Culpable:
Le seguí por el pasillo reprochándole su gran desfachatez. ¿Cómo había podido volver hacerlo¿Cómo era tan descarado¡Llevaba dos meses estropeándome las citas! Al pobre Samuel le habían salido granos verdes asquerosos en todo el cuerpo, y en la frente le habían escrito: "No te acerques a Lily, J." Ignoré a los pocos curiosos que nos miraban divertidos y continué gritándole cualquier insulto que se me viniese a la cabeza. El muy arrogante se pensaba que podía decidir con quién podía salir. ¿Con qué derecho?
-¡Maldita sea Potter¡Date la vuelta y enfréntate como un hombre!- grité harta de tanta tonterías. Él, como buen orgulloso se giró y se paró en seco.
Yo que iba con carrerilla me choqué contra él... se que sonará a novela romántica pero... fue como chocarme contra una pared. Di un paso para atrás para volver a recobrar el equilibrio. Él dio uno para adelante y agachó la cabeza para poder mirarme. ¿Se creía que acercándose me iba a poner nerviosa? Apreté los puños y alcé la cara para mirarle de frente. En ese momento me aturdí y me puse nerviosa. ¿Miraría así a todas las chicas? Vi como su mirada bajaba hasta mis labios y luego volvía mis ojos. Sin poder resistirlo también miré sus labios y...me encontré perdida en ellos, no podía dejar de mirarlos.
Cerré los ojos un momento, y cuando los volví a abrir caminábamos a toda prisa por los pasillos cogidos de la mano. Él iba adelante guiándome. ¿A dónde iríamos? Me siento estúpida. He caído, soy una más. Si hace medio minuto me hubiese dicho que me arrodillase lo hubiera echo, y eso que solo le miré la boca. Miré nuestras manos. Las suyas eran grandes y cálidas y las mías a su lado parecían las de un fantasma por ser tan blancas. Me sentía flotando y viendo todo desde fuera. ¿Desde cuándo me dejo guiar por él sin rechistar¿Por qué no le grito?
Abrió una puerta y entramos... sus labios. Eso es lo que sentí antes de poder mirar la habitación. Me estaba abrazando y besando. Escuché como se cerraba la puerta, de una patada seguramente. Se que no debería, pero no le aparte, no le insulté ni le pegué. Sino todo lo contrario. Le besé con un entusiasmo que jamás pensé que pondría en un beso y menos un beso que le daba a Potter. Una de sus manos me acariciaba la espalda y la cintura. La otra el cuello y la cara. Sus caricias eran asombrosamente respetuosas aun que parecía que le costaba. De vez en cuando sus manos iban más a bajo o más arriba de lo debido, pero de repente volvían a una zona "respetable".
Yo le cogía por el cuello como si mi vida dependiese de ello. Sus besos se desviaron a mi cachete, mi oreja, mi cuello... y fue bajando hacia el escote. Se que parece increíble pero... no tengo ninguna intención de pararlo, ahora mismo me siento tan segura de mi misma. Para mi sorpresa no continuó bajando, sino que volvió a su estatura normal y me abrazó.
Su respiración era rápida y su corazón latía desenfrenadamente. ¿Latía así por mi culpa? Esa idea hizo que sonriera... No pensaba cuando alcé la cara y le volvía a besar mientras le desabotonaba la camisa...
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Abrí los ojos lentamente. En ese instante me di cuenta de que debíamos estar en la llamada Sala de los Menesteres. Ninguna aula de Hogwarts tenía una cama así, ni tantos cojines bonitos. Oí como James se movía a mi lado, unos instante más tarde sentí como me abrazaba por la cintura... todo había sido tan bonito... nunca pensé que él me trataría así. Al principio había sido todo muy pasional, pero cuando se enteró que nunca había estado de esa manera con otro chico, se volvió tan extremadamente paciente y dulce la primera vez... Las otras fueron más... ¿Desde cuando pensaba en él como alguien dulce¿Desde...? Me obligué a dejar de pensar para no arruinar el momento.
Ya tendría tiempo de pensar en lo ocurrido y en las consecuencias. Me di la vuelta y me acurruqué en su abrazo. En ese momento sentí como su respiración cambiaba, se había despertado. ¿Se levantaría, se vestiría y se marcharía después? No hizo ninguna de esas tres cosas, simplemente me abrazó más fuerte y me dio un beso en la frente.
-Lily...- su voz sonaba más ronca debido a que se acababa de despertara. Cosa que resultaba muy... muy... eso que resultaba muy sexy.
-mmm- me acurruqué más en su pecho haciéndome la remolona. Esto le debió de parecer gracioso pues se rió.
-Si nos quedamos aquí mucho más nos van a echar de menos. Además...- lo último me lo dijo con una picardía que me hizo levantar la cara para mirarle.
-¿Además qué?- le pregunté sonriendo con malicia.
-Que si nos quedamos aquí más tiempo...puede que no salgas hasta mañana... por la tarde.
El comentario hizo que soltase una gran carcajada, que ni yo misma reconocí, hacia demasiado tiempo que no me reía así. Momentos después mi risa fue callada por sus besos...
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Salimos una hora más tarde de la habitación abrazados. Todo estaba a oscuras, no sabía que hora era, había perdido la noción del tiempo. Mis ojos tardaron varios minutos en adaptarse a la oscuridad. Pero eso no importaba, James me guiaba. Íbamos en silencio, solo se escuchaba nuestros pasos y el ruido que hacia el viento en las ventanas. Hacia frío, lo sentía en las mejillas y en la nariz... ese frío me hizo reaccionar. Tenía que asumir que había caído en las redes de James y que sería una de sus otras conquistas de una sola noche.
Ese pensamiento hizo que un escalofrío me recorriese toda la espalda. Él debió interpretarlo como si tuviese frío, porque me apretó más contra él. Cinco minutos después despertamos a la Dama Gorda, haciendo que se enfadara. Mientras avanzábamos el pasillo iba notando como el calor entraba en mi cuerpo, hasta que llegamos a la Sala Común donde todo estaba iluminado por la chimenea. Caminamos hasta el pié de las escaleras que conducía a las habitaciones de las chicas. Una vez ahí se giró para darme un beso. Después volvió a su estatura normal y me miro de esa manera...
-Hasta mañana- volvió a inclinarse y me sorprendió que en vez de besarme en los labios, me besase la nariz.- La tienes helada- dijo sonriendo. Esto hizo que me la tocase mientras me sonrojada.
-... Es que hace frío- ¿Desde cuando soy tan tonta?
-Abrígate bien esta noche, no quiero que te pongas enferma- volvió a besarme para después susurrarme en el oído- Duerme bien y sueña conmigo.
Sin decir más se dio media vuelta y se fue hacia las escaleras de los chicos. Quería quedarme ahí parada viendo cómo se iba, pero ya había hecho demasiadas tonterías por un día. Solo pude subir un escalón cuando la verdad me golpeó con un martillo y el sueño se convirtió en pesadilla.
Me había acostado con James Potter.
Próximo capítulo:
Culpable: La vergüenza.
