los demás centinelas portaba el uniforme, su cabello era rubio almendrado, tez blanca y unos bonitos ojos azules; y por ser tan guapo lo odiaba, aunque claro si odiara a los guapos odiaría a mas de medio Nerea ya que todos estaban súper buenos y bien formados no importaba su edad, pero era el hecho de que Flirt a sus veinte años se creía el galán del momento por ser "exótico" -como él mismo se llamaba- y flirteaba con cualquier mujer.

Aborrecía a los mujeriegos y sobretodo a los idiotas.

--Algo le habrás hecho-- Respondió simplemente tratando de ocultar su molestia.

--Yo nunca le haría nada, amo a los animales-- se defendió ofendido.

--"Y a las mujeres"-- se dijo para si.--y mas te vale que no-- se despidió con un ademán y le dio la espalda. Sabia mejor que nadie que ningún were-beast lastimaría a otro ser vivo a no ser que fuese estrictamente necesario pero nunca estaba de mas la advertencia.

Cambio de calle y se trago una carcajada. Aunque a ella tampoco le agradara Flirt que el perro lo hiciera personal le parecía cómico.

Lo demás que le quedaba del trayecto lo paso sin problemas. Nerea de mañana no era muy bonito, al contrario, daba algo de miedo, debido a la abundante vegetación hacia mucho frío y como ahora, el cielo no te dejaba ver mucho de ese hermoso verde a la luz del sol, como un santuario rodeado por la naturaleza la mayoría de las casas estaban cubiertas por enredaderas así como los muros que las separaban de las demás, tanto afuera como adentro había árboles y en ocasiones algunas casas se habían construido alrededor de uno. Los caminos no eran totalmente de tierra había pasto, maleza, arbustos y flores por casi todos los caminos a excepción por donde uno pasara mas seguido.

Cuando llego a la salida tomo un poco de aire y se agarro bien a las asas de su mochila. Willian y Yona eran los encargados regulares de cuidar la puerta. Comenzó a trotar mientras una pequeña ola de adrenalina y diversión la recorrió dándole el ultimo impulso que necesitaba.

--¡Hey! ¿A donde vas?-- La llamo la voz de una mujer arriba de una de las torres del muro. Yona era una mujer que aparentaba fácilmente treinta años -como la mayoría de ahí- teniendo en cuenta que tenia cuarenta y pocos. Cabello negro rizado, tez levemente morena y ojos miel.

--¡Tengo un mandado!-- Respondió sin detenerse con ambos canes corriendo con ella.-- ¡Lo siento!--No se detendría a platicar, eso solo les daría tiempo de llamar a su casa y alertarlos de que había salido sin alguien acompañándola.

--¿Nadie va a acompañarte?-- Pregunto escéptica.

--Ya tengo doce años, no soy una cachorra.-- Comenzó a bajar las escaleras un poco molesta.

Para un were-beast tener doce era ser un adulto joven debido a su avanzado crecimient, a esa edad podían ser tan letales como un adulto, careciendo solo de experiencia que se compensaba con los constantes entrenamiento no solo para tener control de su propia fuerza sino para ser un miembro activo tan pronto tuviese dieciocho.

--Pero tu padre...--Esta vez fue William el que saco la cabeza de la segunda torre. Él era de piel morena debido al sol, su cabello era muy corto y negro, llevaba una barba solo alrededor de la boca.

--¡Tengo prisa!--Se exasperó un poco ante la rutina de "retenerla", nunca funcionaba y ellos realmente no lo intentaban seriamente. Sabían que su padre la sobre protegía y ellos trataban de darle la libertad suficiente para crecer-- No tardare.-- Se despido.

La gran puerta de Nerea al exterior era lo que mas apreciaba, un gran muro rodeaba el santuario, tan grueso que para salir tenias que bajar unas escaleras en curva, al igual que con las casas este estaba cubierto de enredaderas y vegetación que poco a poco se había abierto paso por los bloques de concreto. Pocos árboles lo rodeaban de cerca y los únicos dos mas cercanos sus raíces eran tan grandes que sobresalían de la tierra y de la pequeña zanja que era la salida y el camino al bosque.

El camino fue relajante como siempre, el sol poco a poco aparecía dejando a su paso el famoso rocío, el aroma a pasto y tierra mojada. Se alejó del sendero normal y camino entre los árboles, no por miedo a encontrarse a nadie sino por la tranquilidad que le provocaba el trinar de las aves una vez el sol salía, el ver a pequeños animalitos huir de ella y la imagen en general de lo que era una "Vida salvaje".

Aullo una suave melodia, una pequeña canción que su corazón la obligaba a entonar.

Eso la hizo recordar que ella anhelaba a diferencia de las demas were-beast, encontrar a un compañero, a uno en especifico. Como hembra era libre de escoger a quien quisiera pero muchas antes de enredarse con alguien disfrutaban de su libertad ocasionando muchas veces, mal entendidos y peleas.

Como were-beast estaba acostumbrada a los constantes enfrentamientos entre machos por demostrar su "fuerza" y ganarse así a una compañera, algunas veces funcionaba, otras no. Los deportes eran el pan de cada día aun entre las hembras que rara vez hacían gala de su fuerza bruta, el fútbol era muy famoso entre los machos, incluso había bandos, por lo regular felinos vs caninos. Eso la hizo recordar cuando se unió a un grupo de puros machos, todo mundo la protegía, fue lindo hasta cierto punto, hasta que se dio cuenta que la dejaban atrás, le había costado un poco ganarse el apoyo y confianza de algunos machos pero solo así pudo jugar con libertad.

Ya no era nadie a quien cuidar, sino de cuidarse.

Pero por alguna razón no sentía que encajara por completo. Los machos la veían como una igual pero ahora las hembras mas jóvenes parecian temerle a ella. Al principio creyo que era por ser hija del actual lider de Nerea.

El río estaba a nada una vez que saliera del bosque, una vez que lo cruzara podría rápidamente olvidarse de un grupo al cual no encajaba del todo y ser simplemente ella un cien por ciento.

Había intentado hacerse de algunas amigas pero solo logro entenderse con una de un grupo de ocho, de ahí en fuera la mayoría con los que se llevaba bien eran machos pero todos la trataban con cuidado como si tubieran miedo a hacer algo mal, Cosa que no resultó muy bien, al menos en su parecer.

Como toda hembra que era pudo ver a su alrededor y ver sin lugar a dudas, que ella no era un punto de observación masculina y si lo era era como si los pobres pisaran campo minado. Los machos apuntaban directamente a las hembras dóciles, hermosas e inteligentes y ajenas de su clan. Ella no era dócil, amaba el combate y las competencias, no era hermosa, sobre todo con su estado de híbrida la hacia una mala opción a escojer, y su inteligencia era opacada por su imaginación alocada y despiste total. Tendía a perderse en sus pensamientos por largos ratos sin prestar atención a nada, como ahora, que caminaba entre árboles y maleza para no hablar con nadie y perderse en sus recuerdos.

Su primer beso fue algo que jamas olvidaria. Cuando tenia seis años ella habia llegado a Nerea ajena a sus hermanos de la mano de su madre, se habian instalado con ellos como si nada, lo mas duro fue encontrarle sentido a todo sin siquiera saber que tenia hermanos y un padre viviendo muy lejos de ella. El distanciamiento propio y los nervios de un entorno nuevo hicieron que la escuela fuera un poco solitaria. Curiosamente hubo alguien quien la vio aun cuando ella no lo queria.

Recordaba su rostro, simple amable y sonriente, era casi como si tuviera luz propia, sus ojos siempre la ponian nerviosa, de un verde intenso con tonos amarillos y su cabello de un castaño poco usual. Él era hermoso, mas que precioso y solo la veia a ella, como cualquier caballero de cuento, abría para ella la puerta, la esperaba antes y despues de clases, compartian el almuerzo y pasaban juntos el poco rato de los juegos brindaban. Incluso hubo una vez que la habia protegido, sin él a su lado ella probablemente hubiese sido atacada, a final del dia él extendio sus brazos y la abrazo mientras temblaba.

Un buen dia le pidio quedarse, el salon estaba vacio y el sol entraba de lleno por la ventana, ambos compartieron su pequeño escritorio, cara a cara. El sol lastimaba sus ojos por lo que lo miraba entre cerradamente pero distinguió una sonrisa.

--¿Puedo besarte?--Le pregunto sin apartar la vista de ella despues de un rato.

Eso la habia tomado por sorpresa, sus mejillas se habian sonrojado y de repente el sol parecia calentarla aún más. Lo miro con detenimiento, pese a ser un niño mayor por dos años era guapo, jamas habia visto a otro were-beast como él y pese a ser guapo el jamas andaba ligando o creyendose la gran cosa, al contrario siempre actuaba despreocupado e indiferente ante la clase a veces hasta tonto, era amable y divertido con los demas. Asi que ahí estaba, un were super genisl pidiendole un beso a alguien como ella.

--Si...-- Respondio en un suave susurro nervioso y con tono cortado.

Él sonrio, sonrio de la manera en la que facilmente podias verle los relucientes y perfectos dientes. Ahora no era el sol el que la lastimaba.

Sus ojitos comenzaron a llorar ante la luz asi que empezo a cerrar los ojos con el corazón golpeando su pecho. Trato de mirar a su alrededor esperando que nadie los viese su nerviosismo era tan palpable que él tomo uno de los cuadernos y le dijo:

--Ten cubrete con esto-- Coloco el cuaderno entre el sol y ella ayudandola a que sus ojos dejaran de doler.

Ahora que lo podia ver bien él le miraba serio. Él se acerco a ella por encima del escritorio.

--¿No importa que alguien nos vea?-- Eso hizo que se detuviera. Su mirada cambio y miro a la puerta y luego a ella.

--¿Eso te molestaria?--Se veia ofendido. Claro que no le importaba, pero ¿Que tal si eso afectaba a su imagen?

--No--

--A mi tampoco-- Eso la tranquilizo de algun modo. Él la aceptaba.--Pero si eso te preocupa entonces...--Cambio de lado el cuaderno haciendo que el sol la volviese a golpear de lleno ¿Es que a él no le afectaba?--Toma el otro extremo--Le pido.

Con ambos ahora agarrando cada extremo volvio a acercarse y ella hizo lo mismo.

--Es mi primer beso-- Dijo entre emocionada y ansiosa.

--El mio tambien..-- Cuando estuvieron lo suficientemente cerca él ladeo su cabeza y lentamente unio sus labios con los de ella.

Fue un beso de lo mas inocente, pero para ella fue como recivir un trueno directo en su espalda, sentia su respiracion y el suave de sus labios en ella.

Ahora que recordaba eso despues de tanto el nombre de ese cachorro were-beast se le escapaba de su memoria pero los momentos que paso con él se tatuaron en ella junto con su beso inocente y su calor. Segun Caleb -su primo- era una de las pocas afortunadas que habia recibido un "beso rosa" osea, el beso perfecto.

Pero todo cambio con el repentino cambio de Santuario obligandolo a irse con sus padres.

Ella no supo mas de él.

Cuando llego al río se dirigió directamente al puente de tierra y piedras para cruzarlo sin problemas, debido a las lluvias de la temporada la corriente del agua había crecido lo suficiente como para al chocar con las rocas el agua mojara sus deportivas. El río era bastante grueso y profundo como para que cuando llegara un punto máximo de agua desbordara lo suficiente para no inundar todo el bosque y en vista de que había muchos árboles estos absorberían el agua sin problema.

Su objetivo era cruzar ambos bosques e ir a una de las ciudades en ruinas, con la desaparición del hombre varias ciudades quedaron desfavorables para ocupar, los animales desplazados retomaron el control de las tierras rápidamente al igual que la natualeza y ante una civilización decadente su raza no quiso involucrarse en algo que podría repercutirles mas adelante y dejo en manos del tiempo la destrucción de edificios y porquería, aunque claro un poco de conocimiento no venia mal así que exploraron y aprendieron solo lo mejor del ser humano y lo demás lo abandonaron.

Pero tratar de deshacerse del ser humano era como matar cucarachas o al menos es lo que decía su abuelo.

La primera vez que había ido había sido en una exploración dada por los centinelas a la nueva generación y aunque no indagaron mucho en el terreno se enamoro inmediatamente y no solo por el lugar sino por lo que habia ocurrido ahi.

Cuando llego se estiro haciendo tronar sus huesos. La ciudad era ahora una jungla de cemento y vegetación lo suficientemente desastrosa como para abandonar el rescatarla, y lo adoraba, era una clara imagen de que a la naturaleza no se le puede detener.

Los edificios sin el mantenimiento necesario habían cedido ante la naturaleza, sus muros ahora tenían metros de enredaderas, hiedra y tierra, los vidrios de las ventanas prácticamente eran inexistentes, los automóviles estaban hasta el techo de musgo y maleza, algunos postes habían caído ante los vientos o por el oxido. Las aceras y el cemento se hallaban cuarteadas y cubiertas de pasto, en algunas partes hasta habían crecido árboles llevándose consigo algunos edificios.

Se mantuvo en medio de la calle en todo momento ya que la última vez un edificio no había soportado su peso terminando de romper varias ventanas y dándole un susto de muerte, por otro lado Drago y Snow tan pronto entraban en la ciudad se desaparecían por ratos, no se preocupaba del todo ellos sabían donde encontrarla. En todo el tiempo que llevaba yendo y viniendo había explorado solo un diez por ciento de la ciudad encontrando varias cosas bonitas e interesantes que todo were-beast consideraría basura materialista pero para ella era como una búsqueda del tesoro.

Hacia dos años aproximadamente que hurgaba entre escombros y basura encontrando todo tipo de cosas, su sorpresa y curiosidad crecía cuando en ocasiones encontraba esqueletos, a veces uno o dos y otras veces en masa o grupos reducidos, era especialmente duro cuando eran niños de su edad o menores, la muerte los habia cogido desprevenidos -como a todos en algun momento- pero el verlos e imaginarse la escena mas posible era mórbido y aterrador, incluso llego a pensar en poner los huesos en fosas pero no parecia justo, ni decente asi que optaba por ignorarlo y pensar que en algun momento fueron las presas de alguien; con el tiempo fue llevándose de a poco algunos objetos que le padecían interesantes y que podrían pasar fácilmente desapercibidos, en su mayoría libros y joyería -le gustaba sobre todo las cosas muy elaboradas y brillantes-, su mochila llevaba ese propósito.

De entre los lugares explorados había encontrado lo que seria un diamante entre el barro. Escondida entre los escombros de sus edificios vecinos se hallaba una casa que se mantenía enteramente de modo natural. Sabia por algunas revistas que los humanos en un intento de revertir su estupidez habían creado casas sustentables amables con el ambiente, la calle donde estaba era una de ese puñado ecológico y la casa en la que estaba era la única que había sobrevivido al caos infernal del tiempo y que durante un tiempo había tenido habitantes humanos que la habían arreglado para después volver a abandonarla.

La casa no era muy grande, todo era de un solo piso, tenia paneles solares rotos pero que trabajaban en su mínima capacidad, un dispositivo en el techo que cada vez que llovía purifica el agua y la enviaba a una cisterna que la distribuía en toda la casa, había varios muebles y cosas para estar cómodo y tomarse un largo y tendido descanso, en el baño -que aparte era funcional- había un botiquín con todo lo necesario -aunque muchas de las medicinas habían caducado hacia tiempo-. Ella descansaba ahí tan pronto llegaba y después de almorzar algo ligero se dedicaba a su rutina diaria.

En esta ocasión se olvidaría de cazar tesoros y se dedicaría simplemente a divertirse dando carreras en los alrededores. Aunque era común hacerlas en manada -y mas seguro- ella disfrutaba de la soledad y libertad que el estar ahí le brindaba, solo así podía ser ella misma, solo así podría vestirse del poder de su sangre.

Con sus cosas seguras en su guarida y con mucho tiempo de sobra, cogió aire y relajo su cuerpo. La transformación parcial era tan natural en ella que siempre se andaba con cuidado cuando se hallaba rodeada de su gente, por lo regular siempre que perdía los estribos su lado mas animal surgía y con el su mal temperamento así que era necesario siempre mantenerse tranquila y en control. Lo primero que brotaron fueron sus orejas, estas tenían la forma de unas orejas lobunas oscuras, después vinieron las garras, por lo regular mantenía las uñas cortas así que cuando estas surgían tendían a lastimarla pues se tornaban casi cinco centímetros mas largas y mas gruesas -tallar se los ojos o rascarse era peligroso si no tenia el suficiente cuidado-, luego los colmillos mandando un dolor punzante por toda su mandibula, la quemazón en sus ojos le dijo que estos también habían cambiado y el dolor naciente en su columna y el nacimiento de la espalda la hizo consciente de que la cola se había formado satisfactoriamente haciéndola aullar tanto de dolor como de excitación.

Pero algo en su estomago le decía que debía llegar mas lejos, solo necesitaba dejar que la piel la cubriera.

Para un were-beast era normal tener ciertas facciones animales como la nariz mas chata o los ojos -ya sea amarillos o colores curiosos- finos o grandes, pero aun entre su gente había individuos mas conectados con su lado animal, ellos llegaban a tener orejas y cola animales o facciones mas salvajes, eran mas poderosos que un were-beast normal y sus instintos animales eran mas fuertes -incluso que ellos mismos-, esto los llevaba a no encajar muy bien en los grupos, haciéndose llamar 'Stratis'.

Curiosamente ella tampoco encajaba en ese grupo, ella había nacido were-beast y podía tomar la naturaleza de un Strati con solo quererlo tan pronto cumplio los nueve años. No tenia el conocimiento de que alguno de los miembros de su clan pudiera hacer lo mismo y realmente nadie le decía nada sobre ello, su madre antes de morir en un tiempo se había asustado y le había dicho que lo mantuviera oculto - murió jamas hablando del tema, ni siquiera una mención para guiarla-, pero lo que si sabia era que los Strati no vivían con otros were-beast y que ellos tenían su propia tierra muy aparte de ellos, así que era probable que su madre tratara de evitar eso.

Era común que si un niño nacía con esas características tan pronto cumplía nueve se le enviaba a donde los Strati para que ellos lo educaran de la manera correcta. Siendo estos considerados la elite de la elite centinela completamente salvaje, algo así como los antiguos Bersekers de la antigüedad pero curiosament el gen se mantenía exclusivamente en los machos.

Así que por eso lo escondía.

Aprendió a controlarlo mientras su familia no estaba en casa. Cuando fue insuficiente el espacio reducido salia al bosque próximo a Nerea pero el miedo de ser descubierta mientras corría en las cercanías la obligo a moverse, así que por eso estaba allí, lejos de todos.

Se debatió un momento entre cambiar de piel o no, esta vez se negó a ceder y se quedo así, siendo esta forma las mas difícil de mantener.

--La practica hace al maestro-- Probablemente en algún futuro le fuese de ayuda.

Comenzó su carrera con un trote, primero por los barrios que ya había explorado y luego por los nuevos. Para ella era fácil perderse así que siempre iba en orden y cuando creía que había avanzado lo suficiente regresaba. Esta vez la nueva calle estaba llena de casas, comercios pequeños y como siempre, muros caídos. Tomó nota de los lugares que pudiesen tener algo interesante y siguió su andar, esta vez con más velocidad.

La libertad de las carreras eran como un lujo para su gente, la sensación de sentir el corazón a punto de explotar, el pasto, el aire y la excitación eran una buena motivación. Cogio un poco de aire y dio un silvido largo y fuerte ante la ausencia de sus canes, siguio así hasta que Snow le dio alcanze y poco después Drago.

En ese momento probablemente su familia ya estuviera buscándola por toda Nerea, su padre estaria pegando de gritos y sus hermanos fastidiados. No los culpaba, ella incluso se fastidiaba con solo pensarlo. Amaba su hogar, a su famila, pero detestaba estar bajo la presión de ser la hija del alfa, su madre siempre fue toda perfección, era difícil llenar tan altos estándares, sobre todo cuando ella era todo lo contrario.

Ella no encontraba el gusto de estar pegada a un libro, la escuela y la historia no eran lo suyo pese a que su madre la sermoneó una vez con algo como "Quién no aprende de su pasado esta condenado a repetirlo", por alguna razon la atraia lo místico, lo oculto, y la luz, ni de que hablar, ella amaba la noche, los misterios que este ocultaba y los seres que vivían ahí, había visto parte de su mundo algunas veces mientras dormia, siempre con acertijos pero jamas se equivocaban. Sabia que la locura de su sangré la reclamaría algun dia, lo sentía cada vez que su sangre hervía de coraje y odio, la rabia se apoderaba rapidamente de ella, consumiéndola y esperaba, muy dentro de si, que fuese en el momento y lugar correcto, por una causa justa y no por un arranqué de ira repentino, no queria cometer algun error que no tuviese reparación.

Esa era una de las razones por las que corria sola y se mantenía lejos de los demas, sabia como era, agresiva y con una lengua venenosa, su madre muchas veces mientras vivio la regaño por su modo de decir las cosas, aunque no estaba mal del todo -ya que los were-beast eran muy honestos- pero habia cosas que requerían tacto y no de su tipico humor negro. Su humor agridulce no siempre era bien interpretado y llegaba a un punto en el que era ofensivo.

Muchas veces tuvo que disculparse por los malentendidos que causaba.

Con el reciente desfogue de energía nacio de ella un aullido tan cargado de libertad que la obligo a detenerse. Este facilmente resono en las paredes de los edificios abandonados dandole mas profundidad. Algunas aves que se encontraban ahi descansando emprendieron el vuelo. Drago y snow habian parado con ella pero no se unieron a su llamado.

Un escalofrio la recorrio de pies a cabeza seguido de la euforia momentánea, se sentia feliz y desgraciada al mismo tiempo.

No, muy en el fondo sabia que no era del todo por lo que corria. La unica razón por la que lo hacia tan lejos y en ese lugar en específico era para encontrarse con la sombra en su memoria, ese primer beso fue su caos y esa espalda protegiendola fue su todo.

Su respiración agitada y su corazón a mil fueron su mejor medicina para su estrés. Una canción nació en su pecho, primero con un suave aullido entrecortado, luego un poco mas largo como si tratara de reflejar el viento golpeando los arboles antes de la una tormenta, su canción hizo gemir a Snow y a Drago lo puso tenso, el dolor era palpable, la angustia y la pena eran evidentes.

Desde que su madre habia fallecido nada habia sido igual, sus hermanos eran cada vez mas reservados con ella, a veces sentia que la culpaban de ello aunque nunca se lo dijesen, su padre se enclaustraba en su trabajo como si le doliera verlos y ella sentia que podria dejarse ir en cuaquier momento.

Todo se juntaba y la aplastaba.

Los were-beast mantenian el luto por mucho tiempo, incluso sabia de casos de que algunos se volvian autodestructivos para morir rapido a manos de otro.

Sentia que era su culpa.

Se sentia sola.

Solo cuando Snow gimoteo se detuvo sin darse cuenta se habia dejado llebar por un instinto vago. Se llevo ambas manos a la cara y se dejo caer en cuclillas percatandose apenas de que lloraba. Drago se acerco y moviendole la cola trato de lamer su rostro, Snow le hecho una olfateada y se quedo a su lado.

Era tonto e inutil desahogarse de ese modo, siempre huyendo. Con gesto cansado y avatida acaricio las cabezas de ambos y se puso de pie, cogio mucho aire y lo mantuvo lo suficiente hasta estar tranquila.

Se marcho a su guarida. Habia tenido suficiente.

Una vez ahi metio las cosas en su mochila, se puso su sudadera y cuando se disponia a irse, un aullido sumamente potente la alerto de un intruso en la ciudad.

Bueno este es el primer capitulo definitivo, debido a que tengo muchos fic inconclusos (en facebook) juntare todos en uno solo en un mega cross over a mis lectores mas pacientes y continuos espero les guste la idea.

Debido a ciertos detalles ahora subire mis capitulos y fic's a (hermosamente con o sin cuenta pueden comentar asi que les espero siempre con un buen comentario)

Tambien tratare de ilustrar cada capitulo, pero no esperen mucho, estos pueden verlos en mi instagram :smile: si no saben cual es solo busquenme como "rose_nexus".