Hey! Os traigo una nueva historia que espero no se me atasque xD

Básicamente, quería escribir un Au de instituto y un Au de banda de rock y dije "oye! por qué no hacer ambos en un mismo fic?" Y bueno, salió esto

Espero que os guste. Y, de nuevo, empezamos desde el punto de vista de nuestro amado Choro

Disfrutad!

{Red}


Capítulo 1 – De Matsuyama a Tokio

Al sonar la campana comencé a recoger mis cosas del pupitre, tomándome mi tiempo para llevar a cabo dicha tarea. Como siempre, era el último en salir de la clase, pero esta vez era por un motivo diferente. Miré la pizarra una última vez antes de salir por la puerta, recorriendo el pasillo hasta el aula donde el club de música se reunía. Cuando abrí la puerta, todos mis compañeros estaban esperándome.

En tan solo unas horas estaría en el coche de mi madre, camino a una nueva ciudad donde de nuevo tendría que empezar desde cero. Por el trabajo de mi madre teníamos que mudarnos a Tokio, sin opción de acabar el año aquí, en Matsuyama, teniendo que realizar un largo viaje desde la prefectura de Ehime, al sur de Japón, hasta la conocida capital del país. Me había costado integrarme en este instituto, ya que la mayoría de alumnos habían venido de los mismos colegios, lo que propiciaba que ya tuvieran sus grupos hechos, mientras que yo fui el único de mi escuela que fue a este instituto. Por suerte, a mediados de mi primer año, comencé a ir a la sala de música a practicar con mi violín, lo que resultó en que un día los miembros del club de música me encontraran tocando una adaptación de una canción relativamente actual.

Aquello provocó que me uniera al club de música y, en consecuencia, que por fin pudiera hacer amigos en aquel instituto. Se trataba de un grupo realmente variado, compuesto por dos chicos que también estaban en el club de atletismo, uno tocaba la batería y el otro el clarinete; otro de los miembros, con quién mejor me llevaba, estaba en el club de pintura con una de las chicas, tocando la guitarra y el saxofón, respectivamente; dos chicos más, que peleaban casi constantemente por el dominio del único teclado (al cual yo llamaba piano en un principio) que teníamos en el instituto; y una última chica, perteneciente también al club de danza, que tocaba el arpa. Éramos un grupo con estilos de música bastante diferentes, pero lo pasábamos muy bien todos juntos, tratando de adaptar nuestros estilos a los de los demás.

Una de las chicas, la que tocaba el arpa, estaba sujetando una pequeña cartulina, en la que habían algunas fotos de todos los del grupo, de las veces que habíamos quedado fuera de la escuela y alguna reunión en esta misma sala. Además, las fotos estaban rodeadas de pequeñas dedicatorias de todos los miembros del club. Sonreí ante aquello, no esperaba que fueran a despedirse de mí de este modo. Dejando las cosas en un lado, todos vinieron a abrazarme, algunos incluso comenzando a llorar, pidiéndome que no me fuera y diciendo lo injusto que era que tuviera que marcharme. Como el sentimental que soy, no pude evitar derramar alguna lágrima… no quería separarme de mis amigos.

Mi móvil comenzó a sonar con la "Marcha Imperial" de Star Wars, señalando que mi madre estaba tratando de contactarme. Aquella llamada significaba que no podía demorarme más, puesto que tenía que ayudarla todavía a cargar algunas cosas en el coche antes de irnos.

Nos separamos del abrazo y me entregaron las fotos, mi violín y un pequeño PenDrive en el que me dijeron que había una lista de reproducción que habían creado entre todos, para que siempre que quisiera escuchar música me acordara de ellos.

Cuando por fin estuve fuera del recinto, eché una última mirada atrás, admirando por última vez el edificio en el que había pasado la mayor parte de mi último año y medio. Suspiré, dándome la vuelta para continuar el camino hacia mi casa.

Entré dentro, encontrando un par de cajas que faltaban por cargar en el coche, las tomé y las llevé fuera, donde mi madre estaba esperándome metiendo una maleta en la parte de atrás del coche. Preferí no volver a entrar a la que había sido mi casa desde que tenía memoria, optando por entrar directamente al coche después de cargar todas las cajas.

Inmediatamente, pasé la lista de reproducción que me habían dado a mi teléfono móvil, conectando los cascos y poniéndomelos, escuchando las canciones que mis amigos me habían preparado.

Durante el viaje en coche a Tokio me dediqué a observar el cambio de paisaje mientras identificaba quién había elegido cada canción. Me fue bastante fácil saber las canciones que había elegido cada uno, haciéndome sonreír cada vez que pensaba en cada uno de ellos según la canción que sonara.

La entrada a la gran ciudad donde viviría a partir de ahora coincidió con el inicio de una de las canciones que sabía que Chiaki, mi mejor amigo, había elegido. La canción era Saidai Kouyakusuu, de Radwimps. Chiaki era un gran fan de ese grupo, lo que me hizo evidente que la única canción que había sonado de este grupo la hubiera elegido él.

Por fin llegamos a la nueva casa, situada al norte de la ciudad, bastante a las afueras de la gran capital. En cierto modo agradecí que estuviéramos relativamente lejos del ruido de la ciudad, prefería enormemente los sitios tranquilos a los lugares bulliciosos.

A primera vista, la casa parecía bastante grande. Era la clásica casa de dos pisos situada en una de las zonas residenciales de las afueras de la ciudad, con un pequeño jardín, una gran salón al lado de una cocina moderna, dos baños, uno en cada piso, una bañera y tres habitaciones, además de un trastero en el jardín y una pequeña plaza para aparcar el coche. No era nada del otro mundo, pero era un poco más grande que mi anterior casa.

Bajé del coche cargando una de las cajas en las que se encontraban mis cosas, adentrándome en la que sería mi nueva residencia, subiendo al segundo piso para elegir mi habitación. Las tres eran más o menos del mismo tamaño, pero opté por quedarme la que daba a la fachada principal de la casa, ya que tenía un balcón y estaba pintada en verde claro, mi color preferido.

Dejé la caja en un lado de la habitación, abriendo la puerta de cristal que daba al balcón para salir afuera. Soplaba una suave brisa que me movía ligeramente el cabello. Desde la puerta, mi madre me dijo que bajara a ayudarla a descargar el coche. Cerré la puerta y bajé rápidamente, comenzando a llevar distintas cajas y maletas del coche al interior de nuestra nueva casa.

Cuando el coche estaba por fin vacío, comenzamos a colocar las cosas de la cocina, ya que era el único lugar de la casa con algún mueble. Por algún motivo, los nuevos muebles llegarían al día siguiente, por lo que hoy no podríamos hacer mucho más que ordenar la cocina y dormir en los futones.

Casi inmediatamente después de cenar me fui a mi nueva habitación a dormir. El viaje me había dejado agotado, y quería que la mañana siguiente llegara lo antes posible para ver los nuevos muebles poder colocar todas mis cosas.

Extendí el futon en la zona que estaba seguro iba a ser donde colocara mi nueva cama, quitándome las gafas antes de ponerme el pijama y meterme bajo la manta. Hacía tanto tiempo que solo dormía en camas que de pronto volver a dormir a ras de suelo se me hacía realmente extraño, y eso sumado al nuevo lugar al que aún debía acostumbrarme, hicieron que tardara más de lo que me hubiera gustado en dormirme.

A la mañana siguiente, el camión con los muebles llegó realmente temprano, descargando una cantidad enorme de muebles de todo tipo, destinados a las diferentes habitaciones de la casa.

Para mi habitación mi madre había comprado una cama, un escritorio, varias estanterías y un armario todos en maderas de color claro. Una vez puesto cada mueble en su sitio, y tras ayudar a mi madre a decidir dónde colocar cada mueble del salón y el resto de las habitaciones, pude volver a la mía, comenzando a desempaquetar mi ropa en primer lugar, colocando cada prenda en su lugar correspondiente del armario. No tardé mucho en realizar aquella tarea, por lo que antes de comer pude empezar a colocar algunas cosas como libros y figuras. Por la tarde acabé de colocar todo lo que me faltaba, dejando la nueva habitación tan ordenada como había estado mi anterior cuarto.

Aprovechando el espacio libre de las paredes, coloqué un par de posters además de las fotos y dedicatorias que mis amigos me habían dado como despedida. Lo que me recordaba…

To: Chiaki

Siento no haberos hablado antes. Ya estoy instalado en la nueva casa, es más grande y tengo un balcón en la habitación. Os echo de menos, espero que podamos vernos pronto. –Choro

Ese mensaje a mi mejor amigo fue el inicio de una conversación que terminó por derivar en una llamada grupal con el resto de miembros del club. Solo hacía un día que me había marchado, pero para todos estaba siendo como si hubiera pasado una eternidad.

El fin de semana pasó realmente rápido, tanto que apenas pude saborearlo, y el lunes con sus nuevos problemas apareció demasiado pronto.

Como el buen estudiante que era, me levanté muy pronto para prepararlo todo para las clases. Sería mi primer día en este nuevo instituto, de nuevo tendría que intentar hacer amigos, esta vez con la dificultad añadida de que sería el único nuevo, ya que entraba a mitad de curso, y además destacaría por llevar un uniforme diferente, pues al haber sido transferido de forma tan repentina, no pudimos conseguir el uniforme nuevo a tiempo de retomar las clases.

Con algo de miedo por todo lo que me esperaba, tomé un desayuno sencillo y cogí mi mochila y violín antes de salir de casa, tomando mi bicicleta para llegar hasta el instituto que quedaba al final de mi calle.

Llegué cuando apenas había alumnos en el recinto, optando por ir a la sala de los profesores para informar de que era el chico que acababa de ser transferido y que me pudieran indicar qué clase me había sido asignada y el que sería mi horario por el resto del curso.

Entré en la clase tras la profesora encargada, una mujer muy simpática que llevaba tan solo tres años enseñando en aquel instituto. Después de pedir silencio y hacerme una pequeña introducción me cedió la palabra para que me presentara a la clase. Que todos me estuvieran mirando me ponía extremadamente nervioso, pero pude disimularlo y hablar con normalidad –M-mi nombre es Choromatsu Takeda, he sido transferido desde Matsuyama por el trabajo de mi madre. Encantado –la profesora me dio las gracias y me indicó mi sitio, el pupitre de la última fila al lado de la ventana, junto al pupitre que se encontraba vacío.

En cuanto me senté, el chico que ocupaba el sitio de delante de mí se giró a saludarme y darme la bienvenida a Tokio y al instituto. Sus ojos azul oscuro me llamaron la atención… hasta que vi que llevaba una camiseta brillante bajo la chaqueta del uniforme. Era realmente hortera y cantosa pero, ¿quién era yo para decir nada? Después de todo, yo era el chico con jersey verde y pantalones marrones en un instituto donde los uniformes eran de chaqueta y pantalón negros. El chico se presentó como Karamatsu Kishinuma, y básicamente me contó toda su vida a lo largo de la primera clase, de lo cual solo atendí a que tenía un hermano pequeño, ya que la lección era mucho más importante que lo que pudiera estar contándome y opté por ignorarle en favor de escuchar a la profesora.

A mitad de la segunda lección todos nos giramos hacia la puerta al oír cómo se abría. Un chico con unos enigmáticos ojos en color rojo vibrante entró por esta con toda la tranquilidad del mundo, sentándose en el pupitre libre que había al lado del mío –Hola ojos de esmeralda –Me guiñó un ojo mientras decía eso, provocando que desviara rápidamente la mirada algo sonrojado. No pude evitar fijarme en que llevaba la chaqueta completamente desabrochada, mostrando la sudadera roja que llevaba bajo ésta –Osomatsu Matsuno, espero que tengas justificación para explicar por qué has llegado tarde de nuevo, o me veré obligada a enviarte al despacho del director –sin decir palabra se levantó, saludando rápidamente a Karamatsu y volviendo a giñarme un ojo –Nos vemos luego, corderito –e igual que había entrado, se fue, seguramente al despacho del director.


Bueno, qué tal estuvo? Lo continúo?

Al no ser hermanos, he decidido que podría aprovechar para ponerles el color de ojos distinto, quizá eso me de más juego en el futuro. He de aclarar que en este fic van a tener edades diferentes. Según se vaya descubriendo todo, iré poniendo la lista con las edades y parentescos en las notas de aquí abajo para que quede claro.

Espero vuestros reviews

Nos leemos!