La luz del sol del verano se escondía en el horizonte iluminando la playa donde la casita de madera se erguía confundiéndose con el paisaje. Dentro en la cocina una mujer de edad avanzada terminaba la cena mientras que una pareja de niños. Una niña de unos seis y un niño de cuatro correteaban jugando a las escondidas.
-René, Billy a comer antes de que su padre los recoja. – grito la abuela a lo que los niños llegaron a todo correr a la mesa, Billy ataco su plato con un hambre que parecía de días.
-Cuidado pequeño, nadie va a quitártelo.
-Abu, ¿de dónde es esta foto? – la pequeña niña de piel cobriza, pelo castaño y ojos chocolate llenos de curiosidad, le tendió sobre la mesa la vieja foto de un prado seco.
-esto, ¿de donde la sacaste?- La voz de la Abuela tembló un poco cosa que pasó desapercibida para sus nietos.
-se pegó en mi suéter mientras me escondía en el armario de tu habitación.
-no es nada nena es un viejo recorte de revista.
La mujer tomo con sumo cuidado la fotografía que tantos recuerdos le habían traído y se la metió en la bolsa.
A las ocho en punto la puerta sonó y los niños quienes después de cenar se había quedado dibujando sobre la alfombra corrieron a abrirle al visitante una mujer de aspecto amable y pelo negro hasta la cintura.
-Mis bebes- dijo abrazándolos y dándoles un beso a cada uno- ¿se portaron bien con la abuela?
-si mami, nosotros siempre- dijeron ambos componiendo sonrisas angelicales.
Después de una pequeña plática la mujer salió de la casita con los dos pequeños frente a ella.
-Will está en patrulla, y Jacob tuvo que ir a una reunión de consejo, es por eso que no llegan- le dijo la mujer a la anciana que los despedía desde la puerta.
-no te preocupes Lucy, tu madre me llamo hace un rato, Sam también está allí.
Los niños se despedían de la abuela desde las ventanas del auto que ya se estaba poniendo en marcha.
-Adiós Abu Bella! Hasta mañana!
Gritaban mientras ella los despedía con una mano y con la otra acariciaba al foto que aun tenia en el bolsillo.
