Cuatro años habían pasado desde aquel día en que su vida cambió tan bruscamente. Aquel día en que Voldemort finalmente había caído, liberando de su maldad al mundo mágico. Todos se reunían a festejar y ya nadie parecía recordar los sacrificios que se hicieron, excepto él. No había día en que no notara y extrañara la ausencia de su hermano gemelo. Desde aquel día de la muerte de Fred, no había vuelto a ser el mismo. Parecía que todo su sentido del humor, su felicidad, su misma esencia hubiese fallecido junto a su hermano.
Esa tarde, el cielo estaba completamente cubierto por una densa capa de nubes grises. Había llovido por varios días por lo que el cementerio se veía aún más triste de lo normal. Un ojeroso y malhumorado George caminaba con un ramillete de flores blancas hacia la tumba de su gemelo. Aún después de tantos años seguía preguntándose por qué Fred y no él.
Se detuvo unos momentos bajo un gran roble a observar la tumba de su hermano. Había alguien sentado en ella. Era extraño, rara vez se encontraba con alguien ahí y siempre era otro Weasley o Angelina. Observando desde lejos vio como el irrespetuoso desconocido subía sus zapatos llenos de lodo ensuciando el sepulcro, sacaba una rana de chocolate de su bolsillo y tiraba el envoltorio encima. George no pudo soportar semejante descaro.
Oye !Muestra más respeto por los que se han ido – tras escuchar estas palabras el extraño sin siquiera voltearse a verlo con un movimiento de sus dedos hizo que las ramas del árbol se abrieran dejando que una gran cantidad de agua callera sobre un irritado George Weasley. Por el impacto del agua fría cerró los ojos, y al volver abrirlos ese sujeto había desaparecido.
George dio unos cuantos pasos hacia la tumba de su hermano, sacó su varita y con un movimiento de muñeca hizo desaparecer el lodo y la envoltura de la golosina. Miro con tristeza el lugar donde reposaban los restos de su gemelo. Odiaba ir al cementerio, ese eterno recordatorio de que jamás volvería a ver a Fred, el simple hecho de estar tan cerca de él y al mismo tiempo tan lejos. Cada vez que iba sentía que era él quien debía estar enterrado ahí. Tomo aire y dijo:
Otro año paso Fred, el tiempo no deja de correr. El negocio en sortilegios Weasley no esta tan bien como cuando lo atendíamos juntos pero aun así se mantiene. Sigo sin ir seguido a ver a mamá y papá, cada vez que los visito te ven a ti en vez de a mí. Angelina me sigue llamando, dice estar preocupada por mí, cree que ya no soy el mismo de antes y tiene razón Fred, no lo soy. ¿Por qué te fuiste? Nada es lo mismo sin ti… - el viento soplo más fuertemente y unas gruesas gotas comenzaron a caer. George se despidió dejando las flores sobre el féretro y se encaminó de regreso a su casa.
Hacía años se había mudado de la casa de sus padres. Su hogar ahora se encontraba en la planta superior de la tienda. Al comienzo siempre había risas por doquier y algún nuevo invento preparándose para ser probado. Pero últimamente no era así, todo era silencio y… De pronto se detuvo en seco. Algo estaba mal. Un rastro de pisadas de lodo lo guiaba directamente hacia su dormitorio. Al entrar inmediatamente sus ojos se posaron en el hombre del cementerio, cuyos zapatos sucios sobre su cama le obligarían a cambiar las sabanas.
¿Quién es usted? ¿Qué está haciendo aquí? – inquirió George a la defensiva con la varita lista. La poca iluminación de la habitación dificultada ver el rostro de aquel hombre
"¿Quién soy?" ¡Por Merlin! ¿Te lavaron el cerebro esos Hufflepuff o que! Uno se muere un par de años y hasta tu gemelo te olvida.– comenzó a decir Fred con incredulidad – y hablando de "respeto por los caídos" hoy no fuiste muy amable en el cementerio hermanito, ni tampoco lo estás siendo ahora ¿Y qué es eso de visitarme sólo una vez al año? Además podrías traer algo mejor que ese ramillete, después tengo que andar mendigando a los demás por golosinas, sabes lo que me gustan.
¿Fred? ¿Eres tú? Es imposible, moriste ¡Te enterramos! Esto no puede estar pasando, no, no, no, no, no, no… he perdido la razón. Sí, es eso, no hay otra explicación. Debo dejar la cerveza de mantequilla – dijo atónito George mientras retrocedía rápidamente. Abandonó la habitación y totalmente incrédulo de lo que acababa de pasar se dejó caer en el sillón.
Al cabo de un rato, se levantó dispuesto a enfrentar esa alucinación que su mente había creado para atormentarlo y retomar el control de su conciencia. No permitiría que la situación lo controlara. Recuperaría el control de su mente así debiera golpear en la cara a esa insoportable alucinación de su hermano.
Mira, se que crees que eres Fred pero no es asi, mi hermano murió hace años y… - se detuvo al darse cuenta que estaba hablando contra la pared. Su gemelo, no, la alucinación de su gemelo había desaparecido.
No pudo evitar sentirse algo nostálgico, a pesar de todo, esa alucinación había sido muy vívida. ¿Pensaría realmente esas cosas Fred si lo viera en ese estado? No es que él no intentara mejorar las cosas, es solo que es realmente difícil hacer el duelo por alguien que ves todos los días en cada reflejo en el cual se posa tu vista. Por eso no limpiaba su casa, por eso se veía tan desprolijo todo.
De pronto, los golpes de alguien llamando a su puerta lo sacaron de su ensimismamiento
George, abre. Sé que estas ahí – dijo la voz de Angelina desde la calle
Está abierto– le grito George en respuesta. Y acto seguido escuchó la puerta y las pisadas de Angelina subiendo al departamento
No deberías tener abierto sino estas vigilando la caja registradora de abajo– George se sintió empalidecer. Quién le hablaba no era Angelina, sino Fred, es decir… la alucinación de Fred desde detrás de Angelina
¿Qué haces aquí? – atinó a preguntar mientras se dejaba caer en la silla más cercana para no desmayarse
¿Cómo que qué hago aquí? George, sabes que me gusta visitarte. ¿Qué te ocurre? ¿Te encuentras bien? Luces algo pálido – dijo Angelina dejando las bolsas que traía y poniéndole una mano en la frente
Dijiste algo sobre cervezas de mantequilla así que se me antojó una, como no te quedaban fui a comprar. Traje también una para ti, la dejaré sobre la mesa. Oye! Angelina te hace de enfermera y tú te quejas. Hermano, has perdido la razón. No te me quedes mirando con cara de idiota. Dile algo o se preocupará.
George no podía creer lo que estaban viendo sus ojos, abrió y cerró la boca varias veces sin lograr decir nada.
Estoy bien – dijo Fred aprovechando las boqueadas de su hermano
¿Seguro? Te noto extraño– dijo Angelina preocupada mirando a George quien a su vez no podía quitar los ojos de Fred. Fred le habló a Angelina y ella le respondió. Por lo tanto ella también podía oírlo ¿O sea que realmente era Fred? Era imposible
Absolutamente seguro Angy– repitió Fred guiñándole un ojo a su gemelo y rogando que este finalmente reaccionara
Jajaja ¿Angy? Nadie me llama así desde hace años – dijo Angelina con una amplia sonrisa en su rostro y rápidamente dio la espalda a George y se puso a guardar las cosas que traía en las bolsas mientras seguía hablando – sabes, hay una feria por aquí cerca y pensé que quizás podrías acompañarme si quieres. Sé que últimamente no sales mucho, pero mañana es el último día y pensé que te haría bien distraerte un rato
Claro, me encantaría ir.Te paso a buscar a las cinco ¿Te parece bien? – respondió Fred sin darle tiempo a siquiera reaccionar a George. Cada segundo que pasaba la situación se asemejaba más y más a una pesadilla.
Genial. Entonces te estaré esperando, oh por cierto – pero un bip la interrumpió. Ella sacó un pequeño aparato de su bolsillo y un minuto más tarde se disculpó con George – lo siento, es mi madre que necesita que vaya enseguida. Nos vemos mañana a las cinco, ¿Cierto? Adiós.
Ya mientras hablaba Angelina iba acercándose a la puerta y antes de que George reaccionara ya se había marchado.
Fred ¿Eres tú? – logro preguntar George finalmente
Creí que ya habíamos superado esa etapa. Por cierto, dijiste que Angelina se preocupaba por ti, no que le gustaras. Que mal hermanito, seduciendo a mi novia ahora que he muerto– dijo Fred mientras caminaba por la vivienda inspeccionando con la vista cada rinconcito
¿Qué? Espera yo no seduje a nadie y yo no le gusto y… – George se interrumpió a sí mismo. No daba crédito a sus ojos y oídos. No sólo estaba viendo y hablando con su hermano, sino que además este le acusaba de robarle a Angelina. Ella era linda y olía bien, pero era la novia de Fred, él jamás haría algo con ella por más que… Además ella lo veía como un cuñado, no como otra cosa. Mirando fijamente a su gemelo agregó - ¿Qué haces aquí?
"¿Qué hago aquí?" Obviamente no jugando al ajedrez… te ves tan patético que hasta los muertos sienten compasión por ti. Y además estaba aburrido – respondió burlonamente Fred. Pero de inmediato agregó mirando la mesa - ¿Vas a querer tu cerveza de mantequilla?
No, bébela tú si quieres. ¿Por qué has venido? ¿Por qué sólo yo puedo verte? ¿Cómo hiciste para que Angelina te escuchara? No entiendo nada de esto
Dios, ya y hasta pareces Troll. Veamos, vine porque tu vida es un desastre. Sólo tú puedes verme por lo mismo que siempre sabíamos que pensaba el otro antes de que lo dijera ¿Nunca has oído hablar del vínculo especial entre gemelos? Supongo que esta es una de sus ventajas. Y en cuanto a que Angy pudiera oírme, después de morir tomas un curso para hacer ese tipo de cosas… Eso ya lo sabrás cuando te llegue la hora– respondió con una sonrisa que hacía dudar sobre la veracidad de su respuesta. – Por cierto ¿Piensas bañarte pronto? Porque apestas.
