Capitulo 1
-Más te vale estar en Slytherin -le dijo Severus Snape, un niño de ojos oscuros y cabello negro y graso a la niña pelirroja sentada contra la ventanilla.
El Expreso de Hogwarts se desplazaba con velocidad sobre las vías, habiendo dejado atrás desde hacía un buen rato la estación de King's Cross en Londres.
-¿Slytherin?
El que acababa de alzar la vista era James Potter, uno de los cuatro niños de once años que viajaban en aquel compartimento. Tenía el cabello azabache, indomable y despeinado; y ojos color chocolate que centelleaban detrás de unos anteojos redondos. No había mostrado interés en sus compañeros hasta aquel momento, cuando el niño de cabello graso había hablado. Aquel lo fulminó con la mirada.
-¿Pero quién quiere estar en Slytherin? Creo que me voy, ¿te vienes? -James posó su mirada chocolate Sirius Black, el muchacho sentado frente a él.
Sirius tenía cabello negro ligeramente azulado, muy lacio, y miraba ausentemente a su compañero con sus profundos ojos grises. No sonreía ni mostraba demasiado ánimo, ensombreciendo su rostro de aristocráticas facciones.
-Toda mi familia ha estado en Slytherin -murmuró con voz sombría.
-¡Rayos! -se exclamó James. -¡Y a mí que me parecías normal!
Aquel comentario logró que Sirius sonriera.
-Tal vez rompa la tradición -se encogió de hombros, ilusionado. -¿A dónde te irías, si tuvieras que elegir?
James se puso de pie, alzando el brazo como si sostuviera una espada invisible.
-¡Gryffindor, donde habitan los valientes de corazón! -dramatizó, antes de añadir sonriente -Igual que mi padre.
Severus Snape bufó, disgustado, y James se giró hacia él borrando su sonrisa.
-¿Tienes algún problema con eso?
-No -se encogió de hombros Snape, aunque se notaba el disgusto que sentía. -Si prefieres ser un musculoso a un cerebrito...
-¿A dónde esperas ir, viendo que no eres ninguna de las dos cosas? -saltó Sirius, fulminando a Snape con la mirada.
James comenzó a reír, mientras la niña de lacio cabello pelirrojo y brillantes ojos verde esmeralda se ponía de pie con sus mejillas ligeramente coloradas y miraba con asco a James y Sirius.
-Vamos, Severus, busquemos otro compartimiento -alzó su barbilla con orgullo, dirigiéndose a la puerta.
-¡Awww! -dijeron a coro Sirius y James, riendo e imitando el tono arrogante de la pelirroja.
-¡Te veo luego, Quejicus! -James empujó a Snape mientras éste salía del compartimiento y cerraba la puerta de un portazo.
-"¡Si prefieres ser un musculoso a un cerebrito!" -imitó Sirius el tono de Snape, poniendo una mueca de asco.
James volvió a reír, desperezándose y recostándose sobre su asiento. Sirius se pasó una mano por el cabello, despreocupado, alisándolo sin dejar de reír del muchacho que acababa de partir, cuando la puerta volvió a abrirse.
-¡Quejic…!
Sirius se giró para enfrentarlo nuevamente, pero no era Snape quien había entrado. En el umbral de la puerta se hallaba una niña de largo cabello castaño oscuro, con suaves ondas que caían sobre sus hombros y ojos castaños verdosos ocultos bajo unos anteojos rectangulares de marco rojo.
-¿Qué haces tú aquí? -la sonrisa del chico se borró por completo.
-¡Oh! ¡Hol…! Yo solo estaba buscando un compartimiento -respondió con voz suave la niña, sorprendida de verlo allí.
-Pues este está lleno -replicó Sirius, frunciendo el ceño.
James abrió la boca, atónito, pasando su mirada de la muchacha y a Sirius sin parpadear.
-¿De dónd…?
-¿Y qué haces tú aquí, de todos modos? ¿No ibas a irte a Beauxbatons? -dijo en un tono hiperbólico.
-Iba, si -la niña bajó la mirada, apenada. -Pero a mi papá le gustaba mucho más Hogwarts…
-¡Awww! ¿A tu papi le gustaba Hogwarts?
-¡Hola, soy James! -saltó James, intentando animar la situación, tendiéndole una mano. -¡Ya te he visto en algún lado! ¿Dónde?
-Lo sé. Soy E-Emily -la muchacha se la estrechó tímidamente. -Emily Lewis.
-¡No sabía que te llamabas Emily! ¡Sólo te conocía de cara y apellido! ¡Qué lindo nombre! ¡Yo tenía un pájaro llamado Emily! Pero el gato se lo comió -James se golpeó suavemente la pierna, bajando la mirada. -Pobrecita Emily… Aunque nunca llegué a saber si era "pobrecita" o "pobrecito"…
-Eres raro -rió por lo bajo Emily, girando sobre sí. -Yo… Mejor…
-Si, mejor -interrumpió Sirius, cruzándose de brazos sobre el pecho mientras ella salía, cabizbaja.
-¡Pero hombre…!
-Ahora no.
-¿Por qué…?
-No -refunfuñó Sirius, mirando por la ventana.
-¿Qué te hizo par…?
-Larga historia -bufó Sirius. -Déjalo así.
-Vale… Si tú quieres… -el rostro de James se iluminó repentinamente. -¿Qué piensas del campeonato? ¡El Puddlemere ganó los últimos tres partidos!
Sirius y James no volvieron a tocar el tema de Emily en todo el viaje.
Emily volvió a su compartimiento, con una triste mirada y al abrir la puerta, se encontró con una niña de cabello rubio ceniza oscuro, bastante largo, sentada en un asiento leyendo muy concentrada un libro titulado El último unicornio.
-Me gustó esa novela -murmuró Emily, sonriendo tristemente y sentándose frente a ella.
-Ho... ¡Hola! Si, a mi también... La estoy releyendo… Es una linda historia.
-Si, muy linda. Me gusta bastante la literatura muggle, a decir verdad… -admitió Emily sentándose frente a ella y tendiéndole su mano. -Soy Emily Lewis.
-Chloe. Chloe Scarf. ¿Es tu primer año en Hogwarts?
-Si, primer año…
-Te admito que estoy un poco nerviosa...
-¡Yo también! ¡Siempre he oído a mi papá y a mi mamá hablar de Hogwarts y de Ravenclaw y de esto y de lo otro…!
-¿Quieres ir a Ravenclaw? -se sobresaltó Chloe, mirándola con curiosidad.
-Oh… Pues, no sé -Emily se encogió de hombros. -A decir verdad, no sé… Nunca me puse a pensar en dónde quiero estar. Pero supongo que el Sombrero decidirá lo que es mejor, ¿no?
-Supongo... -sonrió la rubia, mientras Emily se giraba y sacaba de su bolso dos pequeños envoltorios azules.
-¿Quieres una rana de chocolate? -le tendió una a su acompañante, quien sonrió fijando sus ojos marrón claro en Emily.
-¡Gracias! ¡Hace mucho que no comía de estas!
-¡Puf! -Emily hizo un gesto con la mano. -Hay de estas en mi casa desde que nací, o antes.
-Pues mi papá es muggle, así que es de comprar cosas… de muggles -admitió Chloe con una sonrisa.
La castaña le devolvió la sonrisa, llevándose la rana de chocolate a la boca y mirando el cromo que reposaba en el fondo del envase.
-¿Otra vez?
-¿Qué?
Chloe guardó el libro en su mochila, mirándola con curiosidad.
-Ya tengo como cinco de Morgana, pero la que nunca logro encontrar es la de Greta Catchlove.
-Dámela a mí. Creo que no la tengo -murmuró, frunciendo el ceño pensativa.
Emily sonrió divertida mientras le tendía el cromo a su compañera, mientras comenzaban una animada plática sobre literatura.
-¿Te molesta?
Kimberly O'Connor abrió lentamente la puerta del compartimiento, donde un niño de cabello rubio oscuro estaba sentado leyendo Hogwarts: una historia moderna con atención. El niño alzó sus ojos color miel, que centelleaban con un extraño brillo dorado, y negó con la cabeza mientras Kimberly arrastraba su baúl al tiempo que todo su lacio cabello castaño claro caía sobre su rostro.
-¿Quieres ayuda? -ofreció el chico, viendo el enorme esfuerzo que ella hacía para arrastrar su enorme equipaje.
-No, no… -murmuró Kim mirándolo con sus ojos color avellana. -Está pesado pero no tan…¡Ah!
El tren giró rápidamente en una curva y la niña se tropezó, pisando a su acompañante y golpeándose contra la ventana y cayendo al suelo.
-¡Por Merlín! ¿Estás…?
-¿Por qué siempre me pasa esto a mí? -murmuró Kim, arrodillándose y frotándose la frente.
-¿Estás…?
-Si, si… Perfectamente -bufó. -¿Pero por qué te ríes?
-Yo no me río -intentó enseriarse el muchacho, sin éxito.
-¡No! ¿Estás riéndote de mí?
-Lo lamento, es que… fue bastante gracioso.
-¡Y patético! ¿Sabes qué es lo peor? ¡Que prometí no cometer ninguna torpeza hasta una semana después de comenzadas las clases! ¡Dios!
-Yo… -el niño miró a ambos costados, intentando contener su sonrisa.
-Olvídalo, es inevitable reírse de mis torpezas… Soy Kimberly. Pero llámame solo Kim, Kimberly es muy largo.
-Vale, "solo Kim" -sonrió Remus, tendiéndole su mano. -Remus Lupin. Cuidado…
-Gracias, Remus, pero creo que soy capaz de… -el tren dio otra sacudida y Kim se apresuró a sentarse frente a él, sujetándose antes de volver a caer. -¿Ves? ¡Puedo mantenerme de pie perfectamente!
-¿Sabes qué es lo peor? Que prometí comenzar Hogwarts con tranquilidad y seriedad…
-Ese fuiste tú!. Yo nunca prometí eso -murmuró Kim, mientras Remus reía por lo bajo.
-Los de primer año, profesora McGonagall -dijo el descomunal hombre luego de que la puerta del enorme castillo se abriera, mientras una bruja alta, de cabello negro recogido en un apretado rodete que vestía una túnica verde esperaba.
Ninguno de los nuevos alumnos se había acostumbrado al hombre que los había recogido en la estación de tren en Hogsmeade, y continuaban mirándolo sorprendidos.
-Gracias, Hagrid. Yo los llevaré desde aquí -dijo la severa mujer, mientras todo el grupo de alumnos entraba al gigantesco hall de entrada. -Por aquí -indicó la profesora, mientras los conducía a una pequeña cámara vacía. -Bienvenidos a Hogwarts. El banquete de comienzo de año comenzará en cualquier momento, pero antes de que cada uno se siente en sus lugares en el Gran Comedor, deben ser seleccionados para sus casas. La Selección es extremadamente importante porque, sus casas serán como su familia mientras estén aquí, en Hogwarts. Cada uno de ustedes tendrá clases con el resto de la casa que le corresponde, dormirán en sus respectivos dormitorios y pasarán parte de su tiempo libre en la sala común.
-¿Ni una sonrisa? ¿Ni un "¡Hola, ¿cómo están?!" -murmuró James a Sirius en voz baja moviendo sus manos como si bailara.
-Definitivamente no sonreiré ante esa clase de comentarios, señor -la profesora siguió como si nada. -Como decía antes que su compañero interrumpiera… Las cuatro casas se llaman Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa tiene una historia propia y de cada casa han salido célebres brujas y magos. Mientras estén aquí, en Hogwarts, cada uno de sus triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas hará que los pierdan. En junio, cuando el año escolar finalice, la casa que obtenga más puntos será premiada con la copa de la casa. Les tengo completa fe en que todos ustedes serán un enorme mérito para sus respectivas casas.
Sus ojos se posaron en James quien seguía riendo por lo bajo junto a Sirius, antes de volverlos a sacar de aquella cámara y guiarlos hasta el hall de entrada y pasaron por unas grandes puertas dobles para entrar en el Gran Comedor, una habitación espléndido iluminado por miles y miles de velas que flotaban en el aire sobre cuatro largas mesas donde todo el resto de los estudiantes estaban sentados. En una tarima en la cabecera del comedor, había otra gran mesa donde se hallaban todos los profesores.
El cielo raso no parecía un verdadero techo, ya que se podía ver con perfecta claridad el cielo estrellado.
-Wow… -murmuró Kim, sonriendo.
-¡Si, wow! -dijeron a coro James y Sirius.
-¡Parece magia! -se sobresaltó Sirius.
-¡Woow! -chilló James, tapándose la boca con las manos.
-¡No me digas! -sonrió Kim, girándose y mirándolos. -¡Yo pensé que esta era una escuela de payasos!
-Pues ellos sí se han equivocado en eso -murmuró para sí Lily, taladrándolos con la mirada.
Por el rabillo del ojo, James pudo ver cómo el director Albus Dumbledore, sentado en el centro de la mesa de profesores, sonreía disimuladamente bajo su larga barba plateada. En aquel momento, los alumnos de primer año se dieron cuenta de qué esperaba el resto del alumnado al ver en la tarima sobre un banco de madera un viejo sombrero raído y sucio. Durante unos segundos, no se oyó nada hasta que el sombrero se sacudió y una rasgadura se vio mientras el sombrero comenzaba a cantar, describiendo las cualidades de las cuatro casas. Todo el comedor estalló en aplausos cuando el sombrero terminó su canción, y la profesora McGonagall se adelantó con un gran rollo de pergamino en sus manos, acomodándose sus anteojos cuadrados.
-¡Anderson, William! -llamó, mientras un niño de cabello rubio claro se adelantaba y se sentaba en el taburete mientras la profesora le colocaba el sombrero.
-¡HUFFLEPUFF! -gritó el objeto, mientras la mesa de la derecha estallaba en aplausos.
Un muchacho larguirucho reaccionó al oír "¡Avery!" y avanzó hacia la tarima tras el llamado de la profesora.
-¡SLYTHERIN!
La mesa comenzó a aplaudir. Un par de niños más pasaron, hasta que la profesora exclamó:
-¡Black, Sirius!
-¡GRYFFINDOR!
Sirius hizo un ademán de victoria y James alzó su pulgar sonriente mientras Sirius iba a reunirse a la mesa más alejada de la izquierda.
Brown, Bridget y Davis, Derek fueron a Ravenclaw y Campbell, Daniel y Eaton, Elizabeth fueron a Hufflepuff, y luego…
-¡Evans, Lily!
Lily avanzó temblorosa antes de sentarse en el inestable banco. El sombrero tardó medio segundo antes de responder…
-¡GRYFFINDOR!
Lily se quitó el sombrero, avanzando hacia la mesa de Gryffindor donde Sirius se corrió en el taburete para hacerle un lugar, pero Lily le dio la espalda tras dirigirle una mirada envenenada.
Fordham, Matthew fue a Ravenclaw, Foote, Amy a Hufflepuff, Geller, Alice a Ravenclaw y Jewell, Victoria a Slytherin, antes de que la profesora McGonagall llamara a los siguientes alumnos.
Cuando el sombrero seleccionador gritó "¡GRYFFINDOR!" al tocar la cabeza de Emily, Sirius profirió un quejido que hizo que toda la mesa donde estaba sentado lo mirara, aunque eso no significó que nadie aplaudiera. Emily avanzó hacia la mesa de Gryffindor, evitando la mirada del pelinegro, incómoda, y se sentó junto a Lily.
-¿Por qué no te vas, Lewis? ¿Vas a torturarme hasta aquí?
-Oye, ¿qué te da derecho a hablarle así? -saltó Lily, defendiéndola. -Ella tiene tanto derecho a estar aquí como tú.
Sirius se cruzó de brazos, enfadado, mientras Remus era a su vez seleccionado para aquella casa junto a McDonald, Mary quien pasó luego de Mallery, Anna y Mann, Arthur. Luego fue el turno de Mulciber, Newton, Norman, Norton, Christina y…
-¡O'Connor, Kimberly!
-¡Gryffindor!
Kim corrió hacia la mesa de Gryffindor, sentándose junto a Remus frente a Emily, Lily.
-¡Parece que no te salvas de mí! -sonrió, girándose para presentarse frente a las chicas.
Pasaron Osborn, Lionel; Owen, Alexander; Paige, Lara y Payne, Erica antes de Pettigrew, Peter y de James, quienes se reunieron en la mesa de Gryffindor.
Ya no quedaban demasiados. Scarf, Chloe fue a Ravenclaw, Snape, Severus a Slytherin junto un par más, y luego de que Zell, Clark fuera a Slytherin, la profesora se llevó el sombrero y el taburete y el profesor Dumbledore se puso de pie, observando el enorme comedor con sus ojos zafiros, a través de sus anteojos de media luna.
-¡Bienvenidos! -exclamó. -¡Bienvenidos a un nuevo año en Hogwarts! ¡Y sabiendo que antes de oírme hablar desean hacer una sola cosa, sólo diré…! ¡A comer!
Todo el comedor aplaudió mientras las muchas fuentes doradas que se encontraban sobre cada mesa se llenaban de comida.
-¡Mira, O'Connor! -se burló James, sirviéndose una enorme cantidad de papas fritas. -¡Magia!
-¡Bu! -Sirius agitó sus dedos mientras Kim lo golpeaba con suavidad en la nuca, escondiendo una sonrisa. -¡Qué violencia!
-¡Qué agresión!
-¡Qué tontos! -saltó Lily, cruzándose de brazos. -¡No molesten más!
-"¡No molesten más!" -chillaron Sirius y James al unísono, mientras Lily enrojecía.
Kim rió por lo bajo, pero ante la mirada asesina de Lily se calló y se concentró en sus platos.
-Debes ignorarlos -dijo Emily, mirando a Lily. -Cuánto más te enfades, más se divertirán…
-Habló la reina de la sabiduría y la inteligencia -bufó Sirius.
-Pues más sabia e inteligente que tú debe de ser -se encogió de hombros Mary quien había estado hablando con Christina desde que esta se había sentado, oyendo cada tanto la conversación de sus demás compañeros.
-¡O'e, no va'e! ¡So' cuat'o cont'a do'! -se sobresaltó James, con la boca llena de comida.
Lily hizo una mueca de asco mientras Remus reía por lo bajo.
-¡'ú! -James tragó. -¿Y si te pones de nuestro lado, amigo? ¿O tú? ¿Alguno?
-¿Así que necesitas ayuda para poder ganarnos? -sonrió con suficiencia Kim.
-Eh… -dijo tímidamente Peter, dudando meterse. -¿Necesitas… ayuda para cerrar la boca? -murmuró con voz temblorosa, mirando a Kim.
-¿Qué dijiste?
-No, nada -murmuró Peter, volviendo a concentrarse en su plato.
Emily rió por lo bajo.
-Vas por mal camino -murmuró Sirius. -Así no vas a conseguir novio.
-Y… Intimidándolos como lo hiciste con el pobre Patrick, no -James fingió soltar una lágrima. -¡Pobrecito!
-Peter -corrigió el aludido, enrojeciendo.
-¿Y yo qué dije?
-Claro, porque tú vas muy bien en el camino de conseguir novia -murmuró Lily, frunciendo el ceño y mirando a Sirius.
Emily bajó la mirada, enrojecida, mientras Kim sacaba la lengua con asco.
-Iu, novios. ¡Asco!
-Definitivamente, va por buen camino -sonrió James al oído de Sirius, quien rió por lo bajo. -Oye, Remy…
-Remus -corrigió Remus con voz cansada, intentando contener una sonrisa.
-¿Y yo qué dije? Como sea… ¡Estás muy callado!
-Es que ustedes llenan los silencios muy bien sin mi ayuda… -se encogió de hombros Remus mientras Emily y Lily reían por lo bajo.
-¡Pobrecito! ¡Debe de tener el corazón roto y por eso es tan tímido! -dramatizó James, mientras la comida de las bandejas y platos desaparecía y eran remplazadas por los postres, al igual que los platos principales, de todas variedades.
Emily rió por lo bajo mientras se servía torta de manzanas y Lily helado de vanilla. Cuando todos acabaron y los restos de los postres desaparecieron, el profesor Dumbledore se puso de pie y todos hicieron silencio.
-Sólo unas pocas palabras más, ahora que ya hemos comido y bebido. Tengo anuncios para hacerles.
"A los de primero, les anunció que los bosques en el área del castillo están prohibidos para todos los alumnos. También tengo un pedido del señor Argus Filch, el celador, para que les recuerde que no deben usar magia en los pasillos, ni en los recreos.
"Las pruebas para Quidditch tendrán lugar la segunda semana de clases. Interesados, ya saben que deben contactar a los capitanes de los equipos a Madame Hooch.
"Y por último, les presento a la nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras, Catherine Wicker -todos aplaudieron cordialmente mientras una mujer de edad avanzada y bajita de rizos blancos se ponía de pie y saludaba modestamente con la mano. -Y ahora, ¡hora de retirarnos!
Se oyó el ruido sordo de los taburetes siendo arrastrados mientras todos se ponían de pie y los diferentes prefectos de cada casa comenzaban a llamar a los de primer año para guiarlos.
-¡Wicker se parece a mi abuela! -rió James, mientras se colocaban detrás de Lily, Emily y Kim, quienes hablaban animadamente de cómo serían las clases al día siguiente. -¿No crees eso, Evans?
-Claro, Wicker se parece a tu abuela y tú te pareces a un idiota que conocí hoy.
-¡Oh! ¡Qué agresión! -saltó Sirius, riendo por lo bajo mientras James hundía el rostro entre las manos y fingía llorar.
-Por favor...
Lily tomó a sus dos compañeras por la mano, antes de acelerar, alejándose de James y de Sirius.
