NOCHE DE BODAS

Durante nuestra noche de bodas no dormí… permanecí en vela hasta el amanecer repasando estrategias para recuperar un reino que no era el mío. Me limité a abandonarla, vestida de novia y con resignación en la mirada, para perderme entre mapas y listas de provisiones. Con las primeras horas del alba partí sin despedirme hacia Silvanesti. No volvería a ver a Alhana en meses.

Sentía pánico, el mero hecho de pensar en su cuerpo tomando el mío me asqueaba pero yo había consentido el matrimonio así que enterré mis sentimientos y me dispuse a ofrecerme a él… pero no apareció en toda la noche. Cuando desperté descubrí que el ya había iniciado su viaje hacia mi antiguo reino y de manera absurda me sentí repudiada. Por eso me juré a mí misma que no soportaría su indiferencia. No consentiría que me tratara como a un mero objeto, como un adorno más en su medallón de orador