Niwakabungen
Margareth, con la ayuda de SweetPea, llevó el cuerpo inconsciente de Luffy para lavarlo en el río como le había ordenado hacer Belladonna. Aunque pensaba que su compañera había actuado de una manera demasiado brusca también tenía la certeza que aquella acción de prenderles fuego, si bien podía haberse realizado de una manera menos bruta, era la única posible para eliminar los trozos de las setas que se habían quedado sujetos al cuerpo.
Pronto llegaron al río y sin necesidad de elegir una zona u otra para realizar el baño se metieron justo por el mismo lugar al que llegaron.
SweetPea se quita su capa y botas antes de entrar en el río para poder coger a Luffy y evitar que pudiera ahogarse. En cambio Margareth no solamente se quitó sus botas sino que se despojó tanto de su capa como también de la parte superior de su bikini quedando con sus pechos al aire. Entonces pensó que si iba a lavar a alguien por qué iba a tener que mojar su propia ropa. Con este pensamiento en mente terminó por quitarse la media que cubría su pierna derecha y la parte inferior del bikini quedando completamente desnuda. De esta manera entró en el río llevando por los brazos a Luffy mientras SweetPea lo cogía por las piernas.
El baño debería ser bastante sencillo pues, a pesar de las heridas que veían en el extraño cuerpo de la 'mecchen', Luffy no parecía que fuera a recuperar la consciencia en estos momentos. Las setas debieron quitarle bastante energía, sin contar el que le tuvieran que prender fuego.
Mientras enjabonaban a Luffy no podían evitar sentir la confusión al ver el cuerpo tan raro que poseía en comparación con el de cualquiera de ellas. Era como si se tratase de un tipo diferente y único de mecchen que nunca hubieran visto en toda su vida. Por supuesto que también cabía la posibilidad de que se tratase de algún tipo de anormalidad de nacimiento o el resultado de una terrible enfermedad sufrida en el pasado.
Algo que si podía darse cuenta era que los músculos de Luffy, a pesar del estado inconsciente en el que estaba, permanecían en tensión como si estuvieran preparados para actuar, o atacar, en cualquier momento como pudiera ser el instante en que recuperase el conocimiento.
Mientras lavaban aquel cuerpo cada una de ellas llegó a sorprendentes descubrimientos. Unos más que otros.
-¿Te has fijado en que sus heridas parecen menos graves que cuando le quitamos las setas?-. Preguntó curiosa Margareth que nunca había visto heridas que se curasen de aquella manera tan rápida. –Pues parece que después de todo no era de la villa, SweetPea…
Pero lo que había encontrado SweetPea era algo aún más extraño.
-¿Hmm? ¿Qué es esto?-. Las manos de la onna encontraron algo entre las piernas de Luffy. –Parece que aún queda una seta por ahí. Se nos habrá pasado ahí pegada entre las piernas… una que se nos pasó.
Ahora la atención de Margareth también estaba en aquella extraña seta. No sabía por qué pero por algún motivo todo su interés parecía ser atraído hacia aquella seta.
-¿Pero esta no es diferente a las otras?-. No le hacía falta fijarse mucho para darse cuenta de que debía tratarse de una especie diferente. –Tiene una forma muy rara…
Mientras Margareth estaba fascinada por la forma de aquella seta, SweetPea intentaba librar a Luffy del posible peligro que le podía causar tener aquella seta en ese preciso lugar.
-¡¡NNNNNNGH-!! ¡¡No sale!!-. SweetPea tiraba con todas sus fuerzas pero parecía un esfuerzo inútil. -¿¡Eh!? ¡¡Se está… estirando!!
Aquello ya superaba en rareza a cualquier cosa que hubiera visto Margareth en toda su vida. Debían empezar a actuar con precaución por si acaso fuera una seta peligrosa, tanto para ellas como para Luffy.
De pronto SweetPea dejó de intentar arrancar aquella extraña seta.
-¿Hmm?-. Algo raro, aún más, estaba pasando. –Pero, ¿cómo es posible?
-¿Qué ocurre ahora?-Quiso saber Margareth viendo como la cara de su nakama empezaba a palidecer. -¿SweetPea?
De pronto los gritos de SweetPea resonaron por todo el río.
-¡¡LA SETA SE ESTÁ HINCHANDO!!-. Todas las que se encontraban por el río empezaron a acercarse hasta que las detuvieron las siguientes palabras. -¡¡CREO QUE VA A EXPLOTARLE!!
Ahora todas corrieron para alejarse de sus dos nakama y el cuerpo inerte e inconsciente de Luffy. Margareth no podía moverse de allí, algo de lo que se dio de cuenta SweetPea cuando llegó ella sola a la orilla del río. Al volverse vio como su nakama seguía en el mismo lugar mientras mantenía a flote el cuerpo de Luffy sujetándolo por debajo de los brazos.
-¡¡MARGARETH, SAL DE AHÍ ANTES DE QUE LA SETA EXPLOTE!!- ella también se sentía mal por dejar a aquella desconocida sola para que se enfrentase a su terrible destino pero no veía nada que hacer para ayudarla. -¡¡NO PUEDES HACER NADA MÁS POR ELLA!!
Pero Margareth había sido quien la había encontrado en el bosque y la que la trajo a la villa. Si hubiese sido más atenta seguramente habría visto aquella extraña seta y se la habrían podido arrancar antes de que se le pegara de tal manera que ahora mismo resultaba imposible quitársela.
Ante su atónita mirada podía ver como la seta ya había duplicado su tamaño y sufría unas palpitaciones que indicaban que pronto iba a estallar. Margareth no tenía ninguna duda de que si eso llegase a suceder aquella desconocida moriría sin remedio.
-Si hubiera algún método para bajar la hinchazón…-. Eso era la solución. La mirada de Margareth recorrió la orilla del río en busca de alguna de sus nakama que no se hubiera alejado demasiado. -¡¡OÍDME TODAS, QUÉ ALGUIEN ME PASE UNA POMADA PARA LOS GOLPES!!
La solución era evitar que la seta siguiera hinchándose y la única manera que se le ocurría era utilizar la pomada que se ponían cuando se golpeaban para bajar la inflamación. Era su único y última posibilidad de salvarle la vida.
Una de las mecchen de la orilla le lanzó lo que había pedido y, evitando que Luffy se sumergiera por completo bajo el agua, logró atrapar el bote de pomada con una sola mano. Entonces escuchó el chapoteo que haría una persona al entrar en el agua y supo que SweetPea o alguna otra de sus nakama intentaba acercarse para ayudarla.
-No puedo poner a nadie más en peligro-. Pensó Margareth. -¡QUÉ NADIE SE ACERQUE!- y el sonido volvió a alejarse.
Si sus nakama le estaban gritando o hablando Margareth no podía saberlo pues únicamente su atención estaba centrada en intentar salvar la vida de aquella desconocida. No podía dejarla morir sin incluso saber ni siquiera su nombre.
Estirando el cuerpo de Luffy por completo en el agua lo mantuvo a flote colocándole un brazo en la espalda. Necesitó perder algunos segundos preciosos para comprobar que el cuerpo no se iba a ir al fondo sujetándolo de esta manera. Una vez estuvo segura de que no se hundiría abrió con la boca el bote de pomada que puso sobre el torso de Luffy. Con la mano derecha cogió una buena cantidad de pomada que extendió como pudo por su palma. Finalmente estaba preparada.
-Espero que esto salga bien-. El último pensamiento de Margareth antes de agarrar aquella seta en su mano derecha cubierta de pomada. Con movimientos giratorios fue extendiendo la pomada por todo el cuerpo de la seta, desde la base que se encontraba junto a una extraña bolsa de piel hasta la cabeza que no dejaba de palpitar a cada movimiento de la mano. –Vamos, aguanta ahí y no te des por vencida.
Pero para sorpresa de Margareth, y desgracia de la desconocida, parecía ser que la pomada para las inflamaciones no parecía surtir ningún efecto.
-¡¡NO TE RINDAS MARGARETH!!-. Le gritó desde la orilla SweetPea intentándole dar ánimos. -¡¡CONTINUA Y NO PARES!!
Sabía que su nakama tenía razón. Ella era la única posibilidad que tenía esta mecchen para salir con vida del peligro mortal en el que se encontraba. Por ello no dejaría de frotar aquella seta hasta que lograse su objetivo y lograr detener su inflamación.
El movimiento de su mano empezó a acelerarse de una manera que nunca creyó posible, seguramente gracias a la propia pomada pero a pesar de todas sus buenas intenciones Margareth podía observar con claridad como aquella seta en vez de disminuir su tamaño hasta recuperar su aspecto previo, aumentó incluso un poco más hasta que pareció llegar a su límite. Ahora lo único que hacía era palpitar cada vez con mayor rapidez como si estuviera siguiendo un tipo de cuenta atrás antes de que explotase. Por un vergonzoso momento Margareth pensó en utilizar esa palpitación para apartarse justo antes de que hubiera la explosión y de esa manera salvar su vida. Pero pronto pasó y supo que de ninguna manera iba a dejar sola a la mecchen para que muriese ella sola.
-Si morimos hoy, moriremos juntas.
Entonces Margareth se fijó en algo a lo que hasta ahora no había prestado demasiado su atención, tal vez pensando que se trataba de restos de la pomada, pero que fijándose bien podía verse que provenía del interior de la seta. Sobre la cabeza de la seta podía verse un pequeño agujero del que había salido un poco de líquido o una crema. Aquello le dio una nueva perspectiva de acción a Margareth.
-La seta se está hinchando por culpa de ese líquido de su interior, por lo que para evitar que explote tengo que quitárselo todo cuanto antes… pero ¿cómo voy a poder hacerlo?
No tenía ninguna duda de que esta era la única solución que tenía para salvarle la vida. Margareth no apartaba la vista de la cabeza de la seta para ver si de alguna forma podía encontrar el método que necesitaba. Y para su sorpresa así fue. Pudo comprobar como con los movimientos que estaba haciendo sobre el tallo largo de la seta podía provocar el movimiento del líquido en su interior hacia el agujero de la cabeza. Pensándolo bien era algo sencillo de hacer.
-Es como si estuviera ordeñando una seta.
Dicho y hecho, Margareth empezó a imitar el mismo movimiento que hacía cuando ordeñaba a las cabras o vacas. En ciertos momentos la situación le parecía bastante surrealista. ¿Cómo se podía haber llegado a una situación como esta en la que tenía que 'ordeñar' a una seta para salvarle la vida a una mecchen?
-¡¡Vamos, vamos!!- Margareth sabía que el tiempo se estaba terminando porque las palpitaciones a través de todo el tallo de la seta estaban alcanzando un ritmo endiablado, pero por desgracia por mucho que frotase, apretase o sacudiese aquella seta el líquido salía de su interior con gran lentitud. Pero a pesar de que todo parecía en contra de ella no pensaba rendirse. -¡¡Vamos!! ¡¡VAMOS, SUÉLTALO TODOOOOO!!
Y fue en el momento final en el que pensaba que la seta iba a explotar cuando, en vez de la explosión temida, terminó por soltar todo el líquido que la había hecho hincharse de aquella manera.
-¡¡AAAAHHH!!- no pudo evitar gritar por la sorpresa Margareth cuando aquel chorro salió disparado de la cabeza de la seta. A pesar de sus reflejos para apartarse no pudo evitar que parte de aquel líquido le acertase en la cara aunque por la situación en la que se encontraba no se había percatado de lo sucedido. -¡¡CUIDADO, APARTAROS DE EN MEDIO!!
El grito de aviso de Margareth sirvió para que ninguna de sus nakama fuera alcanzada por el chorro de líquido que cayó finalmente tanto en la orilla como en el propio río. Por supuesto que no sabiendo de qué podía tratarse sería una grave irresponsabilidad dejarlo por ahí.
-Procurar recoger el líquido que cayó al río-. Ordenó Belladonna al comprobar que aquel líquido era fácilmente visible en el agua. Se trataba de un líquido algo espeso y blanco.- Recogerlo pero procurar que no entre en contacto con vuestra piel. No sabemos de qué puede ser capaz.
-Por fin-. Margareth estaba aliviada al comprobar que la seta ya no sufría aquellas palpitaciones tan rápidas, e incluso empezaba a recuperar su tamaño original. Sintió algo cerca de sus labios y como un acto reflejo, al venirle a la cabeza cuando se manchaba la boca al comer cierto tipo de meshi o deza-to, usó su lengua para limpiarse.-Bueno, al final todo ha salido bien-. Le dijo a la figura inconsciente que tenía sujeta.
Una vez superado con éxito este momento tan delicado la atención de Margareth pudo centrarse en aquello que le había llamado la atención cuando estaba poniéndole la pomada por la seta. Aquella extraña bolsa de piel que había en la base de la seta. Con delicados movimientos pudo comprobar que aquella bolsa estaba formada por la propia piel de la mecchen y, con la oportunidad de observar con calma aquella extraña seta también pudo comprobar que, igual que la bolsa, también estaba formada por la piel del propio cuerpo.
-¿Cómo puede ser esto posible?-se preguntó Margareth. Nunca antes había visto que una seta se hubiera introducido y crecido en el interior del cuerpo de una mecchen, pero eso mismo era lo único que podía responder a este misterio. –Entonces, ¿cómo haremos para quitarle la seta?
La idea de cortársela parecía algo peligroso por no saber hasta donde podían haber llegado las raíces de la seta. Además estaba la cuestión de la bolsa de piel. ¿Podría ser que la localización en la que se encontraba la seta no fuera al azar?
-¿No será que ella tal vez haya utilizado una seta indebida en su raja?-la idea se le había pasado por la cabeza al comprobar que en el cuerpo de aquella mecchen no había rastro de la raja de su entrepierna. –Habrá intentado disfrutar de su cuerpo con esa extraña seta y debió de agarrársele fuertemente las raíces hasta que se apoderó totalmente de la zon-.
Margareth no podía creer lo que estaba viendo. Lentamente fue apartando su mano de la base de la seta y de aquella bolsa de piel. Ante su atónita mirada veía como la seta volvía a palpitar de nuevo y empezaba a hincharse.
-¿Cómo es posible? Pero si ya le había sacado todo aquel líquido… ¿o no?- la posibilidad de que aún permaneciera liquido en el interior de la seta era plausible, por lo que ponerse nerviosa era de baka. Ahora ya sabía lo que debía hacerse. –No creas que voy a dejar que te salgas con la tuya maldita akuma no waraitake.
Margareth volvió a coger una buena cantidad de pomada en su mano derecha extendiéndola por toda su palma como había hecho antes. Sin ningún atisbo de duda agarró la seta y empezó a aplicarle los mismos movimientos ordeñadores con los que antes había conseguido hacer que expulsara todo el líquido del interior de la seta.
-¡Qué ninguna se acerque todavía!-les gritó a sus nakama para advertirlas del peligro. -¡Parece ser que aún queda líquido en el interior de la seta!-les explicó mientras continuaba con los movimientos sobre el tallo de la seta que había logrado aumentar su tamaño hasta el máximo de sus posibilidades mucho más rápido que la vez anterior.-De eso nada, por mucho que corras no vas a lograr lo que pretendes. Antes conseguiré que vuelvas a soltar otro chorro de líquido, y esta vez será todo lo que aún queda en tu interior.
Como ocurre siempre, una vez se sabe las cosas todo acaba resultando más sencillo la segunda vez. Por eso no le sorprendió a Margareth cuando logró que el líquido del interior de la seta volviera a salir de un chorro pero esta vez, por culpa de la inclinación con la que estaba 'ordeñando' la seta, este fue dirigido directo a su cara. Demasiado rápido para que pudiera siquiera dar un grito.
-¡¡LO TENGO!!-gritó SweetPea mientras interponía una tela enorme delante de Margareth en donde terminó por impactar todo aquel líquido blanquecino.
-¡¡SWEETPEA!!- Margareth soltó el aire que había mantenido en sus pulmones del susto que se llevó por culpa de aquel chorro. -¡Me has salvado!
Su nakama soltó unas carcajadas mientras usaba aquella tela para limpiar la seta tanto de cualquier rastro de líquido como también de la pomada que habían aplicado.
-Esto ya está. Lo mejor es que la saquemos del agua y procedamos a vendar sus heridas.- dijo SweetPea.
Entonces Margareth se fijó en que aquella tela en realidad era una capa, y una horrible sospecha surgió en su cabeza.
-Oye, esa capa no será la mía, ¿verdad?-los nervios en su voz eran patentes.
-Pues no. Creo que es de la que está totalmente deprimida en la orilla.-le explicó algo culpable SweetPea.
Tal como había dicho, en la orilla había una de sus nakama arrodillada en el suelo con una cara de total depresión. Cierto que gracias a su capa se habían salvado pero eso no quitaba el hecho de que se la habían manchado con aquel desconocido líquido y que, con total seguridad, habría que quemarla.
Fue entonces cuando escucharon la voz de obaasan Nyon preguntar que estaba pasando.
-¡Oh, obaasan Nyon! ¡Una de las setas del cuerpo de esta mecchen no sale!- le explicó Margareth.
No pudiendo creer que a estas alturas pudiera haber alguna de la villa que pudiera cometer algún tipo de equivocación respecto a las setas Nyon tenía interés por saber de quién podía tratarse.
-A ver. ¿Quién es exactamente?-la sorpresa que se llevó fue de las de una entre un millón. -¡PERO…OW! ES… ESTO ES… ¡ES UN CHICO!
La sorpresa fue general entre todas las allí presentes.
-¿¡¡¡EEEEH!!!?-gritaron todas las mecchen que habían en los alrededores del río.
Margareth sentía como sus mejillas empezaban a ponerse coloradas. Había oído hablar de los chicos pero únicamente eso. Oír hablar de ellos.
-¡¡¿Esto es un… un chico?!!- sentía como le faltaba la respiración al mismo tiempo que se empezaba a hiperventilar.-¡¡Nunca había visto uno!!
Esta ha sido la primera experiencia de Margareth con un chico en toda su vida.
END o FIN
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Hasta aquí la primera historia totalmente desligada a cualquier otro tipo de historia escrita previamente. El resultado espero que no parezca tan raro como me lo ha parecido a mí a primera vista. Se trataba de una escena demasiado surrealista para dejarla pasar por alto. La verdad es que no sé como ha salido, pues como he dicho, esto no se parece a nada de lo escrito con anterioridad… pero me hizo la gracia suficiente para subirlo.^^
GLOSARIO:
Mecchen: Chica.
Onna: Mujer.
Meshi: Comida.
Deza-to: Postre.
Baka: Idiota.
Akuma no waraitake: Seta venenosa del diablo.
Obaasan: Abuela.
Niwakabungen: Seta millonaria.
La verdad es que aquí si que me interesaría comprobar que tipo de reviews podría recibir un tipo de historia como esta. Así que si dejáis alguna os lo agradecería.
Nos leemos.^^
