Capítulo 1
El sueño del fantasioso
Lucas Lunagan sabía que podía ser el final de su corta vida. Apenas once años, una edad muy singular para los magos. Es cuando ingresan a la escuela de magia. De todas ellas, Hogwarts era muy especial. Considerada una de las mejores, si no la mejor.
Se encontraba en un túnel oscuro, en una noche con luna menguante. Una figura tétrica y espectral se acercaba al joven. Lenta pero decididamente.
Casi sin quererlo, Lucas miró hacia atrás. La salida del túnel no estaba muy alejada. Pero por alguna razón, pensaba que no debía irse. En el suelo adoquinado, pudo ver un charco de agua, que reflejaba su tez blanca, ojos marrones y pelo oscuro.
Observó las paredes hacia ambos lados. Tenían ladrillos gastados y sucios. Y daba la sensación, si es que fuera posible, que a medida que el espectro se acercaba, los ladrillos se humedecían.
"¿Es un dementor?".
—Detente —gritó el joven mago —. Pero nada cambió.
Tenía temor. Sentía su cara roja y sus manos frías. El corazón parecía estallarle con cada latido.
Cuando estuvieron a menos de dos metros de distancia, Lucas pudo observar que el dementor tenía pies. Medía alrededor de dos metros, con lo cual lo superaba por unos treinta y cinco centímetros en estatura. Su rostro, por llamarlo de alguna manera, no mostraba nada.
Apuntó con su varita al singular individuo y a pesar del miedo se preparó para combatir.
En ese instante el espectro sacó también una varita.
—¡No te dejaré pasar! —Volvió a clamar el estudiante con vehemencia.
Una gruesa y pausada voz salió del extraño ser. Como de una tumba fría y oscura. Que pasó por los oídos y desembocó en el cerebro del joven.
—Entonces morirás.
Ni siquiera pudo percibir odio en esa voz. Era solo frialdad absoluta. Lo cual le resultaba más peligroso
Lucas se preparó para lanzar un hechizo. Y el raro dementor también.
—¡Expecto patronum! —Escuchó un grito con la voz de una joven, que provenía de unos metros detrás de él. Un gato brillante se arrojó contra la criatura maligna.
Lucas miró a la niña que medía pocos centímetros menos que él y se sintió aliviado de no estar solo. ¿Pero quién era esa joven de cabello castaño muy claro y ojos verdes? La sentía como su amiga, pero no la conocía.
El espectro retrocedió con el impacto, pero también envió un hechizo que rozó la cabeza de Lunagan.
—¡Ven Lucas! —bramó ella.
Sin saber por qué, confiaba en esa joven. Y corrió hacia donde se encontraba, al final del túnel.
De pronto, sintió un tirón en su mano izquierda. Una mano helada lo había tomado. Con mucha fuerza. Además lo estaba debilitando, como si absorbiera la energía. La bonita joven, sujetó la otra mano de Lucas e intentaba rescatarlo.
Todo era muy confuso y el joven se sentía desmayar. Ya no podía ver.
—Lucas…Lucas…Lucas —cada vez más estruendoso oía su propio nombre.
Volvió a abrir los ojos y vio…
—¿Mamá?
Estaba en la cama, con el cuerpo bañado en sudor.
La madre era una mujer de unos cuarenta años. Con el cabello no muy largo y de un color similar al de su hijo.
—Y sí mi hijito, ¿quién va a ser? Dale, levántate y vístete. Estoy llamándote hace rato, y no te despertabas.
—Hoy tienes que hacer todo con tiempo. Es tu primer día en Hogwarts. Tu padre y yo estamos muy orgullosos. Ojalá entres en Gryffindor, donde nos conocimos nosotros, pero como ya lo hablamos, todas las casas tienen cosas valiosas que aportarte.
Lucas Lunagan respiró aliviado. Era su primer día como estudiante, debía prepararse parats. ienes que hacer todo con tiempo. nergba na oscur no salir corriendo luego. Y llegar, claro, a la estación de King Cross.
