(Editado el 6/12/18)

Dear you

N/A: Bueno, esta es la secuela del fic Death note: La historia de K, para los lectores que siguen esta historia desde "Solo por un momento" bienvenidos de nuevo, espero que les guste esta secuela, y a los nuevos lectores, temo que los mandare para atrás a leer "Solo por un momento" para que entiendan la trama.

El fic está especialmente dedicado a mi casi hermana Lawliet girl 31, mi querida amiga Kammy Jeevas, mi fan Paola Aranda y para todos los que han sido parte de esta historia desde el principio y la verán concluir.

Advertencia: Esta capítulo tendrá escenas de sexo no muy explicas, pero finalmente sexo, como sea sola aviso.

Disclaimer: Death note ni ninguno de sus personajes me pertenecen, solo son míos los oc y la historia en general.

Bueno empecemos...

Capítulo 1: Lo imposible

Un mes después del cierre del caso Kira

Kara POV

Estaba corriendo por las calles de Japón, al final de una calle alcance a distinguir la figura de Matt, rodeado de los guardaespaldas de Takada. Era de esas ocasiones en las que sientes que no vas lo suficientemente rápido.

-¡Matt, corre!- grite desesperada -¡Tienes que irte o te mataran!- era como si no me escuchara, como si mis gritos no fueran más que susurros.

Cuando vi que las personas que lo rodeaban alzaban sus armas acelere el paso, pero en lugar de acercarme me alejaba más y más de él. Solo oí el primer disparo y en cuanto la bala impacto su cuerpo Matt se desvaneció. Me frene de inmediato.

Lo siguiente que sucedió fue que sentí unas manos conocidas tomar mi rostro, de inmediato vi un par de ojos azules clavados en mí, los labios de Mello tomaron los míos para darme un largo y profundo beso para posteriormente soltarme.

Mello se alejó en dirección de su motocicleta, me volteó a ver y me sonrió socarronamente antes de ponerse su casco e irse, intente detenerlo, pero una vez más no pude. Solo oía la voz de Near retumbar en mi mente. "Falleció... Falleció... Falleció..." me puse de cuclillas con la cabeza entre mis manos, no podía dejar de llorar.

-Kara, Kara, bonita, todo estará bien- me llamó una voz familiar, levante la vista, era Elle, lo veía a la distancia -ven, aquí estamos, los tres estamos bien, ven con nosotros.

Eche a correr para tomar la mano que me había extendido Elle, quería ir con a donde fuera que estuviera. En cuanto me acerque lo suficiente como para tomar su mano algo me detuvo, era como una especie de vidrio que nos separaba.

-Kara...- hablo la voz quebrada de Elle -¿Por qué no vienes?- sus ojos me miraron con tristeza, desesperados por tenerme entre sus brazos y a la vez reprochándome lo sucedido con Mello.

-No puedo, no puedo ir – su mano se posó en aquella misteriosa barrera invisible.

-Vamos Kara, ven- volvió a insistir, yo llore con más fuerza.

-No puedo, no puedo entrar- repentinamente sentí una ráfaga helada y la voz de Dalil susurrando en mi oído.

-Kara, el que use la death note no podrá ir al cielo ni el infierno por toda la eternidad, nunca podrás volver a estar con ese humano- mis ojos se abrieron de golpe, me encontraba en mi habitación del orfanato.

Odio esa pesadilla, es verdad que hay varias versiones de esas situaciones, pero esa es la que más me altera. Con la palma de la mano limpió el sudor que me cubre la cara, aún siento la respiración agitada, miro el reloj, son las seis de la tarde, he dormido casi tres horas y aunque no tengo ganas de estar despierta porque es demasiado doloroso me levanto para evitar tener otra pesadilla.

Una vez más me llevo las mangas de la camisa a la nariz, aliviada de que el aroma aún no se haya ido, esa camiseta era de Elle, seguramente una de las últimas que dejo en mi departamento la última vez que estuvimos juntos, cinco años atrás… Ya cinco años.

Es uno de esos "días malos" que tengo de vez en cuando, siento un dolor en el pecho, como si me lo comprimieran con algo pesado, me siento en el piso y sacó de debajo de la cama aquellas cosas que había prometido a la psicóloga tirar a la basura para empezar a dejar ir a Elle, pero al final no pude y termine escondiéndolas en una caja de zapatos, seguramente Roger o Near ya lo sabían, pero por el momento no me molestaban mucho con el asunto.

Dentro hay cartas que me había escrito cuando recién dejo el orfanato, algunos regalos que me había hecho como anillos y pulseras que me quedan demasiado chicos, una bufanda raída, las fotos de sus padres que había conseguido aquella vez en Rusia hacía tanto tiempo, suspiro desesperadamente, ver a su padre es como verlo a él, me pregunto si así luciría ahora de no haber muerto, con esa mirada tan profunda y ese rostro maduro e inescrutable.

Finalmente encuentro lo que busco, mi anillo de pedida, Roger fue quien lo puso ahí para que me deshiciera de esa sortija, me dijo que no necesitaba algo que me recordara constantemente los planes a futuro que teníamos, fue cuando escondí la caja, para evitar se llevara mi anillo. Me lo puse, que se enojara si quería, pero me tendría que cortar la mano para ponerle las manos encima.

Tomó la fotografía de Elle y mía de la mesita de noche y repaso su rostro con la yema de mi dedo, de alguna manera termino acostada en el suelo abrazando con fuerza el marco de la foto contra mi pecho. Las lágrimas me resbalan por el rostro de forma incontrolada. Casi puedo oír la voz de Roger insistiendo con la cantaleta de siempre, que no está bien lo que hago, que Elle odiaría verme así de destruida, pero si la situación fuese al contrarió seguramente Elle se la viviría pegado a su computadora evadiendo la realidad en los casos que le cayeran entre las manos, comportándose como un ogro sin sentimientos aunque sufriendo por dentro.

Oigo a alguien llamar a la puerta, no quiero saber de nadie, no quiero hablar, necesito estar sola, llorar, meterme a la cama y seguir durmiendo para no sufrir tanto, aunque las pesadillas me despierten cada tanto, pero quien sea el que llama al parecer no se rendirá, así que cedo.

-Adelante- digo sin levantarme del piso, intento calmar el llanto y aunque lo controlo los espasmos me sacuden y provocan que me clave las esquinas del marco en el pecho.

-Te ves muy mal- dice Near, Mello tenía razón en algo, Near tiene el don para decir lo obvio y la verdad aunque duela.

-Que simpático eres, gracias por levantarme el ánimo, si vas a decirme cosas así, mínimo dímelas completas, me veo ridícula ¿Verdad?

-Un poco- admite haciendo gala de su don -¿Te has tomado las pastillas?

Se supone que tomo un cóctel de antidepresivos, antiansiolíticos entre otras cosas que sinceramente me importan muy poco, eso no me devolverá a mi Elle.

-¿Es necesario?- me quejo sentándome -¿Viniste solo a regañarme?

-No, solo quería verte, llevas todo el fin de semana aquí encerrada y Roger dice que apenas has comido lo que te ha traído ¿Cómo estás? – ¿de verdad me preguntaba eso?

-No tengo vida- digo sintiendo nuevamente las lágrimas en mi rostro.

-Claro que tienes vida, sino, como estarías hablando conmigo ahora- olvide que Near no entiende las metáforas ni el sentido figurado.

-Es un decir, me refiero a que no le encuentro sentido a mi vida- explicó.

-Deberías salir un rato, ya sabes, cambiar de aires – puse los ojos en blanco ¿ahora me venía con esas?

-No tengo ganas.

-De nada sirve que sigas encerrada aquí- insiste – ve a Londres, así te alejas del orfanato y de Winchester, te servirá para despejarte un poco, recuerda que la psicóloga dijo que tenías que hacer cosas diferente como parte del tratamiento, así que mejor ve por las buenas antes de que Roger te quiera venir a sacar por las malas – gruño ligeramente, definitivamente no quiero eso.

- De acuerdo, iré a Londres, pero solo será un rato, a lo mejor solo a tomar un café – Near asiente y sale apresuradamente.

Tras guardar la caja de vuelta en su lugar me cambo de ropa y salgo del orfanato, no me quiero encontrar con Roger o comenzara a hacerme preguntas sobre a donde voy y con quien y si le digo que voy sola llamara a Corrine para que me acompañe o lo hará él.

Es una hermosa tarde en Londres, al final voy a una cafetería a la que fui una vez con Elle en mi cumpleaños, seguramente eso no era lo que Near tenía en mente y si Roger se entera se enfadara. Tarareo las canciones que toca el pequeño grupo que toca en vivo en el lugar, demasiado romántico para mi gusto, al parecer es día de San Valentín. Cuando el grupo acaba comienza con otra canción que me da un vuelco en el corazón.

Esa canción llamada Angel of mine significa tanto para Elle y para mí, es como si toda nuestra historia estuviera resumida ahí, las lágrimas amenazan por salir de nuevo, tengo que hacer un esfuerzo enorme para impedirlo, llorar en público no entra en la lista de cosas que me emociona hacer.

Pagó la cuenta cuando un hombre desconocido me guiña el ojo de forma insinuante por tercera vez, estoy segura de que estaba a punto de abordarme. Tras ajustarme el abrigo y la bufanda salgo del lugar.

Hace frio afuera, seguramente son las últimas fuerzas que le quedan al invierno, me preguntó porque diablos me puse aquel vestido, es cierto que es de manga larga y me llega por debajo de las rodillas pero hace que el frio sea más insoportable y además no puedo caminar muy rápido con las botas de tacón que llevo puestas, pero decidí usar el atuendo solo porque el vestido me lo regalo Elle, solo me lo he puesto una vez y por alguna razón pensé que sería buena idea ponérmelo y las botas habían sido lo primero que había encontrado y no quería perder el tiempo pensando en que otra cosa podría ponerme.

Continúe caminando en dirección a mi auto, lo deje algo lejos de la cafetería a propósito, me gusta caminar por Londres de vez en cuando y desde un auto no lo puedes apreciar muy bien, pasó por un parque sin ver bien por donde voy, tanto así que casi chocó con alguien, me giro para asegurarme de no haber lastimado a esa persona, pero su apariencia me deja sorprendida, es alto pero camina encorvado con las manos metidas en sus jeans azules, su cabello es negro azabache y rebelde, se acomoda en todas direcciones, la piel es casi tan blanca como la mía y lleva un abrigo negro.

Lo sigo prácticamente empujando a un lado a las demás personas para poder alcanzar al joven que tanto se parece a mí Elle, seguro y ame volví loca porque lo sigo hasta el parque y entonces lo pierdo de vista o simplemente mi mente me ha jugado una mala pasada y ya me lo imagino en todas partes.

Me dispongo a seguir mi camino cuando siento un par de brazos rodear mi cintura, abrazándome prácticamente por la espalda, intento zafarme del agarre hasta que quien me abraza habla, no lo puedo creer, es imposible.

-Al fin te encontré mi Kara- de forma temblorosa con ojos humedecidos volteo a verlo.

-Elle- susurro a punto de llorar.

Siento que mis piernas me fallan y me cuesta respirar, siento que de un momento a otro me caeré o simplemente despertare del primer sueño bueno que he tenido en semanas. Cuando mis piernas tiemblan como gelatina y estoy a punto de caer él me abraza de forma más firme dándome estabilidad, no dice nada, solo se limita a esperar mi reacción.

Lentamente y con temor acerco una mano a su rostro, quiero asegurarme de que es real, aunque cada vez que estoy a punto de tocar su mejilla retrocedo ligeramente, estoy así hasta que finalmente mis dedos sienten su piel el calor de su mejilla contra mi mano.

Es tal y como lo había imaginado, su rostro parece más maduro, más cansado, leo en sus ojos mil emociones, miedo, júbilo, amor.

-¿Eres real?- preguntó torpemente, Elle toma mi mano y la pone del lado izquierdo de su pecho, puedo sentir su agitado palpitar.

-Lo soy Kara, aquí estoy- me pongo a llorar, no puedo aguantar más -mi corazón sigue latiendo solo por y para ti bonita- un sollozo se me escapa, es demasiado irreal la situación.

-Eres… un idiota Elle Lawliet- digo sin pensar y dándole pequeños golpes en el pecho.

Ha estado vivo todos estos años y a penas se aparece, no sé qué hacer, quiero besarlo, tomarlo entre mis brazos y no soltarlo nunca más, pero me enoja que no haya dicho nada, que me haya hecho sufrir tanto. Al final me decanto por abrazarlo, por mostrarle que aún lo amo, que nunca lo he dejado de amar, mi corazón es solo suyo, soy suya en cuerpo y alma.

-¿Por qué me abandonaste?- preguntó sin dejar de llorar.

-Perdóname, de verdad perdóname por favor, te lo suplico- responde llorando de igual forma, abrazándome, enterrando su rostro en mi cuello, adoro sentir sus manos fuertes tomar mi cintura con tanta firmeza, con tanta posesión –hacerte creer que había muerto fue lo más difícil que he hecho en mi vida, te ruego que me perdones por haberme ido cuando más me necesitabas, pero ahora, no te pienso dejar atrás otra vez si me aceptas de regreso en tu vida.

-¿Lo planeaste todo?- él asiente -¿Cómo?

-Es complicado- responde separándose ligeramente de mí, nunca había visto su rostro tan empañado en lágrimas –te lo explicare todo pero no aquí, aunque yo entenderé que no me quieras escuchar ni saber nada de mí.

-No digas tonterías, he soñado con esto durante años, siempre he esperado encontrarte algún día- digo tomando su rostro entre mis manos -nunca he dejado de amarte y nunca lo hare ¿Entiendes?- él asiente con una media sonrisa, la clase de sonrisas que me dedicaba antes cuando no estaba muy de acuerdo con algo que decía.

Finalmente se separa de mí por completo y me extiende una mano para guiarme, la aceptó sintiendo esa calidez que tanto extrañaba. Caminamos un poca hacia un edificio elegante, subimos al último piso, el departamento a pesar de ser grande parece bastante lúgubre por la falta de luz y colores además de que solo hay unos pocos muebles que se limitan a una cama en una habitación que se ve al fondo, un sillón una televisión, una computadora y en la cocina una estufa y una nevera.

Elle se quita su abrigo y me ayuda a quitarme el mío, los cuelga de un perchero antes de voltea a verme, su rostro me dice que no sabe qué hacer, mi cuerpo me pide sentirlo, volver a ser suya y hacerlo nuevamente mío.

-Kara, te explicare todo yo...- lo interrumpo besándolo.

Nunca pensé que algún día volvería a besarlo o simplemente volvería a verlo en persona, en este momento solo deseo que si todo eso es solo un sueño no volver a despertar nunca y si es verdad no volver a dormir.

Me acercó lo más que puedo a Elle para besarlo como nunca antes para volver a probar su sabor tan dulce, él me corresponde con ansiedad, casi con la misma que yo muestro, sus manos comienzan a explorar mi cuerpo, se pasea por mis nalgas, mi espalda baja, mi columna, mis hombros para finalmente tomar mi rostro y separarme con delicadeza.

-Estas hermosa, nunca pensé que te lo podrías otra vez este vestido- sonrió ligeramente.

-Algo me dijo que debía usarlo hoy, creo que por alguna razón sabía que te encontraría.

-Déjame explicarte todo...- vuelvo a besarlo para que no diga más, no quiero saber nada, no quiero hablar ahora, quiero que me haga suya, lo deseo tanto que siento que voy a explotar.

-Ahora no quiero hablar de eso- le susurró cerca de los labios –hazme el amor, como antes, como cuando regresabas de uno de tus largos viajes, así de intenso quiero que lo hagas.

Lo rodeó con mis brazos besando el lóbulo de su oído y dándole ligeras mordidas para luego pasar a si cuello, aún recuerdo como provocarlo. Espero a su reacción, sintiendo sus manos arrugar mi vestido y su garganta conteniéndose. Aun intenta resistir, debe pensar que ahora no es oportuno hacerlo, pero al final cede.

Toma mis manos con una sola suya y la aparta de en medio para tomar el control, me siento febril, me va a dar lo que le pedí, sus ojos se oscurecen un poco, vaya que lo he provocado. Su cuerpo me obliga a pegarme contra la puerta mientras que con su mano libre acaricia la cara interna de mis muslos y sus labios recorren mi mandíbula y mi cuello.

-Te deseo tanto- susurra en mi hombro.

-Hazme tuya- pido a mi vez.

Sus manos me toman por la cintura y me ayudan a impulsarme para rodear su cintura con mis piernas, se inmediato me enredo en su cuerpo, es como si ambos estuviéramos hechos para encajar a la perfección. Sus manos bajan el cierre de m vestido y con ayuda de su boca va bajando la tela.

Sacó los brazos de las mangas y me vuelvo a abrazar a él, nuestras respiraciones son cada vez más y más irregulares, siento su excitación, su deseo. Como puedo le quito la camiseta y comienzo a besar sus hombros, su cuello, todos y cada uno de los rincones que sé que le gustan.

Sus manos aprietan mis glúteos y comienza a caminar a la habitación, menos mal que no hay muebles a su paso, una vez ahí cierra la puerta gracias a que me apoya contra ella.

-Suéltate- susurra con la voz entrecortada, pero dejando en claro que el controlara la situación, así que le hago caso.

Termina de quitarme el vestido y entonces se detiene, sus ojos se posan en las cicatrices que me quedaron luego del caso Kira, veo culpa, la yema de sus dedos recorre una, tengo miedo de que ya no quiera seguir, pero contra todo pronóstico dibuja un camino de besos por mi abdomen, como si eso fuese a hacer que las marcas desaparezcan.

Mis manos comienzan a desabrochar su pantalón, mientras que él se encarga de mi sostén y se entretiene con mis senos, no puedo evitar gemir, siento su sonrisa de satisfacción en mi pecho.

Meto mi mano en su bóxer y acarició su pene, enseguida su cuerpo se tensa y sus manos bajan mis bragas mientras que yo me deshago del bóxer, sigo acariciando su miembro.

-Espera o no aguantaré mucho- le hago caso -voy a hacer algo que te gusta- susurra volviendo a tomar mis muslos para volver a cargarme.

Mi respiración se hace aún más errática, me gusta sentir su cuerpo contra el mío. Su pene comienza a introducirse en mí poco a poco, con una delicadeza que no deseo en este momento. Apegue mi pelvis a la suya de golpe. De nuestras gargantas salen gemidos de gozó.

-Cálmate, no quiero lastimarte- susurra, yo vuelvo a mover mi pelvis.

-Estoy bien, por favor, sigue, solo sigue- digo sujetándome con firmeza a él.

Sus manos aferraran mi cintura, comenzando a moverse con fuerza. Mis labios buscan de inmediato los suyos, me gusta mucho sentirlo de nuevo.

Siento que nuevamente camina, está vez para recostarme en la cama y quitarme las botas y comenzar a besar mis piernas.

-Elle…- susurro, me voltea a ver expectante -te amo, te amo mucho, mi vida-su frente se apega a la mía.

-Yo también te amo, mi Kara, te eche mucho de menos- dice antes de volver a introducirse en mi con un poco de rudeza provocando que me arañe la espalda, lo que lo hace soltar un ligero gruñido.

-Lo siento…- nuevamente se vuelve a hundir del mismo modo, haciéndome rasguñarlo de nuevo -¿Te gusta?

-Me excita- no puedo evitar reírme lo cual se convierte en gemidos al sentir que empieza a bombear -¿Así te gusta?

-S… si, no pares- digo acompasando mi cadera con la suya.

Siento que la excitación está en su momento álgido, nada escapa de nuestras gargantas más que gemidos de placer. Siento el orgasmo sacudir mi cuerpo. Elle se hunde un par de veces más antes de dejar salir un grito ahogado y llegar al clímax.

Su cuerpo se desploma sobre el mío, siento su cabeza recargada en mi pecho, mis dedos acarician su cabello, mientras intentó recuperar la respiración.

Se gira llevándome consigo, recostándome sobre él. Esta vez es él quien me acaricia la cabeza. Con la mano libre busca algo que al final noto que es un cobertor y nos cubre con este.

-Te amo- digo en un suspiro -me hacías mucha falta.

-Y tú a mí, mi amor- sonrió como no lo había hecho en mucho tiempo -cásate conmigo.

-Ya sabes la respuesta de eso.

-Solo quería confirmar- dice riéndose ligeramente mientras que sus manos recorren mi espalda, yo de inmediato me lanzo al ataque besando su pecho, sus hombros, quiero seguir, quiero volver a sentirlo, solo para asegurarme de que todo fue real, a veces mi mente es un poco hiperactiva -¿Quieres más?

-Siempre quiero mucho más de ti- digo moviendo mis caderas para incitarlo, aunque al parecer no era necesario porque de inmediato siento como vuelve a introducirse en mí.

Tras un segundo asalto está vez más tranquilo estoy acomodada en el hombro de Elle intentando no quedarme dormida. Su mano toma la mía y la besa con delicadeza, me gusta como sus manos no han dejado de acariciarme. Sentirlo tan feliz como lo estoy yo me encanta.

-Veo que aún tienes tú anillo de compromiso- comenta tomando mi mano izquierda para besarla también.

-Claro, nunca me atrevería a desecharlo, me gusta mucho- lo oigo reír.

-Aun no puedo creer que te tengo entre mis brazos, Kara, no te hubiera culpado si me hubieras mandado a paseo.

-¿Tú no puedes creer tenerme entre tus brazos? Soy yo la que no puede creer que esta así contigo, disfrutando de una noche maravillosa, esto es muy agradable y satisfactorio por fin tener un poco de felicidad luego de tantos años de angustia e incertidumbre.

-Tenemos que hablar, mi Kara, tengo muchas cosas que contarte y creo que tú también debes de decime algunas cosas- asiento, tiene razón, aunque algo en mi interior no quiere –solo así podremos seguir adelante, debemos de aclarar todas las dudas que tengamos- eso es justo lo que no quiero, no quiero hablarle sobre ciertos asuntos.

Hablar implicaría hablarle de todo, incluido lo sucedido con Mello y no estoy muy segura de que se lo vaya a tomar bien, siempre ha sido celoso, él mismo me ha dicho lo posesivo que puede llegar a ser.

De repente una imagen de él con otra mujer me llega a la cabeza y me siento molesta, aunque la borró de inmediato, estoy segura de que nunca me haría algo así. Me siento terrible, lo engañe con un chico al que tenía en mucha estima, de repente me pregunto si él sabía que le gustaba a Mello, seguramente si, peor lo tomaba como un amor platónico proveniente de un adolescente.

Siento ganas de llorar, recordar a Mello también es duro, no puedo imaginar la vida sin él, sin Matt, ambos eran a veces la cura a un mal día. Miro el rostro de Elle, ahora se parece mucho más a su padre en la fotografía, serio, maduro con una expresión inescrutable. Me pregunto en qué punto ambos nos hicimos tan adultos, tan mayores. Entonces me doy cuenta de que una persona adulta no le esconde cosas a su pareja, debe saber lo que pasó y aunque sé que se enojara algo me dice que me perdonara y eventualmente perdonara a Mello también.

-Sí, debemos de hablar, pero dejémoslo para mañana, quiero disfrutar del resto de la noche durmiendo entre tus brazos- digo recargando mi barbilla en su hombro para darle un beso.

-Entonces duerme, cariño, que aquí seguiré cuando despiertes, nunca más te voy a dejar- asiento –descansa, mi Kara, te amo.

-Yo también te amo, Elle, gracias por cumplir con tu promesa- veo en sus ojos la confusión, ya no lo recuerda, aunque no lo culpo, ha pasado ya mucho tiempo –me prometiste volver por mí y aquí estás.

-Pues ahora te prometo que aquí seguiré siempre- sonrió, solo eso quería oír.

Siento su mano acariciar mi cabello para ayudar a arrullarme, lentamente mis ojos se van cerrando hasta que me quedo dormida sintiendo el latido de su corazón contra mi oído.

Continuará

Hola ¿Saben? Kara es realmente muy importante para mí, no sólo por ser mi primer oc, sino que le agarre un cariño muy especial, hace casi más de un año que trabajo con ella y realmente me mataba dejarla sola, así que decidí escribir esto, espero que les haya gustado este primer capítulo y hasta la otra, espero sus Reviews.

Sayonara :3