Prólogo

Hace tiempo que no veo la luz del sol,

sin ti,

no soy nada,

te necesito más que a mi vida,

ven conmigo mi amor.

Me llamo Isabella Marie Swan, tengo diecisiete años, me encanta el calor, soy tranquila y curiosa...muy curiosa.

Querido Diario:

Hoy sé que algo especial va a suceder, tengo una intuición o una corazonada como prefieras decirlo, hoy mi padre no volverá hasta la noche bien pasada, no me hace gracia quedarme en casa sola y de noche, tengo miedo a la oscuridad.

--No me sale nada coherente, que es eso de ¿Tengo miedo a la oscuridad? pero si esta Edward conmigo--pensé enfadada, mientras arrancaba la hoja de mi diario y la tiraba a la basura.

--Bella ¿Te importa quedarte sola en casa esta noche?--me preguntó mi padre mientras atravesaba mí habitación en diez pasos, en sus ojos relucía preocupación.

--Puedes ir tranquilo papá, no me meteré en problemas--le aseguré yo mientras le sonreía, demostrándole que decía la verdad.

Él me miró entornando los ojos como si se debatiera entre creerme o no, al final me creyó

--Está bien, pero si necesitas algo ya sabes dónde llamarme, por si no te acuerdas lo tienes apuntado en la nevera-- me dijo mientras se agachaba frente a mí y me daba un beso en la frente, un gesto simplemente muy paternal.

Yo pude ver que se iba con seguridad, seguro de que no me pasaría nada, de qué no se volvería atrás.

Algo o en este caso alguien me agarró por detrás mientras me besaba el cuello dejándome pequeñas marcas.

--Edward, estate quieto--le supliqué yo pero sin muchos ánimos.

--Tu padre no vendrá hasta tarde ¿Por que esperar tanto?--preguntó Edward con una mirada de cachorrito.

--Me has dejado marcas ¿Y si mi padre las ve?--le pregunté yo preocupada.

--Seguro que no le da más importancia de la que tiene--me dijo él mientras me giraba, ahora quedaba frente a él mientras me besaba muy tiernamente.

--Sabes que no podemos llegar muy lejos, sino se te podría ir de las manos--le comenté yo, al tiempo que él se despejaba al escuchar mis palabras.

--Tienes razón--me dijo con una sonrisa reluciente, su hermoso rostro daban ganas de llorar con sólo ver esa perfección que de humana tenía poco.

Yo me quedé embobada mirándolo, era imposible no hacerlo.

--¿Ocurre algo Bella?--me preguntó él con los ojos llenos de preocupación.

--Va todo bien--le aseguré mientras le sonreía, eso pareció calmarle pero no aplacarle la preocupación del todo.

--¿Por cierto sabes que mi familia va a hacer una especie de fiesta para celebrar la séptima fiesta de bodas de Rosalie y Emmett?--me dijo Edward con una sonrisa muy cariñosa y sus ojos brillando de ilusión.

--No lo sabía, hasta en este momento--le dije yo.

--Va a ser perfecta ¿Te apetece ir?--me preguntó él con ilusión.

--Por supuesto, me encantaría, no sabía que Rosalie y Emmett llevaran tanto tiempo de casados--

--Pues sí, por ahora llevan siete años casados, sólo falta casarme a mí--

--¿A ti?--le pregunté yo incrédula

--Alice y Jasper llevan tres como marido y mujer ¿No lo sabias?--

--La verdad es que hoy me estoy enterando de muchas cosas que no me has contado--le dije yo haciendo una mueca que hizo que el riera a carcajadas, su risa era muy melodiosa, la familia Cullen tenía una bonita risa incluyendo a Emmett.

--Pues sí, ahora no podrás decir que no lo sabes--me dijo él con una sonrisa de niño

--Por cierto Edward, ¿Te puedo pedir un favor?--le pregunté yo con un tono infantil, eso lo puso en alerta.

--Depende de lo que me vayas a pedir--dijo Edward alarmado pero controlándolo muy bien

--Ya sabes que me encantaría ser un vam...---no pude terminar la frase ya que Edward saltó.

--¡Ni hablar! No quiero arruinar tu vida Bella, ser humano es único, sólo se puede vivir una vez en la vida, no permitiré que tengas que sufrir esta maldición--dijo Edward sin poder controlar los nervios.

--Pero...--

--Nada de peros Bella, este tema lo tenemos más que hablado, no permitiré que eches tu vida por la borda ¿Me has entendido?--preguntó él mientras me agarraba por los hombros y me ponía frente a su cara con sólo a un palmo de distancia entre nuestros rostros.

Yo estaba sonrojada ya que teníamos las bocas muy cercas la una de la otra, y mi cuerpo reaccionaba al suyo muy rápidamente, yo no pude evitarlo y lo besé con ganas, sentir sus fríos labios contra los míos calientes era una sensación única e indescriptible, era algo mágico.

--Bella...--susurró él mientras profundizaba el beso, él me agarró de la cintura más fervientemente mientras nuestras lenguas se juntaban en una danza.

Yo no podía creer que este calor pudiera tener fin, y no lo tuvo.

Me agarró del trasero y juntos nos caímos en mí cama, él encima mío mientras ambos nos amábamos sin límites.

CONTINUARÁ

Voy a ser lo más breve posible, este capítulo se tiene que tomar en cuenta al final del fic, en el capítulo 1 empieza la historia desde el principio esto es más tirando el final de la historia, lo he puesto de prueba solo para saber si continuarlo o no.