Inuyasha no me pertenece, es de Rumiko Takahashi (la mujer no duerme sola, no, entre Inuyasha, Ranma ½, Maison Ikkoku, Urusei Yatsura y mil series más… ¬¬). ¡Pero en el salón del manga me compraré un llavero de Inu-chan!

Datos de interés:

"…" Lo que dice un personaje

Texto en cursiva Lo que piensa un personaje

---------- Cambio de escena

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SIN MARCHA ATRÁS

Cap.1 -.- ¿El adiós definitivo?

Por CiNtUrO-cHaN

Era un atardecer como cualquier otro; el ocaso llegaba de nuevo al Sengoku Jidai, como uno más, sin nada en especial. Las nubes estaban teñidas del color de la sangre, y una larga sombra era proyectada por varias siluetas que estaban reunidas alrededor del pozo devora-huesos, a las afueras de una villa normal y corriente del Japón antiguo.

Algo alejados de la escena se encontraban una vieja sacerdotisa, acompañada por algunos villanos; venían a decir el último adiós, de lejos, a una persona que si bien no habían conocido con mucha profundidad (a excepción de Kaede) les había salvado la vida en más de una ocasión.

Una muy triste Kagome abrazaba con lágrimas en los ojos a su amiga Sango, la cual le devolvía el abrazo no sin menos tristeza. Shippou estaba al suelo, junto a Kirara, llorando silenciosamente.

"Sango-chan, nunca nunca nunca te olvidaré, has sido mi mejor amiga y siempre lo serás, en serio" musitó la quinceañera, mirando a la taijiya.

"Lo mismo digo, Kagome-chan… Espero que todo te vaya muy bien" respondió Sango, secándose las lágrimas.

"Miroku…" Kagome abrazó al houshi-sama (el cual estaba siendo vigilado por la taijiya, para evitar que en un momento tan delicado como lo era ése ni se le ocurriere meterle mano a Kagome) "Has sido un buen amigo, espero que te vaya todo muy bien con Sango-chan y que por fin tengas esos hijos que tanto anhelabas"

"¡KAGOME-CH…!"

"Oh, seguro, Kagome-sama. Espero lo mismo para ti. Toma, te regalo algunos papeles purificadores; son muy útiles" respondió Miroku seriamente. Kagome sonrió y aceptó los papeles con garabatos de tinta murmurando un 'gracias', y se encaró al pequeño kitsune.

"Shippou-chan, Kirara, cuidadles por mí, ¿vale?" dijo Kagome, abrazando tanto al kitsune como a Kirara.

"¡BUAAAAAH, KAGOMEEEE, BUAAAAAH!" fue la única respuesta de Shippou.

"N-No llores, Shippou-chan. Si lloras, yo también… sniff… llo…llora…ré" Kagome se apresuró a secarse esas nuevas lágrimas que empezaban a salir en sus ojos y le dio un beso de despedida al kitsune y una leve caricia a Kirara.

"¡Keh, ¿vamos o qué?!" exclamó Inuyasha, de brazos cruzados.

"Ha-hai" titubeó la joven miko, secándose las lágrimas.

La Shikon no Tama había sido reconstituida de nuevo por completo; Naraku, tras un largo y peligroso año de batallas y desventuras, había sido finalmente destruido. Nuestros protagonistas finalmente vivían días tranquilos; el kazaana de Miroku había desaparecido, Sango había vengado a los suyos, pese a no poder haber salvado a su hermano. La joya había sido purificada, pero no desintegrada. Faltaba el deseo final, aunque éste aún no había sido formulado. Kagome seguía teniendo la joya completa atada en un collar en su cuello, purificándola sólo con su presencia.

"Bueno, pues… me voy" dijo Kagome, sentándose en el pozo y echando un último vistazo a sus amigos "Cuidaos mucho, ¿vale? Cuando regrese a mi tiempo buscaré en libros de historia y enciclopedias grandes luchadores de demonios que lucharon en el Sengoku, ¡y quiero veros allí!" remarcó, sonriendo.

"Allí estaremos, Kagome-sama" asintió Miroku.

"Tu en todo caso serías el mayor ligón del Sengoku Jidai" puntualizó Sango, mirándole de reojo.

Kagome sonrió. Cuánto echaría de menos sus disputas, la compañía de Shippou-chan, ese aire tan puro, esos verdes bosques…

"¡KEH! ¡Se nos hará de noche!" exclamó Inuyasha, recordándole que existía.

"Mou, claro, como tú volverás luego…" dijo al chica, algo molesta. De nuevo se giró hacia todos, haciendo adiós con la mano y sonriendo tristemente "Sayounara, amigos. No os olvidaré nunca"

"N-Nosotros a ti tampoco, Ka-Kagome-chan…" murmuró Sango, mientras de fondo se seguían oyendo los 'buaaah' de Shippou.

Kagome sonrió y dijo un débil 'adiós' justo antes de tirarse al pozo, en el preciso instante antes en que empezaban a aflorar sus lágrimas, seguida del hanyou.

Habían estado pensando meticulosamente qué hacer. Lo cierto es que ya había pasado una semana desde que vencieron a Naraku, pero hasta la noche anterior Inuyasha no se había decidido a hacer una sentada de cabeza. Todos acordaron que Kagome debía volver a su tiempo, porque si seguía yendo de era en era más de lo debido podía alterar el inestable equilibrio del tiempo, además, ahora que la Shikon no Tama había sido reconstruida y Naraku había muerto, ella no pintaba nada aquí. Así que el punto final era qué hacer con la joya.

Mientras llegaba a su era, Kagome recordó con amargor los sucesos de la noche anterior.

Flash-back

"Inuyasha, sé que estás despierto, así que baja, ¿quieres?"

Esa noche era luna nueva. Inuyasha accedió a la petición de la joven y bajó desde la rama donde descansaba, con su apariencia humana "¿Qué rayos quieres a estas horas?" preguntó él, gruñendo como siempre.

"Hum… estaba pensando acerca de lo que nos dijo Kaede-baachan. Sobre que pensara en qué hacer con la joya, ya que yo soy su Protectora"

Inuyasha entrecerró los ojos "¿Y para esto me despiertas?"

"¡Mou, Inuyasha, estoy tratando de decirte algo importante, así que haz el favor de no interrumpirme o me dará un ataque de nervios, y si me da un ataque de nervios empezaré a actuar sin pensar, como estoy haciendo ahora, y a decir cosas que no vienen al caso y como me pondré tan extraña empezaré a saltar 'osuwari' sin ton ni son, así que NO ME INTERRUMPAS!" exclamó Kagome, cogiendo aire, viendo al ahora humano Inuyasha 'sentado'.

"¡¡AAAARGH!! ¡¡Pues habla de una vez!!" exclamó él, sentándose, con el cuerpo adolorido por el osuwari de la chica.

Kagome también se sentó "Eum, como te decía, he estado pensando acerca de lo que haré con la joya. Y… quiero dártela a ti"

Inuyasha se giró hacia la chica, mirándola con la cara pasmada "¿Que quieres qué?"

Kagome desvió la mirada hacia el suelo, agarrándose la falda con nerviosismo "Lo creo de veras, sé que pedirás un buen deseo y así la joya se purificará" murmuró la chica, para aún mayor asombro del hanyou, que la miraba fijamente sin decir nada "Pero hay un inconveniente. Verás… yo… yo debo volver a mi era, y no puedo hacerlo sin la joya… Así que… tendrías que acompañarme por última vez a mi era, dejarme allí… y volver aquí… L-Luego podrás pedir el deseo, y la joya se desintegrará, y toda esta historia habrá… t-terminado…"

¿Lágrimas? Pensó el hanyou, al oír ese dulce olor salado provinente de Kagome. ¿Está llorando? ¿Por… por qué?

"Es lo que siempre has querido desde un buen principio, cuando sin querer rompí la joya en mil pedazos, ¿recuerdas? Una vez me hayas dejado en mi era, podrás hacer tu sueño realidad. Me alegro mucho por ti, Inuyasha" dijo Kagome, alzando la cabeza y mirándole, sonriente.

"¡Keh!" Inuyasha entrecerró los ojos "No paras de hablar como si fueras mi conciencia. Lo que yo quiero sólo lo sé yo. Pero, ¿qué quieres tú? Si quieres irte, a mi no me importa, keh, haz lo que te dé la gana… Pero al menos quiero saber por qu

La tristeza de Kagome dio paso a incomprensión "¿El por qué de qué?" preguntó ella.

Inuyasha se levantó bruscamente, mirándola con rabia "¡¡KEH!! ¡Si quieres irte de aquí y no volver nunca más, por mi haz lo que quieras, chica, pero al menos dime POR QUÉ! ¡¿Es que tan mal te lo has pasado aquí con nosotros que a la primera de cambio ya piensas en irte y no volver?! ¡¿Es eso?!"

Kagome también se levantó, encarándole con la mirada llena de decisión "Inuyasha, ¿recuerdas por qué estoy aquí? Tú mismo lo dijiste en más de una ocasión: soy un detector de fragmentos de joya, que como parte positiva tiene la capacidad de purificación. Ya está. La joya ha sido completa, aquí ya no me necesita nadie"

El hanyou se la miró contrariado "¡BAKA! Eso no…"

"¿Eso no, qué?" dijo ella, mirándole a los ojos "No me niegues que no soy un detector de fragmentos. Sé lo que soy y lo que no soy. Aquí yo ya no pinto nada más, Inuyasha. Por mucho que me cueste admitirlo, mi tarea aquí ha terminado. Si me quedé aquí en un principio fue para arreglar lo que yo había hecho: reconstruir la joya. Y eso… ya está terminado" musitó la chica, mirando de nuevo hacia abajo.

"¡Ya basta! ¡Cuando nos conocimos dije muchas cosas que no pensaba! Creía que eras una especie de Kikyou II, y por eso actuaba de un modo tan… tan…"

"¿Grosero?"

"¡KEH!" Inuyasha frunció el ceño "¡Bueno, sí, Y QUÉ! Eso era al principio, ¿no? Después de eso te dije que tú eras tú, y que no te cambiaría por nada. Lo de que eres de utilidad para ver los fragmentos y con tus flechas purificadoras es cierto, pero una persona no sólo se mide por sus cualidades en la lucha, Kagome, y eso me lo enseñaste t

"Inuyasha…"

El hanyou desvió la mirada, apretando los puños "Tsk"

¿Qué podría decirle? Está dispuesta a irse. ¿Por qué? ¿Es que tan mal lo pasa a mi lado? ¿Es eso? Tal vez esté enfadad conmigo por alguna cosa que he hecho. A ver, piensa, humm, no le he dicho nada respecto a su comida ni que prefiero el ramen, tampoco me he metido con ella y Kikyou, después de librarse de ese rencor al derrotar a Naraku, su alma se purificó y sólo quedaron sus restos de barro y huesos. Así que no puede ir por aquí. ¡Argh! Kuso, yo no he hecho nada para hacerla enfadar… ¡¿Entonces por qué quiere irse?! ¡¿Es que no le gusta estar aquí?!

"Gracias"

Inuyasha la miró. Kagome le había hecho una pequeña reverencia de agradecimiento y se había girado. Volvía a oler el dulce olor de lágrimas, esta vez con más fuerza que antes.

"Era todo lo que quería decirte. Voy… voy a la casa de Kaede-baachan a descansar. Mañana será el día de la despedida, me iré al ocaso"

El corazón de Inuyasha se paró instantáneamente. ¿Que se iba? ¡¿Que se IBA al ocaso, mañana?! ¡¡Ni hablar!! ¡¡Ella no podía irse y no volver jamás, no podía!! ¡¿Qué sería de él?! Sin nadie con quien pelear, sin nadie con quien luchar a su lado, sin nadie para infundirle ánimos y esa fuerza sobrenatural que había en su interior y que sólo ella lograba despertar…

"Oyasumi nasai" dijo ella suavemente, empezando a andar en dirección al pueblo.

Esto debe terminar así. Yo vine aquí por equivocación. Una vez pensé que había conocido a Inuyasha porque era nuestro Destino, pero… no tengo otro remedio que irme. Mi lugar no está aquí. No puedo vivir en una era que no me pertenece. La Shikon no Tama se purificará, jii-chan sellará de nuevo el pozo (yo le ayudaré, porque con sólo sus papeluchos no creo que baste) y todo esto habrá llegado a su fin… Kagome se frotó las lágrimas de nuevo, sin poder creerse de dónde había sacado el valor para decirle todo eso a Inuyasha. Ella sólo quería su bien, y él siempre había querido ser un demonio completo, un verdadero youkai, y con la Shikon no Tama completa lo conseguiría. Era un deseo que tenía en el interior de su corazón, así que era puro, no había maldad en ello, ¿cierto? Entonces la joya se auto-destruiría, y todo habría terminado. Kagome estaba segura de ello, confiaba en Inuyasha, sabía que no le haría falta volver al Sengoku para comprobarlo (además, no podría, porque sin la joya eso no sería posible). Así pues, la decisión estaba tomada. Mañana al ocaso se iría, esta vez para siempre.

"¿Es sólo por eso?"

El corazón de Kagome se aceleró. Se giró para observar, entre los árboles, la oscura silueta de Inuyasha. No le alcanzaba a ver bien el rostro, pero su tono de voz era diferente. Tal vez era eso lo que le sucedía al ser humano, que sus sentimientos se tornaban aún más humanos de los que ya por sí tenía cuando era hanyou. Verdaderamente inquietante.

"¿N-Nani?" preguntó ella. Él siguió avanzando con paso firme hasta quedar cara a cara, de nuevo.

"Keh, está bien, tu ganas, ¡LO SIENTO!"

A Kagome se le cayó una gotita. Inuyasha tenía una expresión parecida a la de un niño pequeño obstinado "¿L-Lo sientes?"

"¡SÍ! ¿¿Contenta?? ¡¡Pues ya está, ya me he disculpado, así que para ya esta farsa!!"

Kagome abrió los ojos. ¿Él creía que ella estaba enfadada con él y que se iba por su culpa? Inuyasha… idiota… n-no me voy por eso… simplemente mi lugar… no está aquí, por mucho que yo lo quiera… ¿por qué no paras de repetírmelo?

"¡P-Pero no llores! ¡Yo ya me he disculpado! K-Kagome, oi, ¿y ahora por qué…?" tartamudeaba el hanyou, ahora humano, al ver que la chica había vuelto a empezar a llorar. Kuso, ¿¿tanto me repudia??

"¡I-Idiota!"

Kagome cerró los ojos por completo, adelantándose un paso y abrazándole con fuerza, escondiendo su cara bañada en lágrimas en el haori rojo de él.

"¡No entiendes nada de nada!" exclamó ella, de nuevo.

Inuyasha apretó los dientes, mientras le correspondía el abrazo "¡Pues entonces haz que lo entienda, porque francamente, NO ENTIENDO NADA! ¡Vienes de buenas a primeras, diciéndome que me das la joya y que mañana te vas, nada más y nada menos que PARA SIEMPRE! ¡¿Y me dices que no lo entiendo?! ¡Pues lo siento mucho, pero hasta aquí llega mi inteligencia, así que hazme un favor y explícamelo todo, porque NO ENTIENDO NADA!"

"¡Para ti todo esto es muy fácil, al fin y al cabo seré yo la que se vaya!"

"¡Parece que te vayas a disgusto!"

"¡¡Pues claro que me voy a disgusto!!"

"¡¿Y eso qué quiere decir, que no quieres irte?!"

"¡¡Claro que no!!"

"¡¡Pues entonces quédate!!"

"¡¡NO PUEDO!!"

Inuyasha cerró los ojos, intentando auto-controlarse, mientras oía los sollozos de la chica, la cual seguía con la cara escondida en su pecho. Sinceramente, esa escena, vista a ojos ajenos, no podría determinarse del todo si era o una escena romántica o una pelea. De hecho, él tampoco lo sabía. Quizás un poco de ambas cosas.

"A ver si lo he entendido" musitó el chico con ahora larga cabellera negra y ojos dorados "No quieres irte, pero no puedes quedarte. ¿Cómo se explica?"

"Yo… yo no pertenezco a este lugar… soy de otra generación, Inuyasha. Si me quedo aquí más tiempo de lo necesario, Kaede-baachan dijo que podrían empezar a pasar cosas extrañas, distorsiones en el tiempo, y es lo último que quiero que ocurra. Además, al otro lado del pozo está mi mundo, mi familia y mis amigos… Ya te lo dije antes… m-mi tarea aquí ha… ha terminado" murmuró la chica, abrazándole aún con más fuerza.

"No le hagas caso a la vieja, Kagome, empieza a chochear. Son cosas de la edad"

"Inuyasha… no es sólo por eso. Ya te lo he dicho… yo… mi lugar no está aquí… está en el Japón del 1999 (NA1), no en el Sengoku Jidai. Por supuesto que me gustaría quedarme aquí… he hecho muy buenos amigos; Sango-chan es y será siempre mi mejor amiga, mi pequeño Shippou-chan es como mi segundo hermano pequeño, Miroku es uno de los mejores amigos que he tenido nunca, a pesar de sus flirteos. Luego están todos los demás que he conocido, Kaede, Kouga y sus subordinados, la gente del pueblo…"

Inuyasha tenía la vista fija en ninguna parte. La conversación se le estaba yendo de las manos. Kagome, simplemente NO PODÍA irse.

"…y finalmente te conocí a ti, Inuyasha" murmuró la joven. Parecía que ya había dejado de llorar, aunque seguía teniendo un poco de hipo y algún sollozo. El ahora humano hanyou le iba pasando la mano por su pelo, intentando calmarla "Yo… ya te lo dije una vez, Inuyasha. Te dije que no me importaba que hubieras elegido a Kikyou, yo sólo quería seguir a tu lado… pero la excusa de seguir contigo mientras buscábamos los fragmentos ya no sirve. No pinto nada aquí. Créeme, esta separación me va a doler mucho más a mi que a nadie…"

"¡No digas chorradas! Yo… yo le debía la vida a Kikyou, por eso me sentía aún atado a ella. Es cierto que hubo un tiempo en que la quise, pero ahora… todo ha cambiado. Dices que tu lugar está en esa época tuya. Entonces te diré algo"

Kagome apartó un poco su cabeza de su pecho y la subió levemente, para mirarle. Su corazón latía con fuerza, y podía sentir que el de Inuyasha también.

"Tu lugar está en esa época tan rara tuya, ¿cierto? Entonces, mi lugar está y estará siempre a…"

I-Inuyasha…

"…a tu lado, Kagome, te quiero, Kagome, bésame, Kagome, smuuuuuack"

Inuyasha y Kagome abrieron los ojos y se giraron sobresaltados, para ver cómo Miroku se abrazaba a si mismo con pasión.

"¡¡HOUSHI-SAMA!! ¡Escóndete, isogi!" exclamó Sango, aunque para su sorpresa (y algo de vergüenza) ya no había escondite para las furias de Inuyasha.

"JoOooO, Miroku, ¡podrías haberte esperado a intervenir un minuto más tarde!" exclamó el pequeño Shippou, saliendo tras Sango montado en el pequeño Kirara.

"Pero es que llevaban media hora con la misma frase, así que decidí darles un pequeño empujón. Ahora, Inuyasha, repite conmigo e imítame" dijo Miroku, girándose hacia Sango y abrazándola "La coges por la cintura con fuerza, la miras con pasión, te acercas, le dices que es la mujer más bella del mundo, y justo cuando esté anonadada mirándote los ojos, te acercas así y…"

¡PLAF!

"Miroku, te falta práctica" murmuró el kitsune, girando la cabeza negativamente, ante la visión de una muy roja y nerviosa Sango, y un Miroku sonriente con una marca MUY roja en su mejilla.

Con tanta excitación, ni Inuyasha ni Kagome se habían movido. Sólo les miraban, con los ojos agrandados y algo rojos.

"Vamos, Kagome-sama, todo está en tus manos. El muy vergonzoso Inuyasha no va a moverse si tú no te mueves. ¡Ánimo!"

"Kagomeeeee, ¿¿es cierto que te vas a ir?? ¡¡No quieroooo!! ¡¡Buaaaaaah!!" exclamó Shippou, el cual recientemente acababa de recordar ese tema.

"Vamos, Shippou-chan, es su decisión. Debemos apoyarla, aunque la echaremos mucho de menos" murmuró Sango, tristemente.

Y así estaba el panorama. Inuyasha y Kagome seguían petrificados, Shippou lloraba desconsoladamente, Sango le consolaba y Miroku seguía abrazándose a si mismo, intentando instruir a Inuyasha en cómo habría sido mejor que hubiera abrazado a Kagome.

"Será mejor que… que nos vayamos a dormir. Mañana será un día largo" murmuró Kagome, por lo bajo. Se separó del abrazo (aunque leve) del humano Inuyasha, y empezó a andar hacia donde estaban todos. Inuyasha no pudo más que apretar los puños. Condenado Miroku, podrías haber aparecido UN POQUITO más tarde. Lo que tenía que decirle a Kagome…

"¡Inuyashaaaa, vamos!" exclamó la joven, desde la distancia, acompañada de la taijiya, Miroku, Shippou y Kirara.

"Keh, ya voy, no hace falta que grites"

…era importante.

Fin del flash-back

Kagome miró de reojo al ahora ya hanyou Inuyasha, con intriga. ¿Qué era eso que había estado a punto de decirle la noche anterior? ¿Dónde iba a decir que se encontraba su lugar?

Lo más probable es que la conversación terminara allí; hubo muchos factores a su favor la noche anterior para charlar. Además, cuando Inuyasha se transformaba en humano tendía a ser bastante más… 'romántico', por así decirlo, que no cuando era hanyou.

"Despierta, Kagome, ya hemos llegado" dijo Inuyasha, dándole un toque de atención. Kagome salió de sus pensamientos y miró alrededor. Era cierto, ya se encontraba en el pozo de su auténtica era.

Ambos subieron en silencio el pozo. Inuyasha cargaba la 'gran' mochila amarilla de la chica, y la dejó al suelo con bastante alivio. Se encontraban en el pequeño santuario donde estaba ubicado el pozo. Kagome sintió el ruido del viento y de la lluvia al caer. En su presente era un atardecer tormentoso.

"Bueno… es la hora" murmuró Kagome. Inuyasha estaba enfrente de ella, sin decir esta boca es mía. La chica se quitó el collar que llevaba la Shikon no Tama y se lo tendió a él "Antes de que lo cojas, Kaede-baachan me contó esta mañana que debías tener bien presente el deseo que ibas a pedirle, sino la joya se mancillaría justo al perder el contacto conmigo, ya que soy su Protectora. ¿Tienes tu deseo en mente?"

Inuyasha entrecerró la mirada "Sí, eso creo"

Kagome sonrió y depositó la esfera en la mano del hanyou con delicadeza. Kagome suspiró tranquila; fuese lo que fuese que había pedido el hanyou, o que fuese a hacerlo, era un deseo puro. No había dudado de él ni un instante, y había hecho bien; la joya seguía perfectamente pura en sus manos. Ahora, su última misión como Protectora había finalizado.

"Aunque no hace ni cinco minutos que me haya despedido de ellos, diles que se cuiden mucho y que ya les estoy echando de menos, ¿vale?" dijo la joven, mirándole.

Inuyasha bajó la mirada y asintió. Hubo un instante de silencio, hasta que de nuevo finalmente habló "¿Seguro que es esto lo que quieres?"

"Inuyasha… Ya discutimos esto" fue su única respuesta.

El hanyou giró la cara. ¡Keh! Y a mí que me importa, que haga lo que quiera…

"Sabes que no podrás echarte atrás, ¿no?" musitó él, mirándola de nuevo.

Kagome asintió lentamente "Esto tenía que acabar así, Inuyasha. Yo… no pertenezco a tu mundo. Éste es mi lugar. Y tu lugar se encuentra al otro lado del pozo, Inuyasha, y lo sabes"

"¡Ya te dije que dejaras de pensar por mí! Mi lugar se encuentra donde YO quiero que se encuentre. ¡Mi lugar está a tu lado, Kagome!" exclamó él, cogiéndola por los hombros. ¡Ya está, ya se lo he dicho!

"Inuyasha… Siempre haces lo mismo" dijo la chica, bajando su cara, con una sonrisa triste "¿Por qué siempre te dejas las frases importantes para el final…? No importa. No permitiré que te quedes aquí a disgusto sólo por querer protegerme. Estaré bien, me he hecho fuerte, aunque no esté en el Sengoku sigo teniendo el poder de la purificación. No tienes que temer por nada, me las apañar

"¡Idiota! ¡No me quedo a tu lado sólo por protegerte ni por disgusto!" exclamó él, impotente.

Kagome alzó la vista. Inuyasha estaba de espaldas al pozo, y ella estaba delante de Inuyasha. Apretó fuertemente sus manos. La decisión había sido tomada.

"Inuyasha… yo… nunca, nunca…" Kagome le abrazó con dulzura, mientras empezaban a caerle lágrimas "…te olvidaré, porque… porque siempre te he querido mucho, Inuyasha. Muchísimo"

El hanyou abrió los ojos a grosso modo. Eso era… ¿Una declaración?

"Ka…Kagome…"

Sin embargo, para sorpresa suya, la joven se separó del abrazo que ella misma había iniciado y le miró a los ojos. Luego depositó sus dos manos en su pecho y le empujó. Inuyasha supo que empezaba a perder el equilibrio. De reojo miró qué tenía atrás: el pozo devora-huesos. ¡Esa idiota de Kagome le estaba OBLIGANDO a regresar en contra de su voluntad! ¡Pues de ninguna manera iba a conseguirlo!

Ja, Kagome, no me subestimes, puedo recuperar el equilibrio mientras caigo, y durante el proceso, agarrarme a la pared del pozo para evitar traspasar la dimensión. Ni te creas que te librarás de mí tan fácilmente, no ahora que me has dicho lo que sientes. Mucho menos ahora.

"Inuyasha… no… no me olvides" murmuró ella, al tiempo que él iba descendiendo. Entonces, una última palabra salió de sus labios, con fuerza "Osuwari"

¿Huh…?

El rosario de perlas oscuras brilló con intensidad ante la pronuncia del conjuro. Inuyasha, demasiado tarde, se dio cuenta de que la verdadera intención de Kagome era aprovechar el impulso descendiente del conjuro estando él ya dentro del pozo. De este modo, ni con toda su voluntad podría recuperar el equilibrio y mucho menos agarrarse a las paredes; cuando tocase suelo, ya se encontraría en el suelo del pozo del Sengoku Jidai.

"¡¡KAGOME, ESTÚPIDA HUMANA!! ¡¡Cuando vuelva a mi época sabes que con la joya podré volver aquí!! ¡Y más vale que te prepares!" exclamó él, mientras descendía con fuerza, consecuencia del osuwari.

"¡Osuwari, osuwari, osuwari, osuwari, osuwari y mil veces más OSUWARI!" exclamó Kagome con rudeza.

"¡¡WAAAAAAGH!!"

La voz del hanyou se hizo cada vez más y más lejana.

Kagome recordó con profunda tristeza los ojos desencajados del hanyou. No estaba enfadado, estaba FURIOSO. Tengo que moverme rápido… debo sellar el pozo yo misma antes de que él quiera volver aquí con la joya. Si clavo una flecha purificadora encima del tablero de madera que cubre el pozo, y adjunto algunos papeles purificadores que me regaló Miroku, es posible que… Kagome no pudo seguir pensando. Su rostro estaba empapado en lágrimas. Ya no se oía ningún gemido provinente de Inuyasha, ni nada por el estilo. Así pues, todo había terminado.

Kagome perdió la fuerza en sus piernas y se dejó caer lentamente, apoyándose en el pozo, con la cabeza escondida. ¿Había hecho lo correcto? Sin ninguna duda; no podía permitir que Inuyasha se quedara aquí, con ella, sólo por lástima. Ni hablar. Entonces, si lo tenía tan y tan claro… ¿por qué no paraba de llorar?

Y entonces algo extraño ocurrió. Kagome abrió los ojos. Una gran luz violeta salió del pozo, el mismo color que desprendía siempre la joya. Esto que siento… Es… ¡¿no es la presencia de la Shikon no Tama?! ¿Cómo… cómo es posible…? ¡¿Habrá vuelto Inuyasha tan rápido?! ¡¡M-Masaka, debo apresurarme a sellar el pozo!! Pensó interiormente la joven, sacando una de sus flechas que llevaba en el arquero, colgando.

Sin embargo, justo cuando iba a clavar la flecha en el interior del pozo para sellarlo un gran 'POOOOOOOM', como si alguna cosa pesada hubiera impactado con el suelo con gran fiereza, seguido de un pequeño temblor como consecuencia del GRAN impacto.

¿U-Un terremoto? Ha-Ha sido muy leve, pero aún as

"¡KEH!"

El corazón de Kagome se aceleró. Im…po…sible…

"¡Kagome, estúpida, sé que sigues ahí arriba! ¡Me las pagarás MUY caras, ¿me oyes?!"

Kagome sacó la cara por el agujero del pozo, y allí abajo se encontró, ni más ni menos, que a un diez-metros-enterrado Inuyasha, como consecuencia del sartón de osuwari de la chica, el cual le miraba con algo de enfado y resentimiento.

Pese a que lucían caras totalmente diferentes, en lo más hondo de su ser ambos se alegraron de que el hanyou hubiese vuelto.

-.-.-.-.-.-.-.-

Fin del cap.1

CONTINUAR

NA1: En el volumen 1 de Inuyasha, cuando sale la presentación de Kagome, hay un recuadro donde se especifica que se encuentran en el Tokio del 1999. Yo he dicho al principio que ya había pasado casi un año desde entonces, aunque siguen encontrándose en ese mismo año, ¿ok?

Glosario de términos:

Sengoku Jidai: época de las guerras civiles japonés/ Taijiya: exterminador de demonios, mata-demonios/ Kitsune: zorro (se refieren a Shippou) /Hai: sí/ Shikon no Tama: Joya de las Cuatro Almas/ Kakera: fragmento (de la joya)/ Hanyou/youkai: semi-demonio / demonio/ Oyasumi nasai: buenas noches (en forma de despedida)/ Kaede-baachan: abuela Kaede, vieja Kaede, en tono cariñoso/ Jii-chan: abuelo, abuelito (cariñoso)/ ¿Nani?: ¿qué?/ Isogi: rápido/ Masaka: imposible, no puede ser, no me lo creo/ Haori: la ropa roja que viste Inuyasha/ Kazaana: vórtice

Notas de la Autora

¡Konnichiwa a to2! Esto de los fanfics es como una droga; escribes uno y no puedes parar. Y eso es lo que me ha pasado a mí con la serie de Inuyasha; un fic no es suficiente, así que he empezado otro (sí, sí, ya sé que tengo otros fics para seguir, pero bueeeeno, estoy acostumbrada al estrés XD). Este fic se situará más bien en la edad contemporánea que en el Sengoku (de hecho, no creo que vuelva a salir nada más de allí, a no ser que sean flash-backs o… mmm, no digo nada XP).

Este fic tendrá un poco de todo, pero me basaré sobretodo en el humor y el romance. Además, puede que aparezcan personajes reencarnados… ¿querríais? Muahahaha!

¡En fin! Apreciaría críticas constructivas (constructivas, ¿eh? ¬¬) o cualquier comentario ;)

¡Gracias a todos por leer mi historia! Nos vemos en el capítulo 2: El deseo de Inuyasha (suena interesante, ¿ne? XD)

Jya ne!!!

CiNtUrO-cHaN

1 de Octubre del 2004