CAMA DE ESPINAS (ONE Shot)
Desde que lo conoció, su sola presencia dejó un impacto en ella como si de una quemadura en la piel se tratase, sin darse cuenta del tiempo la profundidad de su voz la condicionó a reaccionar ante él de manera estática, como una muñeca: manejable, dócil, muda. La mirada filosa de aquel hombre parecía atravesarla y enterrarse en ella como las espinas de una rosa, la piel punzante le sangraba cuando la tocaba y aun así, la extraña mezcla de dolor y calor le fascinaba, aquel enigmático y sádico hombre le amenazaba la cordura y le dejaba escapar de la realidad, iba y venía sobre el placer de sentirse tocada y ser el objeto del deseo de alguien por unas horas, aunque ese alguien fuera el peor enemigo del otro hombre al que amaba. Aunque ya no estaba tan segura de esto último.
Llegó a la habitación del hotel donde se encontraban cada cuanto él la llamaba, se disponía ante él y por él, inevitablemente apasionada y manipulada por su intensa y fría mirada. La desvistió, la besó, la llevó consigo a la cama y entre las espinosas sabanas la dominaba una vez más, la llevó a la cárcel se su propia lujuria y la liberaba con el contacto piel a piel. Él tenía la llave de su éxtasis que bien sabía aprovechar. Faye Valentine le había vendido su alma al demonio de cabello gris en un ritual sobre una cama de espinas, lo había hecho desde hace mucho tiempo, sin pensarlo, tal vez en venganza contra quién la miró una vez antes de partir, tal vez más por ella misma y su sobre dotado instinto de supervivencia.
Amaba a un hombre y lo traicionaba con otro, sentía culpa por ello, pero también sentía menos dolor en ella intentando no seguir soñando, había caído en la locura de la pasión entre dos hombres opuestos. Uno por amor, el otro por la densidad de la lujuria que cada día tenía más peso. Terminaban su ritual casi al amanecer, desnudos, Faye poseída aun por el calor de las llamas en contraste al ambiente frio que se respiraba, se quedaba siempre en silencio, hasta que él le permitiera hablar.
-¿Tus amigos no sospechan nada?- le preguntó su amante.
-No- respondió Faye, estirándose para tomar un cigarrillo del buró junto a su lado de la cama, lo encendió e inhaló el humo despacio tomándose su tiempo para saborear la bocanada de tabaco.- Al menos fingen no darse cuenta, tienen idea de que me encuentro con alguien- le enseñó los moretones en el cuello y los hombros- Es difícil no darse cuenta- inhaló y exhaló el humo otra vez- Pero no saben que eres tú- le extendió el cigarro.
-Lo has hecho bien hasta ahora- le dijo en tono sensualmente frio, con la voz profunda que calaba en las entrañas de la ojiverde. El hombre exhaló el humo- Pero llegará el momento en que Spike lo averiguará, siempre lo hace- le sonrió de manera cínica- Y entonces probablemente de odie- El sadismo se asomó en su rostro.
Ese sadismo con el que la torturaba del que no podía escapar.
- Viccious, ¿Estás conmigo, sólo para lastimarlo a él?- preguntó la Valentine de repente, esa idea le parecía tan angustiante como el saberse sin memoria en una época que no es la tuya. Y sin previo aviso casi por instinto, Viccious la tomó del brazo con una mano sin soltar el cigarro que sostenía en la otra, la apretó enterrando los dedos en la piel ahora carmesí por el dolor, Faye soltó un quejido, pero no dijo nada.
-Lo que hago y por qué lo hago, no es de tu incumbencia- la regañó con la mirada enfurecida- A estas alturas ya deberías saber que no te tocaría si no me sintiera atraído por ti- la besó salvajemente mordiéndole los labios. Después de eso la soltó y el hombre desnudo de puso de pie dándole la espalda se comenzó a vestir, ese también era parte del ritual. Viccious le hacía el amor hasta casi el amanecer pero desaparecía antes de que saliera el sol siempre se iba primero, mientras a ella la dejaba en las sabanas aún húmedas como espectador ante la visión del demonio plateado. –Dime algo Faye- la sacó de sus pensamientos. Se dio la vuelta ya vestido para verla a los ojos- ¿Qué harás cuando Spike se entere de nosotros?- se burló de ella.
Faye permaneció por unos segundos en silencio, a decir verdad ya lo había pensado antes pero la respuesta a la que llegaba nunca era agradable, en ninguno de los panoramas ni en las diferentes milimétricamente posibles opciones, ella siempre saldría perdiendo, perdería a uno por traición y al otro por acabarse la diversión. Sin embargo y pese a que tenía alta sospecha de que Viccious sabía de sus suposiciones no le dejó saber lo que más temía.
-Cuando llegue el momento, sabré que hacer- mintió con remordimiento.
-¿Lo sigues amando?- le preguntó el peliplateado, examinándola desde su posición.
-Sí- le contestó casi de inmediato-
-¿Piensas que algún día de corresponderá?- dijo en tono más suave, pero igualmente irónico. – Faye negó con la cabeza.
-No lo sé, sé que siente algo por mí, pero no me amará por completo mientras el fantasma de Julia siga en su cabeza- finalizó.
-Bueno querida- le respondió con una sonrisa sardónica- Julia es esa clase de mujer es difícil de olvidar- guardó silencio para ver el reflejo del dolor en el rostro de Faye ante el venenoso comentario- Pero tú- se inclinó sobre ella para quedar a su altura- eres la clase de mujer que se mete en la cabeza de cualquier hombre hasta hacerle perder la razón, Faye, tu eres salvaje, cualquier hombre sería feliz de dominarte- se inclinó para besarla otra vez. La ojiverde le respondió el beso intensificándolo más, él la estaba seduciendo, fue así como la sedujo desde un principio, tomándola sin pedirla, adueñándose de ella. – Ni Spike, ni yo somos la excepción- se separó de ella, dejándola sin aliento ni respuesta ante lo que acababa de escuchar.
Viccious salió de la habitación del hotel, dando por finalizado el ritual de esa noche. Hasta que se presentara el siguiente.
-Hijo de puta- dijo Faye en voz alta, la volvía loca. Eso le pasaba por jugar con el demonio, nunca sabría lo que su amante en realidad estuviera pensando, lo tomó como una ruta de escape y terminó hundiéndose más en él.
Con los rayos de sol entró a la Bebop y para su sorpresa Spike estaba en el sillón, parecía que había pasado la noche ahí, entre botellas de whisky y cigarros, se inclinó sobre él para quitarle la botella casi vacía que tenía aún agarrada entre los dedos. Se la quitó despacio para no despertarlo, le tocó la frente y le acomodó el cabello hacía atrás era una caricia suave casi maternal.
-Ojalá las cosas hubieran sido diferentes, ojalá me amarás- se inclinó sobre su rostro apenas rozándole los labios, se puso de pie y se fue a su habitación a intentar descansar.
Pero el pensamiento de la discordia entre dos hombres que regresaron de la muerte, no la dejaban soñar, el puto destino le regresó no sólo a Spike Spiegel a su vida si no irónicamente también le dio Viccious, nunca se le hubiera ocurrido que estaría con él en una cama de espinas, dividiéndose entre los dos. Ahora tal vez, comenzaba entender a Julia, no, se corrigió Julia estaba con Viccious por miedo, ella en cambio, se acostaba con él porque así lo quería, muy a su pesar, comenzaba a quererlo también.
Spike abrió los ojos, había escuchado entre su ensoñación entrar a Faye a la habitación, había hecho un esfuerzo sobrehumano por no besarla, pero se conformó con el roce se sus labios, tenía mucho en que pensar, había regresado de la muerte con la esperanza de encontrar la paz, pero lejos de ello, sabía bien que tal vez volvería a vivir otro infierno, si el demonio seguía rondando, esta vez para llevarse el alma de Faye.
Fin.
Bueno aquí un idea que había tenido en la cabeza desde hace mucho, este one shot, puede ubicarse post series, en este fic, tanto Spike como Viccious (sobre todo este último ) sobrevivieron por azares del destino. dejen su opinion. Saludos Herria, todo por no dejar morir este fandom.
