Aviso: Para leer este fanfiction tenéis que haber leído "Artemis Fowl: la cuenta atrás". Si no os lo habéis leído tenéis altas probabilidades de no entender nada y de descubrir cómo acaba el libro original.
Disclaimer: Obviamente, ni Artemis Fowl ni ningún otro de los personajes de los libros me pertenecen. Si fueran míos no publicaría esta historia en Internet, sino en formato libro. Así sacaría algún dinero (¡esta frase se parece sospechosamente a cualquiera de Artemis!).
¡Espero que os guste! Los comentarios son bienvenidos (¡esto es una indirecta!).
FRAGMENTO DEL DIARIO DE ARTEMIS FOWL
DISCO TRES. CODIFICADO.
Desde la última vez que escribí en mi diario han cambiado muchas cosas, empezando por mí mismo. Para empezar, sigo teniendo catorce años a pesar de los tres años que han pasado, pero este hecho es bastante irrelevante dado que aún conservo mi aguda inteligencia. Además, tengo dos hermanos gemelos que aún no conozco y que podrían ser unos genios del crimen en potencia, he adquirido por medios típicamente Fowl la capacidad para hacer magia y he salvado al mundo una vez más. Aunque realmente todo esto tampoco es tan trascendental.
Lo realmente importante ahora es que he conocido a una persona que podría compartir conmigo la plaza de cerebro juvenil del crimen. No solo es astuta y ambiciosa, sino que además su coeficiente intelectual iguala al mío, algo muy raro en una chica de doce, perdón, quince, años. También es la única persona que temería temer como enemigo, ya que a pesar de no haber coincidido más que un par de veces hemos alcanzado una compenetración tan absoluta que podría predecir mis movimientos tan bien como yo mismo. Todas estas razones me decidieron, ya desde el primer momento en que supe de ella, a proponerle la creación del imperio Fowl-Paradizo que, a pesar de sonar como una marca de juguetes, sería una alianza que podría catapultarnos a ambos todavía más hacia la cima del éxito.
Sin embargo, tengo que reconocer que esta vez mis móviles principales no son el dinero, la fama ni el poder. De hecho, una parte hasta ahora desconocida de mí mismo, que ejerce una influencia considerable sobre mis capacidades mentales, siente una atracción hacia ella que va bastante más allá del puro interés intelectual. Según Mayordomo, esto es normal; pero ¿des de cuandoArtemis Fowl II es un chico normal?
Voy a tener que tomar medidas contra este ligero desajuste hormonal, que resulta de lo más molesto y que podría hacerme malgastar una parte preciosa de mis neuronas. Sin embargo, por el momento y aunque parezca mentira, no puedo evitar sentirme nervioso ante la imminencia de su llegada. Para mí han pasado menos de dos días, pero para ella han transcurrido tres años. ¿Qué pasará si ha cambiado tanto durante este tiempo que nos hemos vuelto incompatibles?
Artemis dejó de teclear en su diario virtual y carraspeó por tercera vez en los últimos minutos, haciendo que Mayordomo levantara la vista de "Cumbres borrascosas", que estaba leyendo.
- No quisiera parecer inquieto, Mayordomo, pero ¿estás seguro que te ha dicho que vendría?
Hacía poco que el chico irlandés había despertado de un sueño reparador de más de doce horas, un plazo de tiempo que, estaba seguro, Minerva ya había tenido en cuenta para llegar exactamente en el momento preciso. Sus padres, en cambio, estaban menos al corriente de las sutilezas de los viajes temporales y habían llegado mientras él aún estaba durmiendo. Artemis los había encantado al despertar, y ahora Artemis y Angeline Fowl se hallaban de vuelta a su mansión, convencidos de que habían visitado a un ex-guardaespaldas retirado y que Artemis, al que veían todos los días, había preferido quedarse con él aprovechando que estaba de vacaciones. Sin embargo, Artemis no podía evitar una intensa sensación de remordimiento al pensar que su madre había estado sosteniéndole la mano mientras dormía, y al imaginar su sufrimiento durante los últimos tres años. Tendría que recuperar el tiempo perdido, aunque por suerte sus padres nunca recordarían nada de lo ocurrido.
Mayordomo suspiró.
- Que yo sepa, las palabras "llegaré cuando Artemis despierte" significan exactamente eso. Y por favor, Artemis, deja de tirar de tu corbata. Estás más que presentable.
Eso no era del todo cierto. El chico llevaba uno de los trajes de Mayodomo, que hubiera sentado como un guante a un oso pero que a él le iba decididamente grande. Artemis estaba a punto de contestar al comentario del hombre con una réplica mordaz, pero el ruido del motor de un helicóptero distrajó de pronto su atención.
- Dime¿suelen pasar muchos helicópteros por aquí?
- Pues ahora que lo mencionas, viene uno a visitarme todas las vacaciones.
- Entonces es ella - dijo simplemente Artemis, dirigiéndose hacia la puerta.
Artemis salió de la casita justo a tiempo para presenciar una visión curiosa: una belleza rubia descendía ágilmente de un helilcóptero negro por una escalera de cuerda, y gritaba:
- Je vais t'appeler, Soto! - antes de saltar al suelo frente a Artemis, que se quedó mirándola. Aquella chica era bastante diferente de la niña que había visto ayer, aunque no parecía que los cambios operados en su cuerpo digustaran a Artemis.
Minerva se apartó el pelo de la cara y fijó su mirada en el chico.
- Bonjour, Artemis. ¿Cuánto tiempo sin vernos, verdad?
Artemis sonrió, mucho más tranquilo de repente.
- Sigues con tus chistes. No has cambiado en absoluto.
-Tú tampoco. Aunque evidentemente tampoco esperaba que lo hicieras; para ti solo ha pasado un día. - Minerva sonrió con cierta turbación. - Me alegro de que hayas vuelto.
- Técnicamente, mi yo de catorce años no puede estar aquí, así que no puede decirse que haya vuelto. - respondió Artemis, maldijiéndose a sí mismo por no encontrar nada más que decir.
- Creía que siempre me entendías cuando hablo, pero ya veo que me equivocaba. - dijo Minerva, risueña.
- Sería la primera vez. - dijo Artemis suavemente.
La expresión de Minerva se nubló.
- No, no sería la primera. De hecho, si tú no me hubieses ayudado la última vez que me equivoqué... - la chica calló un momento, reflexionando. - Artemis, me es muy difícil decir eso, pero lo cierto es que te estoy muy agradecida. He esperado tres años para poder decírtelo.
Por una vez, el extenso vocabulario de Artemis no acudió en su ayuda, y se creó un silencio incómodo mientras el chico maldaba por encontrar una réplica menos mundana que "de nada". Por suerte, Mayordomo escogió aquel momento para salir a saludar a su joven amiga, que le abrazó con fuerza.
- Hola, Domovoi. ¿Qué estás leyendo ahora? No me digas que otra novela romántica. No parece lo más adecuado para un tipo duro como tú.
Minerva se adelantó para ir a examinar el libro que Mayordomo había dejado a medias, momento que el ex-guardaespaldas aprovechó para burlarse de Artemis.
- Me gustaría saber qué te ha hecho esa chica. ¡Pareces completamente asustanado!
- Al menos no ha alterado tanto mi capacidad cognitiva como para hacerme usar una palabra que ni siquiera existe. - replicó Artemis con dignidad, antes de alejarse para ir a reunirse con Minerva.
Mayordomo sonrió para sus adentros mientras seguía al chico al interior de la casa.
