Notas por si un queso:

Alternative Universe Reylo.


Se sentó encima de la cama, se llevó las manos a la cabeza y gritó para liberar toda la frustración que tenía encima: rabia, impotencia y mucho dolor. Nunca pensó que la situación iba a llegar a ese límite. De toda esa pelea interna salieron varias lágrimas que no pudo contener, lagrimas que quemaban su cara. Se hacía daño en la manos de tanto apretárselas. De sus propios gritos no escuchaba los portazos y esa voz suplicando que la abriera. Su voz ya estaba rota. Jamás volvería a abrirle una sola puerta, pues ya había cerrado la última que quedaba abierta.

Se masajeo la zona adolorida de forma suave con la yema de los dedos. Sin duda, aquella marca iba a durar mucho más de lo que ella pensaba. Quizás tendría la suerte de taparlo con maquillaje. Pero, ni con un kilo de la mejor base podría tapar toda la decepción que sentía por aquella persona.

No sabia a partir de que momento todo aquello había empezado. Si cerraba los ojos y lo pensaba detenidamente, no encontraba un momento que la hiciera pensar que todo aquello tuviera un origen directo y preciso. No había más que pedazos de momentos incomodos que dejo pasar y se juntaron para ser esa gran bola de desgracia que cargaba, pesada solo por sentimientos negativos que nunca creyó que aparecerían.

Todo en un principio eran sonrisas tímidas y miradas furtivas llenas de interés en un centro pequeño como era el colegio. Los pasillos se volvían vacios, sin alumnos ruidosos, cuando notaban la presencia de la persona querida. Todo se volvía pequeño e insignificante cuando se sentaban al lado en aquellas silenciosas tardes de biblioteca. Secretas cortas citas para conocerse. El parque, sentados al lado del río su primer tímido beso. Separados por enseñanzas diferentes unidos en todos los momentos posibles ya fuera persona o teléfono. Retozar en la hierba apartados de la gente. Fotos que nunca tocarían la luz y tendrían un estúpido mensaje cariñoso. Pequeñas muestras de amor con cualquier cosa. Negación de los padres a verlos juntos. Amigos con habladurías y rumores falsos. Celos.

Eran la pareja perfecta y se habían dejado romper por tantos desperfectos que dolía. A ella le dio igual que sus padres no los aceptaran por la edad y el pasado que se había labrado. A él le daba igual que ella cargara con ese impuesto pasado.

Pero el amor no lo era todo como decían las canciones. Ese amor había que alimentarlo con el bien y no dejarlo llenar de polvo. Maldijo no haberlo cuidado y que el no pusiera de su parte para cuidarla. No podía negar que estaban pagando ese error fatal por la terquedad y el orgullo que fácilmente los invadía.

Pensó en como habían llegado los dos a vivir juntos en esa casa alquilada, ella estudiando y trabajando y él solo trabajando. No podía olvidar esos primeros días en los que la música de la radio invadía la casa, intentaba cocinar para los dos, las tareas repartidas, algunos pequeños roces de convivencia por algo mal planeado, intentar pagar al día todas las cuentas... Era una mezcla de sueño y pesadilla donde vivir cada día en esa casa era vivir con una canción cada día.

I Fall in Love too Easily

Sonaba suave, casi dulce mientras veía como su hombre intentaba agasajarla con una cena que se veía pedida por la aplicación del móvil y lo abiertas que estaban las ventanas para disipar el humo de quemado. Luz suave para un momento en el que, irremediablemente volvían a enamorarse, con suaves y sinceras palabras.

I Cant Help Falling in Love

Ella estaba molesta por una de sus ausencias injustificadas, pero el intentó arreglar la situación con un paseo arreglado con helados y una sencillez digna de aquellos días de instituto, pero lleno de dulzor. Las fotos que se sacaron ella los guardó con gran cariño en un álbum.

Broken Strings

Es última canción había sonado esa misma mañana. Ella estaba molesta, él no había llegado a dormir como en otra noche. Ella llamó a uno de sus amigos para que le hiciera un pequeño favor. Cuando él llegó, malinterpreto todo a saber porque. En un momento dado, todo se volvieron gritos y acusaciones. Lo sentía mucho por Poe, él no se merecía ver ese chico que tenía delante: ese monstruo del que había oido hablar.

La caída de toda la fantasía imperfecta dolía mucho.

Los golpes en la puerta cesaron y ella decidió ducharse en el baño para quitarse esa Rey llorona que había delante del espejo. Ella no era débil, tenía un fuerte carácter, pero ante el amor, era un completo helado: simplemente se derretía. En ese momento bajo el plato de la ducha se preguntó si Ben veía su relación con los mismos ojos, si sentía esa gran intensidad y si tenía realmente una gran confianza como ella sentía con él. Debía pensar con claridad, pues en una discusión se decían tantas cosas sin pensar, movidos por el descontrol no se pensaba totalmente y solo se buscaba herirse mutuamente. Pensó si debía dejarse llevar por el orgullo y dejar que las cosas se separaran finalmente de esa forma tan desagradable o le abría su corazón una vez más. No podía, había algo dentro de ella que no le permitía, sería el haberla herido de tal forma, con palabras y agarrones, que hacía perder cualquier sentimiento.

Nada más salir de la ducha, pudo escuchar la música, podía reconocer esa canción a kilometros:

Love me Again.

Pero no salió. Se mantuvo encerrada en aquella habitación, escuchando la canción sentada en aquella cama hasta que el cansancio pudo con ella y se durmió. Aquel sueño era lo que más necesitaba.

Al día siguiente se despertó sola y helada. se cambió a un chandal azul y se sorprendió el pestazo a alcohol que tenía el salón. Ben no tenía el hábito de beber tanto, más si al día siguiente debía ir a trabajar. La radio se escuchaba lejana, donde el locutor daba paso a una sencilla canción sencilla que no pudo identificar. Pensó en las soluciones más drásticas que se le ocurrían. Separarse sin decir nada. Agarrar la maleta y marcharse sin dar una mínima explicación. Esperar para enfrentarlo. Romper todo recuerdo hermoso que habían construido.

El cambio de canción hizo que cambiara completamente de actitud y citara a su amigo Dameron en el parque. No podía resistirse a las piezas de Yimura, sobre todo River Flows in You. Le pidió perdón y consejo. Él solo supo decirle "sigue tu corazón", consejo totalmente inutil, pues su corazón estaba completamente confuso. Intentó hacerle casi, dejar que cada paso, esa paz que le daba el parque, la inundara y aclarase toda la tormenta. Se había olvidado de la causa, pero no del dolor, y eso era un gran impedimento para todo. Todos esos sentimientos negativos, malamente, habían nublado ese amor y positivo que sentía por su pareja. Estaba decidida a seguir ese camino que llevaba a la separación con su primer hombre. No se sentía totalmente preparada, grandes dudas azotaban, pero estaba completamente cegada a esa famosa frase de "All you need is love".

What Hurts the most.

El final de esa triste canción se podía escuchar en el rellano. Dudo entre entrar y encararse a ese destino o salir corriendo hasta que él se marchara del piso. Huir como quien iba a por tabaco. No. Debía ser esa Rey fuerte y encararse a Ben Solo.

Say Something.

Otra triste canción que no hacía má que darle ganas de llorar. Un fuerte olor a hamburguesa inundó sus fosas nasales y se dejó llevar a la mesa. Él estaba arrepentido y dispuesto a que ese desagradable incidente no pudiera repetirse, pero si ella quería, la dejaba marchar. No. No era lo que ella quería. No quería dejarlo marchar. Pero las palabras no querían salir, estaban atoradas en su garganta. Quería gritar que se quedara con ella, que no la dejara sola y que se enfrentaran a lo que llegaba con esa actitud que arrastraban desde alocados adolescentes. Necesitaba decirselo, gritarselo. Pero simplemente las palabras no salían. El dolor regresaba a ella con gran fuerza cuando vio como cogía su chaqueta para marcharse. No podía dejarlo marchar, debía moverse, pero cada paso que daba, cada movimiento que lo acercara a la puerta, era como si el número fuera mucho mayor, y los separaran definitivamente oceanos y no centimentros. Solo podía pensar en desesperación.

- No me dejes- pudo decirle finalmente, haciendo que Ben sonriera y la atrapara entre sus brazos, firmando ese pacto silencioso con un suave beso.

Ambos sabían que no iba a ser nada fácil, nada era de color de rosa, pero por amor, valia la pena intentarlo.


Iepale~

Ya tenía ganas de hablar de angustia y Reylo. No se, el gusanillo. La segunda parte será el final, porque no creo que esto deba excederse mucho.

Las canciones que nombro existen, buscadlas en el fabuloso mundo de Youtube

¡Happy Star Wars Day!