Uke por sorpresa. two shot +18
Los personajes que aparecen en esta historia no me pertenecen, son invención de Shungiku Nakamura yo solo los tomé prestados un momento.
Espero que os guste, en poco tiempo subiré el segundo y último capítulo.
Takahashi Misaki de 22 años y editor novato de Marukawa Shoten sufrió un pequeño shock.
Como cualquier otro día, él se dirigió a su puesto de trabajo. Las puertas de recepción se abrieron ante él y se encontró con Aikawa-san.
-Buenos días Misaki-kun- Le saludó la pelirroja sonriendo mientras se encaminaba hacia el ascensor- ¿Subes?- Le preguntó.
-Si- Le contestó el menor subiendo detrás de ella.
-Ah Misaki-kun, ¿puedes decirle a Usami-sensei que se de prisa con el manuscrito?.-El castaño accionó el botón del ascensor y este empezó a subir-. No me contesta al teléfono y falta poco para la fecha de entrega del manuscrito.- El nerviosismo de la editora era patente, mientras que él suspiró al recordar cuantas veces Usagi-san le había hecho contestar al teléfono por él, para evitar hablar del manuscrito inacabado con su editora.
-Tranquila, si hace falta le ataré a la silla hasta que acabe con el manuscrito.- En ese momento la pelirroja se le tiró encima abrazándole con lágrimas en los ojos.-Gracias, de verdad, me salvas la vida. Cada vez que Usami sensei se retasa me sale una cana nueva.-El ascensor llegó al piso de Misaki en ese momento y como despedida Aikawa le dijo-Ven antes de irte a casa y te daré los dulces que tanto te gustan.
-De acuerdo, que vaya bien el día- Salió del ascensor con calma, incluso desde allí se oían las voces estresadas de los editores. Al adentrarse más en la planta empezó a ver esos mismos editores envueltos en un aura de desesperación. Estaban a pocos días de la fecha límite. Pasó por delante del departamento Emerald y vio al editor jefe chillando a todos sus subordinado, que corrían de un lado a otro llamaban por teléfono o escribían en sus portátiles. Se dirigió hacia su propio departamento intentando que no le afectara ese aura aun que era difícil, a veces él también había tenido un autor que no entregaba a tiempo su trabajo y se había estresado mucho, había tenido suerte de que su supervisor, Zen Kirishima, le apoyara.
Al llegar a su mesa Kirishima san le estaba esperando apoyado en ella con aire despreocupado y con una gran sonrisa en el rostro mientras que alrededor todos tenían el mismo aura que en Emerald.
-Tu mangaka ha acabado el manuscrito a tiempo estoy impresionado- Misaki se alegró muchísimo de oír eso, había sudado tinta para ayudar a terminar el story board, así que verlo acabado a tiempo le había quitado un peso de encima.-Tienes que ir a su casa a por el y repasarlo para que no haya ningún error. La portada también esta casi acabada así que lo único que tienes que hacer es la previsión de las ventas para ver cuantas copias tenemos que encargar.-
Misaki enseguida abrió su ordenador para empezar a trabajar y se acordó que tenía que llamar al mangaka para ver a que hora podía ir a recoger el manga. Quedó con él a mediodía y volvió al trabajo.
Tres horas después se tomó un descanso y fue a la máquina de café, notaba los hombros rígidos y los ojos le picaban. Se masajeó el cuello también rígido pensando en todos los datos a tener en cuenta a la hora de calcular el numero de copias a imprimir.
Al llegar a la sala de descanso se encontró con dos compañeros del departamento de ventas sentados en una mesa tomando un café, uno de ellos castaño y de ojos marrones le contaba al otro un problema que tenía con su novia. Misaki en vez de cogerse el café que había ido a buscar se hizo una tila para intentar relajarse, después se sentó en el sofá. En ese momento el otro compañero de pelo negro le estaba comentando que estaban mejor sin mujeres, había dejado a su novia por que era muy pasiva en la cama, que estaba harto de ser él el que siempre empezaba y hacía casi todo. Su amigo le dio la razón y le dijo que su novia era una frígida. Al escuchar aquello su corazón se estremeció y un temor se instaló en el mientras venían a su mente imágenes de Usagi-san asaltándolo en su casa y llevándolo a la cama. ¿Usagi san se cansaría de él por dejarse llevar siempre, por no poner de su parte y de dejar siempre que él empezara? Se empezó a preguntar por qué siempre se dejaba llevar, por qué siempre el escritor conseguía que su mente se pusiera en blanco con solo tocarlo.
Estuvo media hora dándole vueltas a la cabeza desesperándose por perder a su amado después de finalmente reconocer y decirle que era el amor de su vida. La tila le ayudó un poco a tranquilizarse solo entonces empezó a pensar en que hacer y le vino a la mente el día en que le dijo a su escritor que le tumbaría. Un plan empezó a tramarse en su mente...
