"La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca."

Heinrich Heine

1. Encadenado

No respires. No mires. No sientas. Solo escucha los maniáticos sonidos que sueltan las personas encerradas en las habitaciones de ese lugar. Porque tú no estás loco como ellos creen que estas, tu sabes que lo tuyo está justificado que no es una enfermedad, es solo la adicción de eso invisible que escuchas también te sigue de cerca riéndose de tu desgracia, es la adicción de él contigo.

No culpas a tus padres de que te hayan condenado a estar encerrado con eso, porque ellos no saben que él existe, ellos no lo sentían paseándose por el segundo piso de la casa mientras golpeaba las paredes de tu habitación. Ellos no podían sentirlo respirar en sus oídos y entonar bajito canciones de muertes como tú lo hacías aun con estos tapados por las mantas y las almohadas.

Tampoco culpas a tus amigos que te insistieron para que participaras en esos juegos malditos con ellos, porque como sabrían unos niños de primaria que estaban jugando el juego más caliente e infernal del mundo.

Pero sabes que cuando entres por una de esas puertas, en una de esas habitaciones acolchonadas para que nadie escuche tus lamentos, sabes que él te obligara a odiarlos, te obligara a culparlos de todos tus males de todo aquello que te estaba pasando.

Todo esto te lo cargas a ti mismo, fue tu culpa el haberte dejado llevar aquella tarde luego de que él jugara con tu mente, fue tu culpa porque fuiste tú quien agarro el cuchillo de la cocina y se lo enterró en el corazón a el perro de la vecina que asustada te miraba reír mientras la sangre corría del muerto animal.

No respires. No mires. NO SIENTAS.

-Habitación 348 sala sur-este, paciente Alfred F. Jones-escuchaste tu nombre ser pronunciado por uno de los gigantes mastodontes que vinieron a tu casa mientras jugabas un videojuego y te sacaron a rastras para ir a ese lugar.

-Un loco más para la colección..-mascullo el otro mientras soltaba tu brazo, no te gusto nada el tono de asco que agrego a la oración. Además como ya dijiste tu no estabas loco.

Una mano fuerte te empujo hacia un lugar y escuchaste una puerta cerrarse junto con el ruido del cerrojo al hacer fuerza. Te sentaste en el mismo lugar en donde estabas parado aun con la vista negra por las vendas que tenias alrededor de tu cabeza, no recordabas por que las tenias pero sentías dolor al intentar recordar algo más allá de cuando fueron a buscar a tu casa los tipos del loquero.

-Oye Alfie, ya se fueron que tal estas?-la arrastrada voz se escucho primeramente en tu cabeza pero luego era más como la voz de una persona que estaba cerca de ti. Decidiste ignorarla porque pensabas que él estaría de buen humor y te dejaría al darse cuenta que no le prestabas atención.

-Con que estas en tus trece no Alfie? Yo que con tanto amor logre sacarte de esa horrible casa que tenias-oliste el azufre que su aliento desprendía y unas frías manos se colocaron a cada lado de tu cabeza para levantarla, sacudiste levemente esta para desprenderte de su agarre pero solo lograste molestarlo porque aumento la fuerza.

Con una ternura que sabias era fingida él empujo las vendas despejando tu área visual . Deseaste desde lo más hondo de tu corazón que no lo hubiera hecho, ahora tu pesadilla se volvía más concreta por que podías verla y no fundirte el infinito negro de la no-visión*. Pudiste apreciar en todo su esplendor la habitación blanca y pulcra, pero más aun pudiste observar a la criatura que te arrastro hasta ahí.

Sus ojos verdes mate y los cabellos rojizos le daban una apariencia juguetona sumada con sus vestimentas antiguas y la piel blanca-grisácea era igual a los muñecos de porcelana que las niñas tanto querían, solo tal vez algo defectuoso por las enormes cejas. Si era por ti que se lo llevaran ya mismo. Lo único que salía de lugar en el perfecto muñeco era la sonrisa morbosamente malvada y los cuernos negros que adornaban la cabeza.

-Ya tuviste suficiente Arthur..-murmuraste en voz baja porque sabias que a Arthur no le gustaba que tu chillaras o gritaras.

-Nunca tendría suficiente de ti Alfie- su sonrisa se agrando al decir esas palabras y como sellando la oración junto sus labios con los tuyos, arrasando tu cavidad bucal, sorbiendo tu inocencia a tragos. Tu solo lo dejaste porque aprendiste que no valía replicar para luego tener un castigo peor que el acto- Y nunca te apartaran de mi

Tu sabias que era verdad y que no estabas loco, sabias que Arthur era un demonio salido del más profundo averno y del cual te habías vuelto su adicción. La gente no te creía cuando hablabas de él y era tu capacidad de creer la que asustaba a los demás, esa sabiduría te había tildado de loco con los otros.

Sentiste los filosos dientes de Arthur romper de nuevo tus labios para luego saborear lentamente tu sangre. Él era real y tú estabas encadenado a el por un enfermizo delirio de amor. Pero sabias que algún día te dejaría en paz. Al menos eso era lo que deseabas.

-No sueñes tanto Alfie, no mires hacia el futuro que no tendrás, no respires la ilusiones ni sientas a otro más que yo..-susurro en tu oído adivinando tus pensamientos, para luego morderlo hasta provocar otra herida sangrante.

-Ya lo veremos Kirkland.. Ese niño es demasiado para ti, y compartir no es malo-el seco sonido de las serpentinas palabras apenas llego a los oídos de las dos personas de la habitación, habían sentido una presencia pero como llego se había ido.

...

Bueno ahi esta el primer capitulo y espero desde mi profundo corazón que les guste. Y recuerden un comentario no mata a nadie, agradecere que me cuente que tal esta.

Que nadie los moleste, Screacher.