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FANTASÍAS
Un magnífico hotel en una isla paradisiaca. Dos desconocidos en una noche de pasión. Un trato: ¿Aceptarías ser mi esposa por un año?, Sí, acepto. Parecía un trato sencillo, una negociación incluso, pero cuando los sentimientos entran en juego, las cosas ya no son tan fáciles. DracoxAstoria.
Capítulo I
Draco Malfoy levantó la copa y miró a su alrededor. La discoteca del complejo Fantasías estaba llena de gente que reía, bebía y se divertía. La música estaba alta y las luces de colores iluminaban a los que bailaban en la pista, rodeada de ventanales que daban al mar, sobre el que brillaba una preciosa luna llena.
Draco apoyó un codo en la barra y le dio un trago a su whisky escocés, dejando que el licor se deslizara por su garganta, calentándola. Hace tanto que no estaba de vacaciones que se sentía fuera de lugar rodeado de tantas personas pasándosela bien. En los últimos meses había dedicado su fuerza a sacar a Malfoy Enterprises del abismo en el que se encontraba. Había tenido que trabajar mucho pues su padre había dejado un reguero de deudas en la compañía. Draco había saneado casi por completo Malfoy Enterprises, motivo por el cual volvían a estar en el tope de las empresas que manejan el mercado.
Draco sonrió satisfecho, contento con el triunfo cosechado.
- ¿Qué te hace tanta gracia?
Draco miró a la mujer de pelo castaño que estaba sentada dos taburetes más allá. Llevaba el pelo largo, ondulado y rizado en las puntas. Tenía los ojos verdes, enormes y brillantes. La piel pálida y cubierta por un floreado vestido de verano.
Draco sintió que su cuerpo reaccionaba inmediatamente.
- Estaba pensando en las cosas que había logrado hasta ahora.
- ¿Muy buenas?
- Las mejores - contestó Draco -. ¿Estás sola?
La mujer hizo girar el taburete para quedar en frente de él y sonrió.
- Estaba.
A Draco le pareció una mujer interesante. Que sabía lo que quería y que no tenía miedo de pedir lo que querían. Él se había interesado por ella y estaba decidido a entablar una relación.
- Te invito a una copa.
- Buena idea - contestó la mujer mirando su vaso que estaba casi vacío.
Draco llamó al camarero y le indicó que sirviera una copa de lo mismo. El camarero asintió y se apresuró a ejecutar su orden.
- ¿Te apetece que bailemos mientras esperamos?
- Otra buena idea - sonrió la desconocida.
Mientras ella bajaba del taburete, la música se tornó lenta y suave. Draco la llevó al centró de la pista y la acercó a su cuerpo, con cuidado de no apretarla, pero de hacerle saber que estaba ahí. Ella simplemente sonrió.
- ¿Qué haces en Fantasías?
- He venido con unas amigas. ¿Y tú?
- Solo.
La hizo girar sobre sí misma y la sostuvo nuevamente.
- ¿Negocios o placer? - le preguntó ella.
- Placer. Los negocios los dejé en casa.
- Sabia elección.
Se movían a buen ritmo. Ella bailaba muy bien, como si siempre lo hubiera hecho. Draco sonrió, le gustaban las mujeres que sabían bailar.
- ¿Y tú?
- ¿Yo qué?
- ¿Negocios o placer?
Ella rió.
- Sólo y simple placer.
- Muy bien.
La canción cambió a una más movida, Draco giró la cabeza y se dio cuenta que ya le estaban sirviendo las bebidas.
- ¿Volvemos? Nuestras bebidas están listas.
Ella asintió y permitió que la llevara hasta la barra. El camarero les sonrió, fijó su mirada dos segundos en la figura de la hermosa mujer, luego negó con la cabeza y siguió haciendo lo suyo.
- Le gustas - afirmó Draco.
- ¿A quién?
- Al camarero.
- Ah - ella se permitió mirarlo un segundo -. Bueno, a mí no me gusta.
- Me alegro.
Tomaron sus bebidas. Las chocaron levemente y se las levaron a los labios. Bebieron sin dejar de mirarse. Como calculando al otro.
- ¿Me vas a decir cómo te llamas? - preguntó Draco, que se moría por saber esa información.
Pero ella negó con la cabeza.
- No, creo que no.
Draco frunció el ceño.
- ¿Por qué no?
La última vez que una mujer se quiso hacer la misteriosa, terminó casado con ella. No quería volver a repetir el mismo error. Esa desconocida le gustaba, pero no se casaría con ella. Ya bastante había tenido con Hermione. Apartó a su ex esposa de sus pensamientos, no le gustaba recordarla y no quería empañar esa noche con sus recuerdos. Además de que esta desconocida no se parecía en nada a Hermione.
- Porque no. Disfrutemos del misterio. Luego… luego te diré mi nombre y me dirás tú el tuyo.
- Me lo dirás al final de la velada.
- Eso no es una pregunta.
- No.
- Um…
No iba a arriesgarse. A él le gustaban mucho los juegos, el misterio, el desafío, pero no iba a dejar que volvieran a interponerse en su camino. No iba volver a cometer errores.
- ¿Te vienes a dar un paseo conmigo, cariño?
Ella asintió.
- Me encantaría.
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La playa estaba prácticamente vacía y desde ella se oía la música que procedía de la discoteca del hotel. La música se mezclaba con el sonido de las olas del mar. La atmósfera que les rodeaba parecía casi mágica, casi romántica.
- ¿Cuánto tiempo te vas a quedar en Fantasías? - preguntó Draco.
- Tres semanas - contestó ella encogiéndose de hombros -. ¿Y tú?
- Aún no lo decido - dijo Draco - Ya te dije, vine por placer.
Ella se acomodó un mechón rebelde detrás de la oreja.
- ¿No hay nada que te haga volver?
Draco lo pensó por un momento. Malfoy Enterprises marchaba viento en popa. Sus padres viajaban por Francia. Sus amigos estaban enfocados en sus propios asuntos. Nadie lo echaría de menos.
- La verdad es que no. No es imperioso.
- Ya. A mí también me gustaría vivir así.
- ¿Así cómo?
- Sin reglas, sin ataduras. Debe ser excitante.
- Lo es, sí.
La miró a los ojos. Había algo en ellos que se le hacía familiar. Estaba seguro que la conocía. La cuestión es que no sabía de dónde, podía ser de cualquier parte, no en balde los Malfoy tenían muchas conexiones.
- Qué envidia. Yo debo volver a mi casa.
- ¿A trabajar?
- Peor.
- ¿Por qué?
- A buscar esposo.
- Um… Tienes razón, es peor que trabajar.
Ella sonrió.
- Pero si no trabajaras, no te pudieras permitir quedarte aquí hasta que dé la gana.
- Sí… ahí tienes razón. Pero por otro lado, no me gustan las cazas de marido.
- ¿Por qué?
- Porque muchas de las chicas como tú buscan a los chicos como yo.
- ¿Ricos, chicos malos y atractivos? - rió ella.
- Sí, así es.
Entiendo. Te sientes abrumado con tanta atención.
- A veces sí - admitió Draco.
- Um…
- Quiero besarte.
Lo dijo sin pensar, las palabras salieron de su boca antes que él pudiera procesarlas. Pero cuando las escuchó, supo que era eso lo quería. Besarla. Probar esos labios.
- ¿Sólo besarme? - preguntó ella repentinamente coqueta.
- Quién sabe… Por ahora un beso, luego dependerá de ti.
- ¿Por qué depende de mí?
- Bueno, tal vez quieras más.
Ella alzó una ceja.
- Tienes el ego elevado, ¿verdad?
Draco se encogió de hombros.
- Uno de mis encantos, cariño.
- Ya.
- ¿Puedo besarte ahora?
- Sí.
Cuando la tomó entre sus brazos, ella le dejó hacer y Draco se inclinó sobre ella y la besó una vez, dos veces, y a continuación, la devoró. El beso fue algo enorme para ambos. Los sacudió. Los hizo temblar. Ella se alzó en punta de pie para alcanzar su boca y devolver el beso. Él gimió dentro del beso.
- Quiero más - susurró Draco -. Quiero más de lo que puedas darme.
Por toda respuesta, ella volvió a besarlo.
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Una hora más tarde se encontraban en la suite presidencial. Ambos acostados en la cama, mirándose y mirando hacia el techo. Ella bebía una Mimosa mientras él fumaba tranquilamente de su cigarrillo.
- No me has dicho tu nombre.
- Tú tampoco el tuyo - replicó ella.
- Tú primero.
- Astoria Greengrass.
Draco abrió mucho los ojos.
- ¿Greengrass? ¿La hermana de Daphne Greengrass?
Astoria frunció ligeramente el ceño. No le gustaba que la compararan con su hermana, recordó Draco.
- Sí, la misma. ¿Por qué? ¿La conoces?
- Draco Malfoy, Astoria.
Ahora fue el turno de ella de sorprenderse.
- ¿Malfoy? ¿Draco Malfoy?
- Así es.
- No puedo creerlo…
- Pues créelo.
- De todos los lugares… De todos nunca imaginé volverte a encontrar aquí.
- ¿Bromeas verdad? Es Fantasías, es uno de los sitios más magníficos del mundo mágico.
- Tienes razón - admitió Astoria -. Debí imaginarlo.
- Además el dueño es amigo mío.
- El dueño… Claro. ¿Harry Potter, no?
- Así es.
Para todos había sido una sorpresa que Potter y Malfoy fueran amigos. Excepto para ellos. Simplemente se habían conocido en la tienda de Madame Malkin en el verano antes de su primer año. Mientras Narcisa Malfoy y Lily Potter hablaban con la dependienta, ellos hablaron entre sí. Ahí descubrieron que tenían en común su pasión por el quiddicth, por el vuelo y por las altas velocidades. Cuando sus madres, los fueron a buscar, se dieron cuenta de la repentina camaradería que tenían los muchachos. La señora Malfoy había fruncido el ceño y había querido separar a Draco de ese niño; Lily también había querido hacer lo mismo. Pero ellos no querían separarse, y al final amabas madres suspiraron y se resignaron.
- Debí imaginarlo - dijo Astoria devolviendo a Draco al presente -. ¿En dónde está Potter por cierto?
- En el hotel. Le gusta ver a sus clientes desde una distancia prudente.
- Claro.
- Bueno, basta de hablar de Harry. Quiero volver a besarte, y ahora sabiendo quién eres.
Astoria rió. Y luego sólo pudo gemir. Gemir toda la noche.
Nota de la autora:
Bueno, nueva historia. Creo que Infierno VIP le quedan pocos capítulos, así que pensé en hacer algo más relajado y salió esto. El crédito no es todo mío. La historia está inspirada en una novela romántica llamada Casada por Dinero, y pertenece a Maureen Child. Ojo, inspirada, no es una fiel copia de la novela.
Espero que les guste y me acompañen en este nuevo viaje.
