AVATAR: THE LEGEND OF KORRA NO ES DE MI PROPIEDAD.

Nota: Bueno, es la primera vez que escribo sobre los descendientes del antiguo equipo avatar, espero que haya salido bien.
Con respecto a las edades... Ya que la de muchos personajes es desconocida, tuve que ingeniármelas para inventarlas. De todas formas, están aclaradas en el fic, para un mejor ambiente.

*Con respecto a la anécdota de Zuko: no es producto de mi imaginación. Vi la misma idea en un FanArt (desconozco el/la autor/a, ya que lo encontré en el buscador) en ingles, y la traspasé aquí. Yo solo creé la escena de la confrontación.

LETRA UTILIZADA PARA LOS RECUERDOS/ANÉCDOTAS.

"Yo luché contra este Fic en El Estruendo Tierra VII, del Foro ¡El Cometa de Sozin!"

FIC #9, PROPUESTO POR MATRYOSHKA AI: Una historia sobre los hijos del Gaang (Bumi, Kya, Tenzin, Lin, Suyin y Honora/Ursa —al no saber nada de la última es opcional—) recordando tiempos de su infancia, suponiendo que se criaron juntos, y comportándose como niños. Uno de los géneros tiene que ser humor, y el mínimo de palabras es 500 (no hay máximo).


De anécdotas y otras cosas embarazosas

La ceremonia comenzó más temprano de lo esperado.
Tenzin estaba sentado junto a sus hermanos.
Oía como Zuko contaba anécdotas acerca de las aventuras que vivieron con su padre, el anterior Avatar.
Un nuevo aniversario de su muerte se cumplía, y todas las personas relacionadas al anterior equipo Avatar estaban allí.
Luego de varias palabras por parte de todos los hijos de Aang, la ceremonia da su cierre.
Los espectadores, ciudadanos y vecinos de Ciudad República, se retiran, de nuevo a sus rutinas.

Tenzin baja del escenario, para encontrarse con sus hermanos.
–Linda ceremonia – comenta Kya, sonriendo.
–Tienes razón – dice Lin, acercándose a ellos.
– ¿Lin? – pregunta Tenzin – no sabía que estabas aquí.
–Llegue hace unos minutos, lo suficiente para escuchar la ultima parte de la ceremonia – responde – lo siento, pero he tenido mucho trabajo.
Antes de que alguno pudiera decir algo mas, la hermana menor de Lin también aparece en escena.
– ¿Suyin? – dice Bumi con alegría – ¡Hace tiempo que no te veía!
La maestra tierra saluda a los presentes y sonríe.
–No podía perderme la ceremonia – responde.

A los pocos minutos, todos hablaban acerca de sus vidas, actualizando a los demás de lo que hicieron durante el tiempo en que se habían separado.
–Debemos juntarnos más seguido – dice Kya a lo que todos asienten, por más que tal vez esa propuesta luego se pierda entre los trabajos y obligaciones cotidianos.
– ¡Tengo una idea! – exclama Bumi – vayamos a un bar.
–No lo sé – no tarda en hablar Tenzin – debo hacer muchas cosas aún.
– ¡Oh vamos! – grita su hermano, golpeando su hombro – ¿Cuándo fue la última vez que coincidimos en un lugar? Sera divertido.
El maestro aire suspira y asiente.
–De acuerdo, pero solo un par de horas.

Allí estaban. Los descendientes del Avatar y de la misma Toph Beifong, reunidos en una mesa circular, bebiendo y conversando alegremente.
Todos seguían bebiendo y contando anécdotas. Hacía mucho tiempo que no se reunían.
– ¿Acaso pensaban reunirse sin mi? – pregunta una voz que ninguno había oído en mucho tiempo.
– ¡Honora! – gritan todos al mismo tiempo, boquiabiertos.
La mujer ríe y se acerca.
– ¿Q-Que haces aquí? – pregunta Lin – hace más de cinco años que no te veía.
–Vine para lo mismo que ustedes – comenta mientras se sienta y bromea – pero pensé que sería recibida con más alegría.
Lin sacude su cabeza.
–No es eso, nos alegra verte – se explica – es solo que nos sorprendiste a todos.

Ahora todos los descendientes del equipo Avatar estaban allí.
Pidieron más bebidas, y las anécdotas no tardaron en llegar.
–Aun recuerdo la expresión de Tenzin cuando tuvo su primer rechazo – ríe Bumi junto con Kya.


Aang, junto a su familia, había visitado a su amiga Toph.
Se reunieron en la sala a tomar té, mientras sus hijos jugaban en el jardín.
– ¡Ya basta Bumi! – decía Tenzin a su hermano mayor – deja de molestarme.
– ¿Por qué? – ríe él – ¿Acaso es mentira lo que estoy diciendo?
– ¡Si! – grita el pequeño de tan solo siete años – ¡Yo no estoy enamorado de Lin!
–Como digas hermanito – se burla mientras se retira.

El pequeño maestro aire se cruza de brazos y se sienta en el césped.
– ¿Que sucede Tenzin? – pregunta su hermana de once años.
Él permanece en silencio.
–Es por Bumi ¿Verdad? – da por sentado – sabes, no hay nada de malo en que te guste Lin.
– ¡Que no me gusta! – grita enojado.
Un silencio se genera, el cual se rompe luego de varios segundos.
– ¿Que debería hacer? – pregunta Tenzin – ya sabes, en el caso de que sí me gustara.
Su hermana ríe y se sienta a su lado.
–Las flores nunca fallan.
– ¿En verdad? – pregunta con un ligero brillo en sus ojos.
Ella asiente y él, emocionado, corre hacia la casa que estaba al lado. Arranca un pequeño ramo de las rosas más hermosas que podrían existir y regresa.
Observa a Lin. Estaba jugando sola con varias rocas, usando su habilidad de tierra control.

Lentamente se acerca a ella.
–H-Hola – dice nervioso, mientras sus manos estaban en su espalda, escondiendo las flores.
–Oh, hola Tenzin – dice Lin para luego regresar a su juego.
Él suspira y reúne valor.
–Te traje algo – dice finalmente, estirando sus brazos.
Él tenía sus ojos cerrados, temiendo por la reacción que tendría la pequeña.
Luego de pocos segundos, siente un impacto en su pecho y cae al suelo. Mira a Lin, buscando una explicación.
–Las flores son tontas – dice retirándose, aunque tenía un ligero rubor en sus mejillas.


La risa de la maestra agua y el reciente maestro aire no tardaron en aumentar.
–Ya basta – dice Tenzin ruborizado a más no poder – no me hagas recordar tu inconveniente con Zuko.
Bumi para de reír y en el rostro de Tenzin se forma una sonrisa malvada.


Bumi suspiro una vez más antes de acercarse a la joven de cabellos negros.
–H-Hola Honora – dice sonriendo – Oí por ahí que te gustan las espadas.
–Si – responde alzando una ceja, la joven de quince años.
–Pues ¡Qué casualidad! – exclama el adolescente de dieciocho años – yo tengo una aquí.
Saca su espada, de la funda ubicada en su espalda.
–Es maravillosa – exclama ella sonriendo.
Conversaron varias horas, hasta que ella decidió regresar a su casa.
– ¿Dónde estabas jovencita? – no tarda en preguntar su padre cuando su hija llega mas tarde de lo acordado.
Honora le sonríe y comienza a hablar.
–Oh, papa – exclama despreocupada – estaba con Bumi. El me mostró su espada, deberías haberla visto, era muy larga.
La cara del señor del fuego Zuko se desfigura en dos segundos.
– ¡¿Él hizo qué?! – grita histérico, mientras sale a toda prisa, para asesinar a aquel joven que se atrevió a quitarle la inocencia a su hija.

Bumi estaba junto a su padre, conversando.
–Oh – comenta Aang viendo venir a su amigo – ahí viene Zuko.
–Hola tío Zuk... – comienza a decir el joven, pero se detiene ya que el maestro fuego lo toma del cuello de su camisa y lo estampa contra una pared.
– ¡Voy a matarte! – sentencia mientras Aang corre hacia ellos.
– ¡Zuko! – grita tomándolo del hombro para separarlo – cálmate.
Honora, quien había seguido a su padre al verlo salir tan rápido, también llega allí e interviene.
– ¡Padre! – grita – ¡Suéltalo!
Bumi estaba muerto de miedo. Ese era el lado más oscuro que había visto del mejor amigo de su padre, y estaba seguro que no quería volver a verlo en su vida.
– ¡¿Alguien puede explicarme que sucede aquí?! – pregunta Aang.
– ¡No lo sé! – grita la joven – yo le conté que Bumi me había mostrado su espada y se puso así ¿Que tiene de malo que me haya enseñado un arma? Las uso normalmente en mis entrenamientos.
En ese momento, Zuko comprende. Todo había sido un mal entendido, una jugada de su mente.
Suelta a Bumi y se arregla sus ropas tranquilamente.
– ¿Que sucedió? – vuelve a preguntar su amigo.
–N-Nada – dice caminando fuera de allí y mirando a su hija – vamos Honora, debemos volver a casa.
Bumi quedo en el suelo, viendo a la chica de la que estaba enamorado, y a su padre loco de remate, alejarse.


Ahora Bumi era quien estaba ruborizado, mientras Honora reía suavemente.
–Juro que nunca tuve tanto miedo en mi vida como en ese momento – confiesa alborotando su cabello.
Todos ríen nuevamente.
–Esa pelea fue fuerte – comenta Honora – aunque he visto algunas mucho peores.
Automáticamente dirige su mirada a las hermanas Beifong.
– ¿Qué? – dice Lin, evadiendo la mirada de los demás.
– ¡Oh vamos! – grita Bumi – ¿Acaso no recuerdan la discusión de aquellas vacaciones?


Era verano, y todo el equipo avatar se había reunido con sus respectivas familias para unas merecidas vacaciones.
Los adultos estaban durmiendo, mientras sus hijos disfrutaban del aire libre, o al menos eso creían.

Todos estaban en una colina, ubicada a varios metros por sobre el mar.
Lin discutía, como era de costumbre, con su hermana menor. La joven de veintiún años gritaba como loca.
Los demás tapaban sus oídos, hartos.
– ¡Ya basta! – grita Honora – ¿Podemos tener una tarde tranquila?
– ¡No me culpes a mí! – grita Suyin, de tan solo quince años – es mi hermana quien empezó todo.
– ¿Yo? – pregunta gritando Lin – ¡Tu eres la culpable!
Nuevamente una discusión, aún peor, comenzó.

Honora suspira y mira a Kya.
–Haz algo – dice desesperada.
La maestra agua, harta de las discusiones se levanta y crea un látigo de agua. Toma a Suyin por su tobillo y la atrapa, levantándola en el aire.
– ¡Kya! – grita ella aún mas enojada – ¡Suéltame!
–Necesitas un buen baño de agua fría para calmarte – sentencia ella.
Acto seguido, lanza a la joven Beifong hacia el mar.
Lin comienza a reír, sintiendo que había ganado la discusión.
Bumi aprovecha su distracción y la toma, cargándola en su hombro.
– ¡Bumi! – grita ella, golpeando su espalda, ya que estaba con la vista hacia el suelo – ¿Qué haces?
–Tú no te salvas de esto – dice caminando hacia el borde de la colina.
Lin ve como se detiene dispuesto a lanzarla, varios metros, hasta el agua.
– ¡Suéltame! – grita, ya que no quería caer, al menos cinco metros hasta el mar.
–Como digas – sonríe Bumi mientras la lanza hacia el mar.
El grito de Lin no tarda en oírse y Bumi ríe.
–Bueno – dice golpeando sus manos, en señal de victoria – parece que todo está bien ahora.
Da media vuelta y nota a su hermana con una sonrisa malvada.
Traga saliva, nervioso.
–Kya ¿Que planeas hacer? – pregunta.
La maestra agua hace lo mismo que con Suyin. Lanza a su hermano mayor al agua, riendo.

Antes de que pudiera hacer algo más, Tenzin lanza una bola de aire y hace caer a su hermana junto con Bumi.
El maestro aire ríe hasta que se da cuenta de algo. Solo quedaban él y Honora.
Un clima de guerra se arma.
Ambos se colocan en posición de pelea.
–Ni siquiera lo sueñes – advierte la maestra fuego.
Una pelea para ver quién era el próximo en caer se generó en un par de segundos.
Luego de varios minutos, Honora tenía acorralado a Tenzin, contra el final de la colina.
Él maestro comenzó a retroceder, hasta que se encontró con el final y suspiro. Miró hacia abajo y, antes de que la maestra fuego lo haga, se lanzó el mismo hacia el agua.
Honora río e hizo lo mismo.
Cuando salió a la superficie, se encontró con los demás. Todos se miraron y comenzaron a reír juntos.
Lin y Suyin se miraron y rieron también, olvidando por completo la pelea que las llevó hasta allí.

Eso era lo bueno de su amistad. Su relación era muy parecida a la de sus padres cuando tenían su edad.
Eran un grupo muy unido, siempre estaban dispuestos a consolar a aquel que estaba mal, aconsejar a quien lo necesite, pero sobre todo, a reír todos juntos.


Tal como en ese recuerdo, todos estaban riendo.
–Ya me había olvidado de aquellas cosas – dice Suyin.
Todos se miran y alzan sus copas, brindando.
–Por más reencuentros como este – dice Honora
– ¡Salud! – gritan todos al unísono.