Te quiero a ti.

Prólogo:

Carlisle acariciaba su cabeza de forma suave, mientras ella dormía; cansada, después de llorar por horas, aovillada en el enorme sofá que alguna vez usó su madre como cama.

El estaba aterrado y muy furioso consigo mismo por no haber puesto el interés necesario en esa situación tiempo atrás. Ella la le había dicho que él no era culpable ni mucho menos responsable pero se sentía carcomido por dentro.

Solo podía respirar bien ahora que la pequeña Isabella estaba a salvo.

¡Pobre niña! Tan solo trece años y tener que pasar por todo eso… sola, porque ese malnacido no la volvería a tener cerca, no le pondría un dedo encima, estaba condenado de por vida Carlisle se aseguraría de hacerle pagar por ello, por todo: cada lagrima, cada hueso roto, cada dolor por el mínimo que fuese y aunque no fuese el responsable, pasaría en carne propia todo el daño que le hizo.

Lo haría por ella, por él mismo, y por los mejores amigos que jamás volvería a ver: Reneé y Charlie, los padres de Isabella. Se los había jurado antes de morir, y esta vez cumpliría su promesa.