Sin pena ni vergüenza vengo a subir esta nueva historia Dramione.

¿Enfermo? El Nott que he descrito me da el sida más absoluto que jamás me ha dado un personaje que he creado, así que no, no hay actualización pronto aunque trabajo en ella, no de la forma que os gustaría, pero bueno.

¿Penitence & Vita? Id a molestar a Miss Mantequilla, yo tengo el siguiente capítulo escrito desde junio/ julio, y como actualizamos a la vez pues hasta que ella no escriba el suyo yo no puedo actualizar. Así que lo siento, de verdad me hace mucha ilusión que leáis los siguientes capítulos.

Todo lo que podáis reconocer le pertenece a JK Rowling.

Planeo que la historia me ocupe entre nueve y doce capítulos, que es una tirada normal del tarot, así que sí, los capítulos tendrán el título de cartas del tarot, la decisión es completamente arbitraria, simplemente me pareció interesante narrar una historia tal y como se predice el futuro con cartas, cosa que estoy aprendiendo a hacer.

Cualquier duda, tomatazo o sugerencia podéis dejarla en forma de review. Y que sepáis que esto va para Gizz Malfoy Granger, a quien debo un regalo de cumpleaños que le hace mucha ilusión, y que no os voy a desvelar de qué va porque soy así de mala.

¡Aretha out!


Arcano XVIII: La Luna.

Simboliza lo engañoso de las apariencias. Con fines de predicción significa cambios imprevistos, obstáculos, adversidades, incertidumbres de toda clase, pero pese a todo, puede triunfar.

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Prólogo: La Luna derecha.

Inquietudes, crisis de fe. Debe elegir la compañía con cuidado. Noche, tinieblas, sortilegios.

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Y es en el silencio de la noche dónde mejor se siente.

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Ataque a una mujer maga.

La pasada madrugada la policía mágica se encontró a una mujer joven vagando perdida a las afueras del pueblo mágico de Hogsmeade. La mujer, con claros signos de haber sido atacada, no recordaba nada de lo que había pasado y no tenía conciencia de dónde había estado.

Sorprendentemente los inspectores han llegado a la conclusión de que no es un caso aislado y que el agresor ya ha atacado a diferentes mujeres, y a algún hombre, a lo largo de Gran Bretaña en los últimos tres meses.

La policía está tras la pista de lo que parece ser un depredador sexual que utiliza la magia para atraer a sus presas y después mantener relaciones sexuales con ellas.

Todas las víctimas presentan las mismas características, no tienen rastros ni signos de violencia física ni mágica, todos parecen haberse ido con su agresor por propia voluntad y no recuerdan nada de lo que ha pasado más que algún recuerdo borroso e incoherente.

La policía mágica recomienda tanto a hombres como a mujeres que no salgan solos, utilicen hechizos protectores y reporten cualquier persona o acto sospechoso que vean a las autoridades.

Manténganse alerta.

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Granger arruga el periódico y lo mete sin miramientos en su maletín de trabajo. La tarea resulta hercúlea dado la cantidad de gente que hay a esas horas de la mañana en el metro de Londres, pero con un bufido y un par de codazos lo consigue. Con otro bufido se aparta el mechón rizado que le ha caído delante de los ojos y se agarra a la barra de metal que le queda justo al lado.

El metro, en un furioso gruñido, se detiene, y con dolor las puertas se abren. Hermione, con una habilidad adquirida a lo largo de coger el transporte público muy a menudo, se abre paso entre la gente que se amontona para entrar sin esperar que los de dentro salgan.

Sus tacones repiquetean contra el suelo de la estación y sin detenerse a observar a su alrededor sube por las escaleras mecánicas hasta la superficie. El olor a lluvia inunda sus fosas nasales y sin pensárselo abre el paraguas y empieza a caminar por la calle.

En cinco minutos llega a la entrada del Ministerio, y un tirón de cadena más tarde ya está dentro y caminando por el suelo de mármol negro. Inclina la cabeza saludando educadamente a todos los compañeros o visitantes que llaman su atención y sigue sin vacilar hasta los ascensores.

El viaje es rápido y rutinario, las puertas se abren en un molesto chirrido y ella se dirige sin vacilación hacia su despacho. Y es ahí cuando un destello platino capta su atención, de pie y hablando con un colega suyo está Draco Malfoy. Sus ojos grises se dirigen directamente a ella y por un momento sus miradas se enlazan.

Ella es la que profesionalmente rompe el contacto, gira la cabeza, sin importarle lo más mínimo que su excompañero de clase esté ahí, y descarta ese fugaz momento de su mente y se centra en otras cosas, a pesar que siente los intensos ojos de él seguirla hasta que la puerta de su despacho se cierra tras ella.

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Es extraño, pero en mitad de esa sala se siente en paz. Se siente dueña y señora de sí misma y de todo lo que la rodea. Entre esas paredes de losas negras sabe que nada va salirse de control, que todo va a seguir un orden, que las reglas no van a ser quebradas, y eso la hace sentir bien consigo misma.

Es ante el tribunal del Wizengamot en el que Hermione siente que puede ganar cualquier cosa.

— Muy bien, ahora es el turno de la defensa —el juez que preside el Wizengamot hace un gesto con la mano señalándola indicándole que es su turno para levantarse y exponer su defensa.

Cierra los ojos e inspira hondo, se levanta lentamente, no tiene prisa, sabe que va a ganar, se ha preparado, sabe las reglas, y quien sabe las reglas controla el juego.

— Hace ya casi más de un año que inició este caso contra la empresa de pociones Mallory and Co. —sus pies se mueven ligeros y su voz no tiembla ni una pizca, continua segura de que está dando uno de los mejor espectáculos de su vida—. La opinión pública calificó este caso, y cito literalmente el titular de El Profeta: "Un acto de demencia y delirios de grandeza por parte de la heroína de guerra Hermione Granger". Pero yo les digo, señores y señoras del Wizengamot, no es la fama, ni el reconocimiento público lo que busco. No, lo que busco es algo mucho más básico y más fundamental, busco justicia para las víctimas de Mallory and Co.. No sólo busco justicia para las jóvenes brujas que han sufrido las deformaciones faciales a causa de su nueva poción "Cero granos", sino que también pido justicia para todos los Demiguises con los que han testado sus productos una y otra vez, y a los que han mantenido cautivos infringiendo doce leyes del decreto 28 Protección de las criaturas mágicas que fue aprobado hace dos años en este mismo tribunal —Hermione hace una pausa dramática y mira a todos los miembros del tribunal—. Estimado tribunal, si nosotros no velamos por la seguridad y la protección de la comunidad mágica, ¿quién lo hará? Es por eso que les insto, les suplico, que impartan justicia y que no dejen este crimen contra la población mágica impune.

Se para, inspira profundamente y suelta todo el aire de golpe mientras el corazón le late desbocado en el pecho, fija sus almendrados orbes en la jueza suprema del Wizengamot, y cuando ésta se recoloca las gafas y esboza una débil sonrisa en su dirección, sabe que ha ganado el caso.

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— ¡Muchas felicidades señorita Granger! —Su secretaria la sorprende abriendo una botella de champán de calabaza cuando entra a su despacho.

Hermione sonríe agradecida y algo avergonzada por el recibimiento. Se quita la chaqueta que cuelga de la percha y deja el informe de su caso recién ganado.

— Gracias, Janine —le agradece el gesto cogiendo la copa que ésta le ofrece—. La verdad es que no las tenía todas conmigo cuando entré esta mañana en el juicio, pero lo conseguí.

— ¡Es usted demasiado modesta señorita Granger! Digan lo que digan usted es una de las mentes más brillantes de nuestros tiempos. Y estoy segura de que si no hubiera estado ocupada en este caso el señor Mallory la habría convocado a usted, y no a ese impertinente de Gibbins.

Hermione le da un sorbito a su copa y arruga el entrecejo.

— ¿Convocado? ¿Convocado para qué? —Pregunta sin entender.

— ¿¡Es que no ha leído las noticias últimamente!? —Hermione niega con la cabeza sin saber exactamente a qué noticias se refiere—. ¡El asaltador! Ese sujeto que ha estado asaltando a magos y brujas por toda Gran Bretaña en los últimos cuatro meses, parece que por fin ha sido identificado —Hermione parpadea sorprendida y aleja la copa de sus labios—. Los aurores que iban tras él han conseguido una pista valiosísima —le confiesa en un quedo murmullo.

— ¿Y cuál es esa pista? —Pregunta la abogada acercándose a su empleada comida por la curiosidad.

— Una pluma —dice Janine mirándola con los ojos brillantes—. El equipo de zoología mágica del Ministerio la ha analizado en su laboratorio y ha concluido que dicha pluma pertenece a un animal mágico hasta el momento no identificado. No se tiene registro alguno de ese espécimen, y como parece que la criatura ha acotado su zona de ataques a las inmediaciones de Londres, la comisaría de aurores de Londres ha decidido aceptar el caso.

— ¿Y qué tiene eso que ver conmigo?

Janine pone los ojos en blanco y niega con la cabeza como si fuera la persona más estúpida del mundo.

— ¡Pues que ya se ha formado una comisión de fiscales para el caso! Los aurores han pasado el caso al departamento de Criaturas Mágicas del Ministerio, y el jefe Mallory ha convocado a todos los fiscales que no están en ningún caso y a todos los Cazadores para definir las líneas de actuación del Ministerio de ahora en adelante. Aunque parece que el equipo ya está decidido… —Comenta su secretaria ausentemente mientras le da un sorbo a su copa.

— ¿Quién se rumorea que va a ser el equipo que se encargue de este caso, Janine? —Pregunta temerosa Hermione de la respuesta.

— Se rumorea que el fiscal a cargo será Gibbins, y que el Cazador a cargo será el desalmado y sanguinario de Terence Crawl.

Hermione no necesita ninguna palabra más para salir escopeteada de su despacho dirección a la sala de reuniones. El sonido de la copa estrellándose contra el suelo la acompañó como un réquiem acompaña a una pompa fúnebre.

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Las puertas de roble macizo chocan contra las paredes al ser abiertas por la furia de Hermione Granger. Da dos pasos para entrar en la sala e intenta acompasar su respiración. Los ojos de todos los presentes se clavan en ella llenos de curiosidad y diversión, excepto las grises orbes de Malfoy que se clavan en ella llenas de enfado y de algo más, algo oscuro y tentador que no se atreve a interpretar.

— ¿Qué diablos hace aquí, señorita Granger? —La voz irritada de su jefe la trae devuelta a la realidad y lo mira nerviosa.

— He escuchado que están formando un comité y me gustaría formar parte ya que he sido liberada de mis recientes obligaciones —dice ella intentando infundirse un valor que no siente y tratando de parecer firme y confiada.

Las risas quedas de todos los presentes se escuchan mientras su jefe suspira resignado y le hace un gesto con la mano para que se siente. Ella obedece rápido y se sienta al lado de su excompañero de clase, quien parece repugnarle su presencia ya que se mueve incómodo en su silla y se aparta levemente de ella.

— Bueno, cómo íbamos diciendo antes de que la señorita Granger nos interrumpiera, quedamos que el fiscal Gibbins y el Cazador Crawl se encargaron del caso Feather. Tienen hasta mañana a las 10 de la mañana para presentarme su plan de investigación.

Todos se levantan y Hermione empieza a balbucear el nombre de su jefe intentando llamar su atención. No puede consentirlo, no puede consentir que esos dos se hagan cargo de esa investigación. La verdad, es que aunque esa criatura desconocida resulte ser verdaderamente peligros y oscura, no se merece que Crawl la cace.

— ¡Señor Mallory! ¡Señor! —Hermione se detiene delante de la puerta del despacho de su jefe con la respiración entrecortada y los ojos suplicantes—. Señor, no puede permitir que Crawl y Gibbins se hagan cargo del caso. ¡Si ya es malo que uno sólo se encargue, imagínese lo malo que será que los dos lo hagan!

Su jefe se detiene, suspira cansado y se frota los ojos intentando centrarse.

— Señorita Granger, con todos los respetos, eso a usted no le incumbe. No voy a negar, ni a admitir, que concuerdo con su opinión, pero han sido los dos únicos voluntarios que se han presentado para la misión, mi intención era que Malfoy y Hill se ocuparan del asunto, pero Hill está enferma en su casa y Malfoy ha rechazado la oferta, así que si me disculpa, tengo asuntos que atender…

— ¡Pero no puede rendirse ahora! —Le insta Hermione agarrándolo del codo y volviendo a encararlo—. Yo me ofrezco voluntaria para ser la fiscal de la criatura, y Malfoy… Puedo conseguir convencerlo para que sea el cazador y haremos equipo.

— ¿Usted y Malfoy? ¿Trabajando codo con codo? —Ella asiente convencida y su jefe suelta una risotada divertida—. Perdone que ponga en duda sus palabras señorita Granger. Pero es de todos sabido que usted y el señor Malfoy no eran precisamente buenos amigos en el colegio, de hecho su relación era bastante conflictiva y tirante ¿Me está diciendo que debo arriesgarme y poner en sus manos el futuro de una criatura mágica hasta el momento desconocida, y que, muy probablemente, pueda llegar a ser la última de su especie?

— Sí —le contesta la castaña segura y sin vacilar—. Perdone mi atrevimiento señor pero soy una de las mejores fiscales que este departamento ha tenido en años, y Malfoy y yo somos adultos, estoy segura que podemos dejar a un lado cualquier diferencia que hayamos tenido en el pasado por el bien de esta criatura.

Su jefe se queda unos segundos meditándolo mientras se rasca la barbilla con la mano libre. Hermione contiene el aliento y reza para que su jefe le dé luz verde.

— Está bien, le concedo de plazo mañana hasta las nueve de la mañana para convencer al señor Malfoy de hacer equipo con usted, y que me presenten su plan de investigación.

— Gracias señor… Le juro que no se arrepentirá… Yo….

Su jefe la calla alzando la mano y apuntándola amenazadoramente con un dedo.

— Pero si fracasa, Gibbins y Crawl se ocuparán del asunto como ya había estado acordado, y no quiero oír ni una palabra en contra, ¿De acuerdo?

Ella asiente y suelta a su jefe, quien airado y murmurando algo parecido a castaña testaruda, se da la vuelta y entra en su despacho dejándola olvidada ahí en medio del pasillo. Va a enseñarle que Hermione Granger nunca fracasa.

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Hermione no se siente muy orgullosa de cómo ha conseguido la información, pero lo importante es que lo ha hecho. Quizás no han sido métodos muy legales, quizás ha tenido que colarse en la oficina de aurores, hechizar a un par de guardas, y rebuscar entre los miles de archivos de las investigaciones abiertas, cosa que podría haberle hecho perder su trabajo si la hubieran pillado, en qué caso estaba trabajando actualmente Draco Malfoy.

Había descubierto, sorprendida, que su excompañero de casa estaba a punto de atrapar a un traficante de Occamys, y le había sorprendido aún más lo detallados que eran los informes de éste. Sabía que hoy, dicho traficante, se reuniría en una taberna en el pueblo de Croydons para intercambiar mercancía.

Así que, ni corta ni perezosa, corrió a su casa, se duchó, se vistió con unos tejanos, unas zapatillas especiales para correr, una camiseta de tirantes, una sudadera y una chaqueta y cogió su coche y se dirigió a Croydons. No le resultó difícil encontrar dicha taberna, entró casualmente como si fuera una clienta más, pidió una cerveza al camarero y unas patatas chips para picar, y se sentó pacientemente a esperar a que Malfoy hiciera su aparición.

Las agujas del reloj avanzaron inexorablemente, y a la hora y media Hermione empezó a dudar de lo que había leído en el informe, empezaba a creer que ni Draco ni el traficante iban a aparecer esa noche, así que desanimada, y pensando en dónde podría encontrar al rubio pagó su cuenta y fue al baño para refrescarse un poco.

— ¿¡Pero qué diablos haces aquí Granger!?

Hermione abre los ojos sorprendida al encontrarse a Malfoy de frente y mirándola de una forma que podría calificarse encolerizado.

— ¿Cuánto hace que estás aquí? —Es lo único que consigue responder tratando de entender cómo ha podido entrar sin que ella lo viera.

— Pues desde hace mucho más tiempo que tú —contesta como si fuera lo más obvio.

— ¡Vaya! Pues sí que eres bueno en tu trabajo —le halaga sorprendida.

— ¿Se supone que eso es un cumplido, Granger? Porque tu comentario acaba de cabrearme, y bastante.

Hermione frunce el cejo molesta y lo mira desafiante.

— Por supuesto que lo era.

Ambos se quedan en silencio, mirándose, evaluándose, intentando averiguar qué dirá el otro a continuación.

— ¿Qué haces aquí? —Pregunta finalmente el heredero de los Malfoy.

— Te estaba buscando —le confiesa ella sinceramente a lo que su acompañante alza una ceja incrédulo—. Venía a tratar de convencerte para que tú y yo formemos equipo para lo del caso Feather.

— No estoy interesado en atrapar ninguna criatura que se limita a tener sexo con magos y brujas —contesta desinteresado el rubio—. Seguramente es una joven Veela que aún no controla muy bien sus poderes, o alguien que maneja muy bien el Imperio y el Obliviate, sea lo que sea no me interesa —se apoya contra la pared del baño y clava su vista en algún punto de dentro del bar—. Seguramente la pluma es una pista falsa que ha estado alterada por el sujeto o por los mismos aurores y los del laboratorio aún no han sabido verlo.

— ¿Y si te equivocas? —Le rebate ella alzando la nariz y mirándolo desafiante—. ¿Y si de verdad se trata de una criatura nueva desconocida hasta la fecha?

— ¿Tienes alguna prueba de lo que afirmas? —Le pregunta mirándola directamente con esos insondables pozos grises.

— No pero…

— No puedes hacer esas clases de afirmaciones sin pruebas, Granger, y lo sabes —la corta chasqueando la lengua molesto y volviendo a enfocar su mirada al interior de la taberna.

— ¿¡Pero y si no me equivoco!? —Le habla en un tono de voz más alto de lo que pretendía—. ¿Y si no me equivoco? —Vuelve a insistir dando un par de pasos hacía el e intentando tentarlo con la promesa de descubrir a un animal fantástico nuevo—. ¿Y si de verdad estamos ante un nuevo espécimen no documentado hasta la fecha? El mismísimo Newt Scamander lo afirmó en su libro, el mundo mágico es extenso y aún está por explorar, pueden haber miles de criaturas allá fuera esperando ser descubiertas y protegidas.

— O no —le rebate él frunciendo el ceño molesto—. Quizás es todo un delirio de grandeza tuyo motivado por pasar demasiado tiempo con San Potter.

— No es ningún delirio mío de grandeza —murmura en un siseo furioso—. Es una posibilidad, que bien puede darse, ¿Qué es lo peor que puede pasar, que tengas razón? Bueno, estoy dispuesta a arriesgarme.

Hermione puede jurar que los ojos del Cazador se oscurecen por unas milésimas de segundo. Y eso, extrañamente, la asusta.

— No te muevas.

Como una exhalación entra otra vez al bar y Hermione puede sentir vasos rompiéndose.

— Señor Jenkins, queda usted detenido por tráfico ilegal de Criaturas Mágicas.

Los hechizos no tardan en oírse y Hermione, impulsada por su coraje de leona, decide salir a ayudar a Malfoy. Se sorprende al ver que, el que supone que debe ser el señor Jenkins, ya está reducido e inmovilizado a un lado del bar. Malfoy parece tener en su mano una bolsa de piel que en esos momentos está inspeccionándole el interior.

Y es ahí, la primera, pero no la última vez, en la que Hermione Granger le salva la vida a su excompañero. Un mago, con quien quizás el señor Jenkins iba a realizar el intercambio, va atacar por la espalda a Malfoy, y Hermione, rápida como la serpiente que va a salvar, lo detiene.

— ¡Expeliarmus! —Chilla despojando de su varita al atacante—. ¡Petrificus totalus!

El mago cae inmóvil al suelo y ella mira triunfante a Malfoy que la mira entre molesto y enfadado porque no lo ha obedecido.

— Guau, parece que formamos un gran equipo ¿No? —Granger le sonríe insegura a Malfoy mientras este deja escapar un suspiro apesadumbrado.

A ella también le empieza a aparecer una mala idea eso de formar equipo.

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Hermione tiene hundida la cara en las manos intentando no sentirse tan patética y fracasada como se siente ahora. Ahora mismo, dos horas después del incidente, después de prestar declaración, y después de explicar mil veces por qué se encontraba muy casualmente en ese bar, está sentada en una incómoda silla en la sala de espera esperando que Malfoy acabe de rellenar cualquier papeleo que deba rellenar.

Por Merlín, se siente estúpida ¿Cómo ha podido creer que ella y Malfoy podrían llevarse bien? La escena en el baño le ha dejado claro que no importa cuánto tiempo pase, ellos dos nunca podrán tener una relación cordial. ¡Y durante todo el trayecto en el Ministerio ni si quiera le ha dirigido la palabra! Por no mencionar la profunda cara de asco que ha puesto cuando ella le ha sugerido que volvieran a Londres en su coche.

La verdad es que hay cosas que nunca cambiarían, él seguía siendo Malfoy, un mago sangre pura orgulloso, y ella era…

— Granger —su voz la sobresalta y observa mientras él se acerca y se detiene a un par de pasos de ella—. ¿Lo crees de verdad? ¿Crees de verdad que se trata de una nueva criatura no identificada hasta el momento?

Ella parpadea confusa y le contesta apoyando su cara en su mano derecha.

— La verdad, no estoy segura, el informe es bastante incompleto por no decir que es inexistente, y como bien has dicho podría tratarse de un error, pero hay ciertos puntos que no quedan muy claros… Quiero decir que puede ser posible… Puede ser muy posible que nos hallemos ante una nueva especie indocumentada hasta la fecha. ¿Por qué no?

Malfoy agacha la cabeza meditando las palabras de su excompañera.

— Está bien —habla finalmente sorprendiéndola—. Acepto llevar el caso contigo.

La pálida mano de Draco Malfoy se extiende firme delante de ella y Hermione se siente esperanzada. Estrecha su mano con la suya con efusividad y lo mira directamente a los ojos decidida, sea lo que sea, está seguro que ellos dos podrán desvelar el misterio.

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Y es así, cómo se pone en marcha la rueda de la fortuna.