AMANECER

Estaba decidido, le haría caso a su amigo, y decidió que quizás no saldría todo mal con la decana, quizás sería la única que eventualmente lo soportaría.

Lento, pero seguro le dijo a Wilson, demasiado tiempo solo y siendo un miserable no iban a irse de un día para otro sólo porque había decidido intentarlo con la decana, mal que mal si las cosas no resultaban realmente sería desastroso, y por si fuera poco ella ponía en riesgo su trabajo y con eso también peligraba el de él.

El problema al estar cerca de ella era podía significar que lo dejara actuar a sus anchas o que no se pudiera negar a cumplir los compromisos que tenía el hospital.

Por eso cuando Cuddy le dijo que debía ir a una conferencia a Nueva York a pesar de sus pocas ganas de asistir a ese tipo de cosas, terminó aceptando, y acto seguido se apareció en la oficina de Wilson para decirle que ahora por su culpa no podría decirle que no a Cuddy y en venganza le quitó toda la comida que el oncólogo tenía encima de su escritorio.

Debería ir a Nueva York, solo, por toda una semana a una conferencia con médicos aburridos.

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No podía negar que uno de los últimos casos en el que había participado había hecho mella en ella, tanto el paciente como las palabras de House la determinaron a tomar esa decisión, estaba segura que era la correcta.

No era justo para Chase que no le diera espacio, no pedía nada grandioso ni extraordinario. Era solo un cajón y algo más de tiempo. Al fin y al cabo llevaban casi dos años juntos.

Estaba bien con él, debía perder el miedo a comprometerse sólo porque podía perder.

Quizás no sería mala idea ir a terapia, y resolver de una vez por todas la muerte de su esposo. Y se avocó a eso dos días a la semana, y después de mucho tiempo se permitió abrir su corazón y superar la perdida.

Sólo que no todo iba a quedar resuelto.

Había cosas que prefirió ni siquiera sacar a la superficie, el problema era que tenía nombre y apellido.

Y justo por esa época se enteró de la conferencia dictada en Nueva York, le pidió a Cuddy ser incluida, pero la decana se negó, no podía darse el lujo de perder a la jefa de urgencias y además ya tenía lleno todos los cupos, pero a veces el destino tiene una manera extraña de cumplirse y a pocos días del evento uno de los médicos que debía asistir enfermó.

Se iría a una conferencia a Nueva York, una semana días que además le servirían para pensar.