El navío comúnmente conocido como el Thousand Sunny se encontraba navegando en un mar en calma, algo bastante inusual contando que se encontraban en el Nuevo Mundo. Portando, tanto en dos banderas negras de mediano tamaño, como en la blanca vela mayor, el temido Jolly Roger de los Piratas del Sombrero de Paja. En pos de una nueva gran aventura, un nuevo reto en su largo camino hacia sus sueños.

La tripulación estaba esparcida por el inmenso barco realizando sus quehaceres diarios que poco o nada habían cambiado en estos dos años separados. El capitán y futuro rey de los piratas estaba acompañado por, a su vez, el rey de los francotiradores y las mentiras, y un pequeño reno intentando pescar y llenar el magnífico acuario. Sanji repetía una y otra vez encerrado en su santuario, la cocina, una poesía o balada de amor hacía las únicas compañeras femeninas mientras que preparaba comida exquisita rodeado de corazones fabricados del humo de su eterno cigarro. El carpintero estaba en la parte delantera de la nave, reparaba y confeccionaba nuevos aparatos para el Sunny o para él mismo dada la ocasión, también controlaba que siguieran correctamente el rumbo marcado por la navegante.

La susodicha se hallaba en una encrucijada moral, por una parte estaba contenta por los niños que había rescatado del bastardo de Caesar, pero con todo el lío de después y sin poder llevarse tajada, las arcas monetarias del Thousand Sunny estaban en bajos históricos, y eso era un problema, quitando el "amor" de ella hacia el dinero, necesitaban abastecerse y por desgracia nada es gratis.

Justamente al lado de la pelinaranja, Robin disfrutaba de uno de sus cientos de libros de temas diversos, recostada en la tumbona y dejando que el radiante sol acariciara su piel.

-Deberías relajarte un poco Nami.

-No puedo, estamos en banca rota, no se que demonios hacer. Dijo desesperada la navegante mientras se dejaba caer pesadamente sobre la mesa donde realizaba los mapas.

-Bueno, ¿Cuánto falta para la siguiente isla?. Preguntó su amiga dejando de lado el libro.

Nami se quedó pensativa y recogió sus mapas buscando una respuesta.

-Nada, prácticamente esta noche llegaremos casi a sus costas.

La sonrisa maliciosa de la arqueóloga no le gustó nada.

-Entonces, buscaremos la forma para volver a tener dinero, ya sea horadamente o...somos piratas al fin y al cabo.

Nami recuperó un poco la confianza y la sonrisa al oír aquello, se estiró en la silla, podía escuchar de fondo la hermosa melodía de Brook, levantó la vista hacía el puesto de vigilancia, inmediatamente pensó en que estaría haciendo el primer oficial, Una de dos, o entrenando o durmiendo su propio subconsciente le respondió a la pregunta.

Para sorpresa de muchos, el espadachín meditaba en mitad de la sala, sentado con las piernas cruzadas y los brazos igual, Zoro recordaba todo su entrenamiento con Mihawk, la promesa a Kuina, la lucha contra Kuma... ¿Soy lo suficientemente fuerte?, era la pregunta que desde hace pocas semanas se repetía una y otra vez en la mente del guerrero, para disgusto de este. Después de los acontecimientos de las últimos meses, Punk Hazard y Dressrosa, puede que él sea muchísimo más fuerte que hace dos años, puede que él haya sido entrenado por el mejor espadachín del mundo, pero...aparecen nuevos enemigos más fuertes, casi imparables de no ser por Luffy, todos con un denominador común, Las frutas del diablo, pensó Zoro, hace poco le informaron que unos de los emperadores del mar poseía un ejercito de usuarios de frutas artificiales. No le daba miedo en absoluto luchar contra ellos, pero esto complicaría mucho más el camino, complicaría mucho más el proteger a todos...A ella.

Zoro abrió los ojos y frunció el ceño ante ese pensamiento, Menudo espadachín estás hecho pensó reprochándose a si mismo, se levantó y empezó a su rutina de brutales ejercicios con enormes pesas y un número exagerado de repeticiones.

El día pasó "normal", ajustando el término a la vida de esta tripulación; risas, peleas, canciones y comida.

Tal como había dicho Nami, por la mañana estaban ya a pocos minutos de atracar en el puerto de esa enorme isla, según la información proporcionada por Robin, la "isla" era un país la mitad de grande que Arabasta llamado Newempire. Según los pescadores de la zona era un país neutral, acogía tanto a piratas como a marines, pero ninguno podría sobrepasarse, el solo hecho que ningún emperador haya querido hacerse con ese territorio demostraba la fuerza que tenía.

Nada más llegar, Nami repartió las tareas a cada uno de sus nakamas, dejando a Franky y Brook en el barco para cuidarlo. Luffy, Chooper y Robin fueron a por las medicinas necesarias y Sanji y Usoop se ocuparon de la comida, o lo que podían con el poco dinero que tenían.

Zoro se dirigía tranquilo hacia la ciudad, pero un grito de Nami lo asustó y enfadó al mismo tiempo.

-¿Dónde crees que vas?. Preguntó la mujer con una expresión felina en su rostro.

-A ti que te importa. Respondió él secamente.

-Me importa, porque te vas a perder, así que para evitar líos te vienes conmigo y punto, sin discusiones, no vaya a ser que tu deuda vuelva a aumentar. Afirmó ella, orgullosa se dirigió para ponerse unos pantalones vaqueros encima y unas gladiadoras, dejando la parte del sujetador del bikini.

Zoro la siguió lanzando más de una maldición a esa mujer, a su suerte y todo lo que podía.

Mientras caminaban por las calles, la gente no paraba de mirarlos como si fuera la primera vez que veían un ser humano, por lo menos esa era la expresión de todos y cada uno de los hombres al ver a Nami, lo que a Zoro le causó un poco, por no decir mucha irritación. Estupendo, tenemos que aparecer en la isla del gen "cocinero pervertido".

Siguieron caminando una calles más para llegar al gran establecimiento donde se registraban todos los barcos de aquella zona, mientras llegaban, Nami también había notado esa "curiosidad".

-Es que nunca han visto un pirata antes o qué. Se preguntó en alto a si misma a la espera de alguna respuesta del hombre a su izquierda.

-Están acostumbrados a ver piratas, pero fíjate en su ropa, sobretodo la de las mujeres, a lo que no están acostumbrados es a ver a una mujer con el pelo naranja y con bikini. Respondió Zoro mirando hacia delante, lo que evitó que viera el sonrojo que se había formado en la cara de navegante ante ese comentario.

Una vez dentro del recinto y al haber registrado el barco, Nami se dio cuenta de un cartel que casi le provocó un infarto.

-Perdone, pero que esto del "Tesoro perdido".

El hombre mayor que les había atendido sonrió, demostrando que oía esa pregunta todos los días.

-Verá, este país tiene muchísimas minas artificiales; oro, plata, piedras preciosas, todo lo que se le ocurra está escondido en las entrañas de nuestros salvajes paisajes, mucha gente se apunta a buscar dichos tesoros y si los encuentran, tras un pequeño impuesto al Lord, puede llevarse todo lo que encuentre, hay que saber buscar, y luchar contra las trampas que pone la naturaleza, la inscripción son 15.000 berries.

Mientras el hombre contaba la historia los ojos de Nami se trasformaban en brillantes, pero tras treinta segundos de alucinaciones de bañarse en oro, recordó súbitamente que no tenían esa cantidad de dinero.

Una deprimida Nami se dirigía hacia la salida, hasta que una fuerte mano la sujetó del ante brazo, la giró hasta quedar enfrente del cazador de piratas, con una mueca de incomprensión pidió explicaciones ante tal comportamiento.

Zoro permaneció serio y entonces preguntó.

-¿Necesitamos ese tesoro verdad?. Preguntó mientras mantenía esa seriedad aterradora.

Nami asintió, él la soltó y suspiró, su mano derecha estaba apoyada en su cabello despeinándolo.

-¿Qué quie...

-Tengo ese dinero. Zoro la interrumpió y a Nami le empezaron a brillar los ojos más que antes, por impulso lo abrazó mientras daba saltitos, dejándolo un poco descolocado.

Ella se dio cuenta de lo que había hecho y se retiro con un pequeño sonrojo que fue en aumento al sentir la mirada del espadachín sobre ella.

-Pero con una condición. Dijo inmediatamente Zoro, atrayendo la atención de la chica. –Yo nos inscribo, pero tu...Zoro sonrió con gusto ante lo que iba a decir mientras Nami se asustaba. –Tu me perdonas la deuda.

Nami se quedó unos segundos parada, asimilando lo que había oído, hasta que simplemente explotó.

-¡¿Qué?!. Gritó a pleno pulmón. –Ni hablar, no voy a perdonarte esa deuda.

Zoro se moría de la risa, sabía que no tenía opción y tiraba de orgullo.

-Sabes que lo vas hacer, es un trato justo, yo te ayudo a conseguir tu amado tesoro y tu te olvidas de esa jodida deuda. Reconócelo gatita, me necesitas. Esto ultimo lo había dicho muy lentamente y en un susurro a la navegante, cuyo rubor podía confundir si intentabas averiguar si era de rabia o de vergüenza.

-¿Trato hecho?. Preguntó Zoro con una media sonrisa y extendiéndole la mano derecha.

Nami pensó en todas y cada una de las opciones que había, pero esa era su único salida, respiró hondo y aceptó la mano del primer oficial. –Hecho. Cuando apretaron las manos, un pequeño escalofrió recorrió sus cuerpos, sin duda, iba a ser un viaje inolvidable.

Pues este es el primer cap, quiero dejar un par de aclaraciones, para mis fics me suelo basar mucho en videojuegos y en películas, lo que quiero decir con esto es que la isla Newempire, está basada en la Inglaterra o la América de los siglos XVII y XVIII, es decir, la ropa y las costumbres de los habitantes son como las de Piratas del Caribe, por ejemplo XD, bueno espero que os guste este proyecto, me gustan mucho los fics de ZoNa, espero hacerlo bien, me encantaría recibir reviews con opiniones y criticas para saber si cambiar cosas, potenciar otras...etc. MUCHÍSIMAS GRACIAS POR LEER y un saludo.