Disclaimer: Los personajes de CCS no me pertenecen, son de la propiedad exclusiva de CLAMP. La trama y la utilización de personajes originales son míos. Hago esto sin fines de lucro, únicamente por mera diversión. La canción en la que está basada la historia, tampoco me pertenece.


-De Momentos-

I

-Tabaco, Chanel y flores-

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Syaoran se encontraba en la ventana de su habitación mirando al vacío. Se sentía tan solo en la inmensa mansión Li. Suspiró. Era tan triste mirar a través del frío cristal esa hermosa noche estrellada.

Y es que la extrañaba tanto. La extrañaba porque estaba tan lejos y tan cerca, en ese preciso instante. Si tan sólo fuera valiente y corriera a buscarla. Pero no. No podía. No lo haría. Todo se había complicado con la noticia de que volvería a Tomoeda. Ella no podía irse. Estaba tan molesto.

– Sakura… – Murmuró en un tono anhelante.

Se dejó caer en el elegante sofá junto a la ventana y encendió un cigarrillo importado. Un olor lo invadió de pronto. No era sólo el cigarrillo caro que estaba fumando, no. Era una mezcla de tabaco y el perfume -Chanel N° 5- de su novia, que estaba impregnado en su ropa. Maldijo sin decir palabra alguna. Sakura siempre tenía ese olor en su piel.

Wei llegó de pronto y dejó una taza de café humeante en la mesita junto él. No dijo nada. En ese momento no hacía falta que lo hiciera porque había oído toda la conversación que los castaños habían tenido.

Botó la ceniza acumulada en un cenicero de cristal y le dio un trago al café. Estaba justo como le gustaba. Era igual al que tomaba Sakura cada vez que iba a su casa. Tan dulce como la miel. Claro, él jamás habría pensado en beber un café así de dulzón, pero los besos de ella siempre tenían ese sabor. No podía seguir bebiéndolo. Irónico, pensó. Simplemente, no podía recordar esos besos ya más.

– Soy un idiota. – Se dijo –. Soy un estúpido.

Probablemente era cierto. Probablemente también se consideraba imbécil, pero con los adjetivos anteriores era suficiente. Cualquiera que hubiera visto como destruyó la rosa que había cortado para ella, hubiera pensado lo mismo. Pero estaba tan furioso en ese momento. Tan molesto que no podía controlarse. Agradecía que, al menos, ella ya se hubiera marchado para entonces.

Recordó el jardín. Ese jardín en el que un año antes ellos habían plantado un rosal. Uno de donde había sacado la misma flor que destruyó. También recordó la promesa que le había hecho bajo el cielo estrellado. Ambos habían jurado que estarían siempre juntos y que cada mes de cada año que pasen juntos sacarían una y la llevarían al templo, juntos. Por esto el único momento en que su amor acabe, sería cuando aquellas rosas rojas se marchiten. Él sabía que el tiempo no las marchitaría nunca.

Se revolvió arrebatadamente los cabellos. La desesperación crecía en su interior, porque mañana -a esa misma hora- ella se encontraría a miles de kilómetros de Hong Kong. No quería perderla. No podía perderla.

Volvió a pararse junto a la ventana y miró las estrellas. Parecía que cada una de ellas se burlaba de él por no seguirla, por no arriesgarse, por no dejar de lado la corporación de su familia y seguirla. Algunas se veían tristes. Ella también debía estarlo.

– La amo. – Reconoció asombrado –. La amo.

Repitió aún sin poder convencerse. Y es que para él era extraño decirlo en voz alta. Jamás lo había hecho. Sí. Quizás lo había demostrado de miles de maneras, pero jamás se había atrevido a decirlo a viva voz.

Entonces lo entendió. Él pudo darse cuenta de cual era el mayor motivo por el cual Sakura se iba. No todo era su trabajo de periodista. Era porque él, sin haberlo notado, jamás le había dicho te amo.

Era estúpido, imbécil, idiota, un completo tarado, pero no era el momento de regañarse. Tomó su chequera, su saco y su pasaporte. Tenía que dejarlo todo, seguirla y decirle -por primera vez, en voz alta- que la amaba. Nadie apartaría esa flor, esa hermosa flor de cerezo, de su vida.

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Nota de la Autora


¡Hola!

Bueno, se preguntarán porqué estoy abriendo una nueva historia si aún no actualizo las otras que tengo -de cierta manera- abandonadas. La verdad, es que estoy trabajando en mis historias, pero ésta vino a mí casi por casualidad y la escribí en tiempo récord. Un golpe de inspiración.

Quiero compartirla con ustedes porque es una manera 'diferente' de escribir songfics y de mimarme un poco haciendo algo sencillo y que me venga de la nada, de vez en cuando.

Como dice el título principal esta historia sólo hablará de momentos, es por eso que esta quedó con un final tan abierto. No serán consecutivos ni lineales. Pueden ser del pasado o del futuro. Es por eso que escribiré de vez en cuando y cuando mi inspiración aparezca. Si me dejan reviews lindos, puede que me anime a hacer más seguidos.

Los personajes principales son Syaoran y Sakura, pero quién sabe que en algún momento otro de ellos me encuentre volando bajo y plasme su historia por aquí. Muchas sus historias nacen por sí, solas.

Me olvidaba de mencionar -aunque creo que es obvio- que la canción en la que está basada esta pequeña historia es 'Tabaco y Chanel', de Bacilos.

¡Ah, sí! Antes de que me marche, quiero dedicarles con especial cariño esta historia a algunas personas; se lo dedico a mi nee-chan la Srta. Frutilla, que aunque no hemos hablado mucho en este último tiempo -por los torpes deberes-, siempre que aparece me hace sonreír y también quiero dedicárselo a mis guapas del Club Dolentem que -aunque estemos a miles de kilómetros- siempre estamos juntas, de una manera especial. Para todas ellas.

Me despido por ahora. Si le dan click al botoncito sabrán cuando haya un nuevo momento.

¡Hasta pronto!