Bien, el primer multichapter propuesto a terminar para este año nuevo, a ver cómo me va con todo esto. Me inspiré en una canción Vocaloid llamada "The Beast", y el detonante para escribir esto fue encontrar una imagen; fue un chispazo interno que tuve en el momento. Ahora, que comience el espectáculo.
+10 al que adivine el personaje, btw.
Hetalia no me pertenece.
Humanos…
Habían muchos de ellos allá fuera hoy, pensó mientras les seguía observando como era su costumbre. La presencia dominante de mujeres por las calles ese día le indicaba que ya se encontraban en primavera, un fortuito período de siembra para los pobladores del lugar.
Los solía ver con frecuencia desde el ventanal todos los días. Cuando el sol se asomaba por el cielo los había en enormes cantidades y a todas horas, mas, en cambio, solían disolverse a la primera gota procedente del gris oscuro que adoptaban las nubes cada cierto tiempo. ¡Y qué decir de cuando llegaba el invierno o el otoño! Las crías más jóvenes parecían exaltarse ante la más mínima prueba de pureza e ingenuidad entre los copos de nieve y las hojas resecas y desteñidas.
No que le molestasen, para nada. Simplemente le desagradaban. Es por eso que pasó todo ese tiempo construyéndose un castillo para su propia comodidad, lejos de ellos y de toda aquella absurda realidad que para nada le interesaba. Era algo bastante soberbio, debía admitir, aunque a veces le daba la impresión de que lucía un poco desmañado e incluso solitario. De cualquier forma no reparó mucho en detalles al construirlo, ya que a fin de cuentas logró cumplir su objetivo principal.
Estaba de más decir que rara vez recibía visitas del exterior, salvo por algún que otro animalejo que rondaba los alrededores y, hasta hace un par de años atrás, los críos que acostumbraban a jugar por las cercanías al considerar el terreno lo suficientemente extenso y amplio para sus juegos con la pelota; luego de haberles mostrado las benditas propiedades de sus colmillos muy amablemente se retiraron para ya jamás volver. Así que básicamente se encontraba solo la mayor parte del tiempo, por no decir siempre.
Solo…
Cuatro puntadas sonoras en el antiguo reloj de pared le indicaron prontamente que atardecería, así que resolvió en cerrar los ventanales como era su costumbre para cada fin de sol. Entonces, posteriormente se dirigió a preparar el leño para la chimenea a encender, el brebaje caliente en la cocina, y un libro de entre la extensa colección que poseía en su estudio personal para leer aquella noche e irse a dormir poco antes de la llegada del alba. Ya era cosa de todos los días.
Se dispuso a reconfortarse en el cómodo sillón ubicado justo a un lado del calentador ornamentado, divagando sobre el número de veces en las que se había encontrado a sí mismo repitiendo la misma escena todos los días, sin falta alguna, y cayendo en la cuenta de que ya había olvidado por completo cuándo comenzó todo aquello. Por mientras, acariciaba con sus dedos el dorado de las letras grabadas en el libro que sujetaba, observándolo con cierto ahínco e indiferencia al momento en que lo leía sólo para él.
"Maldición en el ocaso"*
Y sin pensarlo mucho más abrió la cubierta, sumergiéndose de lleno en la lectura, y olvidando el interminable y repetitivo ciclo del mañana aunque fuera por un par de horas más.
*En realidad este libro no existe. Me basé en una canción de Kaito (Vocaloid) llamada "Gekkou to Kuro" (Luna Negra, según), que cuenta la historia de una bestia que carga con una maldición a la luz de la luna que devora y destruye todo a su alrededor, pero que se enamora de una chica al ser la única persona que no le teme a su horrenda figura. Como podrán imaginar, esto no tiene un final muy bonito que se diga. Pueden encontrar la canción traducida al español en Youtube.
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