Bien, aqui estoy yo con otro intento de "escritura" creo que soy toda una frustada en esto, jajaja pero bueno, al fin y al cabo una no puede ir diciendo NO a su mente, y la mia creanme se ha empeñado en crear esto ¬¬ si que es testaruda.

En fin, espero les guste en serio... porque bueno pienso hacerla de capitulos, varios, pero al final de cuentas eso lo deciden ustedes... si quieren que se siga o no.

Gracias a Ceci, ella sabe el porque y a Ine por estar ahi siempre.

Disclaimer: Obviamente los personajes no son míos, solo me los han prestado un ratito… jeje…
Todo lo que reconozcan en la historia corresponde a JK Rowling.

Prefacio.

¸,ø¤º°°º¤ø°º¤ø,¸¸,ø¤º°°º¤ø°º¤ø, Distracciones.,ø¤º°°º¤ø,¸¸,ø¤º°°º¤ø°º¤ø,¸¸,

Nevaba.
Las clases en el colegio iniciaban reiteradamente, luego de unas minúsculas vacaciones de navidad. Por los pasillos se atiborraban grupos de alumnos estridentes y parlanchines, que con efusivos abrazos y grandes sonrisas comentaban ansiosos sus grandes e increíbles anécdotas de ... navidad.

Los blanquecinos copos de nieve caían majestuosamente por, lo que en su
momento fue, el gran jardín del colegio de magia y hechicería: hogwarts.

Sus mechones, que eran una mera mezcla entre lo que es dorado y un plateado encantador, se movieron estrepitosamente por su rostro... aunque y aún así: Se veía hermoso, sin lugar a dudas a ese chico, en respectivo, cualquier movimiento en particular... le era perfecto.

Si, ahí iba la perfección pura... alías Draco Malfoy.

Volvió a acelerar sus pasos, detestaba la idea de de sentir aquel ambiente tan sentimental después de fiestas, sería por que sencillamente no estaba adecuado a esa clases de reencuentros por pasar los festejos desde hacia dos años, " solo" en el colegio, o por que simple y llanamente él era un Malfoy... y los malfoy´s nunca, pero nunca... son tan ambiguos al sentimentalismo.

No optaba por una razón concreta con la cual "justificarse", era cierto, pero el ambiente en sí comenzó a darle náuseas, y aquel insignificante, casi minúsculo, dolor de cabeza... comenzaba a ser un latente dolor, una migraña total... eso aumentado a su usual humor.

Y maldito el olor de los múerdagos... ¡podían ser tan molestos!
Era peor que escuchar aquel tedioso llanto de una mandrágora joven al momento de ser transplantada... aún con los tapones (claro esta) si, aún peor.

Un punto más a la lista de: "cosas que aclaran porque detesto la navidad", los muérdagos.

Giró a su derecha para proceder a avanzar por los escalones hacia su sala "no común", como solía decir él.

"Credo quia absurdum."

Las bisagras de la puerta crujieron molestamente, pero a ella no le importaba; su mirada seguía perdida sobre el vidrio de la ventana divisando, tal vez, un punto inexacto del horizonte...

Draco la quedo mirando, sin muchas ganas de hablar... hay momentos en que las palabras pierden sentido y a veces –solo a veces- es mejor callar y escuchar con la mirada. Se acomodó en el sillón que daba frente a la chimenea, y tomó una copia del libro de, Adalbert Waffling.

La muchacha frunció el ceño, esa situación se le estaba yendo de las manos... no soportaría un minuto más, no, ya no aguantaría.

Imprevistamente se voltio haciendo ondear su castaño cabello sobre sus hombros. Posó su mirada en él, tratando de encontrar sus ojos.

Pero él seguía igual que hace unos días desde que ella había regresado (su llegada había sido antes de lo previsto, tal vez ello había aumentado su mal humor). Aún así, no la miró, ni mucho menos notó el incontrolable deseo de hermione por entenderlo, por escucharlo.

¿Por qué no me dices que nadie me va a amar?

-Malfoy- dijo en susurro la muchacha tratando de no sonar impaciente (aunque lo estaba, oh si! Ella lo estaba)

Pero él no se movió, ni si quiera hizo algún gesto de haberla escuchado... para él eran solo: su alma, el libro que leía y las pequeñas chispas saltonas de la chimenea. Nadie, ni nada, más.

¿Por qué no lo dices?

Hermione rodó los ojos, admitiendo, que esa era una actitud bisoña ¿le estaba haciendo la ley de hielo?

-Malf... ¿Draco?- volvió a susurrar ella. Pero el silencio se apoderó de la habitación, una vez más.

Confirmado el muchacho estaba usando la vieja táctica de la "ley de hielo"- Muy muggle, para un gusto tan particular como el de él- pensó.

Por que no me dices que no acariciare unos labios, ni contemplaré unos sinceros ojos, ni dormiré en unos cálidos brazos.

La muchacha avanzó sigilosamente hacia Draco no estaba segura de lo que haría, y menos de lo que diría, pero tenía que acabar con todo eso de una sola vez... ¿Qué se estaba creyendo aquel prospecto de hombre para tratarla así?

-¿Malfoy?- inquirió con voz dura.
-Pero el rubio no contesto.
-¿Malfoy?- volvió a interrogar incrementando más el tono de su voz.- pero este se mantuvo en su inicial acto... No contestó.

La castaña rodó los ojos y suspiro cansadamente. Su paciencia se estaba agotando...

¡Reacciona hombre!

-Respiro hondamente y se auto convenció que este sería su ultimo intento en tratar de aclarar las cosas con el aludido chico...- ¿Malfoy? – menciono llevando sus manos hasta que sus dedos rozaron su piel.

Pero él no contesto ni a ese ni a los quince llamados que le prosiguieron en las horas, se inmuto totalmente.

Cansada, Hermione se acomodo en uno de los sofás de la sala y lo quedo mirando detenidamente.

Recorrió sus albinos cabellos, bajando por su perfilado rostro, aquellas fruncidas cejas y esos plateados ojos que parecían leer atentos.

Deteniéndose solo unos segundos a contemplar aquellos finos labios, bajando por aquel largo cuello, llevando su mirar hasta su torso, contemplando aquellas manos, hasta que se topo con un pequeño... ligerísimo problema, nada en particular, salvo que, el muchacho tenia el libro al revés... leve detalle olvidado para una persona tan suspicaz como él: un Malfoy.

Sonrió con malicia, ella al fin tenía el sartén por el mango ¡Claro que sí!

Bien llegamos hasta aqui... jaja ¿quieren saber que pasa luego? solo denle a go... y dejenme un coment... que nada les cuesta ¿no? Muchos besos

Kari