Aclaración: Detroit: Become Human no me pertenece.


Compañero nuevo.

Sentía la mirada en su nuca, pero no mostraría interés. Solo le importaba el caso que le habían entregado. Para eso se encontraba allí.

Para eso y nada más.

Hank pensó que se encontraba enojado, pues su led se encontraba rojo. Pero ya no insistía en preguntar, ya lo había intentado y él evitaba responderle.

-Tengo entendido que debido a que el caso se trata sobre divergencia trabajaremos juntos- había dicho ahora el otro androide, quien se había acercado por detrás sin que él se percatara.

Tenía apoyado los brazos en sus hombros y había acortado bastante la distancia. Casi parecía que lo estuviera abrazando.

Se sentía incómodo.

-Así que tú eres el nuevo puto androide, el que trabaja con el imbécil de Gavin ¿eh?- dijo creyendo entender la supuesta molestia de Connor–maldita sea, cuando te necesitemos te llamaremos- bufó mientras intentaba no desconcertarse con el gran parecido que tenía con su amigo.

Sin inmutarse, el androide se reincorporó y respondió con una sonrisa.

-Si, Connor modelo RK900- dijo para posteriormente regresar con su compañero.

Mientras Hank balbuceaba sobre la originalidad de las caras y nombres en Cyberlife, él no evitaba pensar en que trabajarían juntos.

Por alguna razón, se sentía intimidado por aquel androide. No es por el hecho de que fuera más alto que él, el canoso también lo era. Pero sentía que lo devoraba con la mirada.

Y solamente se habían conocido hace un par de horas.

Se suponía que aquel Connor era un androide enviado por CyberLife para solucionar el tema de los divergentes, tal como fue enviado hace un año atrás él. Pero algo le hacía pensar que también era un divergente.

Y eso era lo que más temor le daba.

Fin.