En un pasillo solitario y sumido en la penumbra, hay una puerta de un salón en desuso. Para que nadie sepa dos jóvenes se aman a escondidas, para que sus familias y amigos no se enteren; pues están en guerra.

El muchacho es Draco Malfoy, de cabello rubio platinado, ojos grises acero y una arrogancia que lo distingue.

La joven es Hermione Granger la perfecta prefecta de ojos miel.

El es Slytherin, príncipe de las serpientes y por sentido común no amaría a una Gryffindor hija de muggles.

Pero eso no les importa, se aman a escondidas y en público se odian.

Los dos están enredados entre sus túnicas y prendas, el la acaba de hacer suya. Se amaron, se aman.

Pero ninguno de los dos sabe que se separaran para no volver a verse en un tiempo y se reencontraran en medio de una lucha.

Ambos morirán, ella primero alcanzada por una maldición asesina, el después de dolor y tratando de vengarla.

Pero al final volverán a estar juntos, en un lugar donde su amor ya no será cuestionado.