Xiaolin Showdown
Alternative Universe (AU)
Título: Como una lluvia de hojas en otoño
Resumen: Un todo es más que solo la suma de sus partes: Recopilación de una serie de drabbles, mayoritariamente sin conexión; r!Clack (reverse!Clay x reverse!Jack)
Advertencias: Esto es rClack (rClay x rJack) si no te gusta la pareja o tienes algo en contra de las relaciones románticas y/o sexuales entre hombres este es un buen momento para regresar. Si quieres seguir adelante te recuerdo que habrá cosas que quizás no te gusten pero, hey, quedas advertido.
Nota: El Reverse AU pertenece a C0nji (antes Blpak). Si no sabes de qué va este AU te recomiendo que revises este comic antes de leer. El link es reversexiaolin (punto) tumblr (punto) com.
Nota 2: Como casi siempre, varios de estos AU vienen de pequeños RPs y charlas con Manny Heatlook. Créditos para ella que es mi guía personal para escribir a rClay.
Nota 3: Esto puede (y contendrá) temas o situaciones sexuales o que podrían considerarse delicadas. Antes de cada capítulo con esta temática siempre habrá una advertencia, por favor, estén atentos a cada advertencia antes de leer el capítulo.
Descargo de responsabilidad: Estos personajes no me pertenecen son propiedad de Christy Hui y algunas cosas más pertenecen a Warner Brothers. Esta historia es sólo para el entretenimiento, sin fines de lucro.
Capítulo 1
Emergencias
Como médico Jack estaba acostumbrado a ver y tratar diferentes casos. A veces incluso tocaba la casualidad de atender casos de emergencia. Como este por ejemplo; Un hombre ingreso por heridas con arma blanca y con el resto de los doctores haciéndose cargo de varios heridos por un choque Jack tuvo que ser quien lo atendiera.
El médico reviso el historial mientras iba en camino, leyendo el informe del señor Hannibal Bailey; 50 años, buena salud, sin problemas mayores ni antecedentes cardiacos. Una persona bastante saludable sin duda. Cuando Jack corrió la cortina del cubículo sin embargo se encontró con un hombre que lucía mucho más joven de lo que debía; Alto, fornido, rubio... Era justo su tipo.
–Buenas noches señor Bailey, mi nombre es Jack y seré su médico. –Se presentó con una de sus mejores sonrisas y el paciente le sonrió de vuelta. A primera vista se notaba que no estaba en un estado muy grave pero por experiencia supo que no era mejor confiarse.– ¿Cómo te sientes?
–Mareado, tal vez por la sangre que perdí. Y duele bastante. –Jack cabeceo y reviso la herida del puñal en el costado del hombre.-
No era demasiado profunda como para causar daños a los órganos internos pero aun así era de consideración por lo que el médico ordeno rayos x para asegurarse de que estuviera bien. Y de paso, siguió tocando su torso desnudo con la excusa de asegurarse que no hubiese más daño.
–Vamos a hacerte una revisión completa, solo para evitar sorpresas ¿Qué paso exactamente? ¿Tropezaste con un cuchillo?
El hombre rubio se rio con ganas y le explico que estaba saliendo de una tienda cuando varios hombres intentaron asaltarlo.
–Me deshice de dos de ellos pero el tercero logro apuñalarme y salió huyendo. Los demás lo siguieron mientras esperaba a la ambulancia.
Jack intento ocultar su alegría al escuchar eso; justo su tipo, apuesto y fuerte ¿Qué otra cosa podía pedir?
–Tienes suerte Han, no es una herida profunda. Ahora serás ingresado para hacerte un par de estudios, cuando terminen regresare a verte.
El médico apenas pudo encontrar un espacio vacío en el armario de limpieza para soltar una risita de adolescente enamorada. Esta debía ser la primera vez en mucho, mucho tiempo, que encontraba a alguien que era simplemente perfecto.
Ahora ¿Cómo demonios conseguir una cita con él? ¿Y si se negaba? Jack peino su cabello con los dedos mientras salía de entre las escobas, pensando en que podía hacer. Se dijo que por ahora debía atenderlo porque era un paciente. Después vería que más hacer.
Hannibal estuvo ingresado dos días y Jack se encargó de atenderlo personalmente, aunque ese era el trabajo de las enfermeras y se ganó varias miradas cargadas de extrañez y sospecha, cosa que ignoro lo mejor posible. Incluso tuvo que mentir para evitar que dieran de alta al hombre rubio porque no podía hacerse a la idea de no verlo sin besarlo una sola vez siquiera.
Por la tarde tuvo que atender a uno de sus propios pacientes que ingreso con un problema luego de ingerir más de la dosis recomendada de medicamento para la disfunción eréctil y Jack tuvo que ponerlo en observación, con su erección visible bajo las sabanas.
Y eso le dio la idea que tanto necesitaba.
Entrada la noche se encargó de colocar una buena dosis en la bolsa de suero de Han mientras dormía y salió sin poder ocultar su sonrisa de satisfacción, riéndose entre dientes y felicitándose por su brillante idea.
Solo tuvo que estar al pendiente, tomando café con las enfermeras y charlando con ellas para que el horario nocturno se hiciera más llevadero, hasta que recibió la señal de alerta de la habitación de Hannibal.
–No se preocupen, yo iré a revisar. –Uno de los enfermeros le pregunto si estaba seguro y Jack asintió, tirando su vaso mientras se alejaba.– Ya está prácticamente sano. Solo iré a ver que necesita y luego buscare una camilla para dormir un rato. Si me necesitan...
El pelirrojo apunto su teléfono celular, dentro del bolsillo de su bata, y les deseo buenas noches, avanzando con paso veloz por el pasillo hasta llegar a la habitación asignada a Bailey.
Jack entró sin más, poniendo el seguro a la puerta, sabiendo que era lo que pasaría.
–Buenas noches Hannibal ¿Cómo te sientes?
El hombre estaba jadeando y sudando, levemente sonrojado por el aumento de temperatura.
–Me siento, extraño. Y adolorido... –Jack se llevó una mano a la barbilla y reviso sus signos vitales, cerciorándose de que todo estuviera bien.–
–Ya veo. Descuida, yo me haré cargo de esto ¿Bien?
Con eso, Jack bajo las sábanas y luego el pantalón de la pijama de Bailey, revelando una erección en medio de sus piernas. El pelirrojo la tomo en su mano de inmediato para ponerla en su boca y comenzar con un oral, trepando a la cama con dificultad por no querer sacar el miembro de su boca.
Hannibal estaba demasiado sorprendido para reaccionar; Había notado que el doctor era en especial atento con él, algo que no hacía con ningún otro paciente. Y ahora entendía perfectamente porque pero, Jack estaba haciendo algo simplemente perfecto con su boca y no podía detenerlo. Ni quería hacerlo tampoco.
Jack deslizó más de la mitad del pene dentro de su boca, chupando con deleite y mirando directo a los ojos azules del otro hombre, gimiendo quedo y abriendo sus pantalones para comenzar a dilatarse con sus propios dedos.
No se detuvo hasta asegurarse de que el miembro de Hannibal estuviera bien húmedo y solo entonces alzo su cabeza para trepar sobre su regazo, tomando su pene con una mano para comenzar a sentarse despacio sobre él, jadeando por el esfuerzo de recibir algo tan grande como eso.
En poco tiempo estuvo montándolo con fiereza, apretando los dientes para no gritar. Hannibal sujetaba su cadera con fuerza también, ayudándole a continuar con el ritmo y los besos hambrientos no se hicieron esperar, devorando al otro con pasión.
Cuando la mañana llegó la puerta aún seguía atrancada y Jack dormía sobre el amplio pecho del otro hombre.
–¿Qué demonios fue eso? –Fue la pregunta que escucho mientras se vestía de nuevo. El medico sonrió y se giró para mirarlo.–
–Fue una gran, gran noche.
–Eso lo sé, lo recuerdo. Pero yo estoy casado. –Hannibal no se notaba muy feliz y Jack termino abriendo la boca con sorpresa, parpadeando con incomodidad.–
–Oh... ¿Ups?
–¡¿Qué clase de respuesta es esa?! –El rubio se sentó de golpe para luego soltar un quejido, sujetando su costado.–
–Tranquilo, aún estás herido, tienes que descansar. –Jack lo empujo suavemente para hacerlo recostarse, revisando su herida para asegurarse que no hubiese más daño.– Descansa, yo iré a buscar tu desayuno.
Hannibal resopló con enojo pero Jack término ignorándolo en favor de conseguir la comida. Volvió pronto, luego de desearle buenos días a todos, y le entrego la bandeja.
–¿Acaso siempre te acuestas con todos tus pacientes?
–Aw ¿Estás celoso? No te pongas así, tú eres el único que ha recibido mi tratamiento especial. –Hannibal lo fulmino con la mirada y por un segundo Jack se sintió demasiado pequeño frente a él.–
–¿Debería sentirme orgulloso de que mi doctor sea una zorra?
–Oye, si es por lo de tu esposa yo solo revise el historial médico, no tu vida personal. –Jack se sentó en la cama, mirándolo con una sonrisa ansiosa y un tanto hambrienta.–Ahora, escucha... Vas a salir de la cama muy pronto pero tendrás que volver conmigo para hacerte nuevos chequeos y asegurarme de que estás saludable, digamos... ¿Una vez por semana?
–¡¿Una semana?! ¡Eso es demasiado pronto! –Hannibal reclamó de inmediato pero Jack no perdió su sonrisa y sujeto su barbilla, como si pensara detenidamente.–
–¿Tu crees? Yo pienso que es un muy buen tiempo para volver a vernos. Además, sería una lástima si alguien le contara a tu esposa lo que ocurrió anoche ¿No crees? –El rubio le dio una mirada tan fría que Jack casi sintió su espalda helarse.–
–¿Así es como quieres jugar conmigo? –Jack negó con la cabeza, inclinándose hacia adelante para estar más cerca.–
–Siendo honesto me gustaría no tener que usar esta clase de táctica barata pero de verdad quiero repetir lo que ocurrió entre nosotros...
Hannibal aprovechó lo cerca que estaban para sujetarlo de la garganta con sus manos y tiro de él para acercarlo más a su rostro, haciéndolo jadear por la sorpresa.
–Que sea una vez al mes o te estrangulo. –Le gruño en la cara pero la sonrisa del médico volvió a sus labios.–
–Dos veces al mes y prometo no dejarte ninguna marca en el cuerpo.
–Bastardo descarado... –El pelirrojo se rio por lo bajo cuando el otro lo soltó, aceptando el trato.–
–Sabes que te gusto. Y te aseguro que vas a amarlo... –Ronroneó cerca de su oído, besando su mejilla antes de levantarse para atender a sus pacientes y dejarlo solo por un rato.–
–Eso me temo. –Murmuro Hannibal para sí, comiendo su desayuno con desgana.–
Intercambiaron números de teléfono y finalmente Hannibal fue dado de alta del hospital. Su esposa fue a recogerlo por supuesto y cuando salía Jack le sonrió, guiñándole al pasar a su lado.
El médico le enviaba mensajes de vez en cuando, preguntándole como estaba y cosas simples, amistosas de alguna forma. Acordaron un encuentro en un motel fuera de la ciudad y dos semanas después se encontraron ahí.
–Hola Han ¿Listo para tu cita con el cardiólogo? –Jack sonrió desde la cama, desabotonando su camisa lenta, sensualmente.– Debemos hacerte un estudio físico, para saber si estas en buena forma...
Las siguientes horas fueron las mejores de los últimos meses. Para los dos. El sexo fue aún mejor que la primera vez en el hospital y ambos terminaron tumbados al lado del otro en la cama, desnudos, para descansar antes de poder ponerse en pie finalmente para acordar su siguiente encuentro en un motel distinto.
Jack estaba cubierto de mordidas y moretones pero no parecía afectado por ello en lo absoluto, al contrario, Hannibal casi podía jurar que su sonrisa se hacía más grande al revisar sus marcas.
–Nos vemos luego. Y cuídate ¿Sí? Extráñame cariño. –Le guiño el medico desde la puerta, lanzándole un beso antes de cerrar la puerta.–
–Pequeña zorra descarada... –Murmuro el rubio para sí, con una pequeña sonrisa en sus labios al vestirse y salir a pagar la cuenta, como habían acordado.–
Odiaba admitir que la situación le estaba pareciendo excitante a pesar de lo molesto que era saber que había alguien con poder sobre él.
Los encuentros se repitieron durante varios meses durante los cuales intercambiaban mensajes de texto y en ocasiones Jack le enviaba fotografías eróticas que Han tenia cuidado de guardar o borrar de su teléfono... Dependiendo de su estado de ánimo.
Para Jack esos meses fueron una tortura y un paraíso a la vez; Amaba el sexo con él pero, por fortuna o desgracia, termino enamorándose de Hannibal por lo que cada vez que se despedían su estómago ardía con rabia y celos al saber que estaba volviendo a casa con su mujer, lejos de él y de sus brazos.
–¿Aún duermes con tu esposa?
Ambos estaban descansando en la cama luego de un largo, largo rato de placer cuando Jack lanzo la pregunta. Hannibal tenía los ojos cerrados pero el pelirrojo sabía que estaba despierto por el ritmo de su respiración.
–Claro que sí, se pone loca cuando no lo hago. –El hombre tomo una almohada para acomodarse mejor en la cama y continuo hablando, imitando la voz de su mujer.– "¿Por qué no vamos a cenar fuera? Hay un lindo restaurante..." Y bla, bla, bla... Dos horas después me la está chupando en el auto. –Jack sintió la oleada de celos volver.– Y cuando salimos... Ella insiste en vestirme como a un hombre más joven, aun cuando le digo que esa ropa no me queda bien ¿Acaso tú crees que me veo bien usando esos pantalones?
El pelirrojo se rio por lo bajo y se abrazó a él, besando la línea de su mandíbula hasta bajar a su pecho.
–Yo creo que luces ardiente con todo lo que te pongas, y especialmente cuando no usas ninguna pieza de ropa... Pero creo que deberías vestir lo que tú quieras. Finalmente es tú cuerpo. –Hannibal se rio con eso.–
–Si ella te escuchara...
–Le diría que se buscara un hombre más joven y así yo podría quedarme contigo. –Jack casi ronroneo, besando su cuello nuevamente.–
–No digas tonterías...
–¿Por qué no? Ella cumpliría sus fantasías fashionistas vistiendo a un hombre joven mientras yo te ayudo a ti a desvestirte.
Hannibal suspiro y miro hacia otro lado, pensando de verdad en lo que acababa de escuchar mientras Jack se sentaba en la cama para encender un cigarrillo.
–Podría ser... Patrick ya es mayor, a punto de casarse, tal vez... –Jack sonrió y se inclinó de nuevo sobre él, acariciando su pecho con su mano libre y acercándose a su oído para susurrarle.–
–Podríamos dejar de vernos solo dos veces por mes. Y finalmente podría invitarte a quedarte en mi departamento... Tristemente aun tendrías que soportar a alguien que quisiera chupar tu pene en el auto...
–Supongo que no puedo librarme de eso. Al menos estoy acostumbrado... ¿Cuándo quieres que nos veamos? –Jack se sentó de nuevo para seguir fumando su cigarrillo, pensando.–
–No estoy muy seguro ¿Recuerdas que te hable sobre la convención de medicina? Estaré fuera del país un par de semanas. O quizás más... Así que tendrá que ser la próxima semana o el próximo mes. A menos claro que quieras tomar un avión a Singapur. –Se rio con diversión, escuchando a Han reírse por lo bajo también.–
–Nah, puedo esperar un mes.
–Oh, por supuesto que puedes. Y más con esa horrible mujer tuya tomando mi lugar. –Esta vez Jack no pudo evitar que sus palabras salieran salpicadas por los celos y se giró para apagar su cigarrillo, molesto consigo mismo por ser tan torpe.– Te voy a extrañar...
Hannibal había cerrado los ojos de nuevo para descansar cuando escucho eso y lo miro, notando lo obvio que era.
–Eres joven. Deberías buscar a alguien de tu edad que pueda estar contigo mucho tiempo. Alguien que no esté casado... Y alguien que cuide bien de ti. –Agregó al final, mirando las marcas y moretones que le había dejado en el cuerpo.–
–Mn... Es mi culpa. –Agrego finalmente y se levantó para comenzar a vestirse sin mirarlo.–
–Jack...
El rubio no pudo evitar sonreír al darse cuenta de que Jack lo quería. Y lo quería para algo más que una cita dos veces por mes... Y, de hecho, el chico era un verdadero desastre.
–Mientras estoy fuera ve con la doctora Smith. Ella te hará unos chequeos de rutina y así cubriremos una de las citas mensuales. Tú tendrás que arreglártelas con la otra cita. Y recuerda hacer ejercicio... –Hannibal se levantó y tomo su mano para hacerlo detenerse.–
–Mírame... –Jack obedeció, mirando a su rostro con ojos vidriosos y respirando entrecortadamente.–
–Lo siento... –Se disculpó sin saber porque exactamente y Hannibal sonrió, limpiando las lágrimas con sus manos.–
–Llorar no te sienta bien, bastardo descarado. –Le recordó y luego, su sonrisa cayo de su rostro.– Sé que acabo de herirte Jack pero lo hago por tu propio bien. Si hago lo que los dos queremos tendremos que sufrir por un tiempo... Tú tendrás que sufrir conmigo por un tiempo. –Jack negó con la cabeza, seguro de que lo que sea que tuvieran que pasar iban a superarlo.– No eres alguien de quien pueda deshacerme... ¿Recuerdas lo que me dijiste? ¿Qué iba a amar esto? Tenías razón. Y me molesta.
Hannibal lo beso con suavidad un momento antes de apartarse. Jack tomo sus manos entonces para besarlas también.
–Ya estoy sufriendo con todo esto. Por no tenerte conmigo como yo quiero... Pero al menos te tengo por unas horas, y eso es mejor que nada. –Han negó con la cabeza, sabiendo que era demasiado obstinado también.–
–Ve anda. No pierdas más tiempo aquí...
Jack suspiró y salió de la habitación, dándole una última sonrisa como despedida.
Los días siguientes siguió mensajeándose con Han, enviándole fotografías comprometedoras y un par de videos de pocos minutos también. Aun estando en la convención era divertido provocarlo y saber que estaría ahí, esperándolo, cuando regresara.
Casi dos semanas después sin embargo su teléfono recibió una llamada con el número del hospital. Jack creyó que se trataba de una emergencia con alguno de sus pacientes por lo que le extraño un poco que Karen, la enfermera, lo llamara 'Señor Spicer'
–¿Karen?
–¿Doctor Jack? ¿Es usted? –El pelirrojo respondió positivamente, preguntándole que ocurría.– El señor Bailey... Acaba de ingresar al hospital y usted es su número de emergencia...
Jack se levantó de golpe y salió de la habitación, recibiendo miradas confundidas mientras se alejaba casi corriendo.
–¿Qué ocurrió? ¿Cómo está?
–Ingreso esta mañana, apuñalado.
–¿De nuevo?
–Sí. Tiene otras heridas menores también.
El medico suspiro, asustado y confundido con la situación, sobre todo por estar tan lejos de casa y con Hannibal en ese estado.
–Entiendo ¿Puedes hacerme un favor? Quiero hablar con él un momento.
Karen tuvo la amabilidad de hacerle ese favor y en unos pocos minutos alcanzó a escuchar la voz de Han antes de que tomara el teléfono.
–Hola Jack ¿Cómo va la convención? –Fue lo primero que escucho del otro lado.–
–¿La conven...? Han ¿Qué demonios paso esta vez?
–No es nada, estaré bien.
–¿Quién es tu médico? ¿Smith? ¿Menciono algo sobre hemorragias internas? ¿Vas a entrar a cirugía?
–Jack... –El pelirrojo se detuvo para respirar.– No es grave, estaré bien... No sé porque te llamaron. –Hannibal se escuchaba un tanto contrariado y Jack no pudo evitar sonreír a medias, feliz de escuchar su voz de nuevo.–
–Está bien. Solo descansa. Intenta dormir y compórtate como un buen niño hasta que yo llegue ahí.
–¿Niño? Jack no, no es necesario que... –El médico lo interrumpió, diciéndole que no era un problema y que solo debía concentrarse en descansar.– Bien.
Cuando colgó el teléfono Jack suspiro pesadamente, sujetando el puente de su nariz; Le esperaban unas muy, muy largas horas de viaje.
Por fortuna conocía a varias personas que a su vez conocían a otras personas, así que encontrar un vuelo de emergencia no fue un problema. Para cuando volvió a América y al hospital era la hora del almuerzo y Jack, aun cargando su maleta de viaje y la valija de los suvenires, entro en la clínica con rapidez, comportándose más como un civil que como un médico.
–Oh por Dios, estás bien. –Han estaba sentado en su cama, desayunando con calma cuando Jack apareció en la puerta, sintiéndose increíblemente aliviado de verlo entero y consiente.–
–¿Cómo fue que llegaste tan rápido? –Le pregunto el rubio y Jack se encogió de hombros, dejando sus maletas en sofá para las visitas.–
–Conozco a unas cuantas personas... ¿Qué paso esta vez Han? ¿Por qué parece que amas a los cuchillos más de lo que me amas a mí? –Le preguntó con un tono acusatorio y una pequeña sonrisa divertida mientras tocaba su frente para asegurarse de que no tuviera fiebre.–
–Me parece que es lo contrario de hecho. Ellos me aman a mí...
–Tristemente, parece que es lo único que dejas que entre a tu cuerpo. –Bromeo y le dio un golpe juguetón en el brazo.–
–¡Ouch! ¡Muy cerca de la herida! –Jack se rio entre dientes y lo reprendió por quejarse de su médico.– No eres mi médico. Exactamente.
–¡Ow! ¡Me hieres! ¿Y todos esos exámenes físicos que te he hecho?
–Esos fueron porque eres un descarado.
–Cuidado, recuerda quien es el que tiene el poder sobre las drogas para el dolor aquí. –Ahora Jack se sentía mejor, esas pequeñas y divertidas discusiones con su amante eran lo mejor.– ¿Qué ocurrió? Dime, por favor.
–Yo... –El rubio tomo su mano para acercarla a su mejilla antes de responderle.– Elda descubrió todo. Revisó mi teléfono ayer temprano.
Elda... Su esposa. Jack parpadeó al recordar los muy explícitos mensajes que había enviado ese día y sintió deseos de golpear su cabeza contra la pared hasta quedar inconsciente.
–Pero... ¿Qué paso? ¿Te ataco?
Hannibal le explicó que se había desquiciado por completo, algo que Jack comprendía a la perfección, y que termino por tomar un cuchillo de la cocina para matarlo.
–Wow, salvaje.
–Me concentre más en detenerla para evitar que se hiciera daño y por eso termine así. –Lleno de cortes en los brazos y manos, además de la herida en el costado.–
Al menos Elda había escogido apuñalarlo en el lado contrario a donde lo hirieron primero.
–¿Llamaste a la policía?
–Sí, y a la ambulancia. Pero logró escapar antes de que llegaran para detenerla.
Jack le dio una sonrisa de cansancio y se inclinó para besarlo, acariciando su cabello con suavidad. Se alejó solo un poco, suspirando en sus labios para luego besarlo de nuevo, demasiado feliz de que estuviera en una sola pieza luego de lo que había ocurrido.
–Bien. Me quedaré aquí entonces, voy a cuidar de ti.
–¿No tienes miedo? Tal vez regrese a terminar el trabajo. –Se rio el rubio y Jack le dio una mirada severa, golpeando su brazo de nuevo.–
–No digas esa clase de tonterías de nuevo. Por favor. –Respondió indignado.–
Hannibal lo acercó de nuevo, pasando un brazo por su cintura, y pronto estaba sentado en la cama junto con él, besándolo y acariciando su rostro, su pecho, su cabello.
–¿Doctor Spicer?
Susan, una de las enfermeras, lo esperaba en la puerta con una sonrisa pícara tirando de sus labios. Jack se sonrojo apartándose de Han y carraspeo, un tanto avergonzado.
–La doctora Smith lo espera en su oficina. –Jack tuvo que soportar la risita de Susan y el resto del personal luego de haber sido descubierto de esa manera.–
También tuvo una buena reprimenda de parte del director del hospital ya que todo ese desastre se había generado en parte por su culpa y eso atraía mala fama al lugar. Jack solo agradecía que los hubieran descubierto así, besándose, y no en medio de algo más.
Los días siguientes se los paso en el hospital al lado de Han. Cuando no trabajaba o tenía tiempo libre iba con él y le daba de comer en la boca, solo para divertirse. Charlaban o simplemente descansaban viendo el televisor. A veces en compañía de otros médicos o enfermeros. Y Jack dormía ahí, con él. Acurrucados en la cama. Curiosamente, y luego de haber usado esas camas muchas veces, esas noches fueron bastante cómodas y acogedoras. Quizás porque ahora tenía a Han ahí.
La amenaza de Elda era una constante ya que aun seguía suelta y Jack no quería, bajo ningún motivo, dejar a Hannibal solo. Aunque a veces debía hacerlo porque era necesario.
Han se quedó solo cuando Jack fue a buscar un vaso de café para terminar de despertarse y a pesar de la seguridad del hospital su esposa apareció por la puerta, cargando el mismo cuchillo que la vez anterior.
Cuando Jack volvió a la habitación se topó con la escena; Elda estaba atacando a Hannibal de nuevo que aún seguía herido y se concentraba más en detenerla a ella que en protegerse de los golpes. El pelirrojo dio la vuelta de prisa y corrió hacia el siguiente cuarto, le arrebato la jeringa a uno de sus compañeros y volvió corriendo para inyectar la sustancia en el cuello de Elda. Aun sin tener la menor idea de que era lo que tenía la inyección.
La esposa de Han se detuvo lentamente, comenzando a moverse de forma más lenta y torpe y Hannibal aprovecho la oportunidad para quitarle el cuchillo y Jack le hizo una llave con una sola mano para derribarla en el piso y contenerla mientras los médicos y el resto del personal llegaban, alertados por el escándalo.
Y en la confusión, Jack aprovecho para derramar su café hirviendo en la cara de Elda.
Nadie se metía con lo que era suyo, mucho menos con su amante.
La policía tuvo que intervenir y la esposa psicópata de Han fue llevada a la estación para ser procesada. Hannibal tenía otras heridas por arma blanca pero el hospital no permitió que Jack se hiciera cargo de él ya que ahora eran familiares. También él tuvo que ser atendido por los golpes que Elda logro darle y por la quemadura en sus manos luego de vaciarle el café encima.
Hannibal necesito una transfusión debido a que sus heridas se abrieron por el forcejeo y termino sangrando más de lo que debía. Por fortuna lograron estabilizarlo muy pronto y lo cambiaron a una habitación más privada donde debía descansar como merecía.
–Casi me matas del susto con la hemorragia. Tienes que cuidarte más. –Lo reprendió Jack mientras una de las enfermeras lo ayudaba con la quemadura en su mano.–
–Bueno, al menos ya estaba en el hospital ¿No? –Jack lo miro de la forma más horrible que pudo y se giró a ver a la enfermera.–
–Elizabeth, dame el bisturí por favor, es mí turno de apuñalarlo.
–¡Okay! ¡Fue una broma terrible! –Elizabeth se rio y salió para dejarlos discutir a solas, sabiendo que a esa pelea, probablemente, le seguiría una sesión de besos como reconciliación. Y por más agradables que fuera ese par a nadie le gustaba ser la tercera rueda.–
Pero al menos ahora tendrían más privacidad... Y ya no debían esconderse de nadie más.
Primer capítulo como regalo de cumpleaños para Manny Heatlook.
Muchísimos besos y abrazos para ti bella 3
