Bueno, pues, pese a tener un fic pendiente, ha surgido este fic, que iba a ser un OS pero se me ha ido algo de las manos...
Culpad a mi TSCSGPA (muchas siglas, lo sé, pero tiene sentido, lo prometo) y su manía de ayudar a mi cerebro a crear idas de olla que quiero escribir.
En fin, disfrutadlo...
LEXA
No le gustan las fiestas de disfraces.
- ¿Lexa? -oye a Lincoln.
No le gusta el carnaval porque significa que te inviten a decenas de fiestas de disfraces y que te miren mal si dices que no quieres.
- Lexa, ¿estás ya? -insiste su amigo.
No le gusta disfrazarse por esa maldita manía de que la mayoría de los disfraces para mujeres son versiones putilla de oficios o personajes ficticios o históricos. Sí, históricos. La chica vestida de Lincoln putilla que vió hace un par de años sigue en lo alto de su Top Diez de disfraces absurdos que espera no volver a ver nunca.
- ¡Lexa! -grita Anya desde el otro lado de la puerta del baño -¡Sal de una vez! ¡A Lincoln le va a estallar la vejiga!
Suspira y, tras echar un último vistazo al disfraz que las dos personas al otro lado de la puerta le han ayudado a elegir, sale del baño encontrándose cara a cara con su hermana adoptiva, Anya, vestida de pirata, y a Lincoln, disfrazado de entrenador Pokémon, y dando ridículos saltitos en el sitio.
- Muy guapa -dice, antes de sortearla para entrar al baño- ¡te queda genial!
- Venga, en cuanto el friki de los monstruitos esos de dibujos animados salga del baño, nos vamos -indica Anya, con media sonrisa en los labios-. Tenemos invitaciones para seis fiestas y quiero pasar por todas.
- No entiendo por qué tengo que acompañaros.
- Elige: porque eres mayor de edad, porque dejar los estudios de lado de vez en cuando es bueno, porque llevas desde que empezaste el año sin salir de fiesta, porque lo digo yo...
La puerta del baño se vuelve a abrir, dejando paso a un Lincoln que suspira de alivio.
- Bueno, qué, ¿nos vamos? -pregunta el entrenador Pokémon, ajustándose la chaqueta azul y blanca que le viene demasiado pequeña como para cerrarla.
- Sigo sin entender por qué tengo que ir si os han invitado a vosotros. O por qué tengo que llevar este disfraz en vez de uno que cubra más, como el de Anya, o por qué el tuyo parece de unas cuatro tallas menos y cogido de la sección infantil.
- Lexa, Lexa, Lexa... -repite su nombre Lincoln, pasándole un brazo por los hombros y obligándola a ponerse en marcha hacia la puerta principal de la casa, seguidos de cerca por Anya- Te invitarían si dejaras de ir de clase a gimnasio y de gimnasio a casa para volver a ir a clase. Llevas ese disfraz porque tus abdominales son una de tus mejores bazas para mojar esta noche; y que no te quede la menor duda de que mi disfraz está sacado de la sección infantil porque mis abdominales y pectorales también son mi mejor baza para atraer a las féminas. Que te quede claro.
Lexa se gira, en busca de algún tipo de ayuda por parte de su hermana, cuando su mejor amigo abre la puerta y la sigue guiando hacia el ascensor. Pero su hermana no va a serle de ayuda, tan sólo la ve reírse al tiempo que coge las llaves del coche y cierra la puerta del apartamento que comparten los tres.
Suspira de nuevo, sabiendo que no va a conseguir zafarse. Quizás consiga despistarlos en la primera fiesta para poder volver a casa antes de que se enteren. Así tendrá tiempo a terminar el trabajo para su asignatura de derecho constitucional, que debe entregar la semana que viene.
Aunque, al abrirse las puertas del ascensor y verse en el espejo del ascensor, por un segundo, por apenas un segundo, piensa que esa noche tal vez podría dejar de lado sus estudios y pasar una noche de diversión e, incluso, ligar.
Sin embargo, el momento pasa rápido. La cara de Costia aparece en su mente.
No, en cuanto pueda, se escapa y vuelve a casa.
CLARKE
- ¿Octavia?
- ¿Sí, Raven?
- ¿Por qué nuestra amiga no ha captado la idea principal de toda fiesta de disfraces universitaria, y ha vuelto a tomarse en serio su disfraz?
- Porque... ¿es rubia?
Raven frunce el ceño, considerando lo que Octavia, o Pikachu sexy, acaba de decir, mientras mira como Clarke las ignora, terminando de atarse el cinturón. Pero no, niega con la cabeza, y señala a la rubia con la llave inglesa que le sirve de accesorio de su traje de mecánica. O una versión del traje de mecánico con poca tela y, la que tiene, muy ajustada.
- No, lo de rubia debería ser una ayuda para que capte la idea de que su disfraz debería dejar más piel a la vista y no ser una copia exacta del traje original.
- Sabéis que os estoy oyendo, ¿verdad? -indica Clarke, poniendo los brazos en jarra.
- Raven -llama Octavia, terminando de pintarse los bigotes en la cara.
- ¿Sí, Octavia?
- Creo que nos oye.
La morena sonríe, ampliando la sonrisa al ver que la rubia pone los ojos en blanco.
- Seguid así y tendréis que coger un taxi para ir a las cuatro fiestas, y para volver a casa -amenaza Clarke.
Es consciente de que es una amenaza vacía, y que sus amigas lo saben. Vale, ha perdido en el Piedra, Papel y Tijera que han jugado para elegir a la conductora sobria de la noche. Pero las tres se toman ese rol de forma muy seria, y ninguna dejaría en la estacada a otra, por mucho que se metan con ella.
Es el punto dos de su "Contrato de Mejores Amigas" que firmaron cuando las tres tenían trece años, punto doce: "Prometo cuidar a mis Mejores Amigas por encima de todo, y patearle el trasero a cualquier Finn Collins que intente separarnos".
Lo de Finn Collins (historia que, por resumir, casi divide el grupo, pero ayudó a unirlo más) fue añadido cuatro años más tarde, a boli, sobre el texto principal que permanece guardado bajo candado en una caja metálica decorada con purpurina y pegatinas varias de corazoncitos, unicornios y aliens verdes. Caja que, a día de hoy, decora lo alto de una de las estanterías de la habitación de Clarke.
En fin.
- En serio, aún se podría arreglar. Arremángate las mangas, átate la parte de abajo de la camisa y cambia esos pantalones por los shorts negros que ambas sabemos que tienes en el armario -sigue Raven.
- Hey, esos shorts son míos -se queja Octavia.
- Ssssssshhh -manda callar Raven, haciendo que Pikachu se la quede mirando con cara de "ni se te ocurra repetirlo"-. Eso no importa, lo que importa es que nuestra amiga aquí presente deje de tomarse la vida demasiado en serio.
- Lo que tú digas, ¿podemos irnos ya? Quiero irme antes de que mi madre llegue a casa y nos de la charla de las drogas y el alcohol de siempre.
Ante las palabras de la rubia, Octavia termina de retocarse el maquillaje amarillo de los brazos, se coloca bien los pechos en su top amarillo, y se gira sonriente. Al grito de "¡Fiesta!", agarra del brazo a Raven y las dos salen del cuarto de Clarke, camino al coche.
Y la rubia las sigue, impaciente.
¡Que se agarre la ciudad, el Trío de las Estrellas sale a quemar las pistas de baile!
Quién sabe, quizás hasta liguen.
¿Sigo?
