07/06/10 Meitanei – Corrector: Arkadi

Pareja: Fang X Vanille [Fanille]

He aquí un hito en la historia, los 10 minutos (que ni eso) peor desperdiciados en vuestras vidas (:D ¡Yay!)

Ninguno de estos personajes me pertenecen, son obra y amor de Square Enix, sin embargo, las amenazas y los besos de la muerte me los podeis enviar a mi (:D) Y sin más dilación...


Una hora tomando té.

Fuera estaba lloviendo.

- No parece que vaya a parar… - Dijo la más joven mirando por la ventana.

- Si no quieres estar conmigo puedes irte. – le sonrió la otra muchacha.

- Mira que eres tonta. – Sus risas acariciaron el ambiente.

Vanille miraba como caía la lluvia. Le dio un sorbo al té. Sabía que tenía los ojos de Fang clavados en su espalda, clavados en su alma. Todo era ella. Fang… Fang… No dejaba de repetir ese nombre en su cabeza. Miraba la lluvia caer, pero no la veía. Se imaginaba el camino aleatorio que tomarían esas gotas de agua corriendo por la piel de Fang. Se las imaginaba deslizándose lentamente por sus brazos fuertes, algunas mojarían sus labios jugosos, otras le molestarían impactándose en sus ojos y en su cara, las demás abrazarían su cuerpo. ¿Tomarían todas distintos caminos? ¿Recorrerían todas el mismo para morir en el lugar más cálido? Todo eran preguntas. Entre tanta imaginación era incapaz de escuchar nada.

Le dio otro sorbo al té mientras miraba como caía el agua. Quiso romper el silencio que imperaba desde hacía tanto rato.

- Gracias por preparar té. – Bebió un poco más – Qué considerada eres. – Le sonreía y la miraba a los ojos, desnudándola con la mirada; la luz tenue parecía desdibujarla y plasmarla en otro lugar, lejos de su alcance.

Tenía los ojos cerrados. Bebió té y no dijo nada. Le respondió alzando la mano a modo de 'no importa'. Ella la seguía devorando con la mirada. ¡Fang parecía tan relajada en ese momento! Tranquilidad y paz se reflejaban en su cara. ¿Mantendría la misma expresión cuando la sostuviese en sus brazos, fuertes, después de hacer el amor? Vanille sorbió un poco más de té. Ese aroma hipnotizaba, igual que lo hacía Fang, todos sus sentidos. Se la volvía a imaginar bailando en una celebración de Oerba: el aroma del té bañaba a Fang del mismo modo que lo haría el humo. Su cuerpo caliente, húmedo de su sudor. Todo enmudecía.

Fang abrió los ojos; sus miradas se encontraron. El latido de sus corazones era estruendoso. Sonrieron cálidamente.

- Mira qué fortuna hemos tenido al estar las dos solas, sin nadie más- comentó Fang.

- Sí, no sé cómo hemos tenido tanta suerte. – Vanille se dio la vuelta y se quedó mirando un dibujo. En él aparecía un chocobo y otro animal, no sabría decir cual, intentando atacarle. Ese bicho parecía fuerte y feroz: los músculos se le marcaban en las patas y los dientes eran afilados. Justo como el cuerpo de Fang se ponía en las peleas… Se le notaba fuerza y ferocidad en sus movimientos. Miraba al chocobo defendiéndose de semejante animal con sus patas y su pico afilado. Tampoco se quedaba atrás. Fang era eso y mucho más, era una valquiria, una amazona. La quería.

Porque la quería, la adoraba; y poreso, no se lo diría. Fang merecía alguien mucho mejor. Eso se repetía Vanille: 'Yo no estoy hecha para Fang.'. En Oerba no era extraño ver a dos personas del mismo sexo juntas, y Fang y ella siempre lo habían estado. Ni la una ni la otra se lo dirían. Las dos creían que la otra merecía a alguien mejor. Aunque no hubiera nadie que las amase más de lo que se amaban ellas.

Y olvidándose de todo, de las miradas y de sus propios pensamientos turbios con sus cuerpos, Fang apuntó;

- Iré a preparar más té.


Fin.