Titulo: Memorias de Jersey

Autor: eminahinata

Fandom: Hawaii Five-0

Palabras: 1,308

Pareja: Ilyan Wolfe/Daniel Williams

Advertencia: Slash, Personajes Originales, ligero crossover, un poco AU.

Universo: -

Dedicatoria: A Yvarlcris, quien ha pedido sobre Danny antes del canon y con mi personaje original: Ilyan Wolfe.

Disclaimer: Hawaii Five-0 y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de K/O Paper Products y 101st Street Television en asociación con CBS Productions. Este fic se hace sin fines de lucrar, ¿vale? Si fueran míos, Danno y Steve estarían juntos desde hace mucho tiempo de forma definida y no sólo por el condenado y maravilloso subtexto. ¿Qué? ¡Se vale soñar!

Resumen: Hay situaciones que marcan una amistad. Y otras que marcan algo más grande. AU. Pre-canon.

Notas de Autor: ¡Hola! Bien, al fin comencé con esto. Debo marcar primero que todo lo siguiente es pura ficción y antes del canon, centrado en Danny y su vida en New Jersey. En mis anteriores historias hay un personaje muy recurrente y como a cierta persona (Yvarlcris) le ha encantado como podría ser esta relación, pues, bien, aquí esta. Cada capítulo representa una edad, por lo que son semi-independientes, ¿vale? No sé que más agregar, salvo los personajes originales son míos y si en dicho caso le gustaría utilizarlos en sus propias historias, por favor déjenme saberlo en un comentario o un PM y con gusto les daré el permiso. Sólo por si están interesados, ¿vale? Saben que sus comentarios son bienvenidos y sin más que agregar, ¡a leer!


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Memoria Uno

By: eminahinata

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Antonieta Williams miraba con corazones en los ojos a su hijo de cinco años, vestido de ratón para esa Noche de Brujas, viendo por la ventana que daba hacia la calle, en espera de su amiguito. Era encantador, por decir lo menos, y ella junto con Iana (la madre de Ilyan) se pusieron de acuerdo para hacer los disfraces de sus hijos y llevarlos por la ciudad.

Matthew dormía y su esposo se quedaría en la casa esa noche para dar el truco o trato a los niños que visitarían la casa, mientras ella e Iana irían con los niños por el barrio en ese primer truco y trato de los niños.

Sonrió nuevamente cuando vio a su Daniel saltar emocionado y salir corriendo, tropezándose con su cola en el proceso, hasta la puerta e intentar llegar hasta la perilla de esta. Soltó una risita y se acerco a abrir la puerta, encontrándose del otro lado a Iana con una sonrisa, y cámara en mano, y a su hijo vestido de gato lanzándose sobre su pequeño Daniel. Ambos niños cayeron al suelo riendo y con gran ternura vieron como Ilyan depositaba un beso en la mejilla de Daniel, quien se ruborizo y le sonrió al otro niño.

Las mujeres suspiraron e Iana pronto comenzó a gastar la cinta de la cámara, porque, por favor, ¡eso era lo más tierno del mundo!

−Hola Iana –saludo Antonieta a su amiga.

−¿Lista para salir? –pregunto la castaña.

−Sí, sólo déjame decirle a Connor –se encamino a la cocina en donde encontró a su despistado marido comiendo los dulces−. ¡Hey! Esos son para los niños –regaño con cariño. El castaño rubio volteo a verla con una expresión tímida.

−No lo pude resistir –musito Connor. La pelirroja rió−. ¿Ya se van? −.

−Si –sonrió con malicia y su esposo alzo una ceja, por lo que rápidamente se acerco al recibidor y vio a su hijo con Ilyan perseguirse como el gato y el ratón que disfrazaban ese día. Negó con la cabeza y tras el Antonieta rio.

−Buenas noches, Iana –saludo a la mujer que no dejaba de tomar fotografías.

−Buenas noches, Connor –respondió.

−¿Hans no va con ustedes? –pregunto el castaño.

−No. Se ha quedado en casa para dar el truco o trato a los niños –Connor asintió y sonrió, antes de regresar a la cocina.

−¡No se porten mal! –grito Connor cuando se disponían a salir de la casa−. ¡Y no se lo dijo a los niños! –Antonieta puso los ojos e Iana rio divertida, los niños jalando sus faldas para apresurarlas, ya con sus bolsitas en mano.

Esto sería tan divertido.


Unas horas más tarde, ambas madres se encontraban sentadas en una banca iluminada por una lámpara de calle, otros padres en las siguientes bancas, viendo a sus hijos correr en el parque. Iana volvió a tomar fotografías y Antonieta no puedo evitar pensar que su amiga tenía un serio problema con ello. Pero no se quejaba, tampoco.

Daniel e Ilyan eran fotografiados por otras madres y era lindo ver como el pequeño rubio se escondía tras el azabache, que nunca soltaba la pequeña manita de su amigo. Eran esos momentos en que veían a los niños tan felices, que las dejaba con una sensación de paz en su interior.

−¡Que disfraces tan encantadores! –felicito la Sra. Smith, maestra en la escuela primaria del barrio. Iana y Antonieta sonrieron.

−Pero ellos son más adorables –suspiro otra madre acercándose al trió, lo que causo la risita de las señoras−. Tiene unos hijos tan encantadores −.

−Lo son –asintió Antonieta. Y siguieron platicando de sus respectivos hijos con gran alegría.

Mientras tanto, cerca del área de juego, Daniel e Ilyan se preparaban para deslizarse por el tobogán amarillo. El pequeño ratón se preparaba para ello cuando un niño mayor lo empujo e hizo que se fuera de cara contra el tobogán y se golpeara al caer al suelo.

−¡Hey! –exclamo Ilyan bajando rápidamente por las escaleras y corriendo hasta donde su amigo se encontraba sobre sus rodillas a punto de llorar. Se arrodillo y con una ternura inimaginable para un niño, tomo el rostro de su amigo con ambas manos enguantadas y lo alzo, viendo las raspaduras en el rostro de su amigo. Frunció el seño y volteo a ver al mayor en su disfraz de pirata con gran disgusto−. ¡Discúlpate! –exigió, poniéndose de pie protectoramente frente a Daniel y colocando ambas manitas en su cadera, su inocente rostro regordete en una expresión de enfado.

−¡Él se ha caído solo! –dijo burlón el niño mayor.

−¡No es verdad, tú lo empujaste! –señalo Ilyan.

−¡Yo no lo empuje! –refuto el niño.

Desde la banca donde las señoras seguían en su conversación, la Sra. Smith vio como un pequeño grupo de niños rodeaban algo y con un pequeño fruncido en su frente, lo señalo.

−Antonieta, ¿no es ese tu hijo llorando? –la pelirroja volteo a ver y pronto se puso de pie, siendo seguida por Iana y las otras madres.

−¡Te dije que te disculparas! –se lanzo Ilyan contra el otro niño, derribándolo en el proceso y comenzando a rodar.

−¡Niños, niños! –grito Iana, corriendo y separando a ambos niños que ya se daban golpes−. ¡¿Qué está pasando aquí? –exigió cuando la madre del otro niño estuvo presente.

−¡Él empujo a Dan-Dan por el tobogán e hizo que se golpeara! –grito Ilyan desde los brazos de su madre. El otro niño saco la lengua en burla, mientras Daniel era entendido por su madre, que lo había transportado hasta la banca en donde se sentaron minutos antes.

−¿Eso es verdad, Josh? –pregunto la otra señora, una mirada severa en su rostro, viendo a su hijo desde arriba. El niño al verse intimidado por esa mirada confesó la acción.

−Si mamá –bajo la cabeza.

−Bueno, ahora ve y discúlpate –Josh levanto el rostro con intención de discutir, pero su madre lo cayo alzando un dedo−. O sino no podrás comer los dulces que te dieron hoy –el niño hizo un mohín.

Rápidamente se acerco hasta la banca donde Daniel se encontraba más tranquilo, seguido de su madre, Ilyan e Iana.

−Lo siento –dijo entre dientes. Daniel se escondió entre los brazos de su madre−. No era mi intención que te lastimaras –vio a sus pies y Antonieta sonrió a la otra madre, que pronto se llevo a su hijo de la mano.

−¿Quieres un botiquín? Mi casa está cerca –ofreció la Sra. Smith, viendo como Antonieta se ponía en pie y llevaba a su hijo en brazos.

−No te preocupes, iremos a casa –le sonrió−. Ya casi serán las nueve y tenemos que acostar a estos traviesos –la profesora sonrió.

−Está bien –se inclino hacia donde Ilyan se encontraba de pie cerca de su madre−. Has sido muy valiente. Sigue cuidando a Danny, ¿sí? –Ilyan asintió con una expresión solemne para un niño de su edad.

−Lo hare –dijo y las tres mujeres sonrieron.

Pronto ambas madres con sus hijos caminaban hacia sus casas y rápidamente regresaron a la casa Williams, donde Connor abrió la puerta con una expresión confundida cuando vio a su primogénito en los brazos de su esposa.

−¿Qué ha sucedido? –pregunto cuando ambas mujeres se encontraban en el interior.

−Te lo diré más tarde –sonrío Antonieta dejando a su hijo en el suelo, siendo este pronto abordado por Ilyan para seguir con su revisión por lesiones invisibles.

Los tres adultos vieron como Ilyan besaba la ceja derecha de Danny, en donde se podía apreciar un raspón. El pequeño rubio se restregó las lágrimas con sus manitas y le sonrío a su amiguito con las mejillas rojas del llanto, quien devolvió la sonrisa y tomo las manitas entre las suyas.

Esa imagen quedo guardada en la fotografía que Iana tomo, guardada en el álbum que ambas madres empezaron a hacer años atrás.


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