Otro fastidioso año escolar ha comenzado, nunca hay nada nuevo, nunca.

Siempre son el mismo tipo de chicos egocéntricos y chicas lindas por fuera pero vacías por dentro entraban por las mismas puertas sin aceitar que rechinaban al abrirlas.

Y yo, yo sigo usando el mismo uniforme de porrista desde que entré a William Mckinley, los primeros días siempre me causan stress así que tal vez un cigarrillo me ayude a relajarme y no tratar de asesinar a esa irritante hobbit que se hace llamar Rachel Berry. Al posarme en mi auto, sigo notando cómo más chicos tontos pasan por mi lado derecho volteándome a ver y tratando de coquetearme de la manera más estúpida posible, guiñándome el ojo, ¿Que no pueden ser más originales?. Verlos simplemente me causa repulsión, por esa razón con la mano izquierda me apuré a buscar mi encendedor en los bolsillos de mi chaqueta mientras con la otra mano acomodaba el cigarrillo entre mis labios y, al encontrar el encendedor enseguida lo encendí. De inmediato, sentí cómo al exhalar la primera bocanada de humo el olor de la nicotina me calmaba.

Pero, un aroma aún más exquisito que el de mi 'contaminante' captó mi atención, era un aroma que, tenía más que seguro, mi olfato jamás había percibido. Era dulce… Como una combinación entre vainilla y chocolate. Realmente enloquecedor. Discretamente, volteé hacia todos lados tratando de encontrar la fuente de tan deliciosa fragancia, pero no había nadie. Me decepcioné bastante, me intrigaba conocer a la persona dueña de tan magnífica esencia… Al sobreponerme de mi decepción y volver la vista hacía donde anteriormente estaba, mucha fue mi sorpresa al ver frente a mí unos felinos ojos azules que me veían de arriba hacía abajo poniéndome nerviosa. Aún con todo esto pude darme cuenta de que la había encontrado, era ella la proveedora de esa esencia que ponía loco cada milímetro de mi cuerpo.

"Hola mi nombre es Santana, ¿cuál es tu nombre y, por qué me miras tanto?". Una simple oración que no podía pronunciar, sentir el mirar de ésta rubia encima de mí me ponía tan nerviosa que también yo comencé a mirarme para ver qué era lo que tenía de malo.. Después de un minucioso autoanálisis desvíe mi mirada hacía sus ojos, ella estaba mirando los míos también. Ninguna de las 2 retiraba la mirada, la suya era tan intensa que sentí cómo la sangre ascendía hacía mi cabeza y me dejaba las mejillas completamente sonrojadas.

De tanto mirarla, olvidé el cigarrillo que aún seguía entre mis labios y mis manos lo sostenían con menos fuerza, ella lo observó y comenzó a mover su mano hacia él. La colilla estaba a punto de caer pero, aún así, permanecí quieta esperando a que la rubia complete el movimiento. Su mano seguía en el aire pero pronto comenzó a acercarla hacia la mía, que aún sostenía el cigarrillo, cuando por fin nuestras manos se rozaron ella empujó la mía con suficiente fuerza para aventar el cigarrillo, cayendo éste a un lado de sus zapatos. Al tenerlo cerca, lo pisó y se le quedó observándolo por varios segundos, la acción me dejó algo confundida y, antes de poder articular cualquier palabra, la ojíazul me miró de nuevo con menos intensidad y ahora, esbozando una sonrisa que no tardó mucho porque enseguida volvió a tener una mirada de preocupación.

-¿Cómo se te ocurre?-dijo ella mientras agitaba su brazo derecho y, con el dedo índice de su mano izquierda me apuntaba- . ¿No sabes que fumar es malo? Acabo de regalarte 20 años más de vida.

De algún modo, su molestia me causaba cierta ternura e incitaba a mi sonrisa salir.

-Lo sé, pero trato de no pensar en eso. Además, creo que estoy algo grande para regaños, ese cigarrillo hizo que mis ganas de matar a un elfo cesaran.- al decir esto reí para mis adentros, aunque la confundida rubia comenzó a mirar a todas partes para luego sonreír de oreja a oreja.

-¿Elfo?-se colocó a mi lado derecho-¿En esta escuela hay elfos?.

-Pues, no exactamente. Es algo parecido..- Al ver que su sonrisa cambió a una mueca de tristeza, supe que hablaba en serio.

-¡Rayos! Tenía la ilusión de por fin encontrar alguna criatura mágica.-Su gesto seguía algo triste.

-Jamás he visto alguna por aquí, pero si llego a ver alguna te diré sin pensarlo. Y, gracias por haberle agregado años a mi tonta vida- guiñé el ojo y, enseguida la rubia me abrazó con una obvia alegría

-Gracias, y no digas eso, deberías alegrarte de tener más años para vivir… No creo que tu vida sea tonta. En todo caso, yo soy tonta entonces, mi vida es la tonta.-Al oírla decirse tonta una reacción de enojo salió de mi interior.

-¿Por qué dices eso? Acabas de decirme que el fumar es malo, una persona tonta no admitiría eso, así que no vuelvas a decir eso ¿me entiendes?

-Lo prometo.-me soltó, me miró y, volvió a abrazarme.

La miraba y no podía encontrar ningún fallo, sus ojos, su cabello perfectamente acomodado, sus labios, oh sus labios… Estaban rosados por el frio que había y eso acentuaba lo bellos que eran. Por increíble que suene tenía unas ganas terribles de besarle pero, ¿por qué? No negaré que he tenido fantasías con mujeres e, incluso con un arbusto con forma humana pero, esta vez era diferente. Cuando la veía remojarse los labios un escalofrío se deslizaba por mi columna, sentía cómo mi estomago experimentaba una extraña sensación al verle acomodarse el mechón que le tapaba la hermosa cara… Pero, ¿qué digo? (más bien pienso) No puedo andar viéndola de ninguna forma, apenas y la conozco además es una chica, ¡una ella!. Aunque no podía negar que era una ella muy perfecta, era inocente, tierna y podía tranquilizarme aún más que el tabaco. Necesito saber qué es lo que me desquícia de ella, ¿será solamente su perfume? ¿O, podrá ser su sonrisa que no me deja pensar en paz? Lo único que podía asegurar es que esto que siento no es nada normal y, para mi suerte, mi curiosidad hacia esta persona crecía más y más…

Al separarse de mí, me besó la mejilla y esbozo la sonrisa más linda que he visto en toda mi vida. Sentí cómo mis mejillas quedaban tiesas y extremadamente rojas.

-Por cierto, me llamo Brittany, Brittany Susan Pierce. Aunque preferiría que omitieras el Susan, por favor. Y tú, ¿Cómo te llamas?- extendió su mano a manera de saludo.

-Mi nombre es Santana López. Es un gusto conocerte, Brittany.-tomé su mano y la estreché suavemente, incluso sus manos eran delicadas.

-Santana, Santana López-se divertía con mi nombre- Santana López-seguía pronunciando, la manera en la que lo decía era, simplemente, hermosa. "Vaya, qué lindo nombre para tan linda porrista" pensó Brittany.

-Lo pronunciaste prefecto- reí levemente.

-¿Tú crees? Como sea, tu nombre es muy lindo, Santana-esta vez las 2 rieron al escuchar la pronunciación de la rubia al decir la 'S'.

De repente, el timbre para ingresar a las aulas las ensordeció unos segundos…