Era el primer día de su nueva vida, después de muchos años dando vueltas sin sentido y desperdiciando la enorme fortuna de sus padres, decide que es momento de cambiar de vida, le gusta España, le gusta estar en el sur y sentir el sol dejándole la piel tibia, el tono moreno que empieza a coger su piel. Y allí está, sola como siempre, a sus 27 años, en la puerta de un instituto. En Boston desperdició todas las oportunidades de estudiar cualquier cosa, y ahora quería ser por fin responsable con el dinero y además quería empezar desde 0. Sería divertido Emma Swan en una institución católica, ese año prometía. Así que cogió aire dejo caer el cigarrillo y se dirigió con paso decidido a su nuevo comienzo sin saber que en ese momento su mundo iba a cambiar por completo, porque fue en ese momento cuando la vio.
Iba vestida con unos pantalones vaqueros y una camisa blanca metida por dentro, un poco abierta pero sin llegar a ser informal, tenía el pelo moreno a media melena y unos ojos de un marrón intenso que destacaban el tono moreno de su piel, oh Dios mío que no sea monja, fue lo primero que pensó Emma al verla. Después de ese primer impacto Emma se relajó y busco su aula. Se sentó en primera fila y esperó a que la clase se fuera llenando poco a poco mientras que analizaba a sus nuevos compañeros, se esperaba a gente mucho más joven que ella ya que estaba estudiando un ciclo, pero se alegró bastante cuando fue comprobando que la gran mayoría parecían rondar su misma edad. Y así, mientras que esperaban su primera clase se fue integrando poco a poco.
Primero conoció a Ruby que no dudo en sentarse a su lado y hablar animadamente, luego llegaron Killian y Elsa. Todos rondaban entre los 20 y 25 años y estaban deseosos de empezar esa nueva aventura. Conversaban felices cuando escucharon el ruido de unos tacones, se volvieron y fue cuando volvió a ver a la morena que se acercó con paso decidido y se presentó.
-Hola soy Regina Mills y este año seré vuestra profesora de Contabilidad, además de vuestra tutora, así que en esta primera hora quiero dedicarla para ver la clase de personas que tengo en mi aula, esta es una institución de renombre, cuando salgáis de aquí seréis los mejores así que espero de vosotros la excelencia no menos.
La clase entera se quedó en absoluto silencio, intimidada, mientras ella seguía hablando con ese mismo tono autoritario y frío y pese a todo, Emma se había quedado embelesada, sin escuchar sus palabras, estaba analizando sus gestos y recorriéndola con su mirada haciendo un tour completo de sus curvas, justo cuando llegaba a la parte del cuerpo más interesante, escucho un carraspeo procedente de ella y la miró.
Le toca presentarse señorita…
-Emma Swan, profesora. y cuando terminó de pronunciar la última palabra sus miradas se cruzaron por primera vez.
Tras un segundo en que las dos se quedaron en silencio, la morena siguió preguntando el nombre a todos sus alumnos y cuando terminó, entrego una serie de hojas para que las rellenaran, meras formalidades del instituto, así que cuando sonó el timbre salió con paso decidido del aula, pensando en el nuevo curso que empezaba y dando gracias porque casi toda su nueva tutoría parecían adultos, no tendría el problema de sus otros compañeros con las reuniones de padres. Aunque había algo que le inquietaba, la chica de la primera fila, esa tal Emma Swan con acento extranjero, una melena rubia impresionante y unos ojos de un tono imposible de definir claramente. Mientras que todos estaban aterrados por la introducción, ella simplemente se le quedó mirando con una media sonrisa en su rosto. Definitivamente ella iba a ser distinta al resto, pero tenía tiempo de comprobarlo, dos horas diarias y un curso entero por delante. Y así cada una pensando en la otra, paso el resto del día.
Llegó el martes y mientras Emma estaba aparcando su nuevo Porsche, llego la morena a toda velocidad y aparcó al lado suya dirigiéndole una mirada sorprendida, ¿qué clase de chica era aquella rubia y porque despertaba en ella tanto interés? Se dirigió a clase con paso seguro y mirando su horario comprobó con una sonrisa que tenía a su tutoría a primera hora, era el momento de ponerlos a prueba, en especial a ella.
